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Crítica de «Memoria para reincidentes»

Fuentes: Barricada TV

Documental de investigación del grupo de cine «Contraimagen»

Estos apuntes sobre el documental de investigación Memorias para reincidentes del Grupo de cine Contraimagen del PTS (Partido de los trabajadores Socialistas) solo abordan algunos de los aspectos que consideramos polémicos del material. Contra todos los prejuicios basados en la idea de que el trotskismo partidario es dogmático, cerrado en sus propias ideas y sectario, la película es muy buena, vale la pena verla y aporta al conocimiento del objeto que presenta.

A pesar de ello transmite el mensaje y balance partidario (PTS) de la experiencia obrera del 69-76. Esto es lógico y no tiene por qué ser criticado siempre y cuando esté abierta la posibilidad de debate con la óptica de los realizadores. Justamente una de las principales virtudes del trabajo es que en su mismo desarrollo no oculta, sino que presenta o deja entrever elementos para otras posibles interpretaciones.
 
Enumeraremos algunos:

Presenta en forma destacada la experiencia de los sindicatos automotrices de FIAT Sitrac y Sitram. Experiencias sin duda muy valiosas, pero cuya vigencia fue de apenas dos años y que surgieron de forma excéntrica al resto del movimiento obrero. El hecho de que la experiencia haya sido derrotada ya en 1972 debería ser motivo de balance. Sobre todo en un movimiento obrero como el argentino de larga experiencia combativa. La particularidad también sería interesante de analizar. Los sindicatos que los trabajadores recuperaron en la automotriz mencionada habían sido la forma que la empresa consideró más dócil para mantener a los nuevos y jóvenes trabajadores por fuera de la influencia del sindicalismo peronista.

Sabemos que a los empresarios y al Estado les salió el tiro por la culata, sin embargo ese resultado no invalida la cuestión de que no fue un proceso que pueda tomarse como típico o imitable en forma directa. Además, podríamos apuntar que el fraccionamiento del movimiento obrero en infinidad de sindicatos es una política de la burguesía. Sitrac/Sitram podían ser poderosos por estar asentados en una planta de varios miles de obreros en una empresa imperialista destacada, pero los millones de trabajadores que son explotados en medianas, pequeñas y hasta grandes fábricas ¿cómo hacen para pelear con un sindicalismo fraccionado? Recordemos que Argentina era un país de desarrollo industrial destacado en el contexto del «tercer mundo» y no una simple economía de enclave.

Por otro lado la película presenta como positiva la concepción antiburocrática de los dirigentes de Sitrac-Sitram. Hasta deja traducir que los «legalistas» de la CGT cordobesa serían lisa y llanamente burócratas. Sabemos que «burócrata» se asocia rápidamente a dirigentes sindicales como Vandor, Rucci, Miguel, etc. La denominación de «legalistas», puede confundir a los incautos. Sin embargo entre los «legalistas» se encontraban grupos importantes y combativos del movimiento obrero, conducidos por Atilio López, dirigente de UTA y coautor de los programas de La Falda y Huerta Grande, dirigente de la CGT Córdoba con Tosco y Salamanca, protagonista central de las luchas cordobesas, vicegobernador de Córdoba junto a Obregón Cano, y asesinado por las AAA.

Igualmente, los entrevistados abren la puerta para la crítica: uno de ellos dice sonriendo «bueno, para nosotros todos eran burócratas». El marco en que está dicha esta reflexión es el de la acusación, por parte de los clasistas duros, que la CGT Córdoba de López, incluyendo a Luz y Fuerza de Tosco no hacían lo suficiente por acompañar la lucha de Sitrac/Sitram. Entonces, un posible balance que la película transmite es que el resto de los sindicatos abandonaron a los clasistas. Sin embargo, una crítica alternativa debería presentar la reflexión sobre el exceso de sectarismo: ¿todos eran burócratas? ¿Por qué el resto del movimiento combativo cordobés debía aceptar la conducción de Sitrac/Sitram, que se negaba a trabajar con el resto de los combativos en la definición de los planes de lucha? Quizás la selección de los dichos de los entrevistados debió haber sido ampliada a la autocrítica existente en los mismos protagonistas. Tomando escritos del mítico Gregorio Flores: «Otro de nuestros gravísimos errores fue no hacer una alianza más estrecha con estos sindicatos (se refiere a los conducidos por Tosco) y también con algunos dirigidos por peronistas que tenían una actitud combativa pero, claro, a veces la falta de experiencia, a veces por falta de capacidad para maniobrar buscando diferenciar los distintos matices, caímos en un purismo ingenuo donde también tuvo mucho que ver las influencias de la pequeña burguesía».

Ya que la película se presenta en tono de balance y enseñanza, el tono en que las preguntas son organizadas y las respuestas enfatizadas segmenta el tipo de autocrítica de los protagonistas de aquellas heroicas batallas. Recordemos que Salamanca, cansado de la discusión de los clasistas de FIAT, reflexionaba: «Lo que ocurre es que existe una influencia pequeño-burguesa en los activistas y delegados que los sectariza (en SITRAC-SITRAM). En su afán de ser dueños de la verdad, hay organizaciones que les meten un esquema político tan rígido que impiden que hagan una política de alianzas justa con los otros sectores y una política de alianza justa con la clase obrera».

Por último la película destaca un comentario de Gregorio Flores sobre la limitación de no haber introducido entre los obreros de FIAT la discusión sobre la necesidad de construir un partido de clase. La forma en que es presentada esta reflexión: como continuación de la exitosa discusión sobre la necesidad de consignas por el socialismo, y a modo de balance, parece inducir a la idea de que los obreros de una fábrica (o grupo de fábricas) deberían ser a su vez partido revolucionario. Es legítima la idea presentada desde la perspectiva de los autores y como propuesta del PTS, pero nosotros no podemos dejar de mencionar que todas las investigaciones recalcan que los trabajadores seguían a sus dirigentes en tanto que eran combativos, honestos y consecuentes, y que no necesariamente lo hacían por sus ideas políticas en el sentido partidario estricto, ya que indudablemente en ese período, y al menos hasta que el peronismo demostrara políticas anti-obreras consecuentes, la lealtad de las bases se inclinaba hacia el viejo general. Además los dirigentes de Sitrac/Sitram difícilmente pudieran hacer una unidad de partido: PCR, PC, PB, PST, VC, PRT poco tenían en común más allá de ser clasistas, anti burocráticos y tener pocas expectativas (o ninguna) en Perón. Por último hubiera sido interesante mencionar las principales fuerzas que ejercieron influencia en la experiencia: La del PB (Peronismo de Base) en todo el periodo, La de VC (Vanguardia Comunista) sobre todo en la primera parte y la del PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores) en una segunda etapa. Sin que eso implique desconocer la capacidad de articulación colectiva de todas las corrientes.

Otro punto que la película de Contraimagen deja en la confusión, es el del peronismo en la clase obrera. En realidad la idea que aparece como sobreentendida es la de la necesidad de emancipar a la clase obrera de la paralizante influencia del peronismo, entendido como burocracia obrera y conciliación/subordinación a la burguesía. Pero a lo largo de las experiencias mostradas la presencia de la JTP (Juventud Trabajadora Peronista) resulta ineludible. Incluso para los clasistas la referencia, ya no a la burocracia en general; sino a la JTP en particular, aparece recurrentemente. La película muestra a través de las imágenes en forma contundente la abrumadora presencia peronista en las experiencias del GBA, el relato deja claro que la JTP de Montoneros era una fuerza dominante. El crecimiento de la JTP principalmente en el GBA (a decir de Flores abrumadora, pero sin exagerar, mayoritaria) y también en el interior comienza en el 73 y se desarrolla en 1974 y 75. La película no esboza una explicación, deja una nebulosa duda sobre el significado, con una leve tendencia a considerar este hecho como negativo para la conciencia de la clase y su ruptura con el peronismo.

La pregunta de fondo de si la JTP fue un muro de contención o un salto en la conciencia del movimiento obrero es respondida indirectamente en dos momentos. Uno cuando se habla del plenario de gremios combativos: allí se balancea el fracaso del mismo por la tibieza de Tosco y Pichinini (Conducción de la UOM Villa Constitución) que se negaban a romper con la JTP (conducción en muchos lugares). Se sugiere que esto fue por influencia del PC (de fluido diálogo con Tosco), que estaba comprometido con el pacto social (a través de Gelbard). O sea que el balance de la discusión entre el clasismo duro y el sindicalismo de liberación queda respondido con la apreciación de que estos últimos estaban influenciados por el reformismo. Y otra, hacia el final, cuando Eduardo Montes (dirigente nacional del PTS y obrero de astilleros desde ese período) remarca que la JTP hacía «seguidismo al peronismo».

Pero la pregunta a responder para nosotros debería ser la opuesta: por qué Tosco o Pichinini debían enfrentar a la JTP si ésta estaba encabezando muchas luchas importantes, y como confirmación de esta tesis, sería la JTP determinante en la organización de las coordinadoras. Tampoco la JTP demostró transigir con la burocracia, ni ser conciliadora con las patronales. Era lógico que la abrumadora mayoría peronista de la clase obrera nutriera, en su ruptura con el peronismo oficial y la burocracia sindical, una corriente sindical de identidad peronista de izquierda y anti-burocrática. En este sentido, los autores no diferencian etapas, no es lo mismo el 70/71, que el 73 o el 74/75. Años en los que la relación de la izquierda peronista con Perón y el resto del peronismo cambian notoriamente. Lo mismo podemos decir sobre la actitud respecto del pacto social.

Parte de la opinión de Montes (no sabemos si está editada o no) es contraria a la realidad. La película la coloca hacia el final. O sea que se puede traducir un balance del tipo: la JTP siguió haciendo seguidismo al peronismo e impidió que los obreros saltaran a concepciones clasistas. Es así que podemos encontrar una de las razones de la vigencia de la identidad peronista en la clase obrera, cuando todo preanunciaba la ruptura. ¿Qué quiere decir Montes con que la JTP hacia «seguidismo al peronismo»? La crítica es sorprendente, ya que es dirigida a una organización que era la expresión de masas de Montoneros, y por lo tanto se la vinculaba sin dudas a la muerte de varios dirigentes sindicales de envergadura, entre ellos el propio Rucci, hombre clave de Perón en el pacto social.

Los autores no entienden (quizás no deban hacerlo, pero sería bueno debatirlo) la diferencia entre identidad e ideología que los revolucionarios peronistas sostenían desde su surgimiento. También la película parece ignorar que Montoneros hacia el 75 crea su partido propio y su fuerza electoral diferenciada. Y que es considerado por los sindicalistas tradicionales un enemigo de temer por su creciente prestigio entre las bases. Podrían haberse elegido otras críticas debatibles: ¿seguían siendo populistas? ¿La «identidad peronista» era una carga o una potencialidad? ¿Intervenían militarmente en forma excesiva sobre los conflictos? Pero acusarlos de seguidismo es falso y tiende a confundir y generar falsa conciencia en los espectadores.

Respecto a la JTP vemos que no aparecen suficientes orientaciones para respondernos las preguntas que hoy serían necesarias para una crítica a su práctica. Es interesante conocer los lineamientos fundacionales de la JTP dados al público por El descamisado en forma de folleto especial, para debatir y criticar la estrategia de Montoneros en la clase obrera, confrontarlos con su práctica y hacer el balance de la misma. En este sentido hubiese aportado la inclusión de referentes de esa tendencia, en tono de polémica y debate (lo cual no hubiera cambiado la línea general del trabajo). Y esto es particularmente importante para el caso de la JTP por el peso con el que aparece en la película.

Por último, la película descarta al PRT y su política hacia el movimiento obrero como si ésta se redujera a «reclutar hombres para la guerrilla», como plantea Susana Fiorito (colaboradora de Sitrac en la redacción del boletín del sindicato, contactada por VC). Falso. Los autores confunden al tener la convicción de que el PRT priorizaba la construcción del ERP y la lucha armada y esto implicaba subordinar o secundarizar las luchas obreras. Todo lo contrario, en su momento de más crecimiento el PRT, en los años 74/75, se insertó con éxito en diferentes sectores del la clase obrera, más en los lugares de menor tradición peronista. La crítica es injusta y de una liviandad sorprendente, y puede inducir a reproducir las críticas que se hacen a la guerrilla desde las usinas del sistema y no desde una perspectiva de crítica revolucionaria y de clase. Negar desde la tradición del PST la presencia del PRT y sus sectores afines en los gremios y fábricas combativas es más reduccionista que la interpretación parcial en torno a la JTP. El MSB (Movimiento Sindical de Base, no mencionado en la película) reunió en varios congresos una cifra que alcanzó los 5000 activistas y delegados. No es una valoración de la política sindical del PRT la que hacemos, sino que creemos que no se reducía a «guerrillerismo» y por eso ignorarla es incorrecto. Quizás, aquí también, la mención de la presencia de dirigentes de ese partido en la conducción de algunos conflictos hubiera ayudado a salvar esta carencia.
Sin dudas Gregorio Flores es un protagonista destacado de la época entrevistado por los autores. Hubiera sido bueno recordar su vinculación con el PRT a partir de su estadía en la cárcel de Rawson (según algunos testimonios desde antes). Relata Flores: «Santucho fue el primer dirigente político que me hizo entender que las direcciones de los sindicatos clasistas SITRAC/SITRAM habíamos tenido posiciones ultraizquierdistas al tomar las tareas que no correspondían a un sindicato sino a un partido político». A partir de su salida de prisión Flores fue contactado por el PRT y se integro a la construcción del MSB y del FAS (no a la guerrilla) y llegó a miembro de la dirección Sindical del PRT. Y ahí permaneció hasta la muerte de Santucho (en la apertura democrática se vinculó al Partido Obrero). Creemos que no es bueno sólo tomar de los entrevistados y de las luchas seleccionadas lo que nutre nuestra línea: simplifica demasiado.

Si en el caso de la JTP hay algún grado de incomprensión y poco buceo en las fuentes, en el caso del PRT, primero, se debería no borrarlo de la historia. Hay preguntas críticas muy valiosas sobre su experiencia: ¿Qué balance se puede hacer de la articulación política que el PRT hacía entre la lucha sindical y la guerrilla? ¿Existe una articulación posible o necesaria entre la violencia popular y la militancia obrera? ¿Tenía el PRT una visión excesivamente «optimista» de la predisposición a la lucha por parte de la clase, o solo faltó mayor voluntad de confrontación para lograr la ruptura de los obreros con el populismo peronista?

Es cierto que la película se desarrolla a partir de las luchas concretas y no de las organizaciones que fueron dirección de las mismas. Pero no fueron luchas «espontáneas» sino producto de experiencia y militancia, y las organizaciones políticas de la época fueron potencialmente peligrosas porque se asentaron en éstas y no fueron externas a las mismas (como alguna versión de la historia sugiere). No es la línea de la película, aunque en algún ejemplo el balance de un espectador podría ser ése para algún caso particular.

Estas son sólo reflexiones críticas de aspectos parciales del por demás muy interesante material de Contraimagen. La película demuestra que los grupos de cine alternativo disponen de la capacidad de presentar materiales de calidad y valioso en sus aportes. Bien editados y con un archivo fílmico de gran utilidad. Es sin dudas imperdible la entrevista a Ricardo Balbín que muestra cómo se fueron cerrando filas entre las fuerzas burguesas para exterminar la oposición popular en el sentido más amplio.

Esperamos que estos apuntes polémicos sirvan para avanzar en el balance de la lucha obrera de los setentas, que el film motiva con creces. Por eso saludamos su realización.

Fuente:
http://barricadatv.blogspot.com.ar/2012/07/critica-memoria-para-reincidentes.html