La libertad de prensa, por lo que respecta al lector, es el derecho a estar informado. En la Declaración de Derechos de Virginia, 12 de Junio de 1776, que fue la b ase para la Constitución de EEUU, se decía: «Que la libertad de prensa es uno de los más grandes baluartes de la libertad […]
La libertad de prensa, por lo que respecta al lector, es el derecho a estar informado. En la Declaración de Derechos de Virginia, 12 de Junio de 1776, que fue la b ase para la Constitución de EEUU, se decía: «Que la libertad de prensa es uno de los más grandes baluartes de la libertad y no puede ser restringida sino por un gobierno despótico.» Esa declaración, que ha sido objeto de múltiples peleas y ruidosos escándalos, de burlas continuas y tergiversaciones, tuvo entre otros finales el que desde la era de Ronald Reagan cambió el sentido de la información: sólo se informa de lo que se considera oportuno y en la forma que se considere oportuno, no sólo eso sino que si desde tiempos inmemoriales venía funcionando un departamento para crear noticias falsas, después se potencia con presupuestos y atención especial desde los gobiernos que le siguieron. Luego, de información poca.
La historia de la información esta cuajada de asaltos para fabricar mentiras. El objetivo es la paralización, secuestro, manipulación de la tal información para dirigir a los lectores y oyentes según los intereses de los grandes poderes.
En www.voltairenet.org, con fecha 01/09/2006, se comentaba un libro sobre la censura en EEUU, comenzaba así: «Periodistas de Estados Unidos luchan contra la censura. La Universidad Sonama State de California lanzó este sábado el libro Censurado 2005,…» Este año han publicado el de 2006. La prensa escrita, de radio y de tv, se ha convertido en un elemento de poder en manos del reducido grupo de los dueños del mundo económico: multinacionales del armamento, gigantes de la usura, que eufemísticamente se llaman Bancos, corporaciones industriales, constructoras,…, que a su vez financian grupos políticos afines y que trabajan para ellos; lo más «fino y delicado» de la sociedad. Callar la verdad, manipularla, disfrazarla, en eso se emplean.
Hasta el siglo XIX, ese poder lo tenía la Iglesia, en España compartió poder con el régimen fascista, un régimen de verdad divina, y aún hoy la Iglesia interviene en los asuntos del poder terrenal, practica la usura, tiene sus periódicos, emisoras, televisiones, infiltrados en los gobiernos, … En el siglo XIX, Stendal en su novela «Rojo y Negro, por medio de su narrador, comentaba la situación de su protagonista, un religioso, y los de su condición: «… éstos son los únicos profesores de moral que tiene el pueblo. Sin ellos que iba a ser de él? ¿Podrá alguna vez el periódico llegar a sustituir al cura?»
Ya se intuía el cambio. Hemos visto que la pregunta tiene respuesta, pero una respuesta que va mucho más allá del periódico hablado o escrito, porque el poder de informar ya no está, en la mayoría de los casos, en los periodistas, sino en quienes tienen el dinero que lo ponen para que sólo salga a la luz, con aspecto de información, aquello que oculta sus intereses.
El periodista limpio existe, como no, pero son más conocidos los inmundos y los que acuden a la sinrazón para ponerse de altavoces. Ejemplo de periodista a seguir es Michel Collon, del semanario belga «Solidaire»; en su libro «¡Ojo con los media!», éste investigador, minucioso, habla claro, sin subterfugios, de tal manera que cualquier lector puede entender: expone los usos eufemísticos del lenguaje empleados, las ocultaciones comprobadas y por qué, la difusión de noticias falsas, el uso encubierto de justificaciones de atrocidades, y, la colaboración de periodistas a cambio de puestos o dinero, así como la persecución a la que se ven sometidos los que desobedecen.
«¡Ojo con los media!» ha sido editado más de una decena de veces, y aunque se dedica a desvelar las formas de hacer noticias con asuntos ocurridos años atrás, como no hay forma mejor de ser intemporal que hablando de aquello que se refiere a un tiempo concreto, siendo preciso y analizándolo en su relación con los poderes de la época, el contenido suena de forma completamente reconocible, lo que es toda una señal de la importancia de un libro que va a contracorriente. Termina la Introducción diciendo: «Nuestro libro se dirige a los periodistas, entre los cuales hay una parte que intenta escapar a este sistema de los media. Pero sobre todo se dirige al público, al consumidor. Probar los productos de consumo ya forma parte de las costumbres gracias a las asociaciones de consumidores. ¿Por qué no se controla la fiabilidad de la prensa? ¿Cuándo habrá un «test-media»? Es por esta vía por la que queremos avanzar.»
Aquí va a encontrar usted, amigo lector, declaraciones frescas porque han sido guardadas por ser vergonzantes para los mismos periódicos, declaraciones de jefes de gobierno o de responsables políticos de EEUU y de potencias europeas, sobre la guerra de Iraq, la de los años 90; la actitud ante Israel: Brzezinski, consejero de Carter: «Después de todo, esta guerra tiene como objetivo destruir la principal potencia árabe en la región y debilitar a los árabes… Por consiguiente, Israel es un claro beneficiario de esta guerra.»
Cómo se parecen esas palabras a la declaración, a la Cadena de los Obispos y recogida por Europa Press, de Ana Palacio, diputada del Partido Popular y ministra de Asuntos Exteriores de Jose María Aznar, vicepresidenta y abogada general del Manco Mundial, cuyo presidente, Paul Wolfowitz, fue uno de los preparadores máximos de la guerra de Iraq: «El Gobierno de José María Aznar actuó bien apoyando la guerra de Iraq, porque en aquellas circunstancias era lo mejor para los intereses de España: apostar por la relación trasatlántica». a la Cadena COPE y recogida por Europa Press el 17 de junio del 2006
¿Recordamos las declaraciones de Aznar sobre la necesidad de declarar la guerra a Iraq, las mentiras con que llenaba periódicos, emisoras de radio y televisión?, ¿recordamos el desprecio con que hace poco trataba a los periodistas alguno de sus ministros tirándole una moneda a la periodista que le preguntó por la guerra de Iraq? ¿recordamos las últimas declaraciones en las que con ironía se burlaba de quienes habían sostenido que mintió? ¿ése es el ejemplo moral? ¿y qué clase de moral manejan esos periodistas que le declaraban el mejor presidente que había tenido España? Al trío de las Azores les llamaron el trío calavera. Asociaciones ciudadanas y agrupaciones políticas están poniendo en marcha una denuncia contra Aznar ante el Tribunal Internacional de la Aya por delitos contra la Humanidad. Todos sabemos quienes son los ideólogos de los crímenes de Iraq. ¿Qué van a decir sus servidores? Puede que hablen de otra cosa.
El autor de «¡Ojo con los media!» se pregunta: «¿Son democráticos nuestros media?, y hace un repaso de la concentración de poder de los grandes grupos que debería iluminar nuestro pensamiento, el entramado europeo de la información esta agrupado apenas bajo cuatro nombres que extienden sus tentáculos por todo lo que se mueve en el mundo del papel prensa, la imagen, y muco más. Nos alimentan la mente con un pase constante de propaganda que nunca analiza las causas, nunca se analiza el origen de los acontecimientos, cuando más, como escribe Michel Collon: «Se nos pide que nos limitemos a la caridad; lo que hace que la TV adopte el papel social que tenía la Iglesia. Sobre todo como lugar de encuentro pasivo e integrador.» Parece contestar a la pregunta que hacía Stendal en su novela. Pero ¿cuál es su interés con respecto a nosotros, lectores o espectadores occidentales? La respuesta la da el autor: «Detrás de cada gran fortuna se esconde un crimen, decía Balzac. Tras nuestras mesas bien surtidas, y estrechamente ligada a ellas, está la miseria del tercer mundo que la ideología precapitalista debe rechazar en el inconsciente para que podamos «comer en paz». Precisemos: no tratan de rechazar la existencia de esta miseria, sino la relación de causalidad entre ella y la opulencia del Norte.»
Michel Collon tiene la cualidad de cerrar la brecha que los poderosos y sus obedientes empleados abren con respecto al lector, poniendo al descubierto lo que aquellos ocultan y explicándonos cómo lo hacen éstos últimos.
Titulo: ¡Cuidado con los media!
Autor: Michel Collon.
Editorial: Hiru.