Académica y activista iraquí, Sawsan Ismail al-Assaf es una de las voces independientes que se vieron obligadas a emigrar de Iraq a finales de la década pasada. En 2006 , obtuvo su doctorado en Ciencias Políticas y Estudios Internacionales y Estratégicos por la Universidad de Bagdad, donde fue profesora hasta 2010. Actualmente es investigadora en […]
Académica y activista iraquí, Sawsan Ismail al-Assaf es una de las voces independientes que se vieron obligadas a emigrar de Iraq a finales de la década pasada. En 2006 , obtuvo su doctorado en Ciencias Políticas y Estudios Internacionales y Estratégicos por la Universidad de Bagdad, donde fue profesora hasta 2010. Actualmente es investigadora en el Centre for Gender Studies de la School of Oriental and African Studies de London University (SOAS). Es también miembro de la junta de Peace Building-Academy for Middle East y responsable del Political Department del Centre of Dar al-Iraq for Future Studies. Asimismo es miembro fundador del Committee for Solidarity with Iraqi Academics y de Iraqi Women Solidarity, entre otros.
Ha escrito varios libros, como War in American foreign policy behavior and its effects on the international system o The strategy of deterrence: New American military thinking and the international stability, y ha colaborado en numerosas publicaciones sobre Iraq, entre las que están Beyond Educide: Sanctions, occupation and the struggle for higher education in Iraq [1] y Searching for peace in Iraq. Desde Londres nos habla del movimiento de la primavera iraquí, del sectarismo político y de la crisis nacional que asola su país desde la invasión anglo-estadounidense en 2003.
Nadia Hindi [N. H.]: El movimiento 25 de Febrero [2] o la llamada Primavera iraquí, comenzó hace ya más de un año pese a un silencio mediático casi absoluto y a la represión del régimen de al-Maliki. A pesar de que la situación en Iraq, después de nueve años de ocupación liderada por EEUU, reúne multitud de motivos para que se produzca un levantamiento popular de largo alcance, las protestas no han logrado el impacto que hemos visto en otros países de la región ¿Cuáles son las razones en tu opinión?
Sawsan Ismail al-Assaf [S.A]: Antes de hablar de los motivos que han marginado al movimiento 25 de febrero, permíteme decir que, en sus comienzos, esas manifestaciones han inquietado al gobierno, que las ha considerado una seria amenaza. Por eso ha acusado a los manifestantes de ser seguidores del antiguo régimen. En respuesta a estas acusaciones los manifestantes desviaron sus actividades hacia protestas en contra de la alegación de ser seguidores del antiguo régimen y se concentraron en las condiciones y en el sufrimiento bajo el cual vive el pueblo iraquí. Como análisis final podríamos decir que estas protestas, aunque no hayan obtenido resultados tangibles, han supuesto un buen comienzo y se pueden reemprender en cualquier momento y con mayor intensidad si continúa el sufrimiento de los iraquíes y su marginación por parte del gobierno. En este sentido, debemos recordar y mencionar que algunos jóvenes líderes del movimiento prometieron continuar las protestas hasta alcanzar todos sus objetivos [3].
De vuelta a tu pregunta sobre las razones que han impedido al movimiento 25 de Febrero alcanzar sus objetivos, hay varias:
En primer lugar, la influencia de las instituciones religiosas, sobre todo las chiíes, que o bien no han apoyado el movimiento o bien, han aconsejado no formar parte de él. Han visto en el movimiento un paso hacia el debilitamiento de los partidos sectarios y conservadores que gobiernan el país.
En segundo lugar, el movimiento ha limitado sus reivindicaciones a cuestiones en cierto modo personales, como las demandas de los familiares de los presos por su puesta en libertad, el aumento de algunos salarios y la mejora de los servicios básicos en el país. Dentro del movimiento, hay dos tendencias principales, una que representa estas cuestiones «personales» y otra que representa mejoras y reformas políticas. Falta una tendencia que exija cambios políticos fundamentales, como el cambio de todo el sistema político, como ha ocurrido en Túnez y en Egipto […]. Los manifestantes no han logrado entender que todos los problemas son el resultado de la ocupación, de las políticas de EEUU y del Gobierno de políticos corruptos y fallidos a los que EEUU ha dado poder. Por ejemplo, el país vivió una profunda crisis política que supuso un obstáculo para la formación de gobierno. Las luchas políticas deterioraron y siguen deteriorando, aún más, la seguridad, la economía, los servicios públicos y las relaciones sociales. Sin embargo, un resultado positivo de las manifestaciones del 25 de Febrero (de 2011), que tenemos que reconocer, es que el primer ministro se ha visto obligado a establecer un plazo de 100 días para que el gobierno mejore sus políticas [4]. Esa decisión pacificó el ánimo de los manifestantes, lo cual le otorgó al primer ministro tiempo para reprimir las protestas. Vale la pena mencionar que pasados esos 100 días, no ha ocurrido nada que pueda indicar alguna mejora en la situación de Iraq. Eso provocó se retomaran las protestas pero con mucha menos intensidad.
En tercer lugar, la brutal forma con la que se ha tratado el movimiento unida al completo desinterés por parte de los medios de comunicación iraquíes, regionales e internacionales significa que la aniquilación, las detenciones y la represión del movimiento han pasado prácticamente desapercibidos y no se han cuestionado. Al final, estas medidas han servido para intimidar a aquellos que han formado parte del movimiento.
Y en cuarto lugar, el gobierno, al mismo tiempo, ha llevado a cabo acciones para debilitar las protestas, como ofrecer privilegios o cargos dentro del proceso político a los líderes del movimiento a condición de que se aparten de él.
[N. H.]: Uno de los problemas más serios a los que el país se enfrenta es el reparto de poder con criterios étnicos y sectarios que las fuerzas de ocupación y los políticos iraquíes en el poder han institucionalizado a través de la Constitución. Aunque las protestas en Iraq no han sido tan masivas como las de Egipto y Túnez, las grandes marchas que hemos visto en 2011 a lo largo del país han sido como un soplo de aire fresco cargado de sentimientos patrióticos. Sin embargo, ¿han influido de algún modo las políticas sectarias en la cohesión de un movimiento popular unificado?
[S.A]: Permíteme decir antes de nada que la lucha en Iraq es claramente política. Eso significa que socialmente no existen divisiones entre sunníes y chiíes, aunque políticamente sí, ya que el legado cultural y social de los iraquíes es contrario a las divisiones sectarias. Sin embargo, después de 2003 se ha desarrollado una nueva cultura, la de algunos grupos que sienten que su participación no es equitativa. Estos sentimientos han sido alentados por las fuerzas de ocupación y por algunas fuerzas regionales. Por otro lado, los sucesivos gobiernos han aumentado las políticas de división sectaria y el sistema de cuotas (étnico-sectaria) ha afectado enormemente a la política y a la sociedad iraquí entre 2003 y 2010. A pesar de todo, hay indicadores que señalan que esa tendencia y el gran apoyo que tales políticas tuvieron durante los años anteriores están perdiendo terreno. Esto puede mostrarse en los resultados de las últimas elecciones, las de 2010. Por supuesto, haría falta más de una ronda de elecciones para restaurar el daño causado durante los últimos diez años. Pero cada vez es más obvio que aumenta el número de personas que se oponen a las políticas sectarias y las desprecian.
Las manifestaciones del 25 de febrero de 2011 fueron el testimonio de la participación de todos los sectores del pueblo iraquí. No fueron ni étnicas ni sectarias. Los eslóganes en Basora, Nasiriya y Misán han sido similares a los de Faluya, al-Anbar, Saladín y Mosul. Todos criticaban al gobierno por la falta de servicios básicos, de trabajo y por la propagación de la corrupción. Además, las manifestaciones en Erbil y Suleimaniya criticaban al gobierno regional del Kurdistán por las mismas deficiencias. Estas manifestaciones han demostrado no ser sectarias. El sectarismo ha estado integrado en el gobierno y en los políticos que han tomado parte en el proceso político. Algo parecido ocurre hoy día cuando algunos políticos (sunníes y chiíes por igual) llaman a la expansión del sistema federal por razones sectarias o personales apoyados por políticos que buscan sacar provecho de ese sistema.
[N. H.]: Las mujeres han desempeñado un importante papel en la Primavera Árabe. Los nueve años de ocupación de Iraq han tenido un efecto devastador, particularmente sobre la vida de mujeres y niños. Hay millones de huérfanos y viudas y las mujeres han perdido sus derechos y libertades a lo largo de estos últimos años. Teniendo en cuenta que en Iraq existen alrededor de 200 organizaciones de mujeres, ¿cómo ves la participación de las mujeres en las protestas?
[S.A]: Desafortunadamente, la gran mayoría de las organizaciones de mujeres han sido creadas o patrocinadas por EEUU tras la ocupación o por los partidos que participan en el proceso político. Por lo tanto, las ONG de mujeres en Iraq pueden dividirse, en función de sus programas políticos, talleres, cursos de formación, seminarios y conferencias, en tres tipos: El primero son ONG religiosas y sectarias. Su objetivo principal es atender los aspectos religiosos de las mujeres y los problemas sociales que sufren. Estas ONG generalmente están dirigidas por mujeres con creencias religiosas y sectarias, y sus programas se limitan a asistir a las mujeres como deber religioso. La mayoría de esas organizaciones se establecieron como reacción a la formación de otras no religiosas. El segundo tipo lo constituyen ONG lideradas por mujeres laicas, en su mayoría parlamentarias o ex ministras. Su objetivo principal es combatir la marginalización de las mujeres, reivindicar los derechos políticos y defender la falsa democracia bajo la cual vive el país. El tercer tipo son ONG que se proclaman independientes, contrarias a la ocupación y al gobierno. Éstas intentan cambiar la situación de las mujeres, sin embargo, también son débiles y sin capacidad efectiva de ayudar a las mujeres o de hacer algo constructivo.
En definitiva, ni las ONG establecidas fuera de Iraq, ni aquellas con sedes en el interior, ni las establecidas recientemente han logrado mejorar significativamente la situación de las mujeres en el país. Su papel está limitado a sus intereses; por eso no representan a las mujeres iraquíes ni a las viudas ni a los huérfanos.
De todos modos, debemos mencionar que aparte del papel de las mujeres en el proceso político, algunas mujeres independientes, aunque su número es muy pequeño, salieron a las calles a mostrar su descontento con las políticas del gobierno. Estas han reclamado la mejora de las condiciones económicas de las mujeres, los servicios básicos del país, la lucha contra la corrupción, el empleo y la liberación de los detenidos. Entre sus demandas, sin embargo, no está la participación política.
[N. H.]: Parece ser que lo que se espera es el resultado del estancamiento político en Iraq al igual que en el resto de la región, especialmente en Siria. Varios analistas apuntan que estamos asistiendo a una lucha sectaria regional entre el bloque chií, encabezado por Irán, y el bloque sunní encabezado, por un lado, por Turquía y, por otro lado, por Arabia Saudí mientras que EEUU e Israel se sonríen y aplauden ¿Qué piensas de todo esto?
[S.A]: Históricamente, durante la lucha entre los otomanos (sunníes) y los safawíes (chiíes), Iraq, que constituía el amortiguador entre los dos imperios, se convirtió en el campo de batalla. Esto dio la impresión de que había una lucha entre sunníes y chiíes. Alí al-Wardi, reconocido sociólogo iraquí, escribió en su libro Lamhat iytima’iyya min tarij al-‘Iraq al-hadit (Atisbos sociológicos de la historia moderna de Iraq) que los orígenes de la lucha entre sunníes y chiíes en Iraq era, de hecho, una lucha política entre el Estado otomano (turcos) y el safawí (persas). Sin embargo, ninguno de los dos Estados se consideraban religiosos (al-Wardi los describe como entidades dictatoriales y opresivas muy alejadas de lo que predicaba el profeta Muhammad y sus descendientes y del Estado islámico establecido por el profeta o sus sucesores). Los otomanos y los safawíes utilizaron a los iraquíes para sus fines políticos. Cada Estado reclamaba tener el apoyo de la secta a la que pertenece. El pueblo de Iraq no se dio cuenta de que ellos eran las víctimas de esta lucha que los ha utilizado y dominado.
La ocupación produjo el estancamiento político en Iraq y los poderes regionales, si no lo cultivaron, se aprovecharon de ello. Claro que la influencia extranjera es dañina para cualquier nación, especialmente si la nación es débil e indefensa, como Iraq. De todos modos, el papel y la influencia de estas potencias extranjeras difieren. Por supuesto, desde el primer momento ha quedado claro que la acción de EEUU en 2003 buscaba, básicamente, eliminar una amenaza para Israel (para algunos este ha sido el segundo objetivo principal mientras que el petróleo ha sido el primero). De hecho, Israel es la principal potencia regional que se ha beneficiado de la invasión y la destrucción del Estado iraquí. La segunda potencia ha sido Irán y los Estados vecinos del Golfo que estaban amenazados por la potencia iraquí. Para continuar su influencia en la división de Iraq, estas fuerzas regionales han cubierto sus objetivos políticos con discursos étnicos, sectarios y religiosos. A esto habría que sumar que Irán representa un peligro mayor ya que tiene una influencia muy grande sobre políticos iraquíes y una mayor presencia sobre el terreno [5]. Los países del Golfo, especialmente Arabia Saudí, están aumentando su influencia ya que piensan que tienen el deber de contrapesar la influencia iraní. A otras fuerzas, como Israel y Kuwait, les gustaría ver un Iraq débil y desunido para que deje de representar una amenaza para ellos. Tanto Siria como Irán temen lo que EEUU vaya a tramar contra ellos. Turquía teme el creciente poder de los kurdos en Iraq y su posible efecto sobre su propia numerosa comunidad kurda. En pocas palabras, todos estos elementos están haciendo de Iraq un campo de batalla para sus propios fines. Así que, sin un gobierno y un Estado iraquíes reales y fuertes, todas esas fuerzas continuaran sus injerencias en la política iraquí y seguirán alentando las diferencias y beneficiándose de las divisiones políticas internas, que empujan a los políticos iraquíes a buscar apoyo en elementos y Estados extranjeros. A propósito, es cierto que Israel y EEUU están muy satisfechos por lo que sucede en Iraq, pero deberíamos recordar que Israel estaba aún más satisfecho en la década de 1970 con lo que estaba pasando en El Líbano, pero al final los planes de Israel y la invasión de Beirut se convirtió en un desastre para Israel, por el que siguen sufriendo.
[N. H.]: ¿Qué pasos habría que seguir en Iraq y en qué medida pueden ayudar los iraquíes en el exilio para acabar con el prolongado padecimiento de su pueblo?
[S.A]: Es muy difícil para los iraquíes en la diáspora ayudar a poner fin a la situación que se sufre dentro del país. Los que gobiernan ahora eran exiliados hace diez años y se beneficiaron del momento histórico cuando países como EEUU, Reino Unido y otras potencias europeas y regionales decidieron cooperar con ellos en la eliminación del antiguo régimen. A pesar de que se llevó a cabo a través de una coalición de grandes potencias, a los representantes de los iraquíes exiliados se les dio la oportunidad de gobernar Iraq bajo el paraguas de EEUU y Reino Unido. Esta oportunidad no existe para los exiliados de hoy en día, ya que la situación de Iraq ya sirve a los intereses de esas potencias y la gran mayoría de los iraquíes en el extranjero representan la oposición a la política de tales potencias en Iraq o a la de los partidos a los que estas les han entregado el poder. Por lo tanto, el rol de la diáspora iraquí sigue siendo mínimo. No hay soluciones mágicas, y aún así creo que el gobierno, ya sea este o el siguiente, debe llevar a cabo varias cosas: La más importante y urgente es nombrar personas capaces y limpias de antecedentes para los puestos principales y dejar así de depender de elementos sectarios en las fuerzas armadas y en la policía: llevar ley y orden a la sociedad; poner fin a la corrupción y que los corruptos rindan cuentas ante los tribunales; y, finalmente, mejorar la situación económica de la población.
Seré un poco optimista, para finalizar, Iraq seguirá viviendo en un caos por un período, que durará años, pero al final se mantendrá un Estado unido y con la posibilidad de convertirse en un ejemplo para los demás países de Oriente Próximo. Inshallah.
Notas de IraqSolidaridad:
1.- La publicación de este libro, auspiciado por el Tribunal Brussells dio lugar a una página web, que lleva por título Beyond Educide, cuyo contenido está dedicado exclusivamente a los académicos.
2.- La CEOSI publicó el comunicado que con motivo del primer aniversario de la revolución emitió el movimiento 25 de Febrero.
3.- Véase en IraqSolidaridad la visita al Estado español de Uday Al-Zeidy, uno de sus dirigentes y sus afirmaciones al respecto.
4.- Muzna Abdalá, Iraq: 100 días de gobierno y nada ha cambiado, IraqSolidaridad, 11 de junio de 2011.
5.- Sobre la influencia de Irán en Iraq véase Pedro Rojo, El fracaso de un proyecto imperialista o cómo Estados Unidos ha salido derrotado de Iraq, IraqSolidaridad, 16 de enero de 2012.
*Nadia Hindi es hispano-iraquí y miembro de la CEOSI. Reproducimos este artículo por gentileza de Aish
Fuente Aish: http://www.aish.es/index.php/
Reedición IS: http://iraqsolidaridad.