La organización china SACOM (Students & Scholars Against Corporate Misbehaviour) organiza una protesta en el acto de inauguración de la tienda Apple del centro financiero de Hong Kong. Este colectivo de activistas denuncia las sucesivas violaciones de los derechos laborales de las personas que trabajan en la cadena de suministro de la empresa estadounidense. Detrás […]
La organización china SACOM (Students & Scholars Against Corporate Misbehaviour) organiza una protesta en el acto de inauguración de la tienda Apple del centro financiero de Hong Kong. Este colectivo de activistas denuncia las sucesivas violaciones de los derechos laborales de las personas que trabajan en la cadena de suministro de la empresa estadounidense. Detrás de los innovadores productos Apple, hay factorías donde miles de obreros y obreras se enfrentan a largas jornadas laborales, bajo una gran presión y expuestos a productos tóxicos sin la protección adecuada. En 2009, 137 trabajadores de Wintek (Suzhou) sufrieron intoxicaciones por n-hexane. Un año después, 8 obreros de Yun Heng Metal (que se dedicaban a pulir los logos de Apple) también resultaron gravemente enfermos por intoxicación por la misma sustancia.
Ya en 2011, una explosión en una fábrica de Foxconn, en Chengdu, que produce iPads, mató a tres personas y provocó graves heridas a 15 más. Ante estos acontecimientos, Apple se mantuvo en silencio. La prensa occidental también. Precisamente en Foxconn, se produjeron los primeros meses de 2010 una serie de suicidios de personas trabajadoras que se encontraban bajo una presión insoportable. La situación extrema tuvo cierta repercusión en medios internacionales y los principales clientes de Foxconn, Apple y HP, aseguraron que se tomarían medidas para mejorar las condiciones laborales. Un año después la situación no sólo no ha cambiado, sino que la empresa china ha trasladado parte de la producción a nuevas fábrica en zonas más alejadas de los antiguos polos industriales de Chengdu, hacia el interior. SACOM ha documentado acumulaciones de entre 80 y 100 horas extraordinarias mensuales, el cálculo a la baja sistemático de los salarios, la desprotección de las obreras y los obreros que trabajan con sustancias tóxicas, y unas estrategias de reclutamiento militares con folletos publicitarios que prometen a quien quiera incorporarse a Foxconn «condiciones laborales occidentales».
Apple no es ni la mejor ni la peor de las marcas de electrónica que invaden el planeta con sus productos. La explotación y la exposición de trabajadores a sustancias tóxicas es una constante del sector que sufre niveles de precariedad equiparables a los del sector global de la moda y la confección. HP, Dell o Samsung también se encuentran entre las empresas denunciadas por campañas internacionales y organizaciones asiáticas. Apple, no obstante, pretende asociar su marca a unos valores corporativos muy lejanos a la triste realidad de las fábricas. Mientras esta información sea enterrada en una espiral de silencio mediático y continuemos entronizando a empresas, marcas y gurús de la posmodernidad, la vulneración de los derechos laborales más fundamentales continuará extendiendos imparable. En el actual sistema productivo internacional, parece que la innovación y visión de futuro no son suficientes para construir un gran imperio. Steve Jobs descansa en paz. Esperamos que los obreros y las obreras de Foxconn encuentren descanso en vida.
Albert Sales i Campos es profesor (precario) de sociología en la UPF
http://albertsales.wordpress.com/2011/10/06/apple-a-xina-condicions-de-treball-occidentals/