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Balance del desastre iraquí

Fuentes: Rebelión

Después de siete años del comienzo del segundo ataque a Iraq por parte de Estados Unidos y de su ocupación, podemos hacer ya un balance de este periodo de guerra y de enfrentamientos continuos. Varias han sido las causas para que Estados Unidos invadiera Iraq. En primer lugar el petróleo, no sólo para su extracción […]

Después de siete años del comienzo del segundo ataque a Iraq por parte de Estados Unidos y de su ocupación, podemos hacer ya un balance de este periodo de guerra y de enfrentamientos continuos.

Varias han sido las causas para que Estados Unidos invadiera Iraq. En primer lugar el petróleo, no sólo para su extracción sino también por sus reservas, calculadas en 115.000 millones de barriles, las segundas del mundo. A esto debemos añadirle la decisión que Sadam Hussein tomó de cobrar el petróleo iraquí en monedas que no fueran el dólar y eso no lo pueden permitir los norteamericanos porque cuestionaría su poder económico mundial. Otra causa fue el dominio de sus reservas hídricas (Eufrates y Tigris), consideradas también estratégicas, con las cuales se podía llevar agua a la sedienta región de la península Arábiga por un lado y por otro, llevar agua a Israel para asegurar su futuro ante su cada vez mayor demanda de la misma.

Está claro que este ataque fue una cuestión de estrategia geopolítica y de política energética. Por otra parte Iraq siempre se había distinguido por su defensa en la creación de un Estado palestino y se le consideraba una amenaza real a Israel.

En el conflicto iraquí se llevan invertidos, según los últimos informes, más de tres billones de dólares. Cada soldado norteamericano en Iraq tiene un coste de un millón de dólares anuales. Actualmente permanecen en su territorio unos 140.000 soldados, instalados en grandes bases. A este número de soldados hay que añadir la impresionante cifra de 160.000 mercenarios provenientes de compañías privadas de seguridad. Cuando el número de soldados disminuye aumenta el número de mercenarios.

Desde el anuncio de Barak Obama de que se va a proceder a la retirada de algunas unidades militares, el número de mercenarios ha aumentado en un 25%, lo que hace que la situación iraquí empeore, puesto que los mercenarios no están sujetos a las leyes de los Estados Unidos como están los militares, ni a ninguna ley iraquí, ni internacional. Esto les permite actuar con total impunidad.

Las secuelas de esta guerra son la muerte de miles de soldados norteamericanos y decenas de miles de ellos mutilados o con enfermedades adquiridas en los combates por la utilización de uranio empobrecido y de otros metales pesados y por la guerra química desarrollada, que a pesar de estar prohibida por la convención de Ginebra los norteamericanos siempre la desarrollan. El coste social de esta guerra es inmenso pero no sólo en dinero sino a nivel personal y de sociedad.

Según los últimos datos ofrecidos por institutos norteamericanos, el coste en vidas iraquíes pasa el millón de personas, a ello hay que añadirle los efectos que está teniendo en la población el uso del uranio empobrecido y la guerra química desarrollada que actualmente se están viendo sus consecuencias, calculándose en más de tres millones de iraquíes los que las sufren sus.

En la actualidad hay unos 4,800.000 iraquíes desplazados de sus lugares habituales de vida. De los cuales unos 2.000.000 están exiliados fuera del país y 2.800.000 refugiados en lugares distintos dentro del mismo Iraq.

Hay un refrán que dice «divide y vencerás». La política que han llevado los norteamericanos en este país ha sido dividir a las distintas comunidades étnicas y religiosas, kurdos, árabes, suníes, chiies…… La ocupación ha logrado la destrucción de los servicios públicos esenciales, agua, educación, sanidad, comunicaciones, etc., un gran retroceso en el respeto de los derechos humanos y en especial las que más lo sufren son las mujeres iraquíes que son las grandes perdedoras.

Según datos manejados por la ONU, en Iraq encontramos más de un millón de viudas y cinco millones de huérfanos. Todo el peso de este desastre social recae mayoritariamente sobre las mujeres.

La producción iraquí de petróleo actualmente es de 2.400.000 millones de barriles diarios, lo que le permite obtener unos 60.000 millones de dólares anuales, cantidad insuficiente para reconstruir un país totalmente destrozado por la guerra Iraq/Irán de la década de 1980, las sanciones económicas decretadas por las Naciones Unidas a finales del siglo XX e inicios del siglo XXI, provocó grandes hambrunas y muertes en la población infantil y posteriormente a partir de 2003, la guerra y ocupación norteamericana con las consecuencias humanas que estamos analizando.

La corrupción y los sobornos son una constante en la actual administración iraquí y cada vez adquieren mayor extensión, provocando un gran rechazo hacia la clase política dirigente. En Iraq se está produciendo no sólo una resistencia armada, sino que también existe una gran oposición social y política a la ocupación que no aparece en los medios de comunicación pero que existe.

¿Para que ha servido esta guerra iraquí?

Para afianzar el poder del aparato militar norteamericano en la vida política a costa del gran desastre humano y medioambiental de Iraq. El haber instalado en la vida política «la mentira» como arma política sin coste alguno para quien la practica. Una caída de los valores democráticos y un retroceso continuado de los derechos humanos y de sus garantías en todo el mundo en aras de la seguridad.

Sería positivo que el Tribunal Internacional de La Haya llevará a juicio a los Bush, Dick Cheney, Rumsfeld, Blair, José María Aznar….. por todo el daño producido a la humanidad. Al mismo tiempo, que deberíamos hacer una profunda reflexión y rechazar siempre las guerras, que sólo significan muerte y destrucción y que nos dejen de milongas de guerras buenas o malas.

Si hubiera un mínimo de cordura política y humana, lo primero que debería hacerse es la retirada militar norteamericana del territorio iraquí y conseguir que estos recuperen su independencia y busquen su futuro de una forma autónoma.

 

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.