Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Don Rumsfeld no es un buen dirigente. En realidad, es un pésimo dirigente. El liderato se basa en tres factores básicos: Un fuerte carácter moral, un juicio razonable, y la capacidad de aprender de los propios errores. Ninguno de estos factores se aplica a Rumsfeld. El resultado es que cada decisión importante tomada en Iraq ha sido equivocada y ha costado las vidas de innumerables iraquíes y soldados USamericanos. No cabe duda de que este modelo prevalecerá mientras Rumsfeld siga siendo Secretario de Defensa.
Basta una prueba simple: Tratemos de encontrar un aspecto de la ocupación de Iraq que haya tenido éxito,
¿La seguridad? ¿La reconstrucción? ¿La desbaasisación? ¿El desmantelamiento de las fuerzas armadas iraquíes? ¿La protección de los depósitos de municiones de Sadam? ¿Se impiden los saqueos? ¿El blindaje corporal? ¿Un gobierno de coalición? ¿Abu Ghraib? ¿Faluya? Hasta la producción de petróleo ha sido reducida a la mitad.
Cada faceta de la ocupación ha sido un desastre definitivo. Nada ha tenido éxito. Todo ha fracasado.
Todo.
Pero no importa, Rumsfeld nos asegura que «estas cosas son complicadas» y que nosotros simplemente deberíamos «hacer concesiones.»
Fue decisión de Rumsfeld reemplazar al primer virrey de USA en Iraq, el general Jay Garner, después que Garner aconsejara sabiamente que mantuviéramos a los militares iraquíes, que dejáramos a muchos de los baasistas en el gobierno (para mantener la sociedad civil) y que convocáramos a dirigentes de los tres grupos principales (suníes, chiíes y kurdos) para formar un gobierno de coalición. Esto no correspondía a los planes de Rumsfeld de revolucionar la sociedad iraquí y transformarla en un paraíso neoliberal, así que echaron sin más ceremonias a Garner, y colocaron al protegido de Kissinger, Paul Bremer.
Una vez que instalaron a Bremer, las cosas comenzaron a ir cerro abajo rápidamente y sólo han empeorado desde entonces.
Aparte del inmenso daño a la sociedad iraquí, los enormes sufrimientos humanos, y las masivas pérdidas de vidas; también sobrevino el astronómico costo de la guerra que ha sido intencionalmente ocultado por el Departamento de Defensa. Originalmente se suponía que la guerra «pagaría por sí misma con los ingresos del petróleo.» (Según el neoconservador Paul Wolfowitz) Eso, desde luego, nunca ocurrió, pero los verdaderos costes aparecieron en el Washington Post de esta semana en un artículo de Jim Wolf llamado «Pentagon Expands War-funding Push» [El Pentágono expande el impulso para financiar la guerra]. El artículo señala:
«Con la aprobación de la ley de gastos adicionales del año fiscal 2006, las apropiaciones relacionadas con la guerra totalizarán unos 436.800 millones de dólares para Iraq, Afganistán y la seguridad reforzada para las bases militares, dijo el Servicio de Investigación del Congreso, no partidario, en un informe del 22 de septiembre. Esto es fuera de los más de 500.000 millones de dólares solicitados por el presidente Bush en su solicitud inicial de defensa nacional para el año fiscal 2007.»
Así es: ¡gastamos un impresionante millón de millones de dólares al año para una guerra que estamos perdiendo!
A pesar de ello, no esperamos una obligación de rendir cuentas del Pentágono, donde los dólares del contribuyente son tirados con extremo abandono al agujero negro mesopotámico. Las cabezas nunca ruedan porque ninguno de los que están a cargo acepta su responsabilidad por sus errores.
Así que, «¡hagan concesiones!»
Hablando de otra cosa, un editorial apareció en el New York Times del martes: «The Untracked Guns of Iraq» [Las armas desaparecidas de Iraq] que señaló:
«Más de 500.000 armas fueron entregadas a los ministerios de defensa y del interior de Iraq desde la invasión USamericana incluyendo lanzadores de granadas impulsadas por cohetes, rifles de asalto, ametralladoras y rifles para francotiradores; sólo 12.128 fueron documentadas de modo apropiado. Unas 370.000 de estas armas, algunas de las cuales son indudablemente utilizadas para matar a soldados USamericanos, fueron pagadas por los contribuyentes de USA, bajo el Fondo – de nombre orwelliano – de Ayuda y Reconstrucción de Iraq.»
En otras palabras, estamos entregando armamento moderno a los que están matando a soldados Usamericanos y, a pesar de todo, no se responsabiliza a nadie. ¿Cómo funciona el asunto? Aparentemente, la culpa nunca llega al Departamento de Guerra de Rumsfeld; la pasan de uno a otro hasta que termina en un sujeto levantino de aspecto oscuro, o tal vez en un izquierdista locuaz opuesto a la guerra en su blog.
Cada vez más miembros de la elite dominante se sienten frustrados por las chapucerías de Rumsfeld y están listos para un cambio. Pero eso no importa, porque el sec-def goza del respaldo de poderosos elementos en las industrias bancaria, corporativa y de defensa así como del de entusiastas neoconservadores de muchos de los principales gabinetes estratégicos de Washington. También tiene el apoyo de Bush, lo que es sólo una formalidad ya que en todo caso los que dirigen el gobierno son Cheney y Rumsfeld. El resultado es: Rumsfeld «se queda».
El verdadero problema con Rumsfeld es que es incapaz de pensar políticamente, y es imposible ganar una guerra a menos que uno tenga objetivos políticos claramente definidos.
Después de tres años y medio de violencia y caos, todavía sabemos tan poco sobre la resistencia iraquí como en marzo de 2003. Es inexcusable. Además, no ha habido ningún intento de involucrar a los representantes de esa resistencia en un diálogo político. ¿Cómo podemos llegar a una solución política sin diálogo y negociación?
Es extremadamente miope pensar que sólo la violencia puede conducir a una victoria.
No lo hará.
En la guerra, la violencia no es un fin en sí; es un medio para lograr un objetivo político. La dependencia excesiva de la fuerza militar, ante la ausencia de toda comunicación o negociación con el enemigo, muestra una incomprensión fundamental del propósito de una guerra.
Un artículo de Dahr Jamail «US Military adopts Desperate Tactics» [Los militares de USA adoptan tácticas desesperadas] (IPS) ilustra este punto:
«La creciente violencia es contrarrestada por nuevas medidas duras en toda la provincia al-Anbar al oeste de Bagdad, dominada por los suníes. Miles han sido matados por las Fuerzas Multinacionales (MNF) y sus aliados iraqués, y la situación empeora con cada día que pasa… ‘No tenemos ningún papel que jugar porque los USamericanos siempre prefieren soluciones violentas que han llevado de un desastre a otro,’ dijo un miembro del consejo municipal de Faluya.»
De nuevo, vemos que la «fuerza abrumadora» sin objetivos políticos claramente definidos sólo genera más violencia. Es enteramente fútil, y a pesar de ello, no se cambia la política.
Rumsfeld arrasó Faluya hace dos años, pensando que la destrucción de esa ciudad de 300.000 habitantes «enviaría un mensaje» a los suníes; para convencerlos de que es inútil resistir. Su acción, aplaudida con entusiasmo por los eruditos y políticos derechistas en USA, produjo exactamente la reacción opuesta. La resistencia es ahora más fuerte que nunca, los ataques contra tropas USamericanas han aumentado dramáticamente, y la provincia al-Anbar ya no está bajo control de USA.
Cualquiera que tenga aunque sea una idea superficial de psicología podría haber predicho el resultado, pero Rumsfeld, a pesar de los hechos, siguió chapuceando con sus tácticas de puño de hierro.
La excesiva dependencia en la fuerza de Rumsfeld ha extendido los disturbios a todo el corazón del territorio suní haciéndolo virtualmente ingobernable. La violencia sectaria es ahora tan terrible que un informe filtrado del Pentágono, preparado por el Comando Central de USA, dice que el país está en un estado de «caos.» Es el corolario lógico del enfoque de Rumsfeld y es poco probable que cambie.
Para las tropas USamericanas en Iraq, existe un guión peor que el caos: la derrota. El artículo del 1 de noviembre de 2006 de Patrick Cockburn «Bagdad bajo sitio» suministra los escalofriantes detalles de una resistencia armada iraquí que ahora ha cortado las líneas de abastecimiento a la capital y amenaza con imposibilitar la continua ocupación USamericana. Cockburn dice:
«Insurgentes suníes han cortado las carreteras que unen a la ciudad con el resto de Iraq. El país está siendo compartimentado mientras los milicianos libran sangrientas batallas por el control de ciudades y aldeas al norte y al sur de la capital. El país ha dado otro bandazo hacia la desintegración. Tribus suníes bien armadas rodean ahora gran parte de Bagdad y combaten contra milicias chiíes para completar el cerco. Los insurgentes suníes parecen seguir un plan para controlar todas las vías de entrada a Bagdad.»
Bagdad está bajo sitio y la situación de las tropas USamericanas es cada vez más difícil. Están perdiendo la batalla en todos los frentes. Así que, ¿cuál es la reacción del Secretario Rumsfeld ante estos nuevos y dramáticos acontecimientos?
Rumsfeld realizó una conferencia de prensa en la que arremetió contra sus críticos por «concentrarse demasiado en las malas noticias provenientes de Iraq» y anunció el lanzamiento de una nueva campaña de relaciones públicas que tratará de lograr más apoyo para la actual ocupación. El Pentágono planifica «desarrollar mensajes» para responder a la negativa cobertura noticiosa y, como dijera Rumsfeld, «corregir el historial.»
«¿Corregir el historial? ¿Planifica el Pentágono un «apaño» de la guerra incluso cuando la Resistencia cierra su control alrededor de la capital?
¿Qué clase de demencia es ésta? No es la conducta de gente seria. Es más de la misma charlatanería de relaciones públicas «basada en la fe,» que no conduce a ninguna parte. La situación que se deteriora en Iraq no mejorará con la intensificación de la máquina de propaganda, apelando al chovinismo USamericano, o atacando a los críticos de la guerra. Ésta es la vida real; no alguna obra teatral satírica coreografiada para engañar al cuerpo de prensa de Washington. Necesitamos dirigentes que sean capaces de comprender la situación en términos realistas y que inicien diálogos políticos con las partes en conflicto. Todo el vitoreo y las cintas amarillas del mundo no crearán una solución viable para la catástrofe inminente.
Los USamericanos han ido mucho más lejos que Rumsfeld respecto a Iraq. Cerca de un 80% cree ahora que la guerra fue un «error» y una clara mayoría busca candidatos que apoyen un cambio de política. Un sondeo realizado por New York Times/CBS News el 2 de noviembre de 2006 muestra que «una mayoría sustancial de USamericanos espera que los demócratas reduzcan o terminen con la participación militar de USA en Iraq si conquistan el control del Congreso.» Eso nos dice de modo severo que el público quiere «irse ahora.» Las elecciones a mitad de período del 7 de noviembre constituirán un referendo sobre la «guerra escogida» de Bush y un rechazo directo del conflicto que Rumsfeld desea popularizar tan desesperadamente. Hasta ahora, los demócratas muestran una ventaja sustancial en los sondeos.
Los medios han sido un aliado firme de la tropa de Bush y le ha dado un «pase libre» durante todo el conflicto. Montaron exitosamente un Telón de Acero alrededor de Iraq e impidieron que el público sepa de los 650.000 hombres, mujeres y niños que fueron salvajemente masacrados en la Guerra del Petróleo de Bush. A pesar de todos sus esfuerzos, sin embargo, la opinión pública se ha apartado de la política actual y el pueblo de USA busca un fin de los combates.
El plan de Rumsfeld para «un nuevo tipo de guerra» que dependa de alta tecnología, de armamento guiado por láser, de masivas operaciones de contrainsurgencia, y de medios «encastrados» dóciles enfrenta tiempos difíciles. Ya se sienten los temblores desde Bagdad a Washington D.C. Como dijera Richard Haass, Presidente del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR, por sus siglas en inglés) en la edición de noviembre de Foreign Affairs: «La era USamericana en Medio Oriente, la cuarta en la historia moderna de la región, ha terminado.» Todo lo que queda por hacer es recoger los restos de una política fracasada y volver a casa.
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Mike Whitney vive en el Estado de Washington. Para contactos, escriba a: [email protected]