Actualmente, existe una conspiración contra la libertad de los agricultores para utilizar las semillas que llevan usando durante generaciones. Monsanto y otras corporaciones transnacionales intentan monopolizar la producción de alimentos en el planeta. Nada menos. La resistencia a este plan es crucial. En Alemania, el intento de Monsanto de monopolizar el maíz ha sido recientemente […]
Actualmente, existe una conspiración contra la libertad de los agricultores para utilizar las semillas que llevan usando durante generaciones. Monsanto y otras corporaciones transnacionales intentan monopolizar la producción de alimentos en el planeta. Nada menos. La resistencia a este plan es crucial. En Alemania, el intento de Monsanto de monopolizar el maíz ha sido recientemente prohibido por el gobierno, a mediados de abril. Pero los países más débiles son presa fácil: como Iraq.
Históricamente, la Constitución iraquí prohibía la propiedad privada de los recursos biológicos. Los agricultores en Iraq han trabajado de forma casi libre, sin apenas regulaciones, mediante un sistema informal de aprovisionamiento de semillas. Las semillas de cosechas anteriores y el libre intercambio de plantas entre los agricultores han sido desde siempre la esencia de la práctica de la agricultura en Iraq.
La Orden 81 de la APC
Sin embargo, todo esto ya es historia. El 26 de abril de 2004, Paul Bremer, el administrador de la Autoridad Provisional de la Coalición (APC), promulgó y firmó la Orden 81, que prohíbe a los agricultores reutilizar las semillas cultivadas de las nuevas variedades relacionadas en la ley. Cuando se reclama la propiedad de una cosecha, las semillas que se han guardado de cosechas anteriores quedan prohibidas y los granjeros tienen que pagar royalties a quien tiene registrada la semilla: al dueño.
La Orden tiene su origen en la USAID en Iraq (Agencia estadounidense de ayuda para el desarrollo internacional), que confirma que los programas de ayuda extranjera son fundamentalmente programas de «oportunidades de negocio», diseñados para beneficio de las empresas estadounidenses y europeas. Esto encaja perfectamente con la estrategia estadounidense para el futuro de la agricultura en Iraq, que va en pos de un sistema de dependencia de las grandes multinacionales que venden productos químicos y semillas.
El objetivo de la Orden 81 es facilitar el establecimiento de un nuevo mercado de semillas en Iraq, un mercado que fuerza a los agricultores iraquíes a comprar anualmente a las corporaciones transnacionales semillas, incluidas las que están genéticamente modificadas. La ley permite a las empresas estadounidenses tener un control absoluto sobre las semillas de los agricultores durante veinte años. Los agricultores iraquíes tienen que firmar un contrato y pagar una «tasa tecnológica», además de otra tasa por la licencia anual. La Orden convirtió la utilización de las semillas en algo ilegal, al mismo tiempo que penaliza con cuantiosas multas y penas de prisión el uso de semillas «similares».
El futuro de la agricultura, en peligro
Las empresas pretenden tener los mismos derechos en todo el mundo, también en Estados Unidos. Esto pondrá en peligro el futuro de la agricultura ecológica e independiente. Muchos países en vías de desarrollo en África, Asia y especialmente Afganistán, India e Iraq padecen estas leyes ilícitas y el monopolio de los gigantes de la agricultura. Estas leyes injustas afectarán de manera mortal al futuro de la agricultura. Hemos de trabajar contra este intento por monopolizar la agricultura, que nos pertenece a todos porque es el producto de la tierra. Al igual que el aire y el agua, las semillas no se pueden monopolizar.
Por todo ello, hacemos un llamamiento a todas las organizaciones, a los activistas, a los defensores de los productos ecológicos y a los agricultores, a las organizaciones por la paz, al movimiento verde, al movimiento contra la globalización, a los sindicatos y a las organizaciones de agricultores a que unan sus fuerzas para exigir la libertad de patentes sobre las semillas y la biodiversidad y a que informen sobre las prácticas criminales de las corporaciones.
Hemos de apoyar y defender la desobediencia civil de los granjeros en Iraq y en cualquier parte del mundo.
Exigimos a los gobiernos europeos que protesten contra este intento canallesco de privatización de la agricultura iraquí y les pedimos que sigan el ejemplo alemán prohibiendo los intentos de privatización y monopolio de la agricultura europea.
Exigimos a Naciones Unidas y a la FAO que condenen estas prácticas.
Exigimos al presidente de Estados Unidos que derogue la Orden 81 y que desmantele los intentos de Monsanto y de otras empresas de monopolizar la producción de alimentos, lo que supone un crimen, no sólo contra los agricultores sino contra la humanidad y el planeta.
Esta declaración ha sido elaborada en conmemoración del Día Internacional de las Semillas, el 26 de abril.
Traducido para IraqSolidaridad por Paloma Valverde
http://www.iraqsolidaridad.org/2009/docs/26_04_09.html