Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
La semana pasada, el Informe del Grupo de Estudio de Iraq reventó ante un mundo sin aliento, y resultó ser una piñata vacía. Ninguna de sus recomendaciones tiene la menor posibilidad de invertir el curso de la guerra en Iraq. Sólo los muy ingenuos esperaban algo mejor. Todas las «comisiones de ‘cinta azul'» en Washington son puro teatro, con el propósito de engañar a los patanes en casa para que piensen que sucede algo real, y no es así.
Si el Informe del Grupo de Estudio de Iraq carece de contenido, las reacciones de los halcones belicistas, o más exactamente en esta hora, de los buitres belicistas, ya que se alimentan de cadáveres, estaban tan despistadas como un Marine en una reunión de Mensa. Lo denunciaron como impracticable, lo que es verdad; como antojadizo, al pensar que Irán o Siria puedan tener alguna razón para ayudarnos en Iraq, lo que también es verdad; y, en el caso del senador John McCain, como una receta para la derrota.
El senador McCain casi lo comprendió. El Informe del Grupo de Estudio de Iraq no es una receta para la derrota, sino un reconocimiento de la derrota. En eso reside su valor, y su función. Ofrece al gobierno Bush la hoja de parra bipartidaria que necesita para cubrir su derrota en Iraq y nuestra inevitable retirada.
Como todos los informes de comisiones de ‘cinta azul’, el Informe del Grupo de Estudio de Iraq está escrito como para cubrir los traseros de sus miembros. No sale y dice directamente: «¡Hemos perdido y es hora de irse! La Carta de los Copresidentes comienza diciendo: «No hay una fórmula mágica para solucionar los problemas de Iraq. Sin embargo, hay acciones que pueden ser emprendidas para mejorar la situación y proteger los intereses USamericanos.»
Después de esta quitada de sombrero a un optimismo exagerado, sin embargo, el informe lo dice tan claro como puede darse en Washington. La Evaluación de la Actual Situación en Iraq concluye en la página 32.
«A pesar de un esfuerzo masivo, la estabilidad en Iraq sigue siendo elusiva y la situación se deteriora. El gobierno iraquí no puede ahora gobernar, sostener o defenderse sin el apoyo de USA. Los Iraquíes no han sido convencidos de que deben tomar responsabilidad por su propio futuro. La capacidad de USA de dar forma a los resultados disminuye. El tiempo se acaba.»
A falta de concluir con un coro de «Asleep in the Deep,» [Dormidos en la profundidad], al Grupo de Estudio le sería difícil dejar más clara la realidad de la situación.
De nuevo, lo crucial no son los detalles del informe o la factibilidad de sus recomendaciones, sino la reacción que encuentra. Si tuviera el menor entendimiento de cuál es el fin que viene, la Casa Blanca de Bush, aunque estuviera cortésmente en desacuerdo con algunos detalles del informe, lo habría aceptado como «el único camino hacia adelante.» Los buitres, dirigidos por los neoconservadores, habrían «estado desmayadamente de acuerdo.» Se habrían tirado los hilos de los jefes del estado mayor para que saludaran y se «subieran» al último tren fuera de Bagdad.
Habría sido algo como lo siguiente: Según el Washington ‘Slimes’ del viernes 8 de diciembre de 2006:
«Ayer por la tarde, menos de veinticuatro horas después de la publicación del Informe del Grupo de Estudio de Iraq, el presidente George W. Bush, acompañado por los copresidentes del Grupo de Estudio Iraq, James A. Baker y Lee Hamilton y el presidente del Estado Mayor Conjunto, general de Marine Peter Pace, dijo: «Aunque no estoy de acuerdo con cada detalle del Informe del Grupo de Estudio, acepto que representa el único camino hacia adelante en Iraq que tiene apoyo bipartidario del Congreso y del pueblo USamericano. Por ello acepto sus recomendaciones en su conjunto, como el Secretario Baker las ha descrito, y comprometo a este gobierno a su rápida implementación.»
«Ahora llamo a todos los miembros del Congreso de ambos partidos a unirse al gobierno y a los miembros del grupo de estudio bipartidario a dejar de lado todas las divisiones y a trabajar juntos. Espero que todas las tropas de combate USamericanas hayan vuelto de Iraq a comienzos de 2008.»
El presidente Bush fue seguido inmediatamente por Mr. Baker, Mr. Hamilton y el general Pace que sumaron su endoso al nuevo camino del gobierno y que llamaron a fin del partidismo y de la división de la nación respecto a la guerra en Iraq.»
En su lugar, como sabemos, el gobierno Bush y los buitres han rechazado la hoja de parra que ofrece el Informe del Grupo de Estudio de Iraq. Determinados a lograr la «victoria en Iraq,» garantizan que la derrota de USA quede desnuda ante el mundo.
Un miembro del grupo de estudio, el ex congresista demócrata Leon Panetta, fue citado en el Washington Post del domingo 10 de diciembre, diciendo: «Pienso que el sentimiento fue, ¿cómo rescatar a este gobierno de la garra de la ideología y lo obligamos a enfrentar el mundo real?»
El único deseo del gobierno Bush, por desgracia para el país, es escapar de la garra de la realidad y sumergirse aún más profundo en la ideología jacobina de los neoconservadores. Parece que, a falta de un milagro, estamos condenados a vagar por Oz durante dos años más.
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William S. Lind, que expresa su propia opinión personal, es Director del Centro por el Conservadurismo Cultural para la Free Congress Foundation.