Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
Cuadro del artista iraquí Mohanad Al-Hayali
Realmente, no sé lo que está pasando aquí.
El otro día iba sobre el color rosa y, hoy, de colores pastel.
No es una época adecuada del año para los colores pastel. Después de todo, estamos empezando el otoño, con sus ocres dorados, sus rojos oxidados y sus verdes agonizantes…
Pero los colores pastel han estado obsesionándome… desde aquellas tonalidades rosas y rojas (1).
Quizá porque es el Eid, la fiesta que marca la celebración del final de nuestro mes de ayuno, Ramadán.
Recuerdo el Eid en Bagdad, lo que solía ser el Eid…
Tenemos una tradición que es propia del Eid, hay que vestirse con ropa nueva. Recuerdo a jóvenes y viejos reservando ese traje nuevo, esa prenda intacta, para el Eid
Recuerdo a los niños pequeños vestidos con sus ropas nuevas, riendo mientras se balanceaban en los columpios, gritando de alegría en los caballitos…
Comiendo «shaar al Banat» o «ghazi al Banat», como algunos lo llamaban.
Ya saben, esa nube esponjosa dulce, teñida de colores pastel, que parece algodón en la boca y que se coloca alrededor de un palo de madera que al comerlo se pega por toda la cara y te deja la lengua coloreada en tonos pastel… rosa, verde, azul, amarillo y… blanco.
Recuerdo también las conversaciones…
«Baba, baba, shuf, ani helwa?» – «Papi, papi, mírame, ¿estoy guapa?», preguntaría una pequeñita levantando sus ojos hacia su padre y mostrándole su nuevo vestido y los lazos en su pelo, todo de color pastel.
«Mama, mama, shofi shlon atayerhom» – «Mami, mami, ¡mira cómo la hago volar!», gritaría un niño a su madre, señalando con el dedo su nueva cometa de papel con colores pastel…
Y el padre contestaría: «Hadha shlon yamal» – ¡Qué guapa está mi niña!
Y la madre diría: «Shatr, ibni, enta shater» – ¡Qué listo es mi niño!
Todavía puedo escuchar sus risillas, sus carcajadas y sus gritos de excitación…
Todavía puedo ver sus ojos inocentes brillando de alegría, sus caras divertidas, sus tiernas sonrisas…
Todavía puedo sentir sus abrazos, sus húmedos besos de olor caramelo y sus cálidas cabecitas en mi hombro, cuando llegaban cansados tras mucho corretear por todas partes… agotados de tanto jugar.
Soy afortunada por tener esos recuerdos. Soy afortunada al haberlos presenciado.
Hoy en día, los niños en Iraq, o están demasiado traumatizados o no vivirán para recordar o… están ya muertos.
Sólo hace dos días, once pequeños resultaron gravemente heridos en un ataque con mortero. Ayer, otros nueve fueron asesinados por sus «chicos valientes» en un supuesto ataque de la contrainsurgencia. Hoy, al menos a otros dos pequeños les llenaron de metralla cuando una bomba colocada en un juguete de cartón les explotó en sus caras llenas de curiosidad… en el día del Eid.
Nuestros pequeños no son más que aperitivos para Vds. Sus anti-pasti, sus hors d’oeuvres (2)… Cuantos más, mejor…
En nombre de la Libertad. En nombre de la Democracia. En nombre del tan civilizado Occidente…
Durante trece años, nuestros pequeños sufrieron tanto, nuestros pequeños mártires… Alrededor de medio millón murieron como consecuencia de sus sanciones, tan civilizadas, mientras todos Vds. observaban…
Trece malditos años y Vds. observaban, en silencio, saboreando sus entremeses frente a las pantallas de televisión.
Trece años de total y ensordecedor silencio.
Silencio por parte de la supuesta izquierda y de los payasos antibelicistas. Silencio de la comunidad internacional. Silencio de la supuesta Ummah (3) Islámica.
Tan silenciosos se mostraron todos que el silencio se convirtió en una canción de cuna de agonía que todavía pueden escuchar en las fosas comunes de nuestros pequeños. Tan silenciosos, que ellos se durmieron para nunca despertar… Con su asesina canción de cuna.
Los pequeños que lograron sobrevivir empezaron a experimentar su liberación final en 2003.
¡Qué Dios les maldiga! ¡Qué Dios les maldiga! Esto es todo lo que, por ahora, no puedo dejar de repetir. Alguna vez tendré que parar. Necesito recuperar la compostura… Recomponer lo que habéis descompuesto…
Volviendo atrás…
A la compuesta, racional y educada mujer árabe… Ahora voy a ponerme guantes de seda, no sea que su sensibilidad se vaya a turbar…
Aunque, permítanme preguntarles algo, ¿no se sienten alterados por una media de 40.000 pequeños asesinados cada año a causa de una ocupación desarrollada en su nombre, con su dinero, bajo sus ojos «benevolentes»?
40.000 es la cifra conservadora estimada por el informe de la Agencia de Derechos Humanos de Naciones Unidas. La cifra verdadera de 2006 es mucho más alta. Muchísimo más. Y no estoy contando los huérfanos por miles…
Tan sólo ayer, un nuevo informe advertía de una crisis humanitaria cada vez más intensa y nunca vista antes desde la II Guerra Mundial… Y les digo que la realidad es mucho más grave de lo que ese informe asegura.
Vengan y vean nuestras desbordadas morgues y encuentren por nosotros a nuestros pequeños…
Pueden encontrarles en ese rincón o en aquel otro, una pequeña mano asomando, señalándoles…. Vengan y búsquenles entre los escombros de sus ataques aéreos «quirúrgicos», pueden encontrar una pierna pequeña o una cabeza pequeña… suplicando su interés.
Vengan y véanles, amontonados en los vertederos, buscando trocitos de comida…
¿Saben? Alrededor de la mitad de nuestros pequeños están desnutridos o agonizando de enfermedades. Cólera, disentería, infecciones de todo tipo…
Desnutridos no significa que estén a dieta como esos obesos niños suyos. Significa que no tienen comida para comer. Significa que no encuentran comida para comer. Significa que se mueren de hambre.
Vengan y vean, vengan…
Vean cómo sus «chicos valientes» trafican con ellos, les violan, les venden y «finalmente» les asesinan. La «solución final». ¿Recuerdan eso? No fue hace tanto tiempo… Excepto que esta vez ha sido llevada a cabo por la «mayor Democracia sobre la tierra».
Y si son demasiado sensibles para todas esas escenas y su estómago no puede soportarlas, aunque sus manos y bolsillos contribuyan a ello a diario, vengan y búsquenlos en las avenidas de Damasco, Ammán, El Cairo…
Búsquenlos, escondidos tras de los muros. Encuéntrenlos vendiendo o mendigando por las esquinas. Mírenlos, comportándose como adultos de 40 años, apañándoselas para mantener a toda una familia…
Vengan y vean…
El otro día escuché por casualidad como una niña de seis años le decía a su madre: «Quiero morirme».
Sólo para el caso de que sus balas no lo logren, tienen asegurado que acabará consigo misma…
Vengan y véanles tartamudear, óiganles gritar durante el sueño por las noches y observen sus camas húmedas…
Esto no es inocencia perdida. Esto es inocencia violada, inocencia asesinada…
Violados y asesinados por Vds. No les dejaré escapar fácilmente. Supongo que ya me conocen.
En cuanto a los estúpidos gilipollas (ya estoy perdiendo mi compostura otra vez) que me llaman la quejumbrosa puta árabe, no me hagan que desee lo mismo para sus niños…
Porque, por Dios, que si lo hago, se sentirían ahogados de pena y… remordimientos.
Un artículo en Haaretz afirma que el Holocausto está todavía afectando a los nietos de los supervivientes… y de eso hace ya más de 60 años.
¿Cuántas décadas, siglos necesitarán nuestros pequeños supervivientes para superar haber sido liberados por la «Democracia»?
Mientras tanto, los pequeños supervivientes de vuestro Holocausto, los que han nacido bajo vuestras bombas, bajo vuestra ocupación, bajo vuestra destrucción, en vuestros ghettos, en vuestras prisiones, en vuestro nuevo Iraq, y que no han conocido nada más que a Vds., a sus fundamentales esbirros, si es que alguna vez consiguen llegar a la edad adulta…, serán testigos del día del Eid…
Y ellos, que no han conocido ni Primavera ni Verano en sus vidas. Ellos, que no han experimentado más que el frío del Invierno, la frialdad de la Muerte…
Recordarán, como hago yo ahora, juguetes explotando, morgues desbordadas, hogares convertidos en escombros, morteros cayendo sobre sus cabezas, ruido de las explosiones masacrando sus oídos, hermanos y hermanas destrozados frente a sus mismos ojos. Lo recordarán, como una melodía horrenda, como una horrenda canción de cuna… que Vds. les cantaban durante su infancia «liberada»…
Y aquellos que no hayan sobrevivido o que no sobrevivan a vuestra «Liberación», volarán alto como los globos color pastel del Eid, como las cometas de papel coloreado, como alguna pluma blanca arrancada a alguna paloma inocente.
Para acabar depositándose en la tierra como agonizantes y marchitas hojas de otoño.
N. de la T.:
(1) Véase en Rebelión la traducción del artículo al que la Sra. Anwar está aludiendo:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=57817
(2) anti-pasti, hors d’oeuvre: entremeses, en italiano y en francés.
(3) Ummah: en árabe, comunidad o nación.
Enlace con texto original en inglés:
http://arabwomanblues.blogspot.com/2007/10/flying-kites_12.html