La nueva irrupción del clérigo chií Moqtada al-Sadr ha llenado de inquietud el panorama político iraquí. El líder religioso, en un comunicado difundido en la noche del domingo en la ciudad santa de Najaf, a 180 kilómetros al sur de Bagdad, instó a sus seguidores a «resistir hasta la última gota de sangre» y a […]
La nueva irrupción del clérigo chií Moqtada al-Sadr ha llenado de inquietud el panorama político iraquí. El líder religioso, en un comunicado difundido en la noche del domingo en la ciudad santa de Najaf, a 180 kilómetros al sur de Bagdad, instó a sus seguidores a «resistir hasta la última gota de sangre» y a no reconocer al gobierno, instalado por los ocupantes, que considera ilegitimo. Entretanto, las autoridades locales decidieron ayer aplazar el anuncio de las nuevas medidas de seguridad, entre las que figura la imposición de toques de queda y una amnistía para los insurgentes.
Cuando parecía que el líder religioso chií Moqtada al-Sadr había renunciado a las armas tras haber ofrecido su apoyo al gobierno títere, a condición de acabar con la ocupación, y el anuncio de convertir el Ejército de Mehdi en una organización política, el giro dado por el clérigo ha encendido de nuevo las alarmas en Bagdad.
Al-Sadr, que lideró un fuerte levantamiento el pasado abril y después se ofreció al gobierno títere para combatir el «terrorismo», instó a sus seguidores a «resistir hasta la última gota de sangre» y a no reconocer un gobierno interino, que considera «ilegítimo».
Al-Sadr lanzó su nuevo desafío mediante un comunicado distribuido anoche por su oficina en la ciudad santa de Najaf, a 180 kilómetros al sur de Bagdad. «Prometemos al pueblo iraquí y al mundo entero que continuaremos resistiendo a la opresión y a la ocupación hasta la última gota de nuestra sangre. La resistencia es un derecho legítimo y no un crimen que deba ser castigado», proclamó el joven religioso.
«Anunciamos que el actual gobierno es ilegítimo e ilegal. Está siguiendo las órdenes de la ocupación . Exigimos una soberanía plena e independencia para celebrar unas elecciones libres», añadió. La insurrección de abril concluyó con un acuerdo de alto el fuego entre los ocupantes y la milicia armada. Sin embargo, Al-Sadr manifestó esta vez que no habrá «tregua alguna con el ocupante y aquellos que cooperen con él».