Traducido para Rebelión por Germán Leyens
Estimados futuros demócratas:
Muchos de ustedes deben preguntarse lo que traerá el futuro una vez que las benévolas fuerzas de la libertad hayan logrado crear una democracia de estilo estadounidense en Irak. Permítanme, por favor, que les ofrezca una visión del futuro que los espera.
La democracia estadounidense permite elecciones presidenciales libres y justas, en las que puede participar todo candidato de más de 35 años… siempre que alabe a Dios y al libre mercado (¿es una redundancia?), que describa a sus enemigos como «malos», que comprenda que el resto del mundo nos odia porque somos libres, y que pueda juntar por lo menos 200 millones de dólares. Candidatos de un Tercer [sic] son rutinariamente descartados de todo debate público (y a menudo criticados por «progresistas» desorientados), sólo la mitad de los votantes registrados se dan la molestia de presentarse a votar (créanme, habrá más votantes para el vencedor de «Ídolo de Irak» una vez que ustedes tengan nuestro sistema), y cuando ya nada funcione, pueden contar con su Corte Suprema para que arregle las cosas (y lo digo en serio).
Los prisioneros (y habrá muchos) no votarán… lo mismo vale para muchos ex prisioneros. La vasta mayoría de las elecciones parlamentarias se hacen esencialmente sin competencia y un número creciente de otras elecciones es «ganado» por ricos blancos como Bloomberg, Corzine, y el Terminator.
Bueno, así que ustedes no podrán decidir quién dirige la cosa pero por lo menos tendrán por fin medios libres, ¿verdad? Bueno, no se apuren. Las ondas son de propiedad pública… pero son un territorio ocupado por las corporaciones. Lo mismo vale para las tierras públicas, a propósito. Sus fondos de pensión también son vuestros, pero otros los controlan… por ejemplo una corporación multinacional o un sindicato corrupto.
Inmensos conglomerados de seguros y farmacéuticos te estafarán cuando estés enfermo… y te enfermarás. La democracia estadounidense garantiza la libertad de elección cuando se trata de comer (Big Mac o Whopper) y cuando te mueres (del corazón o de cáncer). Pero, alégrate, tendrás cientos de cadenas de cable para distraerte… y juegos de vídeo… y sitios en la red… y todas las cosas buenas que llegan con la «libertad».
Tu país será asfaltado, tus pulmones se llenarán de gases de vehículos todo-terreno, tu agua se volverá imbebible, y el uno por ciento superior de los iraquíes poseerá riquezas comparables a las del 95 por ciento de abajo. Desde la cuna (un proceso de nacimiento súper-medicalizado) a la tumba (millones en hogares para ancianos contra su voluntad), gozarás de los frutos de tu libertad. Tus hijos, como los nuestros, serán vacunados y medicados para que asistan a escuelas que les enseñan a quedarse callados, a pedir permiso para ir a los servicios, y a que respondan al sonido de una campana. Pero llevarán Nikes y llevarán iPods.
Te cachearán en el aeropuerto, policías súper-entusiastas te dispararán, las casas de tu vecindario natal te resultarán demasiado caras cuando hayas crecido… pero te garantizo que no tendrás que caminar más de dos calles antes de que encuentres el próximo Starbuck. Espera, ¿dije «caminar»? Quise decir «conducir», desde luego. Caminar… eso me suena a Tercer Mundo.
Los gays no se pueden casar, las mujeres ganan 75 centavos (máximo) por cada dólar ganado por hombres; un cuarto de tus parientes no tendrán seguro sanitario… pero se sentirán mucho mejor cuando compren su ticket diario de la lotería rasca y gana.
Podría seguir interminablemente, futuros hermanos y hermanas en democracia, pero tal vez ya haya dicho demasiado. Vean, en una democracia de estilo estadounidense, puedes manifestar y puedes quejarte y puedes hacer todo un espectáculo de disenso dirigido por el estado, pero no puedes cometer un delito castigado por leyes como la LEY PATRIOTA EE.UU. o por programas como COINTELPRO. ¿Cómo podría mantener el control de otra manera un sistema basado en la libertad, la justicia y la igualdad?
Buena suerte, con tu democracia en ciernes… Te veré en la gasolinera.
Mickey Z.
Mickey Z. es autor de dos libros nuevos:: «The Seven Deadly Spins: Exposing the Lies Behind War Propaganda» (Common Courage Press) y «A Gigantic Mistake: Articles and Essays for Your Intellectual Self-Defense» (Library Empyreal). Para más información vea: http://mickeyz.net.