«¿Dónde están?» es el título de una instalación del joven artista chileno Iván Navarro, que insta a los espectadores a encontrar en una sopa de letras gigante los nombres de 332 represores de la dictadura que encabezó de 1973 a 1990 el ya fallecido Augusto Pinochet
La obra de este artista de 35 años, que reside desde hace una década en Nueva York, se expone hasta el 31 de enero en la galería de artes visuales del capitalino Centro Cultural Matucana 100.
Antes de ingresar a la sala, cada espectador recibe los insumos que le permitirán vivir la impactante experiencia ideada por Navarro, considerado la figura más promisoria del arte chileno, ya que sus trabajos son expuestos en prestigiosas galerías internacionales y vendidos en cuantiosas sumas de dinero.
Se trata de dos objetos: un folleto y una linterna. El primero contiene información sobre 332 colaboradores civiles y militares de Pinochet, el general del ejército que el 11 de septiembre de 1973 lideró el golpe de Estado que derrocó al entonces presidente democrático, el socialista Salvador Allende (1970-1973), e inauguró una cruel dictadura de 17 años.
En ese lapso fueron asesinados más de 2.000 opositores de izquierda, 28.000 fueron torturados y otros 1.183 fueron detenidos y hechos desaparecer.
Pinochet falleció el 10 de diciembre de 2006, a los 91 años, sin haber sido condenado por ninguno de los delitos de violaciones a los derechos humanos y corrupción por los que era enjuiciado. La gran mayoría de los agentes de su régimen han corrido la misma suerte.
En el cuadernillo, cada represor es identificado por su nombre y apellido. En algunos casos se detalla el rol que ocupaban dentro de la estructura y en otros los delitos que se les imputan. También aparecen las identidades de algunas de sus víctimas y las causas judiciales que se les siguen.
La información fue sacada de los archivos de la Fundación de Ayuda Social de las Iglesias Cristianas (Fasic).
Gracias a una pasarela instalada por Navarro tanto afuera como adentro de la galería, los visitantes ingresan directamente al segundo piso del recinto, desde donde se puede apreciar todo el primer nivel, de casi 800 metros cuadrados.
Abajo, el autor instaló una enorme sopa de letras reflectantes, que los espectadores deben iluminan con la linterna para encontrar a los integrantes de la lista represiva, incluido Pinochet, dado que el lugar está casi totalmente a oscuras.
La pregunta «¿Dónde están?», que titula la exposición, evoca el doloroso llamado formulado hasta hoy por los familiares de los detenidos desaparecidos.
Con la instalación, Navarro pretende que esta vez situemos la mirada sobre los victimarios.
La muerte y la represión son dos temas recurrentes en la obra de este creador chileno, cuyo hermano Mario también es un reconocido artista visual. Navarro ha dicho en algunas entrevistas que tiene familiares que fueron víctimas de Pinochet.
Otra constante en su trabajo es la utilización de la luz eléctrica como potente transmisor de ideas y emociones. Famosa es su obra «Silla eléctrica», confeccionada con tubos fluorescentes.
Un importante antecedente de «¿Dónde Están?» es «Escalera de criminales», creada por Navarro para el Museo Dakota del Norte, en Estados Unidos. En ese caso, la inspiración fueron las escaleras de los helicópteros desde donde se lanzaban los cuerpos de los detenidos desaparecidos al mar.
La luz de la linterna permite identificar nombres como Sergio Arellano Stark, el general del Ejército que encabezó la llamada Caravana de la Muerte, una comitiva que recorrió el norte y sur del país tras el golpe de 1973 y que a su paso ejecutó a 72 prisioneros.
A ellos se suman figuras como Álvaro Corbalán, Raúl Iturriaga Neumann, Miguel Krassnoff, Marcelo Morén Brito y Hugo Salas Wenzel, todos ellos ex militares encausados y algunos condenados por brutales casos de violaciones a los derechos humanos.
Los mensajes dejados por los espectadores en el libro de visitas describen perfectamente el ambiente recreado por el autor. «Escalofriante», «tétrica», «un poco angustiante», se lee.
A Manuel Díaz, de 46 años, le bastaron unos pocos minutos adentro de la sala para encontrarle un sentido a la obra.
«Antes de ingresar no sabía de qué se trababa la exposición. Me entusiasmó el folleto y la linterna. Al principio no entiendes nada, pero cuando alumbras te das cuenta de todo», comentó a IPS a la salida.
«Aunque estén en la oscuridad, siempre sabrán que no pueden esconderse de ellos mismos, porque esa voz interior les recordará día a día lo que a otros hicieron», resumió en el libro.
Díaz asocia la luz proyectada por la linterna a la propia conciencia de los represores, la cual les impedirá olvidar alguna vez lo sucedido. «Es el peor castigo que pueden tener», apuntó.
«Sentí un ligero escalofrío al comenzar a juntar letras para ver nombres. Es como si yendo por la calle te topases con ellos, que andan entre nosotros algo camuflados, indolentes, con desparpajo», redactó otro espectador.
Paralelamente, en otro recinto de arte capitalino, la Galería Moro, Navarro expone otra obra alusiva a la represión durante el régimen militar. Ésta se titula «Propuesta de monumento para Víctor Jara», cantautor chileno asesinado en 1973 cuando estaba detenido en el Estadio Nacional, donde fue brutalmente torturado.
En la pared blanca de una pequeña sala, Navarro proyecta un video clip creado por él donde una pareja, con sus rostros encapuchados, recita la última canción escrita por el desaparecido artista, titulada justamente Estadio Nacional, que nunca pudo cantar.