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Se reedita “España Viva. El Pueblo a la Conquista de la Cultura. Las Bibliotecas Populares en la Segunda República”de Juan Vicéns

Asesinos del conocimiento

Fuentes: Rebelión

    Después de 70 años se ha publicado entre nosotros el libro de Juan Vicéns titulado «España Viva. El Pueblo a la Conquista de la Cultura. Las Bibliotecas Populares en la Segunda República.» 30 de esos 70 años han sido en lo que se denomina democracia. En un mundo editorial que vierte al mercado […]

 
 
Después de 70 años se ha publicado entre nosotros el libro de Juan Vicéns titulado «España Viva. El Pueblo a la Conquista de la Cultura. Las Bibliotecas Populares en la Segunda República.» 30 de esos 70 años han sido en lo que se denomina democracia. En un mundo editorial que vierte al mercado camiones y camiones de basura, éste pequeño librito, maravilloso, explica por si mismo, por el amor que muestra al conocimiento, el impedimento principal para no haber salido antes. Es así de simple el por qué usted, lector, no ha podido saber quién es Juan Vicéns. Es el momento de empezar por el principio. En la Biblioteca Nacional, en Madrid, cuya directora es la escritora Rosa Regás, una mujer por fin, y republicana, se ha abierto una exposición a la que deberían asistir todos los ciudadanos, «Biblioteca en Guerra», ese es su nombre, termina el día 19 de febrero. La exposición es una muestra detallada del interés republicano por la cultura, de la importancia que adquirió para quienes pensaban en términos de futuro en España tras el triunfo de la República en 1as elecciones de 1931, y el ansia, el deseo con que el pueblo trabajador acogió el cambio. Juan Vicéns, uno de los responsables máximos de dos organismos que se crearon a raíz de la victoria republicana, Cultura Popular y Misiones Pedagógicas, cuenta en el pequeño libro que mencionaba al principio, su propia experiencia hasta el año 38. En la exposición o en el libro, conoceremos una parte de aquello que ha sido ocultado por el franquismo porque era su propia negación, y el por qué se ha ocultado estos últimos años solo puede entenderse como parte de los compromisos de los responsables de la transición: el olvido, como se ha hecho con el resto de nuestro pasado. La exposición de la Biblioteca Nacional, «Biblioteca en guerra», termina el 19 de Febrero. En ella encontraremos entre otras personalidades a Elena Fortún, la escritora de la vida de aquella niña llamada Celia (esperemos que el último libro de la serie de Celia, apenas conocido, «Celia en la Revolución», se edite en éste año republicano), Elena Fortún, decía, explica cómo se debe contar cuentos a los niños; María Moliner, conocida hoy por su diccionario nos cuenta la importancia de la acción que desarrollaron en ese periodo y lo que supuso para ella misma, Tomás Navarro Tomás, Benito Sánchez Alonso, Teresa Andrés,…, y así otras tantas y tantos españoles que dedicaron todas sus energías a la elevación cultural y humana de los trabajadores. Ejemplo: en 3 años de República se hicieron más colegios que en los 30 años anteriores de monarquía, más de 16.000colegios y miles de bibliotecas por todo el territorio, además se desarrollaron actividades culturales hasta en los lugares más recónditos. Puede verse el cambio habido en los presupuestos del Estado que en 1930 daban 35.000 pesetas para adquisición de libros en Bibliotecas, y en 1931 la República triunfante destina 600.000; pero 5 años más tarde, en plena guerra y con un presupuesto de guerra (marzo de 1937 a abril de 1938) la Sección de Bibliotecas compró libros por 6.947.000 pesetas, compárese con lo que 15 años después, 1952, los vendedores de la guerra dispusieron en los Presupuestos: 3.950.000 pesetas para adquirir libros. En 1934 la derecha toma el gobierno y lleva a cabo una represión brutal sobre los trabajadores en general, y en particular sobre los maestros: cierres de colegios, despidos, persecuciones, la Iglesia católica se hace dueña y acaba con la coeducación, niega que los niños y las niñas puedan estar juntos en los colegios y aprendiendo lo mismo, establece la religión como asignatura principal, cierra los colegios para adultos, elimina las subidas de sueldos que había establecido la izquierda y los deja en los de la etapa anterior a la República, además de retirar todas las prestaciones a los maestros. La represión que desencadenaron contra la enseñanza en general y los maestros en particular sería mucho mayor tras el golpe militar y la guerra: en regiones como Castilla La Vieja, León, Valladolid, Zamora, Salamanca, Burgos, Palencia,…, fusilaron al 60% de los maestros, y un 20% fueron encarcelados. En el conjunto del Estado el 80% de ellos pasó por las Comisiones Depuradoras, y fueron sustituidos por fascistas, sacerdotes, falangistas,… El odio a los maestros, a la cultura -los veían como los responsables de haber llevado al pueblo la esperanza y la posibilidad de cambiar su situación- está expresado en los lemas que gritaban: «Muera la inteligencia», «Lejos de mi la funesta manía de pensar», «Cuando escucho la palabra cultura, amartillo la pistola», o divulgaba definiciones como ésta: «Orden del día», del general Moscardo: «Idea del enemigo, bastará decir que el enemigo esta mandado por un doctor en derecho y miembro del Cuerpo de Archivos, Bibliotecas y Museos»; se refería a José Mantecón, bibliógrafo. Además implantaron la quema de libros y bibliotecas, el ejemplo más palmario fue el bombardeo que llevaron a cabo sobre la Biblioteca Nacional, tiraron 36 bombas incendiarias sobre ella de una sola vez en plena guerra; otro ejemplo es aquello de lo que nos informa el diario Ya, de Madrid, el 2 de Mayo de 1939, a los pocos días de alzarse con la victoria los asesinos de la cultura, bajo el título «Auto de Fe en la Universidad Central» se dice: «Los enemigos de España fueron condenados al fuego. Con motivo de la fiesta del libro se celebró un auto de fe en el patio de la Universidad Central, pronunciando el catedrático Antonio Luna las siguientes palabras: «para edificar a España una, grande y libre, condenamos al fuego los libros separatistas, los liberales, los marxistas, los de la leyenda negra, los anticatólicos, los del romanticismo enfermizo y extravagante, los cursis, los cobardes, los seudocientíficos, los textos malos y los periódicos chabacanos. E incluimos en nuestro índice a Sabino Arana, J.J. Rousseau, Carlos Marx, Voltaire, Lamartine, Máximo Gorki, Remarque, Freud y «Heraldo de Madrid».
Entre las mayores cotas de dignidad humana está la alcanzada por aquellos que lo dieron todo desde la enseñanza por hacer un mundo mejor. El libro de Juan Vicéns es una muestra de ello, además de un eslabón importantísimo para conocer nuestro pasado, para reconciliarnos con él, y para superar el desarraigo, la desorientación histórica a la que nos han conducido los franquistas y los que se callan. La exposición es un homenaje merecido a todos ellos, a Cultura Popular y a Misiones Pedagógicas; debía ser permanente e itinerante para recordar a todas las generaciones lo que aquello significo.

Título: España Viva. El Peblo a la conquista de la Cultura. Las Bibliotecas Populares en la Segunda República.
Autor: Juan Vicéns.
Editorial: Ediciones VOSA SL y Asociación Educación y Bibliotecas.