Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
Cuadro de la artista iraquí Betul Fekaiki
He captado una especie de «extraño» fenómeno en los iraquíes con los que me encuentro, también en mí misma.
Hay un tema del que evitamos hablar a toda costa: el Exilio.
Cada vez que surge el tema del exilio, la frase habitual que pronunciamos es: «¿Qué podemos hacer? Es la voluntad de Alah – Que Dios castigue a los responsables…», y asunto terminado.
Uno puede leer unos cuantos artículos sobre la grave situación de los refugiados iraquíes y sus MUY difíciles condiciones de vida, pero ninguno que ponga de manifiesto la experiencia personal del Exilio en un sentido subjetivo.
El otro día, un conocido iraquí me llamó para desearme Feliz Año Nuevo, charlamos unos momentos, y como es habitual, Bagdad surgió en la conversación, esa persona me dijo:
Por favor, Layla, he puesto una cruz sobre ese tema, no quiero reabrir heridas en este lugar… Si alguna vuelvo, seré un extranjero allí, al igual que soy un extranjero aquí…
Esta tarde salí a dar un largo paseo y pensé en esa frase profundamente… Empecé a sentir un gran desasosiego al meditar sobre el exilio. Mi mente me había jugado una mala pasada y traté de desviar mi atención hacia otro tema al empezar a experimentar emociones muy fuertes dentro de mí; no quería ponerme en ridículo en público, tuve que esforzarme mucho para poder contener las lágrimas…
Tengo que enfrentar mi realidad, aceptarla y asumirla. No puedo volver a Iraq. Soy una extranjera aquí y sería una extranjera allá. Además, podrían secuestrarme y asesinarme tan pronto como ponga un pie… Esa es una posibilidad real, demasiado real…
Hay una Ley de NO RETORNO escrita para miles de iraquíes que estamos en el exilio… La mayor parte de los refugiados somos sunníes o cristianos o pertenecientes a alguna otra minoría… y todos tuvimos que huir a causa de nuestras sectas… Las milicias nos han quitado a muchos nuestros hogares y sus familias están actualmente ocupándolos. Estamos esperando… Estoy esperando y tengo la sensación de que voy a estar esperando mucho tiempo…
Y en caso de que sea capaz de asumir que no me va a suceder nada allí y que todo irá bien, nunca podré integrarme de nuevo… allí, en aquella sociedad.
No quiero que me obliguen a tener que velarme, no quiero que me acosen a diario; e incluso asumiendo que no sea ese el caso, ¿dónde viviré? No puedo quedarme con algún pariente de forma indefinida. Y asumiendo que pueda resolver esa cuestión, ¿quién va a emplearme? No tengo medios para empezar un propio negocio y ni siquiera sabría cómo… las únicas posibilidades y puestos de trabajo tienen que ver directa o indirectamente con las instituciones del gobierno… pero, ¿cómo iba a poder yo trabajar para los títeres de la Ocupación? Y asumiendo que pudiera, ¿quién emplearía a un/a árabe sunní, y mujer, para más inri?
Cualquier posibilidad que considere y desde cualquier ángulo, suponiendo los mejores y peores escenarios, tengo demasiado claro que se me aplicaría la Ley del NO Retorno… pero no sólo a mí. Muchos otros comparten mis apuros… la Ley del NO Retorno también se les aplicaría a ellos.
Es una ley que no está escrita, es una ley que todos conocemos y que todos acatamos. Por eso es que no se produce una vuelta masiva de refugiados a Iraq. Hemos comprendido que allí ya no hay lugar para nosotros nunca más. Somos extranjeros en el exilio e incluso seríamos más extranjeros aún en nuestro propio país…
Trato de luchar con todas mis fuerzas para rechazar ese sentimiento tan fuerte de nostalgia, intento extirpármelo, trato de no verlo, cerrándole la puerta en las narices, al igual que tantas puertas se cerraron frente a mí… Trato también, con todas mis fuerzas, de tachar con una X ese sentimiento para no volver a alentarlo nunca más…
Comprendo por qué los iraquíes evitan hablar acerca de sus sensaciones de exilio y cambian rápidamente de tema. El dolor es demasiado grande y la comprensión que viene de ese dolor, la idea de que nunca podremos volver es incluso más insoportable aún… un sentimiento que no puedo poner en palabras.
Es como un exilio dentro de otro Exilio…
Es como si te encontraras en una orilla y divisaras un lugar en el horizonte pero la distancia no sólo es excesivamente grande, es inmensa… o estás en esa orilla y puedes ver el lugar que todos conocemos tan bien y que amamos profundamente, pero buscas alrededor y no hay siquiera un bote para alcanzar esa otra orilla.
Continué caminando y seguí pensando… diciéndome a mí misma: Mujer, tienes que enfrentarte a ello, ya no eres tan joven… y un pensamiento llevó a otro… ¿es que voy a morirme sin ver de nuevo Bagdad, nunca? ¿Es esa una posibilidad real a la que tengo que enfrentarme? ¿A no ver mi hogar, a no visitar la tumba de mi familia, a no ver a Dijla de nuevo, a no oler los aromas que solían envolverme…? La idea en sí misma me mata…. ¿Seguiré siendo una extranjera el resto de vida?
Continué caminando y desde algún lugar muy profundo de mí brotó esa voz suplicante: Por favor, llévame a casa…
Y ya no pude contener las lágrimas… y cuando los transeúntes empezaron a mirarme extrañados, fingí tocarme el lagrimal con un pañuelo como si algo se me hubiera metido en el ojo, tratando de hacer ver que lloraba porque el frío viento me había golpeado con fuerza el rostro introduciendo allí alguna arenilla…
Volví a casa y mi madre me soltó repentinamente : Sólo volveré a ver Bagdad desde mi ataúd… prométeme que me llevarás allí…
Me gustaría ofrecerles, desde Youtube, una vieja canción iraquí en la versión del cantante Bashar Al-Azzawi. «Hadha moo Insaf meenak«: «No espero justicia ni misericordia de Vds.» http://www.youtube.com/watch?
Fuente: uncensoredarabwomanblues.