De las declaraciones públicas de personas como Eric Schmidt cualquiera que mire al escenario desde afuera deduciría que esa privacidad denostada realmente ha de tener un valor oculto, y que ése es precisamente el motivo por el cual nos dicen que no vale nada: convencernos de que la vendamos más barata. Para los que aún […]
De las declaraciones públicas de personas como Eric Schmidt cualquiera que mire al escenario desde afuera deduciría que esa privacidad denostada realmente ha de tener un valor oculto, y que ése es precisamente el motivo por el cual nos dicen que no vale nada: convencernos de que la vendamos más barata.
Para los que aún tenían dudas de todo esto, Mark Zuckerberg (fundador de Facebook) salta a los focos con unas declaraciones que, sin ser tan agresivas como las de Schmidt, son igualmente cínicas. Zuckerberg dice ser un profeta, ya que él ha visto clarito, clarito que dentro de un tiempo nadie tendrá reparos en colgar toda su vida online, para que pueda sufrir el escrutinio público.
Incluso Google, con el incidente Chino aún caliente, intenta sacar rédito del mismo diciendo que si las leyes pro privacidad de la UE no la obligaran a eliminar datos (algo que no es para tanto) el incidente chino se habría resuelto de forma diferente. Pura farsa, ellos saben que no: pero lo dejan dicho, por si alguien traga.
Ese afán de las dos grandes (y casi únicas) compañías que, a estas alturas, han conseguido hacer dinero con la información personal por eliminar toda reputación al hecho mismo de mantener una vida privada no tiene más intención que disminuir el coste del marginal: conseguir que no colgar nuestra vida en la red sea contemplado como algo anacrónico, de forma que para no sentir que nos quedamos atrás accedamos a colgar todo en sus infraestructuras centralizadas sin exigir a cambio nada.
Y, sin embargo, la historia nos enseña que ceder demasiada privacidad disminuye nuestra seguridad y algún incidente hará que la gente tome nueva conciencia de ello. Supongo que ése es el motivo real por el que empujan sin cesar hacia sus nubes: la certeza de que, antes o después, algo hará que la gente piense más en la presumida inocencia de colgar todos los detalles de su día a día en la red.
Fuente: http://www.versvs.net/