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«Calma» inquieta… en Bagdad

Fuentes: Rebelión

Traducido para Rebelión por Germán Leyens

Escribo mientras los morteros siguen detonando en la cercana «Zona Verde». Es fácil identificar a los morteros – el agudo «tzsonk» de su lanzamiento, luego una pausa, y después un potente estruendo que estremece la noche silenciosa. Sirenas que aúllan a lo lejos, junto con el chasquido disperso de los disparos de fusil.. El anochecer siempre parece provocar la acción en esta área del centro de Bagdad – sólo anoche hubo numerosos tiroteos cerca de mi ventana.

Anteriormente, mientras estaba en el distrito al-Adhamiya de Bagdad, la base de EE.UU. que se encuentra allí fue atacada 8 veces por morteros. Los escuchamos justo después de terminar inmensos platos de kebabs en un restaurante al borde de la ruta. Después de terminar la comida, una anciana se acercó a nuestra mesa y nos preguntó si podía llevarse los restos.

Mi amigo tomó dos bolsas de plástico y comenzó a echar nuestras ensaladas comidas a medias y el resto de pan. Ella nos agradeció y nos bendijo, y comenzó a irse arrastrando los pies… Abu Talat la seguimos rápidamente y le dimos un pequeño fajo de dinares iraquíes. Volvimos al coche sin intercambiar una sola palabra.

Es divertido que todos estén hablando últimamente de lo calma que es la situación actual en Bagdad… a la espera de que las cosas se pongan mucho peor a medida que se acerca la elección. Si esto es calma…

Parece que calma es que los militares ya no publican la cantidad de veces por día que los atacan… la última cuenta que admitieron fue de unas 70 veces por día… lo que significa que probablemente son más.

Parece también que una furgoneta con cuatro guardias de banco fue destruida, quemando a los hombres hasta morir; parece que otro soldado de EE.UU. fue muerto en la provincia al-Anbar (léase Faluya), cuatro soldados iraquíes fueron muertos en Samarra, y soldados iraquíes en Duluiya masacraron a tres civiles iraquíes en un punto de control. Además, en Hiyt, al oeste de Ramadi, dos vehículos militares de EE.UU. fueron destruidos en un ataque con cohetes. En Haqlaniya, también al oeste de Ramadi, una bomba al borde de la ruta detonó cerca de una patrulla, destruyendo otros dos vehículos militares de EE.UU. No se ha dicho nada por el momento sobre las víctimas de ninguno de los ataques, aunque testigos informaron que vieron a helicópteros evacuando a soldados ensangrentados de la escena del ataque cerca de Hiyt. Ambas localidades se encuentran en la cercanía de Faluya.

Parece que es calma cuando morteros y tiroteos estallan cada día, esporádicamente, alrededor de Bagdad. Parece que es calma cuando dos coches bomba atacan hoy en Mosul: una furgoneta bomba suicida que mató una cantidad desconocida de civiles cuando no dio contra un convoy de EE.UU., y un coche bomba suicida que mató a dos soldados iraquíes.

Evidentemente, parece que también es calma si hay colas para conseguir gasolina de hasta 10 kilómetros de largo.

Es imposible conducir mucho tiempo en Bagdad sin ver estas… colas de coches al borde de las carreteras y las calles laterales, y la gente parada al lado de sus coches esperando, empujando luego su coche cada vez que la cola se mueve unos pocos metros más cerca de la sagrada gasolinera. Con un 70% de desempleo en Irak, la obtención de combustible es actualmente el trabajo de tiempo completo más común de los iraquíes.

Parado en otro atasco del tráfico mientras tratamos de decidir qué haremos si cierran más gasolineras y los mercados negros comienzan a agotarse, sugiero a Abu Talat: «Podemos conseguir un burro. Tú conduces y yo me siento atrás, escribo en mi cuaderno y saco fotos».

«Sí, claro, es posible», se ríe, «Obviamente es mucho mejor que tratar de robarnos un camión cisterna.»

Había sido mi primera idea.

Antes habíamos entrevistado a un sujeto que estuvo en el servicio de inteligencia del régimen anterior. Me preguntó si quería entrar en Faluya.

«Este…, no gracias», dije, «No por el momento», hablándole a través de una mesita mientras bebíamos nuestras gaseosas Miranda de naranja. La pieza estaba oscurecida por cortinas, y me habló a condición de anonimato… después tomó mi teléfono satelital y lo colocó en otro sitio del edificio.

«Pueden ubicar los teléfonos satelitales incluso cuando no están encendidos», me explicó, «Sólo sacando la tarjeta SIM no pueden ser ubicados.»

Espero que nunca tenga que utilizar la información. En Irak uno aprende las cosas más extraordinarias estos días.

Me da una idea rápida de lo que sabe sobre Faluya, diciéndome que los militares controlan dos puestos de control principales hacia la ciudad y la carretera principal que divide lo que queda de la ciudad demolida. «Sigue habiendo unos 25 ataques de los muyahidín cada día contra los ocupantes en la ciudad», dice, «Y hasta ahora la resistencia controla grandes áreas de la ciudad».

Quién sabe cuán exacto es lo que dice. Y como los militares acordonan casi toda la ciudad, es imposible verificarlo por el momento.

Afirma que sólo un 3% de los muertos durante el ataque fueron combatientes, y el resto civiles. Estoy seguro de que es una cifra algo reducida… pero ciertamente está más cerca de la verdad que el cálculo de EE.UU. de que 1.200 a 1.300 de los 2.000 muertos eran combatientes, y definitivamente más cerca que la declaración de Alaui de que todos los muertos en Faluya eran combatientes. Incluso miembros de la Media Luna Roja Iraquí han declarado que la mayoría de los cuerpos, por lo menos un 60% eran de mujeres, niños y ancianos.

Repentinamente dice: «Eso es, no más», y se acabó la entrevista.

Le agradecemos por su tiempo y volvemos a la calle.

Ahora hay globos blancos de vigilancia militar volando por sobre Bagdad. La mayor parte de los miembros del ejército iraquí (conocido anteriormente como Guardia Nacional Iraquí) llevan máscaras negras mientras viajan en la parte trasera de camionetas en las que han montado ametralladoras improvisadas. Parecen muchachos con juguetes, en comparación con los Humvees con sus calibre 50, con lanza-cohetes colgados sobre los respaldos de los asientos de los soldados que van sentados… con sus caras ocultas bajo cascos y gafas protectoras.

Bagdad se siente intranquila durante este tiempo de «calma». Hay una energía expectante en el aire a medida que los días pasan antes del 30 de enero. Es como si todos estuviésemos esperando que bombas y feroces enfrentamientos estallaran en todo momento. O tal vez no ocurran hasta después… nadie puede decirlo.

Conduciendo por la carretera, esta tarde, una furgoneta pasa con un hombre que apunta una pistola a los coches… haciendo que lo dejen pasar, para ir más rápido.

«Ésta es nuestra civilización actual», dice Abu Talat, riéndose con sus contagiosas carcajadas mientras enciende otro de sus cigarrillos Gold Seal, terriblemente fuertes.

Aquí, si no te ríes, te vuelves loco en un santiamén.