Traducido para Rebelión por Paloma Valverde
Antes de la llegada de las tropas estadounidenses, las mujeres iraquíes eran libres de ir a donde quisieran y de llevar la ropa que les gustaba. La constitución iraquí de 1970 dio a la mujer iraquí una igualdad y libertad sin parangón en el mundo musulmán. Desde la invasión estadounidense los derechos de las mujeres iraquíes han descendido a los niveles más bajos en la historia de Iraq. Con la nueva constitución creada por Estados Unidos [EEUU], al mismo tiempo que el baño de sangre diario aumenta, los derechos de las mujeres serán oprimidos y el papel de la mujer en la sociedad iraquí reducido y relegado al cuidado de los «niños y ancianos».
Inmediatamente después de la invasión, EEUU se dedicó a cultivar la amistad de grupos religiosos y clericales. El objetivo era la destrucción total de los movimientos nacionalistas, incluidos los movimientos por los derechos de las mujeres, para reemplazarlos con fanáticos religiosos expatriados y criminales a expensas de Irán, EEUU y Reino Unido. Entre tanto, EEUU actuaba para acabar con cualquier oposición o disidencia iraquí frente a la ocupación.
La creación de los escuadrones de la muerte paramilitares – desde el SCIRI hasta las milicias de Al- Da’wa- ligados al actual gobierno títere y a Irán- han aterrorizado a las comunidades seculares iraquíes y asesinado a un gran número de prominentes políticos iraquíes y profesionales (véase Robert Dreyfuss – Death Squads and Diplomacy). Mediante la utilización de un grupo contra otro EEUU está celebrando la violencia actual y la prevista guerra civil mientras sus corporaciones trasvasan los recursos y activos iraquíes.
Durante su temporada en Bagdad como procónsul estadounidense Paul Bremer aparecía a menudo con grupos de mujeres pro-ocupación para fomentar el mito de que EEUU está «liberando a las mujeres musulmanas» mientras que, al mismo tiempo, aprobaba leyes que iban en detrimento de los derechos de las mujeres. Al igual que George Bush y Tony Blair, Paul Bremer no es un feminista, pero utiliza la retórica feminista para reforzar el imperialismo occidental. «Ya sea en manos de hombres patriarcales o feministas, la idea de feminismo sirve esencialmente para justificar el ataque contra sociedades nativas y apoyar la noción de una total superioridad de Europa (y de EEUU)» , escribió Leila Ahman, profesora del Departamento de Estudios de la Mujer y experta en Género de la Universidad de Harvard. Por lo tanto, el feminismo sirve de «ayuda de cámara al colonialismo» añadió Ahmed.
Desde marzo de 2003, las mujeres iraquíes han sido brutalmente atacadas, secuestradas e intimidadas para evitar su participación en la sociedad iraquí. Las antiguas leyes de igualdad y libertad han sido sustituidas por leyes medievales que separan a las mujeres de sus derechos y las colocan en la misma situación opresiva que viven las mujeres en Afganistán, la nación que EEUU invadió para «liberar» a sus oprimidas mujeres. La constitución iraquí de 1970 no es solo la constitución más progresiva del mundo árabe sino además la más equiparadora. Los iraquíes son mencionados solo como «ciudadanos» y los derechos de la mujer iraquí están específicamente protegidos.
En diciembre de 2003 el Consejo de Gobierno Iraquí (CGI) nombrado por EEUU, constituido fundamentalmente por el actual gobierno títere, aprobó la resolución 137 que sustituye las leyes de estatus personal de 1959 por leyes religiosas, las cuales son interpretadas y aplicadas por expertos religiosos de distingos grupos religiosos que difieren en la interpretación de las leyes islámicas. Las leyes pueden afectar a los derechos de la mujer a la educación, al empleo y libertad de movimiento, al divorcio, a la custodia de los hijos, y a las herencias. De los 55 miembros del Comité constitucional, que supuestamente redactó el borrador de la nueva constitución- bajo control estadounidense-, solo el 17 por ciento son mujeres. Como en las elecciones de enero, el borrador de la constitución carece de una falta de participación pública antidemocrática. En medio de la escalada de violencia se les pide a los iraquíes que voten una constitución que no comprenden. Muchos iraquíes creen que la «nueva constitución debilita el estado y fortalece la religión dentro del gobierno», lo que puede ser utilizado para suprimir los derechos de las personas -y la libertad en general- y los derechos de la mujer en particular. Su objetivo principal es legitimar la ocupación y el gobierno títere. Los iraquíes, las mujeres en particular, no necesitan una constitución: necesitan paz y seguridad.
Con el gobierno anterior, «las mujeres iraquíes disfrutaron de algunas de las más modernas leyes en el mundo musulmán, con un código civil que prohibía el matrimonio a los menores de 18 años, el divorcio arbitrario y la preeminencia del hombre en la custodia de los hijos y los litigios por herencia». Como detalladamente describe Pamela Constable del Washington Post, «Saddam no alteró esos derechos, pero el CGI nombrado por EEUU ha aprobado la eliminación de esos derechos». Es de resaltar que debido a la participación de la mujer en la sociedad iraquí el moderno Iraq fue un importante centro cultural antes de la invasión. Exportó educación, incluidas las artes y las ciencias, al resto del mundo árabe.
Desgraciadamente, en ningún otro espacio las mujeres iraquíes ha sido más traicionadas que entre los grupos de mujeres de Oriente Medio. Karen Hughes, la subsecretaria de Estado y asesora personal de Bush, viajó como amiga para vender la guerra a las dictaduras de Oriente Medio y aleccionarles sobre los derechos de las mujeres. Su viaje estuvo marcado por los encuentros amistosos frente a audiencias llenas de mujeres pro-EEUU y de grupos que recibían dinero de EEUU, sobre todo en forma de intercambio de estudiantes. Tan vergonzoso como fue, aquellas mujeres no tenían ninguna preocupación por el sufrimiento de sus hermanas en Iraq y se mantuvieron en silencio pese a la opresión que ellas mismas padecen bajo regímenes despóticos.
Solo entre las mujeres turcas se ha hecho notar la oposición a la guerra, incluso antes de la ocupación. Cuando [Karen] Hughes fue a Turquía, las mujeres turcas cambiaron el orden del día y hablaron de los derechos de la mujer y de democracia. Según el Washington Post, Fatma Nevin Vargun, una mujer activista de los derechos de la mujer, le dijo a Hughes: «La guerra elimina por completo los derechos de la mujer, la pobreza es la consecuencia de la guerra y son las mujeres quienes pagan el precio». Vargun también denunció la detención de Cindy Sheehan en una manifestación contra la ocupación.
Hoy en día muchas mujeres iraquíes han sufrido abusos, han sido torturadas y violadas por las fuerzas estadounidenses. Un gran número de mujeres iraquíes continúan aún en prisiones gestionadas por EEUU sin acusación y sin derecho a un abogado. Dos prominentes científicas iraquíes, la Dra. Rihab Rashid Taha, bióloga, y la Dra. Huda Salih Mahdi Ammash, microbióloga, continúan aún en la cárcel desde la invasión sin acusación alguna. Los ex jefes de inspectores de Naciones Unidas, David Kay y Hans Blix, han cuestionado las continuas detenciones de los científicos iraquíes, incluidas la de las dos mujeres, por las fuerzas estadounidenses.
La constante detención de científicos, sin acusación y sometidos a aislamiento, viola la legislación internacional, afirma la organización de derechos humanos, Amnistía Internacional (AI). «Las mujeres han estado sometidas a amenazas sexuales por miembros de las fuerzas lideradas por EEUU y algunas mujeres detenidas ha sido sometidas a abusos por miembros de las fuerzas estadounidenses, probablemente violadas», añadió AI en su informe de febrero de 2005. Dado el interés de AI en el tratamiento de los detenidos y en las condiciones de las cárceles, uno puede esperar que AI sea más contundente y no solo [actúe] de cara a la galería.
«Los detenidos no tienen derecho a un abogado ni se les da información acerca del motivo de su detención o de las pruebas existentes relacionadas con la detención», manifestó ante el Tribunal Internacional sobre Iraq en Estambul, Amal Kadhum Swadi, un destacado abogado de Bagdad. «En el proceso, las mujeres iraquíes ha sido violadas. Una mujer estuvo sangrando durante tres meses y las violaciones continuaron. No la atendió ningún servicio médico. Los medios de comunicación no mencionan estos sucesos ni el hecho de que todo Iraq se ha convertido ya en una prisión», añadió Swadi. En realidad, hay más cárceles en Iraq hoy que en ningún otro momento de la historia de Iraq.
En realidad, los medios de comunicación de masas occidentales, y los movimientos de mujeres, están centrándose deliberadamente en el papel del Islam en la nueva constitución ignorando que la ocupación es el principal violador de los derechos de las mujeres iraqués. Iraq ha sido una sociedad secular durante generaciones. Las mujeres iraquíes están más ilustradas sobre el Islam que el resto de [las mujeres de] las dictaduras vecinas que afirman vivir bajo las leyes del Islam. Desde la ocupación estadounidense, las mujeres iraquíes comenzaron a cubrirse la cabeza. Por contra, el porcentaje de mujeres iraquíes vestidas al modo tradicional era mínimo antes de la invasión. La brutalidad de la ocupación estadounidense y la naturaleza violenta del ejército estadounidense han creado las condiciones perfectas para la violencia actual contra las mujeres.
Todos los hechos demuestran que la violencia ha aumentado de forma brutal desde la invasión, porque sirve al principal objetivo estadounidense. «Varios políticos (iraquíes del gobierno títere) han sugerido ciertamente que EEUU está implicado en los asesinatos sectarios en Iraq, fomentando la lucha sectaria con el objetivo de debilitar a la nación iraquí y desestabilizar el país, lo que justificará su permanencia militar allí», informó Al-Jazeera el 4 de octubre de 2005.
La violencia instigada por EEUU y las espantosas condiciones de vida creadas por la ocupación han obligado a las mujeres iraquíes a encerrarse a sí mismas en sus casas. E incluso en sus casas, las mujeres iraquíes están menos seguras que antes de la invasión. Las fuerzas estadounidenses, y sus colaboradores, siguen asaltando casas iraquíes de día y de noche, junto con el terror y las violaciones de los derechos humanos. Las mujeres iraquíes son detenidas y torturadas no porque hayan hecho algo, sino para obligar a sus familiares cercanos (maridos, hijos y hermanos) a colaborar con la ocupación e informar sobre la lucha de la resistencia para defender la independencia del Iraq y del pueblo iraquí.
EEUU no es el «guardián» de los derechos humanos, como muchos estadounidenses aún creen falazmente; EEUU se ha convertido en lo contrario, en un creador de injusticia y miseria. El pueblo estadounidense debe ser consciente del camino que su país está tomando y de los crímenes que se comenten en su nombre contra gente inocente en el mundo entero.
Sea lo que sea lo que piensen los estadounidenses sobre su nación y los crímenes que su gobierno cometa contra personas inocentes, «para el pueblo de Iraq y para el resto del mundo, la tortura y las violaciones de los derechos humanos servirán como un recordatorio del implacable sadismo estadounidense contra aquellos que han tenido la desgracia de vivir bajo un régimen de ocupación», escribió el Dr. Joseph Massad de la Universidad de Columbia en Nueva York. «La ocupación demuestra que el significado de la palabra ‘libertad’, que los políticos estadounidenses y los propagandistas quieren imponer al resto del mundo, es nada más y nada menos que la dominación violenta estadounidense, el racismo, al tortura, la humillación sexual y todo lo demás», añadió el Dr. Massad. La ocupación estadounidense de Iraq demuestra que la libertad no es la palabra sobre la que se fundó EEUU.
La única esperanza que les queda a los iraquíes para conseguir la libertad es la total e inmediata retirada de las tropas estadounidenses y de sus colaboradores de Iraq. La formación de un gobierno iraquí, basado en la unidad nacional y la independencia, debe hacer leyes legítimas y que garanticen los derechos humanos para todos los iraquíes.