El pasado 6 de octubre, un antiguo sargento de marines estadounidense acusó al Gobierno y al Ejército de EEUU de cometer un genocidio contra la población iraquí, según indica la agencia AFP. También acusó al Ejército norteamericano de entrenar a oficiales y soldados con el fin de insensibilizarles. Massey indicó asimismo que los ataques diarios […]
El pasado 6 de octubre, un antiguo sargento de marines estadounidense acusó al Gobierno y al Ejército de EEUU de cometer un genocidio contra la población iraquí, según indica la agencia AFP. También acusó al Ejército norteamericano de entrenar a oficiales y soldados con el fin de insensibilizarles. Massey indicó asimismo que los ataques diarios en contra de las fuerzas estadounidenses en Iraq son una consecuencia de «la brutalidad que el pueblo iraquí contempló al inicio de la invasión.» Él explicó que la crueldad de los militares estadounidenses estaba muy extendida y esto había persuadido a muchos iraquíes para unirse a la resistencia. Además, manifestó que admiraba la resolución desplegada por los combatientes de la resistencia iraquí, que luchan contra los soldados norteamericanos, añadiendo que la insurgencia, que se mantiene incólume, había condenado la misión de EEUU en el país árabe al fracaso.
Massey, un antiguo sargento de marines, ha publicado un libro en Francia, donde explica que él y otros miembros de su unidad mataron a docenas de iraquíes desarmados debido a «un exagerado sentido de amenaza» o porque a menudo experimentaban «un impulso de tipo sexual» que les empujaba a hacerlo. Tras contemplar toda esta crueldad, Massey abandonó Iraq y el Cuerpo de Marines con un síndrome de estrés postraumático. «Pasé largas horas sin poder hablar y mirando a un muro, sin ver nada más que imágenes de iraquíes muertos,» indicó. Él señala ahora que el escribir el libro con el fin de contar al mundo la verdad de lo que pasa en Iraq constituyó para él una terapia curativa. «Me permitió cerrar numerosos capítulos y responder a muchos interrogantes.»
En diciembre de 2004, Massey junto con un antiguo paracaidista estadounidense, Jeremy Hinzman, solicitó asilo político en Canadá en protesta por las atrocidades cometidas por el Ejército estadounidense en Iraq y Afganistán. En sendos testimonios gráficos presentados ante un tribunal canadiense, Massey y Hinzman declararon que ya no podían tolerar el asesinato de civiles inocentes en Iraq.
Hinzman afirma que abandonó la 82ª División Aerotransportada para evitar tener que cometer crímenes de guerra en Iraq. Él añadió que el Ejército de EEUU estaba llevando a sus soldados a creer que todos los árabes y musulmanes eran potenciales terroristas, señala Associated Press. «Se nos dijo que éste era un nuevo tipo de guerra, que éstas eran malas personas y que teníamos que ocuparnos de ellas,» señaló Hinzman. Él ha pedido el estatus de refugiado en Canadá alegando que tiene derecho a negarse a luchar en una guerra ilegal, que viola los derechos humanos y las Convenciones de Ginebra. Diversos medios han informado que desde el inicio de la ocupación estadounidense de Iraq el 9 de abril de 2003, centenares de soldados estadounidenses han desertado de sus unidades del Ejército y han huido del país disfrazados, a través de Kuwait y Turquía, para escapar a las operaciones de la resistencia.
El libro, cuyo título es «Kill! Kill! Kill!» (¡Mata! ¡Mata! ¡Mata!), fue publicado por primera vez en Francia y en idioma francés porque Massey «no encontró ningún editor en EEUU.» Una versión en español saldrá a luz en 2006 y otra versión en inglés está todavía pendiente de aparición.
En su libro, Massey escribe que en un punto manifestó a un oficial de su unidad de marines que la campaña militar de EEUU en Iraq «se parece a un genocidio» y que «nuestro único objetivo en Iraq es el petróleo y conseguir beneficios económicos.» El libro describe también como él y un puñado de marines se encontraron con un grupo de 10 iraquíes en la vecindad de Al Rashid, en Bagdad, en abril de 2003. Estos hombres comenzaron a gritar eslóganes antiestadounidenses. Un oficial norteamericano ordenó que abrieran fuego. Massey y los otros marines dispararon entonces contra el grupo y mataron a la mayoría de aquellos iraquíes a sangre fría, a pesar de que ninguno de ellos iba armado. Él menciona también algunos incidentes en puntos de control estadounidenses, en los que coches civiles no se detuvieron y sus ocupantes, también desarmados, fueron muertos por el fuego norteamericano. Él añade que las tropas de EEUU ven «a todo el mundo en Iraq como un potencial terrorista.»
La responsabilidad de la Administración Bush
«Por encima de todo tenemos que considerar a la Administración Bush en términos de su responsabilidad por las atrocidades y los asesinatos ocurridos en Iraq,» declaró Massey a AFP. El antiguo marine denunció además «el nivel de brutalidad inculcado en los marines.» Cabe señalar que este tipo de entrenamiento para el combate ha sido aprobado por las más altas autoridades norteamericanas. Esto también incluye los métodos de interrogación y tortura que fueron aplicados por los militares estadounidenses en Abu Graib y otras partes. «Hago un llamamiento para que (tú, Bush) dimitas ya que están trayendo la desgracia al pueblo norteamericano y la tristeza a los madres y padres que han perdido a sus hijos en Iraq.»
Massey ha pedido también al pueblo iraquí y a los musulmanes de todo el mundo que perdonen los «crímenes de guerra» estadounidenses en Iraq, añadiendo que la Administración Bush ha hundido a EEUU en la ciénaga iraquí y acabará perdiendo la guerra. «Pido a los iraquíes y los musulmanes que perdonen las acciones de EEUU en Iraq, en especial durante el mes sagrado musulmán de Ramadán,» manifestó Massey a Islamonline.
Las alegaciones de Massey han sido confirmadas por varias fuentes. El pasado año, el semanario medico británico Lancet afirmó que más de 100.000 civiles iraquíes -la mitad de ellos mujeres y niños- habían perdido la vida desde la invasión de Iraq en marzo de 2003.
A finales de 2004, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que vigila la aplicación de las Convenciones de Ginebra referidas a la conducta en la guerra, arremetió contra el «completo desprecio» hacia los derechos humanos que existe en el Iraq ocupado por EEUU. El grupo internacional describió los abusos norteamericanos contra los prisioneros iraquíes como «crímenes de guerra.»
Por su parte, Amnistía Internacional ha criticado duramente a EEUU por matar a docenas de civiles en varios raids aéreos consecutivos lanzados contra la ciudad de Faluya, situada al oeste de Iraq. Faluya fue escenario de uno de los más sangrientos ataques norteamericanos en noviembre de 2004, que produjo un balance de 700 personas muertas, incluyendo muchas mujeres y niños, y varios miles más heridas.