Traducido para Rebelión por Germán Leyens
Uno se siente incómodo al escribir sobre Irak desde Amman… pero mis mejores amigos, Abu Talat (mi excelente amigo e intérprete) y la intuición me han hecho llegar a la misma conclusión – más vale no ir a Irak en este momento.
Así que he estado en Amman desde hace cerca de una semana, y recomenzaré pronto a enviar información desde aquí. He estado trabajando en un par de historias sobre iraquíes en Amman… deberían aparecer pronto.
Por el momento, utilizo mis contactos iraquíes en Bagdad (y en otras ciudades) así como los que se me han unido aquí, junto con la televisión Al-Jazeera, para transmitir algunas noticias y fotografías sobre la situación.
Abu Talat llamó hoy por teléfono a su familia en Bagdad. No han tenido electricidad desde hace cuatro días. Le dijeron (no confirmado) que todo Irak no ha tenido electricidad desde hace varios días. Como dice Abu Talat: «Bagdad funciona con generadores».
Por cierto, la crisis de la gasolina persiste, aumentada por la falta de electricidad, junto con ataques que aumentan constantemente.
Hace un rato íbamos en un taxi, conduciendo por las ordenadas calles de Amman, hablando sobre la situación en Irak. «Ahora me avergüenzo de decirle a la gente que soy iraquí», dice Abu Talat después de mencionar al taxista que es de Bagdad, «Porque mi país ha sido totalmente destruido».
Miro por la ventana, sin saber qué decir. Pienso en decirle: «Pero no es tu culpa, habibi«, pero en lugar de hacerlo me quedo en silencio, sintiendo que cualquier palabra sería inadecuada.
La situación alrededor Al-Qaim, donde se realiza la «Operación Matador», parece ser una microversión de Faluya. Los militares y los medios corporativos continúan presentando la situación como si «combatientes extranjeros» hubiesen tomado control de Qaim y de aldeas a su alrededor (como lo dijeron en el caso de Faluya) en circunstancias que los informes del terreno indican que las entrevistas con combatientes señalan que todos dicen que son iraquíes.
Por cierto, corresponde a los militares afirmar que luchan contra «combatientes extranjeros», porque como en Faluya y otros sitios, no se ve bien en la prensa si admiten que están combatiendo contra iraquíes que luchan por su independencia de los ocupantes de su país. Incluso los marines en Faluya admitieron que habían matado a un total de 35 combatientes extranjeros. Eso destruye de cierto modo el mito de que un grupo de terroristas extranjeros haya tomado la ciudad y aterrorizado a los ciudadanos.
Otra similitud entre Qaim y Faluya es que ahora existe una crisis humanitaria en Qaim como resultado de los combates. Hay 1.300 familias desplazadas (aproximadamente 80.000 personas) de Qaim y el hospital local fue destruido en los enfrentamientos el 8 de mayo entre combatientes y gente local. El día 9 no hubo electricidad o agua en Qaim y las áreas circundantes y las escuelas fueron cerradas. El 11, aviones de guerra de EE.UU. continuaron bombardeando Obeidy y otras localidades cercanas.
Todas las estadísticas mencionadas anteriormente me fueron suministradas por una amiga que trabaja aquí con el Consorcio Italiano de Solidaridad, una ONG italiana con base en Amman que provee ayuda humanitaria, ha establecido un grupo de trabajo de emergencia para al-Qaim y tiene contactos en el terreno. También informa que la gente de la zona necesita alojamiento, alimentos, agua y atención sanitaria.
La pérdida de vidas continúa sin interrupción… en la última semana por lo menos 37 soldados de EE.UU. han sido muertos, mientras por lo menos 450 iraquíes han muerto en una inmensa ola de continuos ataques desde el 28 de abril, cuando el gobierno iraquí fue oficialmente anunciado.
Abdul-Khaliq al-Raqwi, director de comunicaciones del gobierno iraquí en al-Qaim, confirmó a Al-Jazeera que 2 helicópteros de EE.UU. fueron derribados en Qusaybah el miércoles pasado. Los militares lo desmienten, aunque testigos en el terreno también confirmaron la información.
Otro incidente interesante que ocurrió a comienzos del mes fue cuando dos jets Hornet F-18 se estrellaron en Irak. Los militares afirmaron que no había señales de fuego hostil, pero cayeron en sitios diferentes. Desde el día de su caída, el aeropuerto de Bagdad fue cerrado al tráfico aéreo comercial durante tres días sin que las autoridades señalaran el motivo.
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