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Un juez absuelve algunos imputados unidos a la organización Ansar al Islam que se dedica a reclutar aspirantes kamikaze. Según el magistrado combatir no significa necesariamente atacar a civiles. La sentencia ha provocado una fuerte polémica.

Absuelta célula milanesa. «La guerrilla no es terrorismo»

Fuentes: La Repubblica

Traducido para rebelión por Rafael Morales

Una cosa es la guerrilla y otra el terrorismo: es necesario distinguir entre las actividades desarrolladas en un contexto bélico y aquellas destinadas a golpear a la sociedad civil de forma indiscriminada. Este ha sido uno de los motivos que han llevado a la juez de primera instancia de Milán, Clementina Forleo, a absolver (en un proceso abreviado) a tres imputados islámicos acusados de terrorismo internacional por haber reclutado kamikazes destinados a Irak. También ha revocado el mandato de prisión preventiva que pesaba sobre otros dos imputados acusados del mismo delito y ha enviado los expedientes a Brescia, sede del tribunal competente a nivel territorial. Una decisión destinada a la polémica y que ha provocado la contundente reacción del ministro de Asuntos Exteriores, Gianfranco Fini: «siento rabia e incredulidad por una sentencia que pone en el mismo plano victimas y verdugos» y del ministro de Lega lombarda Roberto Calderoli, que declara: «se me revuelve el estomago».

Pero veamos lo que dice la juez en la sentencia dictada contra los dos imputados Drissi Noureddine y Hamraoui Kamel ben Mouldi cuyo expediente ha sido transferido a Brescia. Es aquí donde la juez de Milán argumenta contra la acusación que pesa sobre los imputados desbaratándola en varios aspectos y estableciendo que en definitiva no hay pruebas de que el grupo en cuestión tuviera objetivos que «trasciendan los de la guerrilla».

Según la acusación todas las personas implicadas en el proceso formaban parte de una organización dedicada a enviar kamikaze a Irak para lo que se cometían una serie de delitos: desde la falsificación de documentos al tráfico de emigrantes clandestinos. En el juicio que se celebrará en Brescia serán procesados, además de los dos imputados mencionados, Bouyahia Maher, Toumi Ali ben Sassi y Mohamed Daki, todos ellos detenidos en 2003.

Al final del proceso la juez Forleo reconoce que los imputados «tenían el principal objetivo de financiar y en general ayudar a estructuras de adiestramiento militar situadas en medio oriente y establecidas presumiblemente en el norte de Irak». Con los mismos objetivos «se organizaron tanto la recogida y envío de dinero como el reclutamiento de voluntarios, todos de matriz islámico-fundamentalista». Pero «no se ha podido probar- añade la jueza- que estas estructuras paramilitares tuvieran la intención concreta de programar objetivos distintos a los de la guerrilla en dichos, o en otros previsibles, contextos bélicos. Es por lo tanto imposible catalogarlos en el ámbito de las actividades de tipo terrorista». La juez Forleo recuerda, además, algunas normas internacionales como el articulo 18/2 de la convención global de la ONU sobre terrorismo, cuyo texto básicamente dice que las actividades violentas son lícitas durante la guerrilla, siempre que no pretendan sembrar el terror indiscriminado entre la población civil.

Después de tratar las cuestiones de principio, la jueza discrepa también de la acusación en lo que se refiere a la valoración de la peligrosidad atribuida a la organización Ansar al Islam , estructura que para la mayoría no es otra cosa que una costilla de al Qaeda. La juez hace también una lectura diversa de las escuchas efectuadas durante la investigación, que hicieron «saltar las alarmas» mas de una vez. Así-dice- cuando los dos procesados hablan de «una gran bomba que esta llegando», no se refieren a un atentado en ciernes como sostiene el fiscal, sino «al inminente ataque americano en Irak». Según Forleo, no existe relación alguna entre la célula y la organización al Zarqawi, como «tampoco se pueden encontrar conexiones entre estos grupos y otros ideológicamente afines responsables de ataques terroristas, lo cual impide basarse en la presunta analogía con la potencial intención operativa de los movimientos de personas y recursos»