Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
«Obama está refiriéndose a Iraq como símbolo de libertad», comenta un joven indignado por la detención de varios manifestantes cuyo paradero aún se desconoce. «¿Dónde está esa libertad, dónde?»
Pretendiendo animar, al parecer, las protestas que a favor de la democracia barren el mundo árabe, el presidente Obama ha presentado a Iraq como modelo para la región, una alabanza que contrasta con la reciente detención de cuatro jóvenes activistas a los que ni sus abogados ni sus familiares pueden acceder.
Sus compañeros manifestantes del movimiento, que están pidiendo una mejor gobernanza que incluya el fin de la corrupción y la mejora de los servicios públicos, dicen que están preocupados porque el paso siguiente sea que agentes de la seguridad vestidos de civil o la policía militar les secuestren en un intento por aplastar las manifestaciones. El sábado pasado, alrededor de las cuatro de la tarde, el ejército irrumpió en la celebración de una reunión y detuvo al menos a nueve personas más, según declaró la respetada activista Hanna Edwar.
Los activistas detenidos son algunos de los cientos de manifestantes que se reúnen los viernes con pancartas y viejos megáfonos en la céntrica plaza de Tahrir de Bagdad, donde se les acordona con cuerdas bajo la vigilancia de cientos de policías y soldados en uniforme de combate. El gobierno desconfía profundamente de ellos.
«Toda esta gente sabe que contamos tan solo con nuestras voces», dijo Edwar, que se reúne con regularidad con los miembros del parlamento. «Me temo que el número de detenciones vaya en aumento».
El viernes, el día anterior al arresto de los cuatro jóvenes, el gobierno toleró una manifestación de decenas de miles de seguidores del clérigo radical Muqtada Sadr, muchos de ellos ex combatientes de su milicia, que desfilaron en uniforme amenazando con volver a la violencia si las fuerzas estadounidenses seguían en Iraq después de este año. No arrestaron a nadie.
Las acciones del gobierno refuerzan el espectro de un aparato de seguridad que tolera muy poca disidencia por parte de personas que no estén afiliadas a partidos religiosos o a cualquier de los grupos principales que conforman el gobierno. También se habla de poner límites a la influencia estadounidense en un país en el que EEUU tienen aún casi 50.000 soldados que han servido como principal arquitecto de la nueva democracia del país y patrocinadores de quienes ocupan el poder.
El gobierno no ha sido nada claro sobre la situación de los cuatro activistas. Primero dijo que la inteligencia militar les había detenido. Después lo negó, alegando que no había constancia de que se hubiera detenido a ningún manifestante. El mando del ejército de Bagdad emitió un comunicado el pasado martes diciendo que habían detenido a los cuatro con falsos documentos de identidad en la misma barriada donde se celebraban las manifestaciones, una acusación que los compañeros de los afectados juzgan ridícula. A sus familias se les dijo que les iban a llevar a verles el miércoles en una prisión de la inteligencia militar.
Edwar dijo que era muy probable que los otros nueve detenidos el sábado estuvieran también en el mismo sitio.
Los amigos de los activistas detenidos, casi todos ellos gente joven que se reúne a través de Facebook, se pasaron el domingo y el lunes colocando sigilosamente carteles con la foto de los cuatro en los campus universitarios.
Un portavoz de la embajada de EEUU dijo que no tenían conocimiento del caso ni habían tratado del mismo con el gobierno iraquí.
Un alto oficial del ejército de EEUU, hablando bajo anonimato, se manifestó de forma crítica sobre la respuesta estadounidense al gobierno iraquí desde que en febrero empezó la oleada de protestas.
«La gente confiaba en escuchar aquí de la embajada y del presidente lo que se ha escuchado en otros lugares: ‘Apoyamos a los manifestantes en la necesidad de reformar el gobierno, mejorando el mismo en cuanto a la provisión de servicios y lucha contra la corrupción'», dijo el oficial. «¿Tan difícil es para nosotros estar del lado de la gente en esos temas? Lo que hacemos es quedarnos bien callados y cuando hablamos no decimos prácticamente nada.»
En su discurso del pasado mes, Obama reconoció que Iraq tenía que enfrentar muchos reveses pero que jugaría un papel importante en la región si continuaba progresando.
«En Iraq, vemos la promesa de una democracia multiétnica y multisectaria. El pueblo iraquí ha rechazado los peligros de la violencia política a favor de un proceso democrático, sobre todo ahora que han asumido la responsabilidad total de su propia seguridad», dijo.
Sentados el martes en un café, dos organizadores de la protesta que se han puesto los seudónimos de Mohammed Guevara y Hussein Baghdadi con la esperanza de que les ayude a evitar el arresto, se reían amargamente del discurso de Obama.
«Obama está hablando de Iraq como un símbolo de libertad», dijo el que responde por Guevara. «No tenemos tal libertad. ¿Dónde está?»
El movimiento de los activistas comenzó cuando empezaron a debatir por Internet sobre política y religión y con una manifestación en apoyo del laicismo que se celebró en diciembre después de las redadas de la policía en bares y en un club de escritores que servía alcohol.
En la manifestación celebrada el 25 de febrero, la policía golpeó a la gente y arrestó a docenas de personas. Quienes persisten en las protestas están siendo seguidos por agentes de la seguridad.
Los activistas entrevistados el martes dijeron que los sucesos del viernes empezaron con un mensaje de texto de Muayad Taieb, actor y director de 29 años, quien dijo que la policía nacional le había detenido. Cinco amigos de la Plaza Tahrir decidieron buscarle. A tres de ellos, Ali Jaff, Yihad Jalil y Ahmed Baghdadi, se les acercó primero un hombre vestido de civil que intentó atacar a uno, después tuvieron que enfrentarse con soldados que les apuntaron a la cabeza con rifles de asalto y que les metieron a empujones en una ambulancia.
«No fue una detención, fue un secuestro», dijo que activista que se hacía llamar Hussein Baghdadi. «Las detenciones tienen normas, incluida la orden de arresto».
Los arrestos de la pasada semana han dejado a los activistas con un sentido profundo de fatalismo. El que se hace llamar Guevara, regordete y con barba, con 26 años, se ha puesto a recitar los versos de una canción libanesa: «En la mano llevo una rama de olivo y un ataúd sobre mi espalda. No tengo miedo a morir».
Fuente: http://articles.latimes.com/