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Bush, entrampado en la guerra «más tonta en dos mil años»

Fuentes: La Jornada

En lo que un destacado historiador militar calificó de «la guerra más tonta» en 2 mil años, la clase política estadunidense no sabe qué hacer entrampada ahora entre la necesidad de una «victoria» y la realidad de un desastre. Un día después que el presidente George W. Bush afirmó que no aceptará nada menos que […]

En lo que un destacado historiador militar calificó de «la guerra más tonta» en 2 mil años, la clase política estadunidense no sabe qué hacer entrampada ahora entre la necesidad de una «victoria» y la realidad de un desastre.

Un día después que el presidente George W. Bush afirmó que no aceptará nada menos que la «victoria total» y ofrecer más de lo mismo para lograrlo, políticos, analistas y editorialistas se encuentran sin respuesta a qué hacer con una guerra que la mayoría de estadunidenses no desea, que fue resultado de engaños y distorsiones, y que cada día se parece más -no tanto en el terreno de la batalla, pero sí en el terreno político local- al desastre de Vietnam.

Brian Whitaker, columnista del Guardian de Londres cita a Martin van Creveld, profesor de la Universidad Hebrea en Jerusalén, reconocido como uno de los historiadores militares más destacados del mundo, quien recientemente escribió en el semanario judío estadunidense, Forward, que Bush debería de ser destituido y enjuiciado «por engañar al pueblo estadunidense y lanzar la guerra más tonta desde que el Emperador Augusto en el año 9 AC envió a sus legiones a Alemania y las perdió». Creveld, según Whitaker, es autor de varios libros que han ayudado a formar la teoría militar moderna y es el único autor no estadunidense en la lista de lecturas obligatorias para los oficiales del ejército de Estados Unidos.

El sueño de la «victoria total»

Pero aunque pocos creen en la visión optimista presentada por el presidente sobre las perspectivas para su «victoria total», el propio Bush rehúsa ver la realidad. El gran periodista Seymour Hersh, en un artículo publicado esta semana en The New Yorker, señala que aunque un amplio grupo de funcionarios de inteligencia, asesores políticos y militares han manifestado sus preocupaciones y dudas sobre el curso de la guerra, Bush simplemente rehúsa entenderlo. Peor aún, cree que su guerra es una misión divina y que él ha sido escogido por Dios para librarla.

«Oficiales militares activos y retirados me han comentado que el presidente vive convencido de que es misión personal traer la democracia a Irak y que es inmune a la presión política, aun de sus colegas republicanos. También dice que rechaza toda información que esté en conflicto con su visión de cómo se desarrolla la guerra», reporta Hersh. Además, un ex alto funcionario del primer periodo de esta presidencia contó a Hersh que Bush sentía que «Dios me puso aquí» para encabezar la guerra contra el «terrorismo», y señaló que aunque en público Bush caracterizó su relección como un referéndum sobre la guerra, en privado habló de ello como otra manifestación de la mano divina.

Pero aunque el presidente puede rehusar ver la realidad y sus costos en casa, otros políticos, analistas y hasta altos funcionarios de su propio gobierno se preparan para cambiar el curso de la guerra, y por lo menos ofrecer indicaciones -aunque tal vez simbólicas- de que hay avances.

El escenario general que el gobierno de Bush desea es que las elecciones parlamentarias en Irak, programadas para el 15 de diciembre, resulten en un gobierno de coalición y que, junto con Washington, anuncien el inicio de la reducción de tropas estadunidenses empezando el año entrante.

Así, se podrá anunciar el retiro de hasta tal vez 50 mil de las 160 mil tropas estadunidenses en Irak y proyectarlo como prueba de que la «victoria» se acerca. El Pentágono y el Departamento de Estado ya han comentado esta posibilidad en público. Muchos reconocen que se tendrá que reducir de alguna manera la presencia de las tropas, ya que esta guerra es cada vez menos sostenible militar y políticamente.

Pero la reducción de tropas terrestres no significa necesariamente un retiro de las fuerzas estadunidenses, reveló Hersh. Un elemento clave en los planes para reducir las tropas no mencionado en público, reportó, es que éstas serán sustituidas por un incremento en el empleo de la fuerza aérea. O sea, la intención no sería disminuir la guerra, sino simplemente la combinación de las fuerzas en la guerra.

A pesar de lo declarado por Bush, ya existen planes elaborados por los generales que trabajan para el comandante en jefe para reducir el número de tropas, reporta el Washington Post. Con el regreso de miles de soldados a casa, calculan los estrategas políticos del gobierno, se logrará aplacar la creciente inquietud del público sobre la guerra justo a tiempo para las elecciones legislativas de noviembre de 2006. Pero la guerra en Irak podría ser aún más brutal.

Todo esto provoca nuevas comparaciones con Vietnam. El editorial del New York Times hoy recuerda que el proceso de «vietnamización» de esa guerra anunciada por el entonces presidente Richard Nixon en 1969, es muy parecida a lo que está planteando Bush ahora; la idea de que Estados Unidos trasladará la responsabilidad de combate y seguridad cada vez más a tropas de Irak. De hecho, otros señalan que en esa fase del conflicto en Vietnam, se intensificó la guerra desde el aire a niveles sin precedente.

Más similitudes con Vietnam

Para nutrir a los que insisten que las dos guerras se parecen cada vez más, hoy el National Security Archive, organización dedicada al acceso libre a la información oficial, presentó documentos oficiales finalmente desclasificados por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) comprobando que se falsificaron versiones del famoso incidente del golfo de Tonkin en 1964, sobre supuestos ataques de fuerzas comunistas contra naves estadunidense, lo cual fue empleado como argumento por la Casa Blanca para lograr la aprobación para intensificar la guerra en Vietnam.

El New York Times había reportado que la NSA había rehusado desclasificar estos documentos secretos históricos porque podrían provocar una comparación «incómoda» con la fallida inteligencia empleada para justificar la guerra en Irak. (Los documentos y un análisis de ellos se pueden consultar en http://www.nsarchive.org).

Y como en Vietnam, nadie sabe qué hacer -ni el gobierno de Bush ni la oposición demócrata- ahora. Igual que entonces, señala el editorial del Times, el presidente se vuelve prisionero en su propia Casa Blanca, donde es cada vez más difícil salir a enfrentar al público y a la realidad.

Mientras los políticos debaten cómo y cuándo salirse del atolladero que crearon, el público tiene cada vez menos confianza en ellos. Según encuesta de NBC News/ Wall Street Journal, sólo una cuarta parte de la población piensa que uno u otro de los dos partidos representan sus intereses. A fin de cuentas el público tiene la razón: ambos partidos y casi toda la clase política comparte la responsabilidad en esta guerra.