Las voces a favor de la retirada de las tropas invasoras de Irak se multiplican a ambos lados de las fronteras de Estados Unidos. Las últimas en sumarse a este coro han sido la del ex presidente del Comité de las Fuerzas Armadas del Senado y antiguo secretario de la Marina durante la guerra de […]
Las voces a favor de la retirada de las tropas invasoras de Irak se multiplican a ambos lados de las fronteras de Estados Unidos. Las últimas en sumarse a este coro han sido la del ex presidente del Comité de las Fuerzas Armadas del Senado y antiguo secretario de la Marina durante la guerra de Vietnam, el senador republicano John Warner, y la del jefe del Estado Mayor, Peter Pace.
El general Pace aún no lo ha dicho públicamente, pero fuentes militares y civiles citadas ayer por el diario «Los Angeles Times» adelantan que su intención es pedir a Bush que reduzca casi a la mitad los algo más de 160.000 militares actualmente desplegados en Irak, para poder «reforzar la capacidad de las fuerzas armadas de responder ante otras amenazas», como la creen que supone Irán.
Es una opinión que, de acuerdo con el diario, comparte el secretario de Defensa, Robert Gates, y que Pace comunicará a Bush en una reunión que se celebrará antes de mediados de setiembre. En esas fechas está previsto que el máximo respon- sable de las tropas de EEUU en Irak, el general David Petraeus, presente un informe sobre la situación en el país árabe a la Casa Blanca y al Congreso.
De acuerdo con las primeras filtraciones, Petraeus pedirá que se mantenga la presencia actual al menos hasta finales de 2008.
Su postura chocaría con la de Pace, tal y como ocurre en el ámbito político, donde la Casa Blanca apuesta claramente por mantener la actual estrategia, mien- tras que en el Congreso son cada vez más, y no sólo demócratas, los partidarios de comenzar a planificar la vuelta a casa.
El último, el senador republicano John Warner, que considera fundamental que el Gobierno comience a dar los primeros pasos de la retirada para enviar un mensaje «claro y contundente» al Gobierno iraquí, a la región y a los propios estadounidenses en el sentido de que el compromiso de Washington en Irak no es indefinido. El general Rick Lynch, uno de los responsables de la coalición invasora en Irak, sin embargo, considera que la retirada de efectivos significaría «un gigante paso atrás».
Por otro lado, el Partido Islámico de Irak afirmó que no volverá al Gobierno de Al Maliki hasta que se cumplan sus demandas, como liberar a los detenidos indefinidamente sin cargos, y la Lista Iraquí dijo que boicoteará al Ejecutivo. Estos anuncios se conocieron al día siguiente de que un nuevo informe del espionaje de EEUU considerara a Al Maliki «incapaz de gobernar con eficacia».