Siempre que se quiere emprender un proyecto de transformación, es habitual que entre los factores a tener en cuenta reluzca un clásico: «La Resistencia al Cambio» ; y sí, por supuesto que hay que tener en cuenta dicho factor, pero quisiera comentar algo al respecto cuando nos referimos a procesos de transformación como la migración […]
Siempre que se quiere emprender un proyecto de transformación, es habitual que entre los factores a tener en cuenta reluzca un clásico: «La Resistencia al Cambio» ; y sí, por supuesto que hay que tener en cuenta dicho factor, pero quisiera comentar algo al respecto cuando nos referimos a procesos de transformación como la migración a software libre en, por ejemplo, una institución pública.
Se suele argumentar que los funcionarios o servidores públicos están habituados a trabajar con paquetes cerrados (Sistemas Operativos, Ofimática, etc) y claro, que la resistencia del trabajador a sustituir dichos productos privativos por opciones libres dificulta enormemente el proceso de liberación que nos permita transitar de lo privativo a lo libre, pues no estamos migrando la Base de Datos de una versión a otra, estamos liberándonos de las dependencias tecnológicas y económicas derivadas del uso del software privativo.
Y sí, hay que tener en cuenta dicha Resistencia, pero para estudiar la mejor manera de abordarla. Pongamos un ejemplo. Poner en marcha un proceso de liberación tecnológica (migración a software libre) lleva asociadas motivaciones estratégicas (Independencia y Soberanía Tecnológica) y motivaciones económicas. Al respecto de las motivaciones económicas, comentar que cuando gastamos en la adquisición de licencias de productos privativos, en la mayoría de los casos no estamos gastando tan solo el importe de la adquisición de la licencia, sino que también estamos hipotecando presupuesto de los próximos ejercicios con el pago de los mantenimientos futuros. Mantenimientos por cierto que van a depender de la política comercial que quiera plantear la compaña propietaria de la tecnología.
Fijémonos ahora en la parte económica. Que un empleado utilice productos libres, como Sistemas Operativos o productos ofimáticos, lleva asociado un ahorro económico en adquisición y mantenimiento de licencias, entonces, ¿porqué no repartimos los beneficios? Es decir, por cada licencia de ofimática privativa que deje de utilizar el empleado para utilizar un producto libre, la mitad del beneficio económico podría ser para la institución y la otra mitad para el empleado público en forma de complemento salarial, y lo mismo para cualquier otra producto que queramos liberar como Sistema Operativo, Sistema de Información Geográfica, etc.
¿Qué la medida sería difícil de implementar a tenor de las legislaciones vigentes en materia salarial? No sé, no soy especialista, pero vamos, alternativas hay, de lo que se trata es de ser imaginativo y estudiarlas.
Recuerdo que cuando empecé a trabajar en el tema de los Sistemas de Información Geográfica, muchos delineantes seguían dibujando en mesas de dibujo tamaño A0, e incluso había personal administrativo que seguía utilizando máquinas de escribir electrónicas para rellenar ciertos formularios (por cierto, el otro día mis hijos me preguntaban que era una máquina de escribir y que si tenía alguna guardada se la mostrara para ver como son).
Tableros de dibujo, Máquinas de escribir. No recuerdo que en aquellos momentos desde la dirección se tuviera muy en cuenta el factor de la resistencia al cambio para la evolución tecnológica, que seguro que el caso mencionado era mayor que la del paso del paquete de ofimática privativo a libre; y es que, la resistencia al cambio no ha de convertirse en una excusa paralizante. Hay que abordarla, pero para superarla, para vencer a un inmovilismo ideológico al que le aterra el progreso. La Soberanía es cosa de todos.
@GabrielCarrionR
Fuente: http://blog.gvsig.org/2015/12/11/a-vueltas-con-la-resistencia-al-cambio/