Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
TRANSCRIPCIÓN NO EDITADA
AMY GOODMAN: Un mes después de la invasión de Iraq, EE.UU. comenzó a aerotransportar aviones repletos de cargas de dinero efectivo a Bagdad. Entre abril de 2003 y junio de 2004, un total de 12.000 millones de la moneda estadounidense fueron enviados a Iraq, donde debían ser utilizados por la Autoridad Provisional de la Coalición para la reconstrucción. Pilas de billetes de 100 dólares fueron empaquetadas en bloques, amontonados sobre grandes paletas llevadas a aviones de carga rumbo a la capital iraquí. ¿Qué pasó con el dinero? Hasta la fecha, por lo menos 9.000 millones no pueden ser ubicados. En una sorprendente nueva denuncia en Vanity Fair, los periodistas investigativos galardonados con el Premio Pulitzer, Donald Barlett y James Steele siguen el rastro del dinero de la Reserva Federal a Iraq. Ambos son editores colaboradores de Vanity Fair y han obtenido dos premios nacionales de periodismo en revistas.
Don Barlett y Jim Steele hablan con nosotros en nuestro estudio, vienen de Filadelfia. Gracias por venir.
JAMES STEELE: Es un placer estar con usted, Amy.
AMY GOODMAN: Jim, comencemos con el sitio en el que se encontraba este dinero en el país antes de enviarlo.
JAMES STEELE: El dinero que fue a Iraq consistía básicamente de fondos confiscados: Activos iraquíes del tiempo de la primera Guerra del Golfo, dinero del petróleo que había estado bajo el control de Naciones Unidas. Y estaba básicamente confiado al gobierno de EE.UU., en el Banco de la Reserva Federal de Nueva York,
Y cuando quisieron hacer este embarque, lo que nos fascinó tanto fue precisamente como llegó allí, de dónde provino. Y lo que descubrimos fue que hay un almacén a 16 kilómetros al oeste de Manhattan, cerca de 1,6 kilómetros al oeste de Giants Stadium, que nadie sabe que existe. Es una instalación inmensa, más grande que el mayor Wal-Mart, y el asunto está repleto de efectivo. Es la mayor caja fuerte para dinero, al parecer, en el mundo, ciertamente de depósito de dinero estadounidense en efectivo. Y cuando quisieron este dinero, tuvieron que sacarlo de esa instalación. Lo cargaron en camiones…
AMY GOODMAN: ¿Eso está en East Rutherford, Nueva Jersey?
JAMES STEELE: East Rutherford, Nueva Jersey, cerca de 1,6 kilómetros al oeste de Giants Stadium, a 16 kilómetros al oeste de Manhattan. Miles de pasajeros pasan cerca del lugar todos los días. Nadie sabe siquiera que está allí. Quiero decir, todos saben dónde está el Banco de la Reserva Federal en Lower Manhattan, esa augusta institución, pero nadie sabe de ese almacén. No se piensa en un almacén para dinero. Pero en todo caso, es lo que andábamos rastreando. Es donde comenzó. Y lo tienen almacenado allí, básicamente en paletas, como si se tratara de una especie de artículos domésticos, y todo es manejado por un sistema muy computerizado. Si alguien necesita dinero, sale de allí.
Y el dinero para Iraq salió en camiones de dieciocho ruedas, camiones sin marcas, y luego esos camiones entraron tranquilamente a la Autopista de Nueva Jersey, fueron a la Base Andrews de la Fuerza Aérea cerca de Washington. Rompieron los sellos del dinero, y lo embarcaron durante la noche a Iraq.
AMY GOODMAN: ¿Dónde quedan los derrames en la autopista cuando los necesitas?
JAMES STEELE: Exactamente. De hecho, una de las cosas más divertidas que ocurrieron a algunos de los que estaban cargando el dinero fue que un día abrieron la puerta de atrás de uno de esos camiones, y el dinero se desparramó como si se tratara de frijoles o café o azúcar o lo que sea, creando todo tipo de caos mientras trataban de volver a colocar el dinero sobre esas paletas.
Pero todo el proceso, por lo menos en este país, por parte del Banco de la Reserva Federal en Nueva York y el Departamento del Tesoro, se basa en estándares. Quiero decir, había estándares rígidos para vigilar este dinero y asegurar que la cantidad adecuada fuera enviada. Pero una vez que llegó a Iraq, pasó algo completamente diferente.
AMY GOODMAN: Don Barlett, siga desde ese punto. ¿Dónde va en Iraq? ¿Quién está a cargo?
DONALD BARLETT: Lo que nos impresionó fue el increíble control, supervisión y todo en este país, y luego llega a Iraq, y desaparecen todos los controles, toda la supervisión. Quiero decir, montones inmensos de dinero fueron al palacio en Bagdad. Otra parte fue a otros palacios, todos palacios de Sadam Husein en todo el país. Y luego fue distribuido, y una gran parte del dinero fue a los contratistas estadounidenses, fue a contratistas iraquíes. Todo fue, básicamente, sobre la base de llévate-lo-que-te-puedas-llevar. Y la gente se lo metía en sus propios bolsillos, básicamente, en muchos casos. Ahora bien, algunos…
AMY GOODMAN: ¿Fue guardado en una caja fuerte en la Zona Verde?
DONALD BARLETT: Sí, al comienzo. Pero luego se lo llevaron por el país de diferentes maneras. Pero lo que es asombroso en el asunto es que ahí tienen 12.000 millones de dólares y en realidad muchos miles de millones más que pasaron por este proceso, sin que se estableciera algún proceso de auditoria para controlar el dinero. Y eso es simplemente inaudito.
AMY GOODMAN: Quiero decir la ironía de las iniciales de la Autoridad Provisional de la Coalición, APC [PCA, por sus siglas en inglés], y no había contabilidad.
DONALD BARLETT: Exactamente
JAMES STEELE: No había ningún Contador Público Certificado [PCA, por sus siglas en inglés] presente.
DONALD BARLETT: No. Y la APC es una organización interesante de por sí, porque cuando la rastreamos es literalmente una agencia canalla dentro de este país. No existe un documento formal que la establezca. El Congreso la financió en su momento con dólares del contribuyente, pero nunca fue creada dentro del proceso legal del Congreso.
AMY GOODMAN: Ahora, explica esto, Jim, porque es bastante sorprendente. Así que cuando se trata de responsabilidad – ¿dónde se ha ido el dinero? – e incluso pleitos legales, la pregunta es: ¿quién dirigió la Autoridad Provisional de la Coalición?
JAMES STEELE: La Autoridad Provisional de la Coalición, que creó esa ilusión de que se trataba de una fuerza multinacional, fue básicamente dirigida por el Pentágono. Fue una creación del Pentágono. La mayoría de los contratos fueron otorgados con la aprobación del Pentágono. Fue enteramente su entidad. Y se convirtió en un colador absolutamente perfecto para ese dinero en efectivo, porque sólo existió durante catorce meses, y luego entregamos Iraq a los iraquíes. Y durante ese período, porque no era una agencia del gobierno de EE.UU., porque no era realmente una entidad de la ONU, porque era una operación canalla, como ha dicho Don, nadie fue realmente responsable por lo que sucedió con ese dinero. Y, de hecho, parte de la litigación que ha tenido lugar en este país, las cosas tradicionales relacionadas con denunciantes, ha fracasado básicamente hasta ahora, porque no se trata de una mala conducta dentro de una agencia normal del gobierno de EE.UU.
AMY GOODMAN: Explique con el juicio legal, utilizándolo como ejemplo.
JAMES STEELE: El motivo – los tribunales lo han determinado porque no se trata de una entidad del gobierno de EE.UU., los denunciantes normales, gente que observa fechorías dentro de una agencia, ve robos, etc., no puede apelar a los tribunales porque nadie la ha autorizado. Quiero decir, es una situación típica de un círculo vicioso. Quiero decir, se ha creado esta cosa que no es legítima, por lo tanto no puede ser procesada. Pero mientras tanto, se ha convertido en un maravilloso depósito para esa cantidad increíble de dinero en efectivo.
AMY GOODMAN: ¿Don Barlett?
DONALD BARLETT: Y lo otro es que el Pentágono estableció una auditoria, básicamente, para que rastreáramos el dinero, para asegurar que se gastaría correctamente. ¿Y quién recibe el contrato de auditoria, sino una cosa llamada NorthStar Consultants, que trabaja desde una casa de un millón de dólares en La Jolla, California, con un apartado de correos en Nassau, Bahamas, que por casualidad es el apartado de correos establecido para una estafa con acciones por 200 millones de dólares unos pocos años antes. Y la compañía fue realmente creada – la compañía a cargo de controlar el dinero para garantizar que fuera bien gastado – fue creada por un hombre de las Bahamas por cuenta de – por cuenta del hombre de San Diego que la dirigió. Pero el tipo de Bahamas que la estableció también había establecido, y participado en, compañías vinculadas a la estafa de 200 millones. Y a este grupo el Pentágono lo puso a cargo de ver adónde iba el dinero, lo que significa una de dos cosas: el Pentágono no quería que se supiera adónde iba el dinero, o quería que fuera a un cierto sitio del que nadie sabe nada.
AMY GOODMAN: Jim Steele: Usted trató de ponerse en contacto con el jefe de NorthStar. Irónicamente, el nombre NorthStar era el del periódico de Frederick Douglass, el gran abolicionista. Pero cuéntenos de cómo trató de llegar a la cima y de descubrir cómo estaban controlando los miles de millones de dólares.
JAMES STEELE: Cuando el Pentágono nos entregó ese contrato, borraron casi todos los nombres. Pudimos rastrearlo y descubrir el nombre del individuo que había establecido NorthStar, un tipo llamado Thomas Howell.
AMY GOODMAN: Porque lo único que no borraron fue el –
JAMES STEELE: No borraron el nombre de la compañía: NorthStar Consultants, y borraron la mayor parte del número de teléfono, pero no todo el número. Así que pudimos ver que estaba en algún sitio en el área de San Diego, el área de La Jolla. Y revisando algunos archivos públicos, etc., pudimos descubrir donde vivía.
De modo que, para nuestra gran sorpresa, cuando lo llamé, me comunicaron con él. Y adoptó la posición entonces, y en conversaciones posteriores, de que, ¡por Dios!, le encantaría hablar, pero era una operación del Pentágono, y el Pentágono era su cliente.
AMY GOODMAN: Se trata de Thomas Howell.
JAMES STEELE: Thomas Howell. Y no hablaría del asunto a menos que obtuviera la aprobación de ellos. Y en conversaciones subsiguientes, simplemente dijo que el Pentágono lo consideraba un tema terminado, que realmente no había nadie capaz en servicio en este momento que pudiera discutirlo y explicar su dinámica. Incluso preguntas simples, como: «Bueno, ¿quién es usted? ¿Qué es NorthStar y qué hace?» Simplemente adoptó la posición de que realmente no podía discutir el tema. Le enviamos una cantidad increíble de faxes y de paquetes por FedEx, etcétera, para darle una oportunidad, pero mantuvo un silencio abrumador.
AMY GOODMAN: Usted fue a su casa.
JAMES STEELE: Y fuimos a su – Don fue a su casa. Lo llamé un par de veces. Y cada vez, una negativa total de discutir de alguna manera el contrato. Y fue la misma política que mantuvo el Pentágono. Nadie quiere hablar del asunto.
DONALD BARLETT: Fue interesante. Jim habló – cuando Jim habló con él, fue un jueves. Y el día siguiente por la tarde, o sea el viernes por la tarde, me presenté en la casa, y su esposa sale a la puerta. Me presento: Vanity Fair. Y ella dice: «Bueno, él se encuentra fuera del país.» O sea que partió muy rápido o alguna otra cosa.
JAMES STEELE: Quiero decir, lo que nos parece tan interesante es que aquí tenemos a este contratista iraquí, que supuestamente, tiene que rastrear miles de millones de dólares aerotransportados a Iraq, entre otras cosas. Opera desde una casa privada.¿Cuáles son sus otros negocios desde esa casa? Su remodelación de la casa, cosas de ese tipo, no tienen nada que ver con lo que uno asociaría normalmente con –
AMY GOODMAN: ¿Amoblados y remodelación?
JAMES STEELE: Remodelación..
AMY GOODMAN: ¿Y cuánto dinero recibió NorthStar?
JAMES STEELE: El contrato fue originalmente por 1,4 millones de dólares. Y esto fue para supervisar miles de millones de dólares que supuestamente fueron – que en realidad fueron, a Iraq.
AMY GOODMAN: A L. Paul Bremer le preguntaron por NorthStar.
DONALD BARLETT: Sí, Mr. Bremer dijo que – bueno, originalmente, le preguntaron durante las audiencias Waxman, y dijo que realmente no estaba demasiado familiarizado con la compañía. Y alguien le preguntó: «¿Estaría sorprendido si le dijeran que no tienen contadores en su nómina?» Y dijo: «Bueno, sí, si fuera verdad.» Y era una verdad absoluta.
Así que cuando le hablamos, dijo: «Bueno, NorthStar fue en realidad una creación del Pentágono.» El Pentágono, el silencio abrumador del Pentágono sobre esta compañía ha sido asombroso. El Pentágono dice usualmente: «No hay comentario,» o «No queremos discutir este asunto,» o pero no hay comentario –
AMY GOODMAN: Así que usted presentó la pregunta de si hay contadores certificados –
DONALD BARLETT: Sí.
AMY GOODMAN: – porque, según las reglas ¿debe haber?
JAMES STEELE: Correcto.
DONALD BARLETT: Correcto.
AMY GOODMAN: Y por lo tanto, cambiaron las reglas.
JAMES STEELE: Correcto, exactamente.
DONALD BARLETT: Sí. Cambiaron las reglas.
AMY GOODMAN: Expliquen.
JAMES STEELE: Exactamente.
DONALD BARLETT: Bueno, el Pentágono – la orden original solicitaba que contadores certificados auditaran el dinero – contadores públicos certificados. No tenía ninguno en su personal. Así que simplemente reescribieron las reglas contractuales y los eliminaron.
AMY GOODMAN: Respecto a este tema general de supervisión, quisiera volver a febrero pasado. El Comité de Supervisión de la Cámara, el Comité de Supervisión y Reforma Gubernamental, realizó una audiencia sobre los fondos de reconstrucción desaparecidos. El presidente del comité, Henry Waxman, interrogó al ex jefe de la Autoridad Provisional de la Coalición, Paul Bremer. Sigue un pasaje:
REPRESENTANTE HENRY WAXMAN: Hace poco más de un año, 12.000 millones de dólares de moneda estadounidense fueron sacados de las bóvedas de la Reserva Federal y llevados en avión a Iraq, este dinero, sobre todo en billetes de 100 dólares, fue empaquetado en bloques, y cada bloque tenía un valor de 400.000 dólares. Y creo que tenemos una foto de los bloques en la pantalla. Fueron reunidos en grandes paletas que contenían más de 60 millones de dólares en efectivo y llevados en avión a Iraq. En diciembre de 2003, el embajador Bremer y la Autoridad Provisional de la Coalición solicitaron un envío por avión a Iraq de 1.500 millones de dólares, y un funcionario de la Reserva Federal lo describió en un correo como el mayor pago en moneda estadounidense en la historia de EE.UU. Pero no siguió siendo el mayor durante mucho tiempo, porque en junio, enviaron 2.400 millones de dólares a Iraq, y esta vez el funcionario de la Reserva Federal escribió, cito: «Cuando piensas que ya no te queda nada por ver, la APC pide 2.401.600.000 en moneda.»
Bueno, la pregunta que este comité está tratando de responder es ¿qué pasó con el dinero? ¿Fue gastado responsablemente? ¿Fue malgastado? ¿Fue derrochado? ¿Fue usado para pagar a funcionarios corruptos? O, peor de todo, ¿llegó parte de este dinero a manos de los insurgentes y de los que nos combaten actualmente en Iraq? Embajador Bremer: ¿está preocupado por la posibilidad de que parte de este dinero haya llegado a empleados fantasmas – no sabemos donde llegó – y que pueda aparecer en manos de insurgentes que combaten a las tropas de EE.UU.?»
PAUL BREMER: Si hubiera evidencia de eso, ciertamente me preocuparía.
REPRESENTANTE HENRY WAXMAN: No sabemos si existe evidencia de eso, pero no –
PAUL BREMER: No sé.
REPRESENTANTE HENRY WAXMAN: – sabemos si la gente que recibió el dinero tenía derecho a recibirlo o lo que hicieron con él.
PAUL BREMER: Bueno, como señaló el inspector general, el problema de empleados fantasmas ciertamente existió, y fue incluso antes de la invasión. Pero no tengo conocimiento de que se haya desviado dinero. Y ciertamente me preocuparía si pensara que ocurrió.
REPRESENTANTE HENRY WAXMAN: Bueno, 12.000 millones de dólares es un montón de dinero. Podría haber sido utilizado para numerosos proyectos que los contribuyentes estadounidenses terminaron financiando mediante asignaciones. Me parece inconcebible que no podamos explicar lo que pasó con ese dinero, pero parece ser la situación en la que nos encontramos.
AMY GOODMAN: Es el congresista Henry Waxman, en las Audiencias de Supervisión del Gobierno, interrogando a L. Paul Bremer.
Jim Steele, su reacción ante las respuestas de L. Paul Bremer, y luego quisiera preguntar a ambos sobre Custer Battles.
JAMES STEELE: Bueno, la idea de que no había evidencia de esta corrupción y de si algo de esto fue sacado a la luz es bastante asombrosa en este momento. Pienso que cualquiera que haya estado allá en aquel entonces – y hablamos con mucha gente, tanto militares como civiles que estuvieron en Iraq en esos días – 2003, 2004, directamente durante el apogeo de la Autoridad Provisional de la Coalición, todos hablan del nivel de corrupción, de que la corrupción estaba por todas partes. No fue sólo un problema de los contratistas estadounidenses y de los subcontratistas iraquíes. Fueron los iraquíes que dirigían esas agencias.
Una persona en particular con la que hablé dijo que nunca ha olvidado la situación. Había hecho que pusieran a esos iraquíes a cargo de esas agencias. Nunca habían dirigido nada en sus vidas. Tenían miedo de que los mataran. Tenían miedo de perder sus puestos de trabajo. No tenían interés alguno en la construcción de la nación. Les interesaba construirse ellos mismos y su propio futuro, sea cual fuere.
Así que, desde el primer día, la corrupción estuvo allí, este caos estuvo allí. Y todo el que estuvo allí lo vio en esos días. Así que una cantidad terrible de este dinero desapareció a las manos de esos tipos iraquíes, que no estaban interesados en la construcción de la nación. Esto fue muy verdadero desde el comienzo. Y no hubo un seguimiento con ellos para ver dónde fue gastado ese dinero.
Otro dinero fue a los contratistas estadounidenses en muchos casos. Quiero decir, ese dinero supuestamente debía llegar a los iraquíes, pero una gran parte fue a contratistas estadounidenses, como Custer Battles, que usted acaba de mencionar.
AMY GOODMAN: Explique – como dice, no está hablando de Little Bighorn – explique Custer Battles, Don.
DONALD BARLETT: Custer y Battles eran dos antiguos Rangers, Rangers del Ejército. Y aparecieron en las calles de Bagdad inmediatamente después de la invasión. Y para llegar allí en ese momento, había que tener la aprobación de la Casa Blanca. Y Battles tuvo – bueno, tuvo la actuación bastante decepcionante de presentarse contra Patrick Kennedy en Rhode Island. Pero ni siquiera sobrevivió la primaria, así que no llegó muy lejos. Pero explicó el acceso. Y llegan a las calles de Bagdad. No tienen dinero. No tienen una compañía. No tienen nada.
De repente, resulta que ese dinero en efectivo que está en el palacio les es entregado: 2 millones de dólares directamente de la cumbre para comenzar un negocio en el primer contrato para proteger vuelos hacia el aeropuerto de Bagdad, y no había ninguno. Así que – pero sólo fue el comienzo de contratos que en última instancia, a fines de año, habían totalizado 100 millones de dólares para esos dos hombres. De nuevo, fue dinero en efectivo.
AMY GOODMAN: Así que estaba hablando de Scott K. Custer y Michael J. Battles —
DONALD BARLETT: Michael Battles, correcto.
AMY GOODMAN: — Battles, que fue candidato contra Kennedy, había sido antes agente de la CIA.
DONALD BARLETT: Sí.
AMY GOODMAN: Son Rangers de una treintena de años.
DONALD BARLETT: Correcto.
AMY GOODMAN: ¿Alguna experiencia?
DONALD BARLETT: ¿En el campo de la seguridad? No.
AMY GOODMAN: ¿Y la primera cantidad de dinero que recibieron, que Custer Battles recibió, fue cuánto?
JAMES STEELE: Creo que fue – una de las entregas mayores fue de 2 millones de dólares, Y, en los hechos, entrevistamos al tipo que llega a su oficina un día, y alguien de más arriba en la APC que había aprobado originalmente el contrato con Custer Battles había autorizado que se les pagaran 2 millones de dólares. El individuo vuelve a su oficina, los encuentra repartidos sobre un escritorio. Y, por cierto, nunca había visto esa cantidad de dinero en toda su vida. Y alguien dijo: «Acaban de traerlo en una carretilla» básicamente para hacer un pago a cuenta a Custer Battles por su contrato.
AMY GOODMAN: Quiero decir, cuando hablan de conexiones, cuando presentan su artículo en Vanity Fair, hablando de la mitad Battles del equipo, sus benefactores, sus donantes en la competencia con Patrick Kennedy, incluyeron a Haley Barbour, un antiguo e influyente manipulador del poder en Washington, ex presidente del Comité Nacional Republicano, actualmente gobernador de Mississippi, y Fred Malik, y para los que vivieron los años de Nixon y después, ex asistente especial del presidente Nixon, que sobrevivió el escándalo de Watergate, y procedió a ser un asociado en los gobiernos de Reagan y de los dos Bush. Esos individuos podrán no tener experiencia, pero tienen conexiones.
DONALD BARLETT: Estaban realmente bien conectados políticamente.
AMY GOODMAN: Usted dice, que uno de los primeros contratos sin licitación, por 16,5 millones de dólares para proteger vuelos de aviones civiles, de los cuales había pocos hacia el Aeropuerto Internacional de Bagdad.
DONALD BARLETT: Creo que nos mostramos generosos en eso. En realidad creo que no había ninguno, pero les dimos el beneficio de la duda y dijimos que había pocos.
JAMES STEELE: Tal vez alguno se las arregló para meterse.
AMY GOODMAN: De manera que no tienen un negocio viable. No tienen dinero. Pero reciben este dinero. Y esto, como usted señaló al comienzo, es en realidad dinero iraquí. Sí, de EE.UU., pero es de Iraq.
JAMES STEELE: Correcto
DONALD BARLETT: La otra cosa que sucedió, es verdaderamente muy importante – el manejo displicente de todo este dinero, porque tanta gente dice: «Bueno, es dinero iraquí, ¿A quién le importa en realidad?» Dio la pauta para los años siguientes en Iraq, donde esta corrupción ilimitada simplemente continúa hasta la fecha, y a nadie le importa realmente.
AMY GOODMAN: Así que, en este momento, en su investigación, hablamos de 9 millones de dólares, tal vez de 12.000 millones de dólares, y ustedes señalan que además hay otros miles de millones que fueron para allá.
JAMES STEELE: Correcto. Esto es sólo lo que fue en efectivo.
DONALD BARLETT: Correcto – sí, la APC tuvo 23.000 millones de dólares bajo su control. Además, esto es sin tocar los ingresos por el petróleo, y los oleoductos en Iraq siguen hasta hoy sin ser medidos, lo que significa que puedes robar todo el petróleo que quieras.
AMY GOODMAN: Cuando L. Paul Bremer abandonó Iraq dos días antes de lo que la gente esperaba, cambió otra ley que tenía que ver con la responsabilidad y con la obligación de dar cuenta y con la responsabilidad general.
JAMES STEELE: Básicamente sacó del atolladero a todos los contratistas. En otras palabras, no podían ser acusados posteriormente de ninguna conducta incorrecta, ninguna facturación improcedente, todas las cosas normales que un juicio por un denunciante o incluso el gobierno de EE.UU. podría iniciar considerando el desempeño. Esto fue eliminado del sistema.
Todo fue atribuido al hecho de que se trataba de una zona de guerra, que era una situación poco usual y que por lo tanto se requerían medidas poco usuales. Pero la realidad es que va a ser difícil establecer, en su totalidad, donde desapareció alguna parte de ese dinero, porque prepararon el terreno para una operación que solo podría apoderarse de ese dinero, enviarlo donde quisieran, y nadie podría llegar a ubicarlo enteramente algún día.
AMY GOODMAN: Bueno, quiero agradecerles por haber hecho esta investigación Es sorprendente asociar su nombre con Vanity Fair. Estoy tan acostumbrada a hablar de periodistas que ganan el Premio Pulitzer provienen de la revista Time. ¿Qué pasó? ¿Los despidieron? Ustedes fueron dos –
JAMES STEELE: Nuestros contratos no fueron renovados, me imagino que es la manera más gentil de decirlo. Pero la realidad es que, ha sido un sitio maravilloso, porque Vanity Fair cree en periodismo extenso. Y desde que hemos estado allí, lo han alentado, y se ha convertido en un equipo tremendo por ese motivo.
AMY GOODMAN: Pero quiero preguntarle sobre el tema de la consolidación de los medios y lo que significa.
JAMES STEELE: Seguro.
AMY GOODMAN: Pienso que la comunidad de los medios, la comunidad periodística en este país, se espantó, cuando ustedes muchachos, buenos, diríamos que fueron «echados» del trabajo, ustedes dirían que sus contratos no fueron renovados.
DONALD BARLETT: «Echados» es justo. «Echados» es justo.
JAMES STEELE: «Echados» es una declaración justa.
AMY GOODMAN: ¿Qué pasó en Time? ¿Cuál es el problema? ¿Están en números rojos?
JAMES STEELE: Se nos dijo que se trataba simplemente de un asunto presupuestario, y es probablemente verdad; no es que, sabe, nuestro trabajo no es tan caro como piensa la gente, una vez que se va más allá de los salarios o de lo que sea que nos pagan. No es el problema. El problema con el periodismo investigativo es que siempre representa compromiso. ¿Cuánto compromiso quieres involucrar? ¿Cuánto quieres para realizarlo? Y nos dijeron simplemente que era un problema presupuestario. Y luego, francamente, la mayoría de la gente de la redacción que conocíamos, se quedó tan sorprendida y tan realmente estupefacta por esto como la gente del exterior.
DONALD BARLETT: Creo que el aspecto presupuestario de esto también incluye que se dedique el tipo de espacio que nuestro trabajo requiere, que la revista Time, francamente, ya no posee. Si mira la revista actualmente, los artículos extensos que escribíamos ya no podrían aparecer actualmente.
JAMES STEELE: El otro aspecto es lo que está sucediendo también con los medios, de los que forma parte Time, y es – y sobre esto ha escrito y hablado mucha más gente que nosotros – y es que la propiedad pública de una cantidad de estas compañías ha sido muy destructiva para los medios en todas partes. Tener que satisfacer esos ingresos trimestrales, etcétera, ha llevado muy a menudo a todo tipo de recortes de personal, a todo tipo de reducciones sobre una base muy radical, y eso no ha sido bueno para las propiedades. Así que en cualquier sitio en el que se ve la propiedad pública, en tantos casos ha sido muy contraproducente – no en todos los sitios, pero en demasiados.
AMY GOODMAN: Como lo dijera el New York Times en un artículo de Steve Lovelady, o Steve Lovelady citando al Times, dice: «En un lúgubre faldón o nota al pie de la historia en el New York Times de esta mañana sobre el nombramiento de un nuevo redactor en jefe de la revista Time, se nos informa de lo siguiente: Don Barlett y James Steele, dos periodistas investigativos que han historiado las vicisitudes de la economía estadounidense para la revista Time desde 1997, han perdido sus puestos en un recorte presupuestario.» El Times dijo: «El dúo de periodistas que obtuvieron juntos dos Premios Pulitzer, dos Premios Nacionales de Revistas, estaban en la nómina de Time Inc. Sus puestos estaban entre unos 650 que la compañía ha eliminado durante los últimos seis meses. Con eso, termina un capítulo del periodismo estadounidense, tal como puede ser que no volvamos a ver. Primero en el Philadelphia Inquirer durante veintiséis años, después en Time durante nueve, Barlett y Steele llegaron a ser considerados por muchos como el equipo investigativo por excelencia en el ambiente, que cumplió consecuentemente con parámetros a los que otros sólo podían aspirar.»
Bueno, quiero agradecerles de todo corazón por continuar su trabajo, y leeremos más de su trabajo, espero, en Vanity Fair y otros sitios. Muchas gracias por hablar con nosotros.
DONALD BARLETT: Gracias.
JAMES STEELE: Fue un placer estar con usted.
AMY GOODMAN: Jim Steele y Don Barlett.
http://www.democracynow.org/article.pl?sid=07/09/12/1410243&tid=25