Recomiendo:
0

El escritor arremete contra el presidente de EEUU con una recopilación de artículos

Carlos Fuentes: «Ya le gustaría a Bush ser como Hitler»

Fuentes: El Periódico

Aunque en los últimos tiempos ha demostrado grandes dotes proféticas, lo que le gustaría a Carlos Fuentes es «ser exorcista». Con este propósito el escritor mexicano lanzó ayer su particular conjuro en forma de libro para conseguir que el próximo 2 de noviembre George W. Bush abandone la Casa Blanca. Si su anterior obra, Inquieta […]

Aunque en los últimos tiempos ha demostrado grandes dotes proféticas, lo que le gustaría a Carlos Fuentes es «ser exorcista». Con este propósito el escritor mexicano lanzó ayer su particular conjuro en forma de libro para conseguir que el próximo 2 de noviembre George W. Bush abandone la Casa Blanca. Si su anterior obra, Inquieta compañía (Alfaguara, 2004), era un compendio de seis cuentos sobre fenómenos sobrenaturales, su última creación, Contra Bush (Aguilar), demuestra que la realidad puede ser más tétrica que la ficción.
«Ya le gustaría a Bush ser un genio del mal como Hitler», aseguró Fuentes durante la presentación de un libro en el que, pese a dejar claro que Bush no es ni el Führer «ni Stalin», afirma que el tejano es un «tonto perverso» con «más poder que ellos». Contra Bush es una suerte de diario en el que compila artículos y reflexiones escritos entre agosto de 2000 y junio de 2004 y que representan su «alegato contra Bush y contra la ideología neoconservadora que ya declaró sus propósitos en 1997». Para el autor, Bush y los neocons abogan por un «marxismo-darwinismo», basado en «las infraestructuras económicas y que plantea la supervivencia del más fuerte».

COMPLEJO DE EDIPO
Aparte de hablar sobre marxismo y darwinismo, Fuentes se adentró también en el territorio freudiano al aventurar que «un hijo siempre asesina a un padre», en referencia a la decisión de Bush junior de invadir Irak y llegar así hasta donde su progenitor nunca llegó. A diferencia del patriarca del clan Bush, que estaba arropado por «consejeros más listos que los neoconservadores», el actual inquilino de la Casa Blanca prefirió «ganar la guerra» sin calcular los riesgos de una posguerra «que están perdiendo».
Sobre las justificaciones de la acción militar, el autor de La silla del águila recordó que se atacó a Irak por «unas armas de destrucción masiva que no existían» mientras que Corea del Norte, que este fin de semana podría haber realizado ensayos nucleares, se jactaba de tenerlas sin que les pasara nada: «La diferencia es que los norcoreanos no tienen petróleo y que, con Arabia Saudí, Irak e Irán, EEUU tendría el 75% de las reservas mundiales».
La convicción con la que el ganador del Príncipe de Asturias 1994 sentenciaba hace un par de años que Bush no sería reelegido (el autor mexicano coincide con Susan Sontag en resaltar que no es un «presidente electo sino selecto por un sólo voto de diferencia en la Corte Suprema»), se ha rebajado. Y es que, sobre todo a raíz de la Convención Republicana, Bush ha logrado tomar ventaja enarbolando «las banderas del miedo y del patriotismo, que como decía (Samuel) Johnson, es el último refugio de los canallas».
Pese a todo, el exdiplomático confía en que la llegada de los debates sirva a John F. Kerry para recuperar el terreno perdido: «Kerry es mucho mejor que Bush, que no sabe hablar sin cartulinas», afirmó antes de reconocer que teme que el candidato demócrata, como ya le pasó a Al Gore, de una imagen demasiado alejada de la ciudadanía. Aun así, como rubrica en su libro, el senador de Massachusetts «tiene la tribuna que le ha regalado George W. Bush: hacer lo contrario de lo que ha hecho el actual presidente».
Fuentes aclaró que el libro no es «un ataque antiamericano», sino que su prosa apunta a la actual administración norteamericana. En este sentido y como ya hizo en el epílogo de Contra Bush, el autor de La muerte de Artemio Cruz realizó un llamamiento a la población hispana de EEUU para que «voten bien» y, citando a Arthur Schlesinger jr. (al que dedica el libro), pidió que «no perdamos la esperanza».