La alegría es una necesidad esencial del alma. La falta de alegría, ya se trate de desgracia o simplemente de aburrimiento, es un estado de enfermedad en la que la inteligencia, la valentía, la generosidad se apagan. SIMONE WEIL
La esperanza no es la convicción de que algo saldrá bien, sino la certeza de que algo tiene sentido, salga como salga. VÁCLAV HAVEL
Me acuso a veces de ser incapaz de amar. Tal vez sea cierto, pero fui capaz de elegir en algún momento a algunos seres y de reservarles, fielmente, lo mejor de mí, hagan lo que hagan. ALBERT CAMUS
El hombre debe tener ante todo el valor de ser él mismo. MILAN KUNDERA
Nadie tiene ninguna misión. Y es un gran alivio sentir que eres libre, que no tienes una misión. THOMAS (LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL SER, p. 319)
El primer Ciclo de Cine Erótico, desde la bóveda interdisciplinaria de La Fábrica de Sueños, vía Cine-Club Al Filo del Tiempo, se aproxima a su fin con La insoportable levedad del ser (1988), de Philip Kaufman, filme basado en la novela homónima (1984) de Milan Kundera. (1) Fuera del lenguaje inherente a cada oficio, la novela y el filme optan por objetivos distintos: así, mientras la obra del checo/francés se desliza entre la filosofía, el psicoanálisis y el universo escindido o roto de los personajes, el filme oscila entre el enfoque machista y patriarcal del protagonista, su ligereza o levedad y deja un poco atrás al Thomas de la novela. Para Kundera, según nota para la edición checa del libro, el filme tuvo casi nada que ver con el espíritu de la obra o sus personajes, de ahí que en adelante no permitió otras adaptaciones de sus novelas. El filme enfoca la vida artística e intelectual checa durante la Primavera de Praga y el efecto de la represión soviética, en 1968, por cuenta del llamado Pacto de Varsovia.
Los personajes básicos de la novela y del filme son cuatro: Thomas, Tereza, Sabina, Franz, y Freud señala: ‘Todo acto sexual es un proceso en el que participan cuatro personas. Tenemos que discutir en detalle este problema.’ Cita Lawrence Durrell en su novela Justine. (2) Sin importar, algo que viene al caso, lo que le dice Tereza a Thomas sobre su país: ‘Aquí nadie lee, nadie discute, ¿me hago entender?’ Luego Sabina le pregunta: ‘¿Así buscas placer? O, ¿cada mujer es nueva tierra que buscas descubrir? ¿Quieres saber qué va a decir cuando haga el amor?’ Thomas piensa sobre Tereza que si tuviera dos vidas en una la invitaría a vivir en su casa, y en la otra podría echarla a la calle; compararía y vería qué habría sido lo mejor. Pero, como diría James Bond, sólo se vive una vez. La vida es muy leve, como un esbozo que nunca se concluye, imposible de rellenar o corregir, siempre en busca de mejorar, pero nunca de alcanzar la perfección. Y eso es lo que le produce tanto miedo al buen tipo Thomas.
Los cuatro personajes parecen no estar de acuerdo con que se viene al mundo a cumplir una misión, tal cual lo expresa Thomas al final de la novela. Aunque en el filme es otro el objetivo pues lo que importa es vivir el presente, la vida, soñar, buscar un trabajo, en fin, dormir como en una canción cantada por un bosque, según escribió Kundera mismo el poema que Thomas le dice a Tereza cuando ella cree no poder dormir y él cree que sí, porque así sea celoso no deja de ser optimista o pesimista en tanto optimista bien informado y alguien que sí lee y, por lo mismo, aunque no sea escritor, escribe. Aunque al hacerlo se meta en líos como cuando logra plasmar su diatriba sobre El Rey Edipo, a la Sófocles, pero referido a la vida checa y a la invasión por la URSS durante la Primavera de Praga, parte de la represión anticomunista por cuenta, se reitera, del Pacto de Varsovia. (3) Viacrucis que también atravesará Tereza con sus fotos sobre los mítines que, al llegar a Países Bajos, son detectadas por la policía secreta.
Valga decir que el Pacto de Varsovia o (todo menos que) Tratado de Amistad, Colaboración y Asistencia Mutua, surgió como acuerdo de cooperación militar, firmado por los países del Bloque Oriental el 14.may.1955 durante la mal llamada Guerra Fría, ya que en realidad fue, como dice Juan C. Monedero, la II Guerra Interimperialista o la III GM. Se diseñó bajo la égida de la URSS, con el fin de enfrentar la amenaza de la OTAN, fundada en 1949 y para evitar el rearme de la RFA, país al que la Comunidad Europea de Defensa dejaba libre para reorganizar sus FF.AA. Si bien no hubo choque directo entre el Pacto y la OTAN, la guerra se dio sobre una base ideológica y a través de guerras subsidiarias o guerras por delegación o Proxy War, como hoy se conoce cuando una potencia no enfrenta de forma directa a otra, sino que recurre a un tercer país como sustituto: caso de Ucrania, utilizada por EE.UU y su brazo armado la OTAN, para decir que se trató de una invasión por la Federación Rusa… (4)
O como la toma de Gaza, donde Trump usa a Israel y luego se apropia del sucio negocio: así, ahora reconstruirá las ruinas que Netanyahu dejó, al parecer producto de un fenómeno natural y no de la acción genocida de esas dos piltrafas humanas, detrás de las cuales están Elon Musk y Peter Thiele, quienes con sus empresas fachada de la CIA pondrán los USD$ 480 mil millones que se requieren para el efecto, después de que su precio inicial se tasó en USD$ 160 mil millones. Sobre cientos de miles de palestinos muertos, ellos levantarán una suerte de Riviera gala para quienes puedan llevar una bonita vida y no tengan que preocuparse en morir cada día (5); a cambio echarán a 1.7 o 1.8 millones de dueños de esas tierras, para borrar su historia y expulsarlos cual si fueran escombros. Mientras Pato Hitler Trump habla, la Hiena Netanyahu ríe y el mundo, cómplice pero absorto en otras cosas, no repara en nada y con su silencio cohonesta toda la porquería detrás del asunto, como si fuera algo normalito.
El mayor desafío militar del Pacto de Varsovia fue la invasión de Checoslovaquia (ago.1968), en la que salvo Albania y Rumania se involucraron todos los países del Pacto, del cual sólo Albania se retiró después. Con las revoluciones de 1989, también llamadas Caída del Comunismo u Otoño de las Naciones, vía Bloque Oriental, el Pacto se diluyó al filo del tiempo, empezando con el movimiento Solidaridad del polaco Lech Wałęsa, quien fue luego presidente entre 1990 y 95. En 2008, una pesquisa del Instituto de Memoria Histórica hecha por Slawomir Cenckiewicz y Piotr Gontarczyk reveló que Wałęsa colaboró con el régimen comunista y fue confidente del Gobierno (1970/72): Bolek, apodo en clave, recibió sobornos (lo que Varito y secuaces llaman mermelada y es coima/delito) por delatar a 40 sindicalistas colegas en el astillero de Gdansk, donde él era técnico electricista. Ese mismo año, Hugo Chávez lo declaró persona no grata en Venezuela y le impidió visitar a los presos políticos…
Mientras la novela inicia con el mito del eterno retorno de Nietzsche, según el cual todo lo vivido ha de repetirse hasta la náusea y termina con la tristeza y la felicidad contrapuestas, el filme arranca haciendo énfasis en el erotismo, la lectura de Tólstoi (Anna Karenina) y luego el Edipo Rey, de Sófocles, que hará parte no sólo incidental, sino diegética, del argumento, cuando Thomas pase de la levedad a lo grávido y tome una decisión política. Es decir, cuando pase del goce al compromiso y asuma una postura como animal político, diría Aristóteles. Sabina, por su parte, expresa a Tereza no tener apego a la gente, ni a otras cosas, y le pregunta si conoce a Man Ray (1890-1976), artista visual gringo que trabajó en París y contribuyó al dadaísmo y surrealismo, y le presenta a Lee Miller (1907-1977), fotógrafa/fotoperiodista gringa y modelo de éxito en NY c. 1920/30, con una foto muy hermosa: el desnudo de una mujer. Tereza le cuenta a Thomas el sueño que tuvo con Sabina en que ellos hacían el amor.
Y él la obligaba a mirar: ‘Es sólo un sueño’, igual que Paul le dice a Jeanne en El último tango: ‘Es sólo un filme’. Pero, no, un sueño puede ser, y de hecho es, el anuncio de algo por venir. Cuando Tereza dice que no puede dormir, a Kundera se le ocurrió en el set lo que Thomas recita: ‘Puedes dormir, en mis brazos, como un pajarito, como una escoba entre escobas, en un armario de escobas. Como un lorito, un silbido, una canción cantada por un bosque, en un bosque hace miles de años’. Tereza toma fotos en Praga, se escucha Hey Jude, de Beatles, y Sabina le trae dos páginas de fotos. Thomas les presenta al colega Jirí y al cirujano jefe. Todo parece cambiar y, no obstante, los camaradas/invasores rusos están en una mesa dichosos: así, para Thomas algunas personas nunca cambian, son siempre canallas. Como hoy los canallas, fascistas, tiranos, mafiosos y corruptos Uribe/Trump y Netanyahu. El médico/jefe recuerda: a más de 100 mil personas su régimen las apresó, torturó y ejecutó.
Ahora esos jefes gritan (como Varito) que no sabían nada, que fueron engañados/manipulados, ¡que eran inocentes! Para Thomas, más bien inconscientes pues debían saber qué estaban haciendo. Edipo y los horrores de la causa estalinista, refiere Thomas en su escrito: mientras el primero se sentía responsable por lo que hizo con su padre y su madre, los dirigentes rusos, no. La diferencia: siguieron en el Poder. Y deberían haberse sacado los ojos, tercia Sabina, especie de supraconciencia de su pueblo y a la vez una mujer libre, en muchos sentidos: está con Thomas, quien a su vez está con Tereza, y no le importa; sabe que ella es su rival, pero sigue con aquél porque lo quiere, sin importar que él quiera más a Tereza, en suma, no sufre por prejuicios que a diario joden a la gente; envidia, celos, codicia. ‘No me importa mucho la política’, dice Thomas al cirujano jefe pues no es escritor. Aun así, luego escribirá sobre ‘nuestras situaciones políticas’ el ya citado texto El Rey Edipo.
Tras llamarlo celoso por lo que dijo de Jirí al bailar con ella, Tereza le propone boda y dice sí. Pavel lleva su cerdo Mephisto, de corbata negra, al enlace. Quien los casa les dice que la vida no es un paseo en un prado soleado ni, antes de Fito Páez, un paseo en un jardín de rosas. Ambos adoptan un perro al que Thomas llama Tólstoi porque al conocerla Tereza leía Anna Karenina. Pero, como no es macho sino hembra le ponen Karenin. El artículo de Thomas intenta rehabilitar del todo a la gente perseguida. Libertad absoluta de expresión, de prensa, emancipación de los rusos, lo único que queríamos, le dice el redactor. Y Thomas le pregunta si acaso los rusos nos dejarían emancipar. Redactor: Y, ¿qué pueden hacer? Tiene razón, cuando un pueblo se levanta la emancipación es sólo su efecto. El redactor lo insta a que siga escribiendo: Thomas agradece, pero para él la cirugía es más fácil. ¿Será? Tereza le pide que la lleve con las otras mujeres; cree, tal vez, que se cansó de ella y no quiere que la deje sola…
Siempre el miedo a perder al Otro, al ser querido. Tereza y Karenin observan que han llegado los rusos a Praga. Al otro día, en b/n, se muestra a los tanques que atacan a la gente y a los buses. Las imágenes de archivo se mezclan con material nuevo filmado en Lyon. Sabina parte a Suiza, luego van los indecisos Thomas y Tereza. Fuego cruzado: los rusos detienen al líder checo, entre 1968 y 69, A. Dubček (1921-1992) conocido reformista del comunismo en la República Socialista de Checoslovaquia. Al funcionario que, en Ginebra, le dice a Sabina que hay que combatir al agresor y que la gente incapaz de luchar con armas en las manos no merece la libertad, ella lo invita no a emigrar gratis, sino a volver a luchar. Franz fue al mítin a escuchar.; no es policía, sino catedrático. Le dice a Sabina que le gustan los trenes, ¡son tan eróticos!, antes de ir a Turín a dictar una conferencia. Thomas y Tereza llegan a Ginebra. Ella muestra sus fotos, pero para el reportero que la recibe, los sucesos son ya viejos refritos.
Tereza sostiene que allá no se acabó nada. Todo el mundo pide que se vayan los rusos, hay huelgas y protestas en todo el país. Pero, en Ginebra parece ya no importarle a nadie. Cuando le hablan de cactus, dice que prefiere ser camarera o quedarse en casa. Y se pregunta, con una candidez que abruma: ¿Por qué todo el mundo quiere ver fotos de mujeres desnudas? Porque la pornografía, incluso antes de Internet, es uno de los mejores negocios. Franz tiene líos para hacer el amor con Sabina en Ginebra, y es porque no podría ir a casa e irse a la cama con su mujer. ¿No podrías ir de una cama a otra el mismo día?, le pregunta con ironía. Siento que sería humillante para mi mujer. Para ti y para mí, se excusa como… lo haría alguien diestro en el arte de timar. Cuando Tereza le propone a Sabina hacer fotos, ésta, como Franz, no da campo a pensar sino a sentir: Pero, habría que tomar vino primero. La improvisación conlleva sensualidad y erotismo en total silencio: el lenguaje de la proxemia es suficiente…
Para Murch, Tereza expresa miedo y deseo a la vez, se siente confusa porque es por otra mujer que, además, duerme con su marido. Sea lo que sea, está en su gesto, en el ángulo de su cabeza, pelo, cuello, boca y mirada. Planos que no son de una webcam, ni transgreden como en El último tango. Franz deja a su mujer, ve a dos locas retratándose, pide a Sabina convivir un tiempo. Sus risas, llanto y tristeza por perder a Thomas, lo compensa el regreso de Franz, a quien más ha querido Sabina. Ellas no ocultan el erotismo ni la atracción mutua, virtudes de seres libres que saben que la alegría es óptimo sucedáneo del saber, que su falta, sea por desgracia o tedio, es un mal que lleva a que inteligencia, coraje, bondad, se eclipsen. Franz regresa donde Sabina, pero como nada es lo que parece sino resulta, el piso está vacío. Ahora Sabina le confiesa a Thomas que tal vez debió quedarse, dejar de correr y de irse, con esa especie de malestar metafísico que arrastra, y cree que Franz era un hombre muy bueno.
Thomas le pregunta qué hará: Sabina dice que a París o a América. Luego se verá que fue a EE.UU, no a América, según dicen los gringos a su país cual continente (más hoy que Musk y Trump quieren robarse todo). Quizás sea la última vez que vea a Thomas, y acierta. Tereza le deja un mensaje, que lo deja seco: cree que debería ser su apoyo, pero es más peso que ayuda, la vida es pesada para ella y muy leve para él. Siempre ha sido así para la mujer por su compromiso con la vida y muy liviana para el hombre por su actitud fácil de evadir la realidad, abstraerse de la existencia, perderse en la ingravidez, en fin, cargar la impronta de tánatos antes que la de eros. Hay más guerreros para el combate, y más guerreras para la vida, lo que aquí no entraña igualdad. La carta resulta un mazazo para Thomas, quien si queda seco no es por algo sentimental sino vinculado a su machismo intrínseco, en este caso hacia Tereza a quien ve como alguien débil, pequeña, frente a su propio universo viril y patriarcal.
Énfasis que tiene el tratamiento dado por Kaufman al referente de Kundera, que tanto ofendió a éste. Mientras en su novela hay metafísica, en el filme, Thomas, protagonista eje lleva una vida sexual no interferida por el sentimiento, mientras huye de la esfera del erotismo, por el deseo de apoderarse del mundo: a la par conserva su intimidad y rapto, pero en la coda descubre que su libertad se ha convertido en un fardo existencial que lo atenaza, le impide respirar (6) y le ha hecho sentir lo que ya dijera Václav Havel (último Pte. de Checoslovaquia y primero de Rep. Checa), en tanto que la esperanza no es garantía de que algo salga bien, sino que resulte lo que sea algo tenga sentido: y para infortunio suyo y de Tereza el desenlace fue funesto/trágico, como en el Sófocles tan evocado en el filme, aunque haya valido la pena. Tereza es más fuerte de lo que ella misma cree, así no soporte su levedad, su libertad, pues el solo hecho de que haya enfrentado sus fantasmas la hace más fuerte/grávida y per se libre.
Así en Praga sólo necesitara a Thomas para el amor, en Suiza dependiera de él para todo, así no supiera qué pasaría si la abandonara. Thomas, por su parte, ha sido a veces incapaz de amar, lo que no riñe con su voracidad sexual. Aun así, alguna vez fue capaz de elegir a ciertos seres y de guardarles, con lealtad más que con fidelidad, lo mejor de sí, fueran quienes fueran. Aun así, para ambos es un juego de quienes abandonan y/o son abandonados. Antes de que la deje, y por el miedo inherente, ella deja a Thomas, quien a su vez es otro abandonador, que no se compromete con nadie ni con nada. ‘Soy débil. Regreso al país de los débiles’, en mordaz alusión a Checoslovaquia que aún no se sacude del verdugo ruso. Adiós: KO de Tereza, en el último asalto, al aparato machista que encarna Thomas. Ahora, éste se enfrenta, solo, a sus propios cactus: los que él produjo. Entonces, parte de viaje, llega al retén soviético, lo esculcan y, por último, le retienen el pasaporte. No puede volver a salir de Checoslovaquia.
Vuelve, aparece Tereza, le pregunta qué hará, se besan, y a la cama. Karenin, en platea, ve cine erótico, no cine porno, como en El último tango. Ahora, el cirujano jefe, entre Lenin y Kruschev, le dice que no le gusta hacer esto, ni tener que hacerlo, y le recuerda El Rey Edipo. Sobre esos cobardes incapaces de sacarse los ojos: quizás, porque el Poder es ciego en sí, entonces no hay quién se atreva a… Thomas casi lo olvidó, pero ellos no: los dirigentes checos arrodillados ante la bota rusa. Han preparado esta cartica, una especie de revocación, obvio, de Thomas como médico que ahora pasa a retiro forzado y, luego, a lavar vidrios y a fornicar con la que se le cruce. El cirujano, a nombre de los traidores checos, le dice que espera poder seguir contando con él, bien sabe que no es escritor, periodista ni salvador del país, sino un médico, un científico. Sobre la conducta frente al invasor, la cobardía se convierte lentamente en regla, dice Thomas. Así, cree que todos se alegrarán viéndolo firmar.
Todo el mundo, menos yo, le dice Tereza. El funcionario le asegura que no todos están de acuerdo con las drásticas medidas que ahora lo afectan. Entre muchos más de nuestros mejores especialistas que son desplazados de sus puestos. Aquí se señala la síntesis potente de los guionistas sobre la base literaria y cómo se refleja en imágenes la tensión entre el funcionario y un Thomas que le miente todo el tiempo para intentar reducirlo (7); igual que cuando Sabina sueña que marchaba con las mujeres desnudas alrededor de la piscina y tenía que cantar canciones alegres, asunto sobre el que Kundera metaforiza sobre el kitsch totalitario, cuyo verdadero enemigo es el hombre que pregunta (8). Debe destacarse el montaje de W. Murch, autor de una obra clave del arte de cortar imágenes justas, para cabal comprensión de la narrativa fílmica: En el momento del parpadeo. (9) Recordé el Cap. No te preocupes, es sólo una película, a Paul y Jeanne en El último tango y a J. Huston por el título.
En efecto, porque eso le dijo, fuera del set, Brando a Schneider, en el filme de Bertolucci. (10) Murch, a su vez, recuerda que la primera página del Monitor, John Huston dio una entrevista en la que, justo, se refería al parpadeo: “Para mí, la película perfecta es como si se desarrollara detrás de tus ojos y tus ojos la proyectasen, de modo que vieras lo que deseabas ver. El cine es como el pensamiento. Es el arte más cercano al arte de pensar. Mira esa lámpara al otro lado de la habitación. Ahora vuelve a mirarme. Mira otra vez la lámpara. Ahora mírame de nuevo a mí. ¿Ves lo que has hecho? Has parpadeado. Esto son cortes”. W. Murch cree que en una charla el parpadeo ocurre cuando el interlocutor nota que nuestra introducción terminó y ahora diremos algo relevante, o cuando sienta que concluimos y no diremos nada más que sea significativo. Y ese parpadeo ocurre donde hubiera habido un corte, si la conversación se hubiese filmado. Ni un fotograma antes ni uno después, dice. (11)
El enviado de MinInterior dice que el artículo del médico contribuyó a la furia anticomunista. Thomas enrosca la carta y la mete en el sombrero del burócrata al servicio del invasor ruso. Y ya está en el oficio ingrato de limpiar vidrios. En la novela, actúa de otra forma y dice con una suavidad parecida a la de quien, con fingida sorpresa, extiende los brazos igual que el Papa bendice a las masas desde su balcón: No soy un analfabeto. ¿Por qué iba a firmar algo que no he escrito yo mismo? (12) Pese a la alegría, a la risa, a la aparente relajación, de los personajes, se impone una atmósfera de rara tristeza, pesada saudade, constante melancolía. Melancolía que se confunde con amargura. Así, no es extraño que Pamuk relacione el amor ciego con ellas: una de las causas básicas de que la amargura y la voz melancolía (melan kole o bilis negra) existan desde Aristóteles, no sólo revelan su color habitual sino a la vez indican que antaño se referían a un dolor oscuro que cruzaba un amplio dominio de sentimientos. (13)
Como hoy la palabra depresión, agrega Pamuk. Causada por la sola imagen repetida hasta el hartazgo del mafioso, desalmado, corrupto Trump y su prurito de robarse el mundo para su jefe plutócrata Elon Musk, quien es probable no tarde en convertirse en Marco Junio Bruto. O la de Netanyahu con su sonrisa de hiena, de visita a Trump, mientras habla de reconstruir a Gaza. O la de Uribe desencajada, en declaración ante el juzgado, por la condena que se le viene encima por crímenes nimios frente a los de lesa humanidad que ha cometido. Cuando uno ve a esos tres, o cuatro, o siete rōnin, no samurais, siente depresión. Como la siente Su Excelencia cuando entra al bar en el que trabaja Tereza, y ella inquiere a una viejita por qué le dicen así: fue embajador en Viena. Se trata del personaje recreado por el actor sueco Erland Josephson (1923-2012) en su rol de consejero sobre las cuitas de Tereza y su vínculo con Thomas y Sabina; también actuó con Bergman, Tarkovski, Szabó, Cavani y Angelopoulos…
La melancolía y la amargura de las que se habló están presentes en Thomas, Tereza, Sabina, Franz. En Sabina es muy evidente su inquietud, el horror al domicilio (Baudelaire), el cambio de lugares: su trabajo con vidrios y espejos quebrados, hablaría de una ruptura interior, algo que no encaja muy bien y que obedece a traumas de familia. Aparece la mujer del dolor de espalda, hace pasar a Thomas del balcón, le ofrece vino y a fornicar vinimos. Reaparece su fórmula: ¡Quítese la ropa! ¿Todo? Sí, todo. Tereza se acuesta con Thomas, lo huele y le sabe a… Se voltea y ¡a dormir! La despierta: ¿qué pasa? Y pasa que el pelo le sabe al sexo de otra mujer. Teresa cree que hay amor y sexo y que este es entretenimiento, como el fútbol, sólo que es leve, como Thomas. Ojalá pudiera creerte, pero ¿cómo puede alguien hacer el amor sin estar enamorado? Ojalá pudiera ser como él, dice, insensible, fuerte. A la vez sabe que delante suyo hay una mentira comprensible y tras él una verdad incomprensible, Sabina dixit.
Que es lo que le dice Sabina a Tereza, en la novela, a propósito del kitsch totalitario, cuyo enemigo cierto es el hombre, o la mujer, que pregunta. Y la pregunta es el cuchillo que rasga el lienzo de la decoración pintada, para que pueda verse lo que se oculta tras ella. Por lo demás, así fue como Sabina le explicó una vez a Tereza el sentido de sus cuadros: al frente hay una mentira comprensible y tras ella deslumbra una verdad incomprensible. (14) Tereza llega donde el ingeniero que conoció en el bar, Cuando intenta seducirla, ella le pide correr la cortina y él la tilda de ridícula… hasta que le quita de sus manos el Edipo Rey y lo tira al piso. Hasta que descubre que ella quiere y él, también. Sólo que, esta vez, la de la celulitis no es ella, sino él. Tereza quiere irse de Praga, otra vez, pero Thomas le recuerda que han cogido sus pasaportes y no pueden ir a ninguna parte. Puede que sí, dice ella, como quien prevé otro final, uno no feliz o al menos, inesperado: a la Sófocles, a la griega, a lo trágico…
Con la ayuda del viejo Pavel y de su cerdo Mephisto, al que Karenin quiere más que a los otros perros, Thomas y Tereza se dedican a las labores del campo. Le han dado vuelta a su vida en la ciudad y optado por el espacio rural, sin importar que nunca seamos capaces de fijar con certeza en qué medida nuestros vínculos con los Otros sean producto del sentimiento, amor o desamor, bondad o maldad, ni hasta qué punto son el efecto de la relación de fuerzas entre los demás y nosotros. Dice la novela (15) que la verdadera bondad del hombre sólo puede expresarse con total limpieza y libertad en relación con quien no representa fuerza alguna. La verdadera prueba de la [ética] de la humanidad, la más honda (situada a tal hondura que escapa a la percepción), radica en su nexo con aquellos que están a su merced: los animales y aquí fue donde se produjo la debacle esencial del hombre, tan esencial que de ella se derivan todas las demás. Esa es la importancia de Karenin, y de Mephisto, en el filme.
Sin embargo, al decir de Pavel, allí en el campo no hay nada, la vida es imposible, no queda nada: ya no hay Iglesia (y éste entre ateo y agnóstico dice menos mal) y, lo peor, ya no hay dónde beber cerveza. Me obligaron a querer a mi madre, pero no a esta perra, dice Tereza. De ahí es posible que derive parte de su inestabilidad emocional, sus devaneos sexuales, sus huidas de un lugar a otro, sin descanso. Recuérdese que la felicidad, en parte, se logra cuando alguien encuentra un hogar, un fuego central del que ya no quiere salir. Thomas le pone una inyección final a Karenin por su cáncer. Un plano casi congelado de su ojo derecho registra su partida. La criatura animal es enterrada por Thomas y Tereza. Su entierro es el preludio de otro entierro. Pero, antes habrá baile y trago, porque hay que celebrar la vida antes de que sobrevenga la temida parca. Entonces, el viejo Pavel, su sobrino, Thomas y Tereza, van a la taberna de Milos, distante 40 km de la granja. El filme tiene, a su manera, su último tango…
Ese último tango es el de Thomas y Tereza, que podría ser en simultánea otra crónica de unas muertes anunciadas. Pavel le ofrece un trago a Thomas, pero lo rechaza porque va a conducir. Pero, el destino, a la griega, parece ya estar trazado para él y, claro, para Tereza. Como quien prevé la situación, el Viejo les ofrece a ambos quedarse esa noche y que al otro día se lleven el camión. Mientras tanto, Sabina está al otro lado del mundo, en California: la profecía se ha cumplido. No verá más a Thomas. Sabina hace un cuadro y sale a recibir algo que le trae Sam: Una carta especial de Europa para ti. Se despiden. La cara de Sabina lleva implícito el hecho: Han muerto unos amigos míos. Regresaban después de pasar la noche en un hotelito. Habían ido allí a bailar, estaba lloviendo y los frenos del camión no funcionaron. Murieron al instante, les cuenta Sabina a sus padres. Yo era la mejor amiga que tenían. Su padre lamenta la desgracia y la invita a cenar, por si tiene ganas. Flashback a la fiesta citada.
Justo, suena el tango aludido. ¿Será el tango un presagio de muerte? Tal vez, no, pero, de pronto, sí. En todo caso, las miradas de ellos dos no se desvían de su curso, como quienes al mismo tiempo se miran por última vez. No es fatalismo, simplemente una constatación. Sus forzados encuentros, una y otra vez, quizás traían implícito el mensaje del largo adiós. El camión cruza raudo por la carretera. La sonrisa de Tereza y la lluvia se entremezclan con la amargura y la melancolía de dos muertes ya sabidas, de dos destinos truncados de antemano, de dos causas distintas que no debieron animarse a ocurrir. Estoy pensando en lo feliz que soy, dice Thomas, pero olvida que ‘mientras el hombre piensa, Dios ríe’, como dijo el propio autor de La insoportable levedad del ser al recibir el Premio Jerusalém, en 1985, y no propiamente porque yo crea en un dios. El camión avanza, como ellos, entre la lluvia y la niebla. El final de la novela da cuenta de una mariposa nocturna que da vueltas por el cuarto.
En efecto, allí Tereza habla de la felicidad y de la tristeza, y alude de forma indirecta a la melancolía y a la amargura, se refiere a la última estación, a la esperanza que entraña estar juntos, a la desesperanza que implica quedarse solos. Thomas, por su lado, da por sentado que nadie tiene ninguna misión y que es un gran alivio sentirse libre, así no sea uno libre con relativa ni absoluta certeza: lo importante, en realidad, es que el hombre tenga ante todo el valor de ser él mismo, sin traicionarse, para que no lo acose el fracaso. ‘Tereza sentía ahora la misma extraña felicidad y la misma extraña tristeza que en aquella ocasión. Esa tristeza significaba: hemos llegado a la última estación. Esa felicidad significaba: estamos juntos. La tristeza era la forma y la felicidad, el contenido. La felicidad llenaba el espacio de la tristeza’. En conclusión, nadie podría asegurar que vino al mundo a cumplir una misión. La única certeza debería ser que mientras la vida tenga sentido, no importa qué pase o cómo salga ella.
A Santiago y Carito, con la esperanza de que su vida en pareja tenga un sentido que los colme a plenitud.
A Marthica, por su compañía, su piano, su intención noble así sea una imposible: no dejarme nunca.
A María del Rosario, a quien agradeceré toda la vida sin reparo por el tiempo que pasó conmigo.
A todos los Cinéfilos, quienes con su felicidad colman todo el espacio de mi incierta tristeza.
Notas, enlaces y bibliografía:
(1) KUNDERA, Milan. La insoportable levedad del ser. Tusquets, Barcelona, 1986 (3ª Edición), 320 pp.
(2) DURRELL, L. Justine (I tomo, El cuarteto de Alejandría). Edhasa, Barcelona, 1985, 249 pp.: 9.
(3) Una farsa, como la de cualquier otro Pacto que se patrocina desde Occidente, entiéndase EE.UU, los mismos que están detrás de las Revoluciones de Colores de 1989 y de las que vinieron luego.
(4) https://rebelion.org/la-rara-unanimidad-frente-a-la-invasion-de-ucrania/
(5)https://www.facebook.com/story.php?story_fbid=10236243458369915&id=1331452311&rdid=YMpFw7rlnlqGsbBB#
(6) Como, por coincidencia, lo dice Thomas mismo cuando parte con Tereza de Praga para el campo: ‘Allí estaríamos solos. Allí no te encontrarías ni con el redactor ni con tus antiguos compañeros’, dice ella. Thomas: ‘Puede que tengas razón —dijo dificultosamente, porque el dolor le impedía respirar.
(7) Íbidem, Nota 1, 1986, 320 pp., Caps. 5 y 6: pp. 188 a 197.
(8) Íbidem, Nota 7, 1986, 320 pp., Cap. 10, p. 259.
(9) MURCH, Walter. En el momento del parpadeo – Un punto de vista sobre el montaje cinematográfico. Ocho y medio, S. F., 177 pp.: 68 a 71.
(10) https://rebelion.org/la-obra-de-un-cineasta-proxeneta-mas-cerca-del-porno-que-del-erotismo/
(11) Íbidem, Nota 9, S. F., 177 pp.: 71 y 74.
(12) Íbidem, Nota 7, 1986, 320 pp.: 195.
(13) PAMUK, Orhan. Estambul – Ciudad y recuerdos. Mondadori, Bogotá, 2006, 436 pp.: 113.
(14) Íbidem, Nota 12, 1986, 320 pp.: 259.
(15) Íbide, 1986, 320 pp.: 295-296.
FICHA TÉCNICA: Título original: The Unbearable Lightness of Being. En castellano: La insoportable levedad del ser. País: EE.UU. Año: 1988. Gén.: Erótico / Drama / Melodrama. For.: 35 mm; color y b/n; 171 min. Dir.: Philip Kaufman. Guion: Jean-Claude Carrière / Philip Kaufman. Prod.: Saul Zaentz / Paul Zaentz / Bertil Ohlsson. Vest.: Ann Roth. Int.: Thomas (Daniel Day-Lewis); Tereza (Juliette Binoche); Sabina (Lena Olin); Franz (Derek de Lint); Embajador (Erland Josephson); Pavel (Pavel Landovský); Cirujano jefe (Donald Moffat); Jirí (Tomek Bork); Funcionario MinInterior (Daniel Olbrychski); Ingeniero (Stellan John Skarsgård). Prod.: Saul Zaentz. Dist.: Orion Pictures / Netflix. Premios: BAFTA, al Mejor Guion Adaptado. Estreno: 5.feb.1988.
Luis Carlos Muñoz Sarmiento (Bogotá, Colombia, 1957) Padre de Santiago & Valentina. Escritor, periodista, crítico literario, de cine y jazz, catedrático, corrector de estilo, traductor y, sobre todo, lector. Colaborador de El Magazín EE, 2012; columnista, 2018. Su libro Ocho minutos y otros cuentos, Colección 50 libros de Cuento Colombiano Contemporáneo, fue lanzado en la XXX FILBO (Pijao, 2017). Mención de Honor por MLK: Todo cambio personal/interior hace progresar al mundo, XV Premio Int. de Ensayo Pensar a Contracorriente, La Habana, Cuba (2018). Siete ensayos sobre los imperialismos – Literatura y biopolítica, en coautoría con Luís E. Soares, publicado por UFES, Vitória (Edufes, 2020). El libro El estatuto (contra)colonial de la Humanidad, producto del III Congreso Int. Literatura y Revolución, con su ensayo sobre MZO y su novela Changó, el gran putas, lo lanzó UFES, 20.feb.21. Invitado por Pijao Eds. al Encuentro Nal. de Narrativa vista desde las Regiones (Ibagué, 1º a 4 nov.23) Invitado por la UFES al Congreso Literatura, Soberanía Nacional y Multipolaridad (Vitória, 25.nov.23). Autor en ARC, Rebelión, Magazín de EE, Las2Orillas y traductor/coautor, con Luis E. Soares, en dichos medios. Director del Cine-Club Al Filo del Tiempo, que se emite desde la bóveda interdisciplinaria de La Fábrica de Sueños. E-mail: [email protected]
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