El Grupo de Estudios de Iraq [1] presentará mañana miércoles, 6 de diciembre su informe final -de un centenar de páginas- con sus recomendaciones al presidente Bush sobre cómo afrontar la situación de crisis que vive la ocupación de Iraq, tras haber alcanzado un consenso, el pasado miércoles, los representantes de los partidos Demócrata y […]
El Grupo de Estudios de Iraq [1] presentará mañana miércoles, 6 de diciembre su informe final -de un centenar de páginas- con sus recomendaciones al presidente Bush sobre cómo afrontar la situación de crisis que vive la ocupación de Iraq, tras haber alcanzado un consenso, el pasado miércoles, los representantes de los partidos Demócrata y Republicano que lo integran [2]. Como resume un miembro del Grupo, el informe plantea una estrategia para Iraq de «[…] ni de salir corriendo, ni de quedarse». El documento final deja bien claro que «[…] la implicación de las tropas [estadounidenses en Iraq] no debe ser indefinida», pero elude tanto una reducción inmediata de sus efectivos, como un calendario específico de retirada, que tampoco se contempla como completa, consideraciones explícitamente rechazadas por el presidente Bush y por el general John Abizaid, comandante en jefe del Comando Central de EEUU para Oriente Medio y Asia Central, y que los miembros republicanos del Grupo han logrado imponer finalmente.
Según el informe del Grupo, la retirada de las 15 Brigadas de combate que EEUU tiene ahora en Iraq debería iniciarse en 2007 y haber alcanzado a comienzos de 2008 una reducción a la mitad de los efectivos actuales, es decir, hasta 70.000 soldados, una continuidad que se define como «[…] significativa, […] dado el carácter de fuerzas empotradas [embedded]» en las unidades iraquíes que tendrá este contingente, señala un miembro del Grupo de Estudios sobre Iraq a The Washington Post. Estos efectivos serán esencialmente de formación, asesoramiento y apoyo de la Guardia Nacional, el nuevo ejército iraquí, así como unidades de despliegue rápido, todos ellos estacionados en las bases que EEUU está construyendo en Iraq [3]. En la actualidad hay en Iraq 5.000 asesores estadounidenses; el informe del Grupo de Estudios plantea que se multipliquen por cuatro, hasta 20.000.
La fecha indicada de comienzos de 2008 para la reducción a la mitad de los efectivos es considerada más como «[…] un objetivo condicionado [a la evolución de la situación interna iraquí] que un calendario cerrado»; pero al establecerla el Grupo ha procurado sacar, si ello es posible, la cuestión iraquí de la primera fase de la campaña electoral a las presidenciales, algo que interesa a ambos partidos [4]. El informe no señala si la mitad del contingente ahora destinado en Iraq saldrá de la zona o será estacionado en bases en países limítrofes para servir como apoyo a las tropas iraquíes y estadounidenses en Iraq en caso de emergencia.
El contenido del informe del Grupo de Estudios sobre Iraq coincidirá esencialmente con las conclusiones de otro informe paralelo realizado por militares y encargado por la Junta de Jefes de Estado Mayor [5], que recomendará un incremento temporal de tropas estadounidenses en Iraq previo a una reducción posterior, así como el cambio de su funcionalidad de unidades combatientes a unidades de apoyo, con una continuidad en Iraq de entre cinco y 10 años: es la opción denominada Go long, asimismo una opción intermedia entre las opciones Go home y Go big. La primera opción -largarse ya-, supondría una derrota estratégica para EEUU y el colapso inmediato de las instancias colaboracionistas creadas en estos tres años y medio de ocupación, por medio de las cuales EEUU aún espera llegar a un dominio menos gravoso sobre Iraq, ya con el concurso obligado de regímenes de la zona; la segunda -ir a más-, supondría una continuidad que la Administración Bush no puede permitirse ni el Partido Demócrata tolerarle cara a las presidenciales de 2008, cuando además (lo reconocía el general Abizaid en su comparecencia ante el Congreso a finales de noviembre [6]) ni el Ejército de Tierra ni el Cuerpo de Marines de EEUU pueden aportar ya para las guerras en Iraq y Afganistán más de 20.000 efectivos complementarios y para un periodo de tiempo limitado [7].
La opción elegida tanto por el Grupo de Estudios como por el comité del Pentágono -menos combatientes, más asesores- pudiera parecer una inversión de la estrategia seguida en Vietnam, pero de manera inmediata abre la puerta a un recrudecimiento de la guerra en Iraq, como de hecho está ocurriendo ya sobre el terreno en los primeros días de diciembre.
Mensaje para al-Maliki
El mensaje encubierto de ambos informes va destinado, antes que al presidente Bush -a cuyo reiterado lema de «acabar el trabajo» (sic) en Iraq se acomodan muy bien-, al primer ministro iraquí al-Maliki, sobre el que se hace recaer la tarea de poner en pie fuerzas de seguridad que puedan eficazmente asumir el control en Iraq, en el sentido de que los socios iraquíes de los ocupantes no pueden esperar que éstos sigan protegiendo indefinidamente las instituciones establecidas tras la invasión [8]. La consideración de que debe incrementarse el número de asesores estadounidenses y reducir el de fuerzas combatientes es también un punto central del informe elaborado por el asesor de Seguridad Nacional Stephan J. Hadley, presentado en noviembre al presidente Bush, memorando en el que se muestra una demoledora imagen de al-Maliki, «[…] ni capaz ni interesado» -señala literalmente el informe [9]– en poner fin a la escalada de violencia sectaria impulsada por los paramilitares de las formaciones confesionales shiíes de su propio gobierno, a las que el propio embajador estadounidense en Iraq, Zalmay Jalilzad, achaca ya el 77% de los asesinatos de civiles en la capital [10].
Como se ve, la cuestión de la reducción y re-despliegue (que no retirada) de las tropas estadounidenses de Iraq sigue basándose en el impredecible factor de la puesta en pie de los nuevos aparatos policiales y militares iraquíes. En su último informe, Iraqi Forces Development and the Challenge of Civil War, de noviembre de 2006 [11], el analista del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington Anthony Cordesman acusa a la Administración Bush de estar manipulando la información sobre los nuevos cuerpos de seguridad iraquíes, integrados ya en teoría por 325.000 efectivos, pero ineficaces y desmotivados o, lo que es aún peor, transformados en escuadrones de la muerte de las organizaciones colaboracionistas kurdas y shiíes, que alimentan, más que desactivan, la violencia sectaria. El entonces aún secretario de Defensa Rumsfeld presentó el 31 de octubre una propuesta de dotación presupuestaría de mil millones de dólares suplementarios para duplicar esa cifra de efectivos iraquíes [12]. La previsión de que EEUU puede tener que permanecer en Iraq al menos 10 años más se basa, precisamente, en la estimación más pesimista de cuándo podrá el país contar con una policía y un ejército eficaces en la lucha contraguerrillera, o capaz de tener el más mínimo barniz democrático. Al-Maliki, con motivo de su complicada cita con Bush en Amán de finales de noviembre [13], ha anunciado que los cuerpos de seguridad iraquíes estarán listos para junio de 2007 [14], algo que ningún mando militar estadounidense o británico sobre el terreno puede tomarse en serio. La ignorada «guerra civil» en provincias del centro y sur de Iraq (se ha visto al menos en Amara y Basora) en el seno del propio campo colaboracionista shií, entre distintas milicias dentro y fuera de los aparatos de seguridad y del denominado Servicio de Protección de Instalaciones [15], muestra la debilidad estructural de las previsiones de los ocupantes, que prácticamente, por unas razones u otras, ya no controlan más que muy precariamente algunas zonas del territorio iraquí.
Diplomacia y guerra
El informe del Grupo de Estudios bipartidista no incluye, como se había adelantado, la posibilidad de un incremento temporal de las fuerzas estadounidenses en Iraq (de hasta 20.000 o 30.000 soldados estadounidenses), como sí podría incluir el informe elaborado por el Pentágono [16]. Sin embargo, todo parece indicar que será inevitable, al menos entre 7.000 y 18.000 soldados inicialmente [17].
El Pentágono está desplazando en estos días a Bagdad a más efectivos (por lo pronto, 1.600 soldados [18]) de zonas menos conflictivas del país. Desde el pasado viernes, 1 de diciembre, se desarrollan intensos combates en el centro y en barrios de la capital en operativos contrainsurgentes en los que el Pentágono recurre al bombardeo desde helicópteros Apache [19], y en los que se respetan los feudos de los paramilitares confesionales shiíes, como Medina as-Sáder, donde los escuadrones de la muerte torturan, ejecutan y abandonan en plena calle a sus víctimas. Al tiempo, EEUU está recurriendo intensivamente al bombardeo aéreo de Ramadi, la capital de la provincia de al-Anbar (un territorio de 1,25 millones de habitantes, dado por perdido por oficiales del Cuerpo de Marines si no se incrementan sustancialmente los actuales 30.000 efectivos de ocupación allí desplegados [20]) y de Baquba, situada al noreste de Bagdad y capital de la provincia de Diyala, bajo control de la resistencia en estos días, que ha cortado los accesos a su interior [21].
El recrudecimiento de la guerra en Iraq y de la violencia sectaria (3.709 civiles muertos en octubre, un incremento por encima del 40% sobre esta cifra en noviembre, siempre según datos oficiales [22]) ha de tener que ver necesariamente con dos cuestiones esenciales. La primera, la recomendación que hace el Grupo de Estudios de Iraq en su informe para que la Administración Bush abra conversaciones con Siria e Irán con vistas a lo que se denomina la estabilización de Iraq, opción explícitamente apoyada por el primer ministro británico Tony Blair. La segunda, según fuentes oficiales estadounidenses, el cierre por parte de EEUU de la vía de la negociación con la resistencia iraquí. Veamos una y otra.
Las claves del proceso de apertura de un diálogo entre EEUU y Siria e Irán están bien establecidas de antemano. En el caso del gobierno de Siria, su papel habrá de ser particularmente infame: EEUU procuraría que el régimen de Damasco blinde su frontera con Iraq y limite los -ya reducidos- movimientos de la resistencia iraquí en Siria a cambio de que la Administración Bush anime a Israel para que inicie una negociación sobre su retirada de los Altos del Golán y alivie la presión sobre el régimen de al-Asad, a cuyos servicios secretos se les acusa de estar implicados en los asesinatos de Hariri y Gemayel [23]. Como anticipo de todo ello, Siria e Iraq restablecían este pasado mes de noviembre relacionas diplomáticas, rotas desde 1982, y el embajador de Exteriores sirio visitaba inmediatamente Bagdad para sancionar el paso dado, que significa, de hecho, aceptar la ocupación de Iraq al reconocer las instituciones impuestas y tuteladas por los invasores.
Respecto a Irán, no es en absoluto una novedad la posibilidad de apertura de un diálogo con EEUU que, pivotado sobre la situación en Iraq, permita abordar otros temas y la normalización de relaciones bilaterales, algo que ambas partes ya habían aceptado matizadamente con anterioridad y han vuelto a hacerlo en varias ocasiones a lo largo del mes de noviembre [24].
Irán ha vuelto a mostrar su incuestionable papel regional con la invitación del presidente iraní Mahmud Ahmadinejad a sus homólogos sirio e iraquí a un cumbre a tres bandas el 25 y 26 de noviembre para hablar sobre Iraq, a la que finalmente solo acudió Jalal Talabani, y que contó con el visto bueno de la Administración Bush por boca del portavoz del Departamento de Estado, Tom Casey [25]. El presidente iraquí Talani, un funambulista neto, viejo amigo al tiempo de EEUU, Israel, Turquía e Irán, afirmaba al final de la cita con Ahmadinejad «[…] que Iraq necesita seriamente de Irán para restablecer la estabilidad y la seguridad», a lo que el presidente iraní asentía con el compromiso de su país en tal sentido, advirtiendo al tiempo sobre una retirada precipitada de EEUU de Iraq [26].
Y es que EEUU no puede eludir que, a los tres años y medio del inicio de la ocupación de Iraq, su continuidad en este país dependa esencialmente, junto con la derrota de la resistencia iraquí, de que Irán adopte una actitud positiva a través del gobierno iraquí y de los partidos y milicias confesionales shiíes que lo integran, todos ellos con muy fuertes vínculos con Irán, particularmente el Congreso Supremo de la Revolución Islámica en Iraq (CSRII) y su milicia Badr y, más recientemente, la corriente de as-Sáder y su Ejército del Mahdi. El Ejército del Mahdi puede contar ya -frente a los 10.000 de la Organización Badr- con hasta 60.000 hombres en armas (mantenidos gracias a una eficaz red de extorsión y corrupción en un país empobrecido al máximo [27]), si bien hay dudas razonables de que su referente inorgánico (no es un partido político), el clérigo Moqtada as-Sáder, controle realmente las entre seis y 30 milicias internas que se remiten a su liderazgo pero que actúan autónomamente y que constituyen una impenetrable trama que entrelaza genuinas corrientes anti-ocupación, mafias locales, escuadrones de la muerte y redes de servicios secretos de más de un país.
La ubicuidad de los aliados internos de EEUU del campo confesional shií iraquí es tal que, al tiempo, el presidente Bush y la secretaria de Estado Condoleezza Rice recibían este lunes en Washington al máximo dirigente del CSRII, el clérigo Abdulaziz al-Hakim, mientras los ministros y diputados de as-Sáder congelaban su participación en las instituciones (pero no dimitían) en protesta por la entrevista de al-Maliki con Bush en Amán. Esta pinza de fuerzas confesionales shiíes permite a Irán ejercer sobre EEUU todo el peso de su influencia en Iraq y ofrecer a Washington, en función de su talante en la discusión sobre la agenda global bilateral, escenarios radicalmente opuestos: la cooperación del campo confesional shií iraquí en un condominio de facto sobre Iraq o la profundización de la violencia sectaria, la fractura del país y el aliento del sentimiento anti-ocupación, mayoritario también entre los shiíes de Iraq pero gestionado a conveniencia por su clero, una nueva casta oligárquica en el Iraq ocupado que asocia sus propios intereses tanto a los de los ocupantes como a los de Irán [28]. Muy inteligentemente, como si de un consejo encubierto se tratara, el presidente iraní Ahmadinejad señalaba en su última carta abierta al pueblo estadounidense de finales del pasado mes:
«Ahora que Iraq tiene una constitución y una Asamblea y un gobierno independientes, ¿no sería más beneficioso traer de vuelta [a casa] a los oficiales y soldados estadounidenses y destinar el astronómico gastos militar de EEUU en Iraq en bienestar y prosperidad para el pueblo estadounidense?» [29]
La realidad es que quienes cosechan los beneficios de la instalación en Bagdad de un nuevo régimen no son quienes derribaron con una guerra ilegal al anterior, sino los vecinos de Iraq, hurtándo con ello al pueblo iraquí su decisión democrática y soberana sobre la resolución de la ocupación de su país [30].
Fin de los contactos con la resistencia
La recomendación del Grupo de Estudios sobre Iraq de que la Administración Bush inicie un diálogo con Irán y Siria sobre el futuro de Iraq anticipa la decisión tomada por la Casa Blanca de poner punto final a sus intentos de abrir una negociación con la resistencia iraquí [31]. Según varios medios [32], la Administración Bush, en contra de la opinión del embajador estadounidense en Bagdad Jalilzad y de mandos militares en Iraq, habría decidido «dar por fracasados» los contactos con sectores de la resistencia iraquí, centrando a partir de ahora su estrategia de continuidad en Iraq en fortalecer sus relaciones con las organizaciones colaboracionistas kurdas y -esencialmente- confesionales shiíes. Particularmente las segundas se habían mostrado estos meses muy enojadas por las presiones que EEUU estaba desarrollando sobre al-Maliki para que, paralelamente a los contactos estadounidenses con el campo anti-ocupación, el primer ministro iraquí avanzara en el proceso de «reconciliación nacional», una estratagema ideada por los estadounidense para, a un tiempo, erosionar la hegemonía del confesionalismo shií y dividir a la resistencia nacionalista [33]. La escalada de violencia sectaria impulsada en los últimos meses por los paramilitares shiíes y la tolerancia manifiesta del primer ministro al-Maliki ante ella pueden explicarse así como los engranajes de un mecanismo de presión sobre la Administración Bush, que ha visto cómo la situación interna en Iraq se desestabilizaba muy rápidamente al tiempo que la actividad armada de la resistencia aumentaba [34].
La Administración Bush habría así sopesado el deterioro de sus relaciones con sus aliados internos shiíes a cambio de una negociación con una resistencia que exige que se incluya previamente un compromiso de salida de las tropas de ocupación de Iraq, sino inmediata sí incondicionalmente. Muy significativa es la enfática renovación del respaldo dado por Bush a al-Maliki en su encuentro de Amán, como lo es también la visita de al-Hakim a Washington de este lunes, por tratarse del representante de la más fuerte organización confesional iraquí vinculada a Irán, el Congreso Supremo de la Revolución Islámica en Iraq. Al-Hakim, frente a as-Sáder, puede ofrecer a Washington las garantías precisas para que ese largo proceso que dibuja el informe del Grupo de Estudios sobre Iraq pueda llevarse a cabo, a cambio quizás de la normalización de relaciones con Irán. La Administración Bush, alcanzado el consenso entre el Partido Demócrata y el Partido Republicano, precisa ahora al menos de un año de mínima estabilización del campo colaboracionista para intentar, como se aprecia ya estos días, aplastar militarmente a la resistencia nacionalista, antes de poder reducir significativamente sus tropas en Iraq. En opinión del embajador estadounidense Jalilzad, tal decisión coloca a EEUU abiertamente en el bando de la violencia sectaria y la limpieza étnica -si cabía alguna duda de ello- y alentará la profundización de la resistencia armada contra los ocupantes, frente a la que, según mandos militares estadounidenses en Iraq, no hay capacidad de triunfo neto [35].
Notas:
1. Véase en IraqSolidaridad: Peter Grier: Grupo de Estudio de Iraq: Ni irse ni quedarse. El Partido Demócrata y la Administración Bush buscan un consenso sobre la continuidad en Iraq y Joe Kay: Demócratas y republicanos: Mantener la ocupación de Iraq. Antes que una retirada o reducción de tropas, se prevé un incremento de hasta 30.000 efectivos 2. The New Yotk Times, 30 de noviembre, 2006; y The Washington Post, 30 de noviembre y 1 de diciembre, 2006. 3. Véase en IraqSolidaridad: Las bases militares de EEUU en Iraq. EEUU ha gastado 1.100 millones de dólares en instalaciones militares en Iraq 4. The Washington Post, 1 de diciembre, 2006. 5. The Washington Post, 20 de noviembre, 2006. 6. The Washington Post, 22 de noviembre, 2006. 7. Sobre las limitaciones del Pentágono, véase en IraqSolidaridad: Will Dunham: El ejército estadounidense muestra síntomas de agotamiento. Cinco años de guerra en Iraq y Afganistán ponen a prueba el ejército voluntario en EEUU y enlaces incluidos. 8. A petición del gobierno iraquí, el Consejo de Seguridad renovaba el 31 de noviembre el mandato de la llamada Fuerza Multinacional en Iraq, tropas de ocupación, que han perdido este mes un socio importante, Italia, que culminaba el 2 de diciembre la retirada total de sus 3.200 soldados. Corea del Sur ha indicado que retirará sus tropas a finales de 2007, con una reducción al terminar 2006 (al-Jazeera, 30 de noviembre, 2006). El ministro de Defensa de Reino Unido señalaba en noviembre la intención de reducir en «millares» su actual contingente de 7.100 soldados (al-Jazeera, 27 de noviembre ,2006). Sobre la distribución de tropas de ocupación en Iraq, véase: Se mantiene y extiende al sur la ofensiva de la resistencia. Además de los 150.000 efectivos de EEUU, 23 países mantienen en Iraq otros 17.500 soldados 9. El contenido del informe al presidente Bush fue filtrado por The New York Times el 29 de noviembre de 2006. 10. Citado por Cordesman, noviembre de 2006, ver nota siguiente 11. English Iraqi Forces Development and the Challenge of Civil War, de noviembre de 2006. 12. Ídem, pág. 12. 13. Complicada por cuanto se le impidió al anfitrión, el rey Abdullah, participar en un encuentro a tres bandas con Bush y al-Maliki, al parecer tanto por negativa de uno como del otro, que no querían que el monarca jordana mezclara la guerra de Iraq con el conflicto palestino-israelí. 14. Al-Jazeera , 30 de noviembre, 2006. 15. Véase en IraqSolidaridad: Dahr Jamail y Ali al-Fadily: El Servicio de Protección de Instalaciones acoge a los ‘escuadrones de la muerte’. El 70% de las fuerzas de la policía iraquí está infiltrado por milicias sectarias y mafias y enlaces relacionados. 16. Times, 16 de noviembre de 2006. Véase también en IraqSolidaridad: Joe Kay: Demócratas y republicanos: Mantener la ocupación de Iraq. Antes que una retirada o reducción de tropas, se prevé un incremento de hasta 30.000 efectivos 17. ABC News, 28 de noviembre, 2006. 18. CNN.com, 29 de noviembre, 2006. 19. Reuters, 1 de diciembre, 2006; y Al-Jazeera, 2 y 3 de diciembre, 2006. 20. The Washington Post, 22 de noviembre, 2006. De los 141.000 soldados estadounidenses desplegados en Iraq, 23.000 son marines. 21. Az-Zaman, 3 de diciembre, 2006. 22. Reuters, 2 de noviembre, 2006. 23. Associated Press, 19 de noviembre, 2006. 24. Véase en IraqSolidaridad: Scott Peterson: ¿Puede Irán ayudar a estabilizar Iraq? – Irán espera obtener beneficios estratégicos del colapso de la ocupación estadounidense de Iraq y enlaces relacionados. 25. Associated Press, 21 de noviembre, 2006. 26. Al-Jazeera, 27 de noviembre, 2006. 27. La corriente de as-Sáder posee el control directo de al menos cuatro ministerios: Agricultura, Sanidad, Transporte y Antigüedades. Responsables de Antigüedades han acusado a las autoridades ministeriales de as-Sáder en este ministerio de tráfico organizado de piezas del patrimonio histórico iraquí. Véase en IraqSolidaridad: Sandy English: El Director del Museo Nacional de Bagdad se exilia. Donny George denuncia la corrupción oficial y el expolio del patrimonio de Iraq 28. Miembros de la jerarquía shií iraquí, incluidos varios ayatolás (al-Bagdadí, Fadel al-Malilki, al-Jalesi) rechazan la vinculación con los ocupantes y mantienen posiciones nacionalistas nítidas. 29. Al-Jazeera, 29 de noviembre, 2006. 30. Véase en IraqSolidaridad: Iraq: La próxima masacre. Llamamiento del Tribunal BRussells para detener la masacre del pueblo de Iraq 31. Véase en IraqSolidaridad: Carlos Varea y Pedro Rojo: EEUU y la resistencia iraquí podrían abrir próximamente negociaciones. Octubre ha sido un mes crítico para la continuidad de la ocupación de Iraq y enlaces relacionados. El ex vicepresidente de Iraq Izar Ibrahim ad-Duri negaba en una reciente carta la posibilidad de negociaciones con EEUU. 32. The Washington Post, 1 de diciembre, 2006, y Associated Press, 2 de diciembre, 2006. 33. Véase en IraqSolidaridad: Carlos Varea: La resistencia rechaza el plan de ‘reconciliación nacional’ de al-Maliki’. Las organizaciones anti-ocupación reiteran que solo negociarán con los ocupantes su retirada incondicional y Abdul Ilah al-Bayati: La oferta de al-Maliki: Elegir el mal menor. El «plan de reconciliación» responde esencialmente a los intereses de EEUU 34. Véase en IraqSolidaridad: Carlos Varea y Pedro Rojo: EEUU y la resistencia iraquí podrían abrir próximamente negociaciones. Octubre ha sido un mes crítico para la continuidad de la ocupación de Iraq. En noviembre EEUU ha reconocido haber perdido 60 soldados en combate (más 10 en «acciones no hostiles»), una cifra sin duda inferior a la del mes anterior pero que sigue suponiendo una media de dos muertos por ataques de la resistencia al día. Han muerto también en combate en noviembre cinco soldados británicos. 35. The Washington Post, 1 de diciembre, 2006.
IraqSolidaridad (www.irasolidaridad.org)