El Festival Jazz Plaza 2005, celebrado en La Habana entre el 1 y el 4 de diciembre, ha demostrado que el jazz es hoy en Cuba la música más vital, sugerente e innovadora del panorama artístico. El pianista Chucho Valdés propició algunos de los momentos más brillantes y a la vez íntimos del festival. Chucho, […]
El Festival Jazz Plaza 2005, celebrado en La Habana entre el 1 y el 4 de diciembre, ha demostrado que el jazz es hoy en Cuba la música más vital, sugerente e innovadora del panorama artístico. El pianista Chucho Valdés propició algunos de los momentos más brillantes y a la vez íntimos del festival. Chucho, Pablo Milanés y el brasileño Ivan Lins ofrecieron un concierto mágico, azul, puro filin, que es sentimiento. Los dos cubanos estrenaron tres canciones -Mary, Recuento y Distancias-, letras de Milanés y música de Valdés, adelanto del disco que piensan realizar juntos. La química entre ambos no sólo funcionó en el espectáculo en vivo; hacía tiempo que Pablo Milanés no componía canciones tan desgarradoras y hermosas. Entre el público extasiado estaba el premio Nobel Gabriel García Márquez, que el domingo repitió y acudió al teatro Mella a escuchar a Chucho Valdés y su Canto a Dios, su homenaje particular a Nueva Orleans y a las víctimas del Katrina. El pianista compareció acompañado de su cuarteto, la Orquesta Sinfónica Nacional y el Coro Nacional de Cuba. Más de 60 músicos en escena, que interpretaron también Nanú y Shaka Zulú, dos tributos a África en los que la percusión y los tambores batá se funden con la música sinfónica compuesta por Chucho Valdés.
Muchas cosas buenas sucedieron en este festival. El concierto y jam sesion homenaje al saxofonista y promotor británico Ronnie Scott -fallecido el año pasado-, el hombre que llevó a su club de Londres a Irakere y las primeras bandas de jazz cubano. La presentación de la big band creada por Bobby Carcassés en homenaje a Fran Emilio Flyn y Armando Romeo, grandes pioneros del jazz afrocubano. Y quizá lo más importante y el mejor tributo a ellos, la oportunidad de ver junto a las estrellas ya consagradas como Maraca o César López a los jazzistas cubanos más jóvenes, desde Roberto Fonseca a Yasek Manzano. El Festival Jazz Plaza 2005 ha constatado que la calidad y el desarrollo del jazz afrocubano están asegurados por una nueva generación de jóvenes cada vez más talentosos, que hacen de esta isla un auténtico volcán jazzístico. Un volcán en erupción.