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Colonialismo sionazi, «mato y gimoteo», el crimen de nuestro tiempo

Fuentes: Rebelión

Reseña de La cuestión oculta y otros textos. Tres ensayos sobre los orígenes del desposeimiento palestino en la era del sionismo. Edición, traducción e introducción de Sergio Pérez Pariente. Editorial Bósforo Libros, 2011.

«La cuestión oculta y otros textos. Tres ensayos sobre los orígenes del desposeimiento palestino en la era del sionismo», es un pequeño libro en el que los autores explican con claridad las bases políticas, económicas y raciales sobre las que se creó el estado de israel (sí, con minúscula). Sus autores, Epstein, Hal Draper y Ferrán Izquierdo Brichs, el primero intelectual sionista judío (1863-1943), el segundo escritor estadounidense de origen judío (1914-1990), y el tercero profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Barcelona, ofrecen tres visiones de los acontecimientos referidos más arriba.

Epstein basa su exposición en su propia participación para crear el estado de israel; Draper en el análisis de los documentos que emite el sionismo como base de la creación sionista, observa la barbarie del sionismo desde su interior en el periodo de colonización británica de Palestina y su entrega al movimiento sionazi; y, Brichs presenta los documentos que elabora el movimiento sionazi para robar al pueblo palestino sus tierras y acabar con su vida para crear un estado racista, exclusivo, con sus teorías aprendidas del nazismo, con el que los sionistas colaboraron (lea «Sionismo y fascismo. El sionismo en la época de los dictadores». Autor Lenni Brenner).

Epstein, en su ensayo «La cuestión oculta», editado por primera vez en castellano, entra con principios humanistas a ver lo que hacen sus correligionarios con el pueblo palestino, y se escandaliza, denuncia la política llevada a cabo, advierte del odio que siembra y las mentiras con que el sionismo falsifica la realidad para justificar el cuchillo de sus primeras emigraciones a Palestina. A la vista de la colonización emprendida, de la opresión y el robo que llevaban a cabo sus correligionarios concluirá: «Nuestro nombre no se vincula con lo bueno, si no con lo malo, y este recuerdo no se apagará». Desde la moral, Epstein, deshace la imagen épica y de justicia del sionismo, pantalla artificial con la que encubren sus actos criminales.

Hal Draper en su ensayo «La minoría árabe de israel; el gran robo de tierras», también traducido por primera vez al castellano, muestra las leyes que los sionistas levantaron como el muro de hormigón que hoy encierra al pueblo palestino, injustas y condenadas por los estamentos internacionales, como el muro, pero que las mantienen. A partir de esas leyes impuestas observa los objetivos sionazis, sus intereses y las consecuencias políticas, económicas y sociales para los originarios de Palestina. Expulsión, confiscación, apropiación, son conceptos que hacen luz sobre la esencia de los colonos sionazis con su gobierno al frente, sin olvidar la responsabilidad del gobierno inglés en la entrega de Palestina a los nuevos colonizadores. La «limpieza étnica»o «araberrein» era, es, la base del que los sionazis denominaban y denominan «estado judío», proclamado en 1948 como producto de la guerra contra el pueblo palestino. Mediante la Agencia Judía, la cúpula militar y el gobierno que establecieron, la producción de la tierra, de la industria, los fondos bancarios y todo lo que generaban, las viviendas de las aldeas, pueblos y ciudades fue a parar a manos, «legalmente», de los colonizadores. Entre sus «leyes» destacan las que se refieren al trabajo judío, refiriéndose a la prohibición de contratar palestinos, a la declaración de «ausentes» a los palestinos con la finalidad de declarar «propiedad sionista» los bienes árabes, tierras, viviendas, empresas,… aunque tan solo hubiesen ido a visitar a un familiar, hubiesen salido a hacer alguna tarea o ingresasen en un hospital, no digamos aquella población palestina desplazada a causa del terror de las bandas sionazis y la guerra que llevaron a cabo. Aunque debe advertirse que sin que hubiese terminado esta el ejército sionazi realizaba acciones de guerra como, nos dice el autor, «acciones de conquista sobre tales propiedades, el ejército se consideraba legítimo propietario de las mismas».

Una vez constituido el gobierno sionazi, éste sacó la ley de «Área abandonada» con la que se apropiaban de todo incluso pueblos que no estaban «abandonados». El Doctor Peretz, un reconocido estudioso de la situación en Palestina, declara sobre la acción de los sionazis: «La política a largo plazo en la segunda mitad de 1948 consistió en dejar claro a los árabes que buena parte de sus propiedades ya no existían y que las zonas para su reasentamiento serían determinadas por factores políticos y de seguridad». En esa misma «ley», para apropiarse de los bienes de quien tildaban como «ausente», se decía que cualquier bien obtenido por esos palestinos considerados «ausentes» quedaba adjudicado al estado sionista; que los sionazis que actuaban en la apropiación de los bienes palestinos quedaban exonerados de responsabilidad; en el apartado 2º de dicha reglamentación los sionazis sostienen que los árabes son culpables hasta que no se demuestre lo contrario, exculpándose por sus propios actos y haciendo recaer la carga de la prueba de su no «ausencia» a los palestinos, que no era admitida bajo ningún concepto.

«Durante el liberal primer cuarto de nuestro siglo, solía decirse que un país era juzgado por la forma en que trataba a los judíos. En consecuencia, es comprensible y natural que ahora se invierta la cuestión y preguntemos: ¿cómo trata el Estado judío a sus árabes?». John Kimiche.

Según la «Ley de Propiedad Ausente» ni tan siquiera los herederos, esposa, hijos,… de los poquísimos palestinos que pudieron conservar su propiedad, podían considerarse herederos, el custodio, el encargado de las expropiaciones podía confiscarlo todo. El mapa de israel se elaboró sobre los planos en los que constaban el terreno que querían apropiarse incluyendo poblaciones habitadas, de las que a continuación se expulsaba a la población palestina. Cuando en algún caso debieron indemnizar, los pagos los hacían con el valor de 1950, año en que los sionazis devaluaron su moneda, de manera que les pagaban tan solo 1/3 del valor del momento. El diputado árabe Masad Qasis denunciaba: «En 1950 a los árabes solo se les permitía vender tierra al Fondo Nacional Judío, la agencia sionista, y no recibieron más que 25 libras israelíes por dunam, y en algunos lugares 15, mientras que el precio actual ronda las 250 ó 350 libras israelíes por dunam», pero no solo eso, «La ordenanza (declaró el diputado Al Zabi, árabe «domesticado») permitió al gobierno comenzar a repoblar las aldeas árabes- con granjeros -judíos- que trabajarían la tierra circundante. Se crearon organismos para administrar la propiedad y alquilar la tierra a agricultores individuales y compañías de contratación. A los colonos se les dio la oportunidad de escoger tierras cercanas a sus aldeas a través del Fondo Nacional Judío…»

Tras el robo los sionistas buscaron colaboradores entre los árabes que sobreviven en el territorio ocupado, ofreciéndoles alguna tierra robada a los palestinos que ante el terror sionazi habían tenido que huir para salvar su vida, pero los palestinos que no se marcharon tampoco admitieron el robo a sus hermanos. ¿Cuál fue la salida de los sionazis?: acusaron a los palestinos que no colaboraban de quintacolumnistas y los ficharon como agentes que querían impedir la aplicación de las leyes; en todos los medios sionazis arreciaron los insultos y la persecución a los palestinos. El Doctor Peretz declara que «el ejército descubrió que a menudo los árabes de israel, después de aceptar el uso de las tierras de los refugiados que habían huido a los Estados árabes, hacían pagos ilegales a los antiguos propietarios a través de la frontera».

Hal Draper termina observando el trato que la prensa da al problema, prensa que se descubre sionista, ocultando a los propios judíos y al resto lo que el gobierno sionista hace. «No ha sido «el pueblo judío» el que ha hecho todo esto. … No es «el pueblo judío» el que ha de cargar con la responsabilidad sino las autoridades sionistas, el movimiento sionista y el gobierno sionista; la diferencia es abismal».

Ferran Izquierdo Brichs, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Barcelona, en su ensayo «Las raíces del apartheid en Palestina: la judaización del territorio durante el Mandato británico», recorre la historia de Palestina desde finales del siglo XIX en que pertenecía al Imperio Otómano bajo dominación británica, y fue el gobierno británico el que estudió los mapas que manejaban los sionistas de la época tratando de hacerse con parte del territorio palestino. Británicos y sionazis acabaron prácticamente con la propiedad comunal, que era el sistema empleado por los palestinos, e implantaron el sistema de propiedad privada mediante presiones económicas y políticas, con lo que los campesinos se encontraron sin posibilidad de resolución: «Los campesinos necesitaban capital para invertir en los nuevos cultivos y para mejorar su explotación, pero el Ottoman Agricultural Bank solo prestaba a propietarios individuales, lo que obligaba al registro individual y al reparto de la tierra, o a quedar en manos de los usureros», y quienes compraban con todos los parabienes de la Autoridad eran los sionistas, inventando y aireando la historia terrible de que Palestina estaba deshabitada.

El territorio comunal, vinculado a las poblaciones, se vio desposeído de tal título y fue asignado a los sionistas, mientras que los palestinos mediante un Congreso en 1929 presentaban sus reivindicaciones -mejores comunicaciones entre pueblos,banco agrícola, sanidad, educación,…- y nunca fueron atendidas, y es que las campañas y es que las campañas de expulsión del campesinado palestino mediante el terror no iban a parar, las bandas terroristas sionazis caían sobre las poblaciones y las destruían, como aquel Abu Susha, 10 de Abril de 1948, arrasado por la banda sionazi Hagana que ocupó sus tierras.

Británicos y sionistas publicitaban los éxitos de sus pupilos como el progreso de la sociedad judía, ocultando su expulsión del pueblo palestino, la «limpieza étnica»,el apertheid, el colonialismo. Si el Imperio Otómano protegió a los grandes propietarios, el Mandato británico hizo mucho más por los sionistas. La instauración de un Estado «puro» judío era una copia del ideario hitleriano, y para eso se aseguraban de que la población palestina que resistía en su territorio, en Palestina, no pudiese trabajar, para lo que establecieron por ley que solo se contratase a judíos: Acuerdo sobre las colonias de Emek, » Artículo 11: El colono se compromete a trabajar la citada propiedad personalmente, o con la ayuda de su familia, y a no contratar mano de obra externa a menos que sea judía». Las protestas de los palestinos desembocaron en la lucha contra los colonizadores y terminó en la Rebelión Árabe de 1936.

La creación del estado de israel la llevaron a cabo sobre la expulsión y asesinato del pueblo palestino. Más de 5 millones (5.000.000) de palestinos viven fuera de su tierra y los sionazis les tienen prohibido volver. La base del sionazismo es la «limpieza étnica» y es lo que han instaurado. En este ensayo se aportan los mapas de Palestina siguiente: 1.- En el se ven las demandas sionistas sobre Palestina en 1918, la ocupan por entero, más parte de Egipto, Jordania, Siria y Líbano. 2.- Mapa topográfico de Palestina. 3.- Propiedad de la tierra en Palestina y el Plan de Partición de Naciones Unidas, 2947. 4.- Mapa de la Autoridad mandataria «Palestine. Survey Progres to Dec.31.st 1936. 5.- Pueblos destruidos y despoblados por Israel en 1948 y 1967.

Visualizar los crímenes sionazis sobre el pueblo palestino a lo largo del tiempo es más conciso, expresivo, claro, que todas las explicaciones. Usted debe conocer, usted no puede dejarse engañar, tome este pequeño libro entre sus manos, léalo y difúndalo, el pueblo palestino le tendrá como un amigo de los Derechos Humanos.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.