El proyecto de ley que prohibiría a Estados Unidos contar con bases militares permanentes en Iraq constituye una medida, en buena medida, simbólica, según analistas del bando pacifista y del beligerante. De ser aprobada, la iniciativa, que contó con una enorme mayoría el miércoles en la Cámara de Representantes, tendrá poco impacto en la capacidad […]
El proyecto de ley que prohibiría a Estados Unidos contar con bases militares permanentes en Iraq constituye una medida, en buena medida, simbólica, según analistas del bando pacifista y del beligerante.
De ser aprobada, la iniciativa, que contó con una enorme mayoría el miércoles en la Cámara de Representantes, tendrá poco impacto en la capacidad del Poder Ejecutivo de mantener sus instalaciones militares en Iraq.
El debate toma impulso mientras crecen las especulaciones sobre una solución al conflicto similar al armisticio que puso fin en 1953 a la guerra de Corea, lo cual obligaría a Estados Unidos a mantener tropas en Iraq en los próximos años o décadas.
La representante Barbara Lee, del opositor Partido Demócrata, propuso la ley, que obtuvo 399 votos a favor y 24 en contra en la Cámara Baja. El proyecto impide que el Congreso financie bases permanentes en Iraq y que Estados Unidos «ejerza el control económico de los recursos petroleros iraquíes».
La mayoría de los legisladores del gobernante Partido Republicano votaron en favor de la iniciativa, pero muchos le restaron crédito. Uno de ellos, Steve King, la calificó de «truco político barato que no afecta la capacidad del Pentágono de instalar bases en cualquier lugar del mundo».
Tanto críticos de la guerra en Iraq como belicistas coinciden con King.
El proyecto falla porque Estados Unidos no considera «permanente» ninguna de sus bases en ningún lugar del mundo. Por lo tanto, el gobierno podría esquivar la ley y establecer bases en Iraq, incluso por un periodo prolongado, y mantener las temporarias.
La iniciativa «prohíbe sólo aquellas bases que explícitamente tienen el propósito de estacionar tropas permanentes en Iraq», dijo Phyllis Bennis, del Instituto de Estudios Políticos con sede en Washington.
«Por lo tanto, una base construida para recibir soldados temporalmente o rotar tropas o para cualquier cosa que sea menos que un despliegue permanente oficial sería aceptada», agregó.
Quienes respaldan el proyecto argumentan que se trata de un paso en la dirección correcta, aun cuando no resuelva definitivamente el problema de las bases de largo plazo.
«Reconocemos que la legislación no detendrá, por sí misma, las bases permanentes en Iraq», dijo Jim Cason, del Comité de Amigos sobre Legislación Nacional (FCNL). «Vemos la iniciativa, más bien, como otro paso en el proceso de desafiar las propuestas del gobierno de George W. Bush de establecer allí una presencia de largo plazo.»
Legisladors demócratas argumentan que el proyecto es útil, aun en un plano puramente simbólico, como mecanismo para reafirmar ante los iraquíes las buenas intenciones de Estados Unidos.
Lee sostuvo en ese sentido que «la percepción de que Estados Unidos planea una presencia militar permanente en Iraq fortalece la insurgencia y agrava la violencia contra nuestros soldados».
El problema de las bases militares en Iraq ha sido objeto de controversias desde la invasión lanzada en marzo de 2003. Al mes siguiente, oficiales militares dijeron al diario The New York Times que Washington planificaba mantener al menos cuatro grandes bases allí tras el fin de la guerra.
El entonces secretario (ministro) de Defensa, Donald Rumsfeld, advirtió que aquellas versiones eran «lisa y llanamente falsas». Desde entonces, el gobierno negó los informes en esa dirección.
Pero en los últimos meses adquirieron espesura los análisis basados sobre un escenario «al estilo de Corea», en el cual Estados Unidos mantendría tropas en Iraq durante un extenso periodo.
El portavoz de la Casa Blanca Tony Snow se refirió en mayo a la posibilidad de «un papel de apoyo» para este país «como en Corea del Sur, donde durante muchos años hubo tropas estadounidenses para mantener la estabilidad».
Washington ha mantenido su presencia militar en Corea del Sur durante más de medio siglo.
El debate sobre las bases permanentes está en curso mientras el Congreso se prepara para otro sobre la retiradad de las tropas de Iraq.
El representante demócrata John Murtha, presidente del Subcomité de Asignaciones de Defensa y opositor a la guerra, dijo el miércoles que propondría de nuevo un plan de retirada en el marco del próximo proyecto anual de presupuesto militar.
Murtha pronosticó que el debate al respecto se registraría en septiembre, cuando el general David Petraeus, comandante de las fuerzas en Iraq, y el embajador en ese país, Ryan Crocker, informen al Congreso sobre la situación allí.