Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
Pintura del artista iraquí Jalid Al Qassab (1999)
Me he pasado todo el día tratando de componer mi árbol familiar i.e. mi árbol genealógico. Intentando reunir toda la información posible. Recuerdos, memorias, rostros, lugares, nombres… una especie de compendio mental de una historia oral y visual.
Lo que escuché, a quienes encontré, lo que se dijo sobre algunos, quién se casó con quién, de donde venían, sus orígenes, su secta, su religión, donde fueron a parar, la historia de sus vidas…
Intenté llegar todo lo más atrás que pude, reuniendo todas esas pequeñas piezas y me senté y bosquejé el árbol familiar, empezando con mis bisabuelos, tanto maternos como paternos. No fue fácil…
Algunos de ellos ya no están, para bien suyo. De otros no me preocupé nunca de averiguar más, a algunos les ignoré, algunos estaban demasiado distantes físicamente o emocionalmente fuera de mi alcance, y otros eran asunto tabú…
Pasé horas recordando nombres y rostros… Fueron horas difíciles y penosas…
Mi familia inmediata era sólo una rama entre otras muchas ramas de ese árbol, pero estábamos todos unidos al mismo tronco. Compartíamos un sentimiento de pertenencia al mismo tronco.
Después de un rato me sentí cansada y ya no seguí con esa tarea… Pero quise saber por qué me había puesto a ordenar todos esos recuerdos. Por qué esa repentina necesidad de hurgar en mis raíces personales.
No tengo respuestas claras.
Quizá porque me he estado sintiendo como una hoja caída entre otras muchas hojas, una especie de amasijo.
Quizá porque el viento nos ha arrastrado, alejándonos a los unos de los otros, arrancando a veces todas las ramas…
Quizá sea un débil intento propio por agarrarme a algo sólido… algo como un árbol imaginario ya que mis propios jardines están tan enclenques, casi inexistentes.
Por eso dibujo en su lugar árboles, árboles de familia…
Recuerdo que hace mucho tiempo viví un terremoto, todo se agitaba a mi alrededor y, sin saber qué hacer, me apoyé sobre un muro, sólo para sentir cómo se tambaleaba y agrietaba…
Es lo mismo ahora. Todo alrededor de mí me hace sentir como esa pared: tambaleante, agrietada… Fracturada.
Me consuelo a mí misma con el pensamiento de que, al menos, guardo la memoria de un Árbol. Algo que me da fuerza, verticalidad y un sentido de pertenencia, aunque sea a un nivel ficticio, imaginario…
Tengo serias dudas de que la cifra creciente de huérfanos iraquíes puedan consolarse a sí mismos con ese pensamiento.
Un amigo que está muy implicado en una organización internacional, me dijo que la cifra oficiosa de huérfanos iraquíes es de cinco millones. No tengo forma de verificar esa cifra pero no me sorprende.
¿Quién les recordará a esos huérfanos su árbol familiar? ¿Quién les contará historias sobre sus padres, sus abuelos, tíos, tías, primos, parientes…
¿Quién les alimentará? ¿Quién les cuidará? ¿Quién les mantendrá? ¿Quién les enseñará a dibujar árboles? ¿Quién les recordará sus orígenes?
Miles de ellos están creciendo en medio de las calles, en los vertederos de basura, durmiendo en pandillas, en algún rincón, en algún edificio ruinoso, en algún orfanato, sometidos a abusos, abandonados, traumatizados de por vida…
Y si llegan a hacerse adultos, eso si no se suicidan antes o se fríen el cerebro a base de drogas y terminan encarcelados en alguna prisión por algún robo insignificante… o atrapados en alguna red de pederastas, o ven la historia de su vida escrita en algún burdel a manos de algún adulto pervertido… ¿qué les dirán?
¿Qué árbol esbozarán?
¿Han pensado alguna vez en ellos? ¿Se les han cruzado por la mente? ¿O están tan sólo sádicamente encantados con su gran producción iraquí?
Tengo realmente que decirles todo lo viles que son. Cada uno de Vds. Y eso os incluye a vosotros también, impotentes y traidoras mierdas árabes. Y eso os incluye también a vosotros, pervertidos y astutos iraníes, y a vuestros seguidores. Y eso os incluye a vosotros también, sectarios atroces, iraquíes repulsivos.
Hay también cientos de otros niños iraquíes pudriéndose en prisiones locales, bajo el pretexto de haber ayudado a la «resistencia».
Las prisiones dirigidas por las milicias sectarias de Irán. Las milicias que vosotros, antibelicistas, otra categoría de mierdas, apoyáis. Las milicias dirigidas por el bastardo del taladro, Muqtada al Sadr, y el clan de Al Hakim y el títere Maliki, todos esos a quienes recibisteis con flores en Washington D.C.
¿Y os preguntáis por que os llamo VILES, porqué pienso que sois una DESGRACIA?
Ayer apareció un artículo que afirma que esos niños prisioneros muestran signos de graves torturas. Leedlo.
«Los cinco niños mostraban signos de tortura por todo el cuerpo. Tenían marcas de quemaduras de cigarrillos en las piernas y uno no podía decir nada porque las sesiones de electroshock le habían afectado la capacidad del habla…» (1)
Se cree que hay unos 220 niños prisioneros en las prisiones del gobierno iraquí. Yo digo que eso es una mentira. Multipliquen ese número por tres, al menos.
Se ha convertido también en algo normal presenciar cómo un hombre armado de alguna milicia se presenta en un hospital con algún niño prisionero enfermo (a veces menor de 12 años) y los doctores tienen que tratarle sin hacer ninguna pregunta. A varios de esos niños se les han diagnosticado enfermedades de transmisión sexual.
¿Les gustaría ver a sus propios niños en una situación parecida?
Así pues, ahí tienen a los huérfanos, a los niños prisioneros y también hay otra categoría, los traumatizados de por vida, sin posibilidad de ayuda alguna.
Vean este ejemplo:
«Salah Hashimy, de 14 años, ha perdido a sus padres, hermanas y a muchos amigos desde la invasión estadounidense de 2003; al final, no tiene quién cuide de él. No tiene ni educación, ni amor ni apoyo, una combinación que, según los doctores, ha ido creándole problemas de salud mental. Mi memoria es muy débil pero no puedo olvidar cuando vi cómo unos militantes violaban a mi hermana hasta matarla», dijo Hashimy (2).
Y todos nosotros sabemos, todos nosotros, iraquíes, sabemos quién viola «de forma profesional» en Bagdad. Nadie más que las milicias sectarias de Irán y EN PARTICULAR el Ejército de Al Mahdi de su «patriótico» Muqtada al Sadr. TODOS ellos son unos «elementos indeseables».
Y eso es una REALIDAD.
Felicidades, mierdas antibelicistas, simpatizantes del Genocidio.
Así que, decirme, oh vosotros, civilizados, ¿cómo dibujarán esos niños un Árbol Familiar?
¿Qué dirán? ¿Nuestro árbol familiar ha sido bombardeado, violado, torturado, asesinado, encarcelado, destrozado y exiliado en nombre de la Democracia?
¿O se quedarán tan sólo mirándoles fijamente a los ojos y señalándoles con sus dedos?
¿O habiéndolo perdido todo, se unirán más tarde a la Resistencia y nos limpiarán de su mugre…, encontrando quizá un sentido de pertenencia?
Entonces puede que no sólo lleguen a crear un NUEVO árbol familiar, sino también a dibujarlo… reemplazando aquel que de forma tan viciosa y violenta les habéis arrancado.
El que les habéis robado de su experiencia.
Ese que nunca les habéis permitido sentir, amar o… recordar.
N. de la T.:
Véanse los artículos completos referidos en:
(1) http://www.irinnews.org/Report.aspx?ReportId=74984
(2) http://www.irinnews.org/Report.aspx?ReportId=74972
Enlace con texto original en inglés:
http://arabwomanblues.blogspot.com/2007/10/family-tree.html