Las fotos de las cárceles de Abu Ghraib retrataron de cuerpo entero y al desnudo a Bush, a Rumsfeld, a Colin Powell, a Cheney como unos carniceros sin piedad, aunque ellos andan sin ropa como aquel rey. Junto a esas fotos circularon también las tomadas en Guantánamo, donde los prisioneros no son torturados, donde los […]
Las fotos de las cárceles de Abu Ghraib retrataron de cuerpo entero y al desnudo a Bush, a Rumsfeld, a Colin Powell, a Cheney como unos carniceros sin piedad, aunque ellos andan sin ropa como aquel rey. Junto a esas fotos circularon también las tomadas en Guantánamo, donde los prisioneros
no son torturados,
donde los prisioneros son combatientes enemigos, como si el título a la condición de prisionero cambiara la bestialidad con que son tratados. El simple hecho de que a alguien lo detengan y le metan una funda de plástico en la cabeza,
ya es una tortura, y esta acción no se hace solamente al detenerse a alguien , sino que ya recluido en la prisión, la maldita funda sigue puesta. Atrapados con las manos en las masas, con todas las fotos que han salido a la luz pública, más los testimonios de soldados
renegados, las negativas a que comisiones de derechos humanos visiten los lugares donde están los prisioneros, el gobierno de Bush ha pretendido
justificarse dando a entender que eso es una práctica aislada y no como lo sabe todo el mundo, una práctica que viene desde que los gringos pisaron suelo americano. El general Phillip Sheridan decía que
un buen indio, es un indio muerto. Las massacres de autóctonos y la forma detallada descrita por los pocos sobrevivientes de las reservas hablan de matanzas a poblaciones enteras incluyendo mujeres, niños y ancianos porque
esos salvajes sanguinarios impedian el progreso y la civilización según el propio Theodore Roossevelt. En las primeras incursiones en el oeste, los soldados gringos mataron en muy poco tiempo más de 3 millones de búfalos para impedir que los autóctonos comieran. El gobierno de EU y su ejército estaban convencido que para ellos ocupar el territorio debían matar a los indios y asi lo hicieron, pero de una manera verdaderamente salvaje y sanguinaria como en Wounded Knee en 1890. Y esa mentalidad del pillaje, del robo quedó instalada como política normal oficial, en los gobernantes que siguieron hasta hoy día. Lo que han hecho en Afganistán e Irak no tiene mucha diferencia de aquellas matanzas. Los bombardeos criminales a Faluya, a todos los pueblos donde habían civiles, niños, lo demuestra. Los bombardeos a civiles, las torturas, los apresamientos ilegales, el robo del petróleo, todo eso es normal para ello, porque su única razón es la fuerza, y los únicos privilegiados son ellos como parte de una sociedad que se lo puede permitir todo. Si ellos tienen que eliminar al pueblo
sanguinario y salvaje iraquí completo para hacerlo suyo, no le temblará el pulso ( primero desde los aviones porque son cobardes). Claro, si no existiera una resistencia con dignidad y coraje.
Las fotos de las cárceles no sólo dan náusea, sino rabia, impotencia ante el abuso, y peor ante el cinismo y la hipocresía de querer presentarse como los jueces de los pueblos en materia de derechos humanos. Y esa cólera, esa indignación es la que hemos todos sentido al ver las fotos. Es la misma reacción que ha sentido Botero y que ha plasmado en 50 obras que expondrá el 16 de junio en el Palacio Venecia de Roma.
Esta exposición es de una importancia enorme, por su carácter de denuncia a la violencia, a la guerra, a la ocupación gringa ,porque se retoma el tema, callado por los medios como si se hubiese cesado de torturar, como si los abusos no continuaran , como si los miles de iraquíes irracional e injustamente encarcelados estuviesen libres en un pais democratico que hasta celebra elecciones. No solamente es en Abu Ghraib y en Guantánamo donde se tortura, se tortura en todas las cárceles norteamericanas y no ahora, sino desde siempre. Botero, quien cree que la pintura debe servir más que para decorar los muros de una mansión, ha declarado que estas pinturas son de su colección y que servirán para exponerlas itinerariamente. Hace mucho tiempo que la pintura dejó de ser ese vehículo educador, pedagógico, ese instrumento capaz de crear conciencia. Esta exposición queda en el público como las obras de la época de los muralistas mejicanos, como el Guernica de Picasso, como las obras de Guayasamin.
Anterior a esta serie que él denomina Abu Ghraib, Botero había realizado otra denunciando la violencia en su Colombia natal.
El momento en que se anuncia la exposición no podía ser mejor escogido porque es ahora precisamente donde se debaten cuestiones sobre los derechos humanos en Ginebra y donde los gringos, una vez mas, pretenden hacernos tragar la píldora del jueguito de la condena a Cuba, como si fuésemos prisioneros de sus cárceles. Pero no se sorprendan si la CNN la anuncia como un homenaje del pintor a Bush por sus éxitos en Irak y por ser un gran defensor de los derechos humanos.