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Democracia en Irak

Fuentes: dahrjamailiraq.com

Traducido para Rebelión por Germán Leyens

Cuando el presidente Bush anunció hace diez días que «la supervivencia de la libertad en nuestro país depende cada vez más del éxito de la libertad en otros países», utilizó una noción que tiene raíces más profundas en la historia del pensamiento político de lo que tal vez el mismo se daba cuenta. Esa noción, la teoría neoromana de la libertad, indica que la libertad individual está limitada no sólo por la fuerza o la amenaza de ella, sino por «una condición de dependencia» – que «es en si una fuente y una forma de limitación». (1) Es decir que «es la mera posibilidad de que se esté sometido impunemente a la coerción arbitraria, no el hecho de que se esté siendo coercido, lo que arrebata tu libertad y te reduce a la condición de esclavo» (2). Por lo tanto sólo es posible que un individuo sea verdaderamente libre en un estado libre. El presidente Bush, al hacer que «la libertad en nuestro país» dependa de la «libertad en otros países», internacionalizó esta noción al invocarla. La acción fue programática y preceptiva, pero igualmente autosuficiente y retrospectiva – refiriéndose indudablemente a la Guerra contra el Terrorismo y, específicamente, a la liberación de Irak, que se hace realidad hoy con las primeras elecciones nacionales en cincuenta años. Emprendemos en este trabajo la tarea de examinar los términos de esta liberación en el lenguaje suministrado por nuestro presidente y nuestros medios.

Un movimiento indeleble

«Un momento indeleble» es uno de cientos de artículos que han plagado nuestra imaginación colectiva durante las últimas semanas. Impreso ayer, mientras los expatriados depositaban sus votos, es el intento del Washington Post de consumar el matrimonio de Irak y la democracia.

Había mucho que reconciliar, muchas emociones mezcladas. Este momento había sido comprado con mucha sangre. Pero incluso en la neblina de la guerra y la tristeza del exilio y la ceguera de la fe hay verdades que no pueden ser negadas, con las que todos pueden estar de acuerdo. Hayder Alhamdani eligió una de estas simples, resonantes, verdades para este momento.

«Esta», dijo tranquilamente, «es la primera vez en mi vida» Entregó su papeleta. Emitió su voto.

Todo el día de ayer, los votantes levantaron triunfalmente sus dedos púrpura. Fue una nueva señal de la victoria, tal vez será algún día una señal de la paz, esperaban. Correspondía a la sensación de baja tecnología, práctica, de esta elección – la democracia en su poderío más básico y emocional. La democracia los había marcado, los había tocado físicamente, y esperan que durará eternamente. (3)

En el Los Angeles Times de hoy, esta historia tomó la forma del «viaje por la democracia» de una familia expatriada iraquí, mientras que en el Boston Globe es un «evento histórico» (4=. El Baltimore Sun incluso exhorta a los iraquíes diciendo que «el momento ha llegado de ejercer vuestra libertad política por primera vez». (5)

Pero la ocasión no es sólo de alegría. Dahr Jamail informó a Amy Goodman y Juan Gonzales sólo horas antes del momento indeleble que la situación en Bagdad era la de «una ciudad en estado de sitio». (6)

Bueno, ha habido continuos ataques contra los colegios electorales, en las últimas 24 horas en Irak. Ha habido por lo menos 15 personas muertas en ataques contra centros de voto as medida que van siendo establecidos para el proceso electoral del domingo. Ha sido muy, muy sangriento aquí. Cada día han sido muertos por lo menos 15 iraquíes, por lo menos, durante cuatro o cinco días por lo menos.

La reacción oficial ha sido la eliminación de todos los servicios de teléfonos móviles y satelitales, la prohibición de todo uso civil de coches. Por lo tanto, Dahr Jamail y Brian Dominick documentan la tensión que rodea el evento.

«No estamos contra las elecciones», dijo Saif, un estudiante de biología de 18 años de la Universidad de Bagdad. «Pero estamos contra el momento escogido para realizarlas. Mire la seguridad», exclamó… «Yo no votaré, ni lo hará ningún conocido mío.» (7)

Semejantes puntos de vista, a propósito contradicen el principio propagado por todos los medios noticiosos comerciales de EE.UU. que determinan la existencia de entusiasmo por las elecciones siguiendo inconfundibles líneas religiosas. El New York Times fue como siempre el pionero: «Cada chií entrevistado para este artículo dijo que él o ella iba a votar… todos los suníes entrevistados, con la excepción de uno, dijeron que van a boicotear». (8) Tales evaluaciones ignoran la ironía de que esta gloriosa, histórica, transición a la democracia ocurre bajo las condiciones de la ley marcial. Tal vez el ejercicio de la libertad política no sea tan fácil como parece.

¿Y qué pasa con los detalles de este ejercicio en la libertad política? Dahr escribe que «más de 7.000 candidatos en las listas electorales han optado por permanecer anónimos antes del día de la elección».

Incluso la determinación de cuántas listas de candidatos, aparecerán realmente en la elección del 30 de enero es una tarea elusiva, ya que la Comisión Independiente habló originalmente de 83, la ONU de 256 durante la organización ceremonial de la elección el 20 de diciembre, y el portavoz de la Comisión Independiente Iraquí que mencionó 111 en la reciente entrevista de IRIN. (9)

No puede sorprender, por lo tanto, que Abu Sabah, dueño de una tienda de comestibles cerca del distrito Karrada de Bagdad, pregunte:

¿Quién dice que deberíamos tener elecciones de gente que no siquiera conocemos, durante la ocupación, con ley marcial y en una zona de guerra? ¿Y por qué votar si se espera que votemos por toda una lista de candidatos de la que sólo conocemos, con algo de suerte, uno o dos de sus nombres? (9)

No es el único.

«He visto las listas, y no conozco a ninguno», dijo Mustafa, estudiante de física de 20 años en la Universidad de Bagdad. Todavía no sé si voy a votar porque no conozco a ninguna de esas personas. No puedo votar por alguien que no conozco.» (10)

El profesor Shawket Daoud, especialista en ciencias informáticas que ahora trabaja para el gobierno, dijo que la incertidumbre sobre las cabinas de votación y el miedo a la violencia no constituían los únicos problemas. «¿Por qué votar si todavía no sabemos quiénes se presentan como candidatos?» (11)

A pesar de todo, el Washington Post nos dice: «La democracia los había marcado, los había tocado físicamente, y esperan que durará eternamente.»

A eso sabe la democracia.

Lo que no quiere decir que la cobertura noticiosa de las elecciones haya carecido de su característica antagónica. En el New York Times, se orienta el análisis a la noción de que los iraquíes estén preparados para la democracia.

Pero las preguntas sobre la elección van mucho más allá de la administración estadounidense, a temas que tienen que ver con si fue algo sabio o realista cuando se pensó en que una democracia de estilo jeffersoniano, con sus detallados controles sobre el poder y las garantías para los derechos de la minoría, podría ser implantada, por lo menos tan rápido, en un país y una región que tienen poca experiencia con otra cosa que la política en la que el vencedor se queda con todo. (12)

Y nuestros medios, en otros sitios, suministraron mucho para substanciar esa opinión, como lo muestra la información de un trabajador electoral estadounidense:

Existen muchas ideas falsas. Expliqué, por ejemplo, que la mayoría gobierna, pero las minorías son protegidas. Esto es nuevo para los iraquíes. No es fácil para gente que ha recibido todo pre-masticado durante muchos años comprender lo que representa la libertad. (13)

Por cierto, muchos iraquíes parecen tener dificultades para comprender lo que representa la libertad:

«Las elecciones no pueden ser legítimas porque estamos bajo la ocupación así que no votaré, y tampoco lo hará alguno de mis amigos», dijo Layla Hamad, una comerciante chií.

«No se trata de elecciones, porque los que están en el poder permanecerán en el poder», comentó Suhaid, chií de 23 años que es un ingeniero de ciencias informáticas desocupado. «Se trata de una gran mentira y las elecciones son ilegítimas».

Al preguntarle si pensaba votar, Saif respondió rápidamente: «Aunque ocurran las elecciones, no serán legítimas, y serán un desastre. Todo el que sea electo será un títere de Bush». (14)

Para comprender «lo que representa la libertad», comprendamos primero lo que no representa. La elección de hoy no es una elección sobre como administrar y distribuir los vastos recursos del país, sobre como hacer pagar sus culpas a la potencia ocupante por sus interminables crímenes de guerra, o incluso sobre si continuar la presencia de un ejército que sigue violando sus tierras y asesinando a sus ciudadanos. «La democracia en su forma más básica y emocionalmente poderosa», como la llama el Washington Post significa, en cambio, que se va a escoger de una lista de nombres desconocidos. Siguiendo con una narrativa que cuesta llamar otra cosa que pornográfica, el Washington Post anuncia que «así se siente la democracia». Por desgracia, «cómo se siente la democracia» para los iraquíes durante el resto del día y de la noche es el castigo colectivo esencial para toda ocupación: toques de queda, otras restricciones o prohibiciones de reuniones públicas, bloques de ruta, agricultura arrasada, demoliciones de casas, detenciones masivas. (15)

Pero éstas son sólo pequeñas consideraciones justificables en comparación con la emergencia de la democracia y la iniciación de procesos constitucionales. Sin embargo, el New York Times tiene mucha razón cuando escribe de modo algo dudoso sobre la implantación de controles jeffersonianos del poder en Irak. Porque en 1984 el embajador en Honduras de EE.UU. de aquel entonces aseguró que el país estaba «comprometido con el proceso constitucional». En los últimos años, sin embargo, se ha dicho mucho sobre la subversión informal del proceso constitucional por torturadores y escuadrones de la muerte subvencionados por el estado. Formalmente, también hubo subversiones del proceso constitucional. Cuando Juan Almendares fue reelegido como Presidente de la Universidad de Honduras, por ejemplo, su victoria fue cuestionada en los tribunales. Escribió en los últimos años que el juez José Benjamín Cisne Reyes de la Corte Suprema de Honduras confesó que el embajador de EE.UU. «nos presionó para que anuláramos su reciente reelección como rector, dando la razón de que usted ponía en peligro la seguridad del estado.» El señor Reyes confesó que él y todos los demás jueces de la Corte Suprema habían cometido el «acto deshonesto» por temor por su vida y la vida del señor Almendares.(16) La reelección del señor Almendares fue anulada y así se sacó a un crítico de la política de EE.UU. de la vida pública. La digresión es en este caso sólo aparente, porque el embajador de EE.UU. en Honduras es el actual embajador de EE.UU. en Irak. El Baltimore Sun y el New York Times tienen por lo tanto motivos para sugerir que puede ser que los iraquíes podrían no tener todavía la capacidad de imponer una «separación de poderes, el estado de derecho y un aparato judicial independiente, conceptos que han sido extraños, o por lo menos maleables, bajo los gobernantes que los iraquíes han conocido durante siglos.» (17)

Antes de la ley

Siguiendo la misma línea, volquémonos al proceso constitucional en sí, tal como está plasmado en la letra de la ley, dejando de lado las posibles subversiones del proceso constitucional (por probables que sean). Seguramente este proceso, cuyos resultados sufrirán las subversiones de los meses y años por venir, vale la pena; coerciones temporarias son un pequeño precio a pagar por la libertad. La libertad que será asegurada por el proceso constitucional tal como es descrito en la Ley Administrativa Transitoria (LAT). El paso inicial hacia la libertad vendrá en la forma del Gobierno Transitorio Iraquí (GTI), que se compondrá de un aparato judicial independiente, de la Asamblea Nacional (que será elegida hoy), que elegirá un Consejo de Presidencia de tres personas, que por su parte nombrará a un Primer Ministro y un Consejo de Ministros. Por cuenta del Instituto de Washington de Política del Medio Oriente, el principal analista de inteligencia para Irak en el Comando Central de EE.UU. escribe:

La tarea más importante del GTI en el gobierno serán sus esfuerzos por restaurar la seguridad y la estabilidad en Irak. A medida que pase el tiempo, los desafíos involucrados en desbaratar la insurgencia no harán que aumentar. La lucha por establecer fuerzas de seguridad iraquíes competentes continuará siendo una tarea crítica para el gobierno. (18)

Queda por ver con qué diligencia el GTI ejecutará los antojos de Washington.

Dentro del GTI, el uso potencial de esas fuerzas podría llegar a ser controvertido. Considerando su dispersión del poder y sus ajustes y equilibrios entre varios sectores, el GTI probablemente no será tan determinado como lo ha sido GII. El papel de las fuerzas de la coalición en la lucha contra la insurgencia será otro componente clave de la discusión en el GTI. Muchos en la elite política de Irak se sienten probablemente poco cómodos con la fuerza y dominante presencia de la coalición, a pesar del papel central que las fuerzas de la coalición juegan en el mantenimiento de la seguridad. Algunos en la clase política emergente de Irak podrían hacerse oír con la proposición de límites de la actividad de la coalición o de la continuación de despliegues dentro de Irak – sea como problema político o como teatro político populista. (19)

Podría parecer que los iraquíes, a través del GTI, hubiesen recibido el mandato legal del proceso constitucional de cuestionar las políticas de los ocupantes. Sin embargo: «En el GTI, el aparato judicial emergerá como un destacado participante en la política nacional».

Como intérprete de la LAT, el poder judicial ocupa una posición potencialmente poderosa para intervenir en el proceso de transición. La corte suprema, en particular, tiene el poder de cuestionar virtualmente cualquier decisión que considere que contravenga la LAT. Al decidir qué cuestiones legales examinara, la corte posee en teoría amplia autoridad para identificar y actuar ante temas que considere relevantes a la interpretación de la LAT. Este tipo de independencia, y la capacidad de bloquear acciones legislativas y ejecutivas, representa una característica nueva y poco corriente de la política iraquí en general, y específicamente para los jueces. (20)

La «capacidad de bloquear acciones legislativas y ejecutivas», sobra decir, es la respuesta legal a cualquier cosa que la Asamblea Nacional o sus representantes elegidos pueden decidir sobre la guerra librada por el ejército de EE.UU. contra el pueblo de Irak o cualquier otra cosa. ¿Quiénes son los miembros del aparato judicial? El artículo 43(b) de la Ley Administrativa Transitoria da la respuesta:

Todos los jueces que hayan estado en sus tribunales respectivos el 1 de julio de 2004 continuarán en sus puestos posteriormente, a menos que sean removidos de sus puestos como resultado de esta Ley.

La rama del gobierno, por lo tanto, esa «voz independiente», que «formula en gran parte sus propias reglas» con ilimitada «capacidad para bloquear acciones legislativas y ejecutivas» es el mismo brazo de la justicia que fue instalado y administrado por la ocupación por una potencia extranjera. Entre esas «acciones legislativas y ejecutivas» se encuentran aquellas con efectos duraderos.

Un ejemplo de una intervención potencialmente significativa es la autoridad de la corte de «imponer» un proceso infructuoso de redacción o ratificación constitucional. Una autoridad independiente semejante no existía durante la negociación y la firma de la LAT, que fueron retrasadas durante varios días después de su fecha límite cuando se presentaron y discutieron objeciones de última hora. La informalidad del Acuerdo del 15 de noviembre no establecía autoridades algunas y no especificaba penas por esta demora. Bajo la LAT, sin embargo, los jueces de la corte suprema confrontados con demoras similares en la redacción de la constitución permanente tendrían el deber de imponer las dolorosas provisiones de disolución del gobierno y su recomienzo. (21)

El efecto debería ser evidente: toda legislación, incluyendo la constitución del propio estado iraquí será aquella aceptable para la potencia ocupante. Como indicó el presidente Bush cuando dijo que la suerte de nuestra libertad depende de la libertad en el extranjero (implicando que la mera posibilidad de la falta de libertad en cualquier sitio amenaza la libertad en todas partes), el tema en este caso no es la acción determinante por parte del poder judicial, sino la posibilidad de una tal acción. En otras palabras, puede ocurrir perfectamente que en los próximos meses y años, el aparato judicial no ejerza el poder hasta el límite que le ha sido otorgado. Pero la simple posibilidad del ejercicio de un tal poder, en la ley, asegurará un efecto correctivo (impuesto por EE.UU.) sobre las acciones del Gobierno Transitorio Iraquí, y las de cualquier gobierno posterior. Las coerciones arbitrarias resultantes no sólo subvierten la ley; están incorporadas en ella. Sólo se puede llegar a la conclusión de que «el estado de derecho y el poder judicial independiente» seguirán siendo en Irak «conceptos que han sido extraños» – es decir impuestos desde afuera, por los representantes de los Estados Unidos de Norteamérica.

Epílogo: sobre la justicia penal en Irak en la actualidad

Sigue existiendo el hecho de que lo que se ha dicho hasta ahora sobre la Ley Administrativa Transitoria (LAT) y las disposiciones que contiene están alejadas de las realidades actuales, cotidianas, de Irak. No obstante, la extensión indefinida de esas disposiciones da una idea clara de que las cosas se mantendrán tal cual. Lo que podamos determinar sobre la justicia penal en Irak hasta hoy nos dice, por lo tanto, lo que continuará sin cambio. Comenzamos con la entrevista de Dahr Jamail con Lilu Hammed en mayo pasado:

Sentado solo sobre el suelo de tierra compactada, con su dishasha blanco, su pañuelo de cabeza ondeando lánguidamente en el viento seco, cálido, Lilu Hammed miraba fijo hacia los altos muros de la cercana prisión como si estuviera tratando de ver a su hijo Abbas de 32 años, a través del hormigón. Cuando mi intérprete, Abu Talat, preguntó si hablaría con nosotros, pasaron varios segundos antes de que Lilu volviera lentamente la cabeza y dijera simplemente: «Estoy sentado aquí en el suelo esperando la ayuda de Dios». Su hijo, jamás acusado de ofensa alguna, había estado en Abu Ghraib durante 6 meses después de un allanamiento de su casa en la que no se encontraron armas. Lily sujetaba un permiso arrugado de visita que acababa de obtener, prometiendo una reunión con su hijo… dentro de tres meses, el 18 de agosto. Junto con todos los demás que entrevisté ahí, Lilu no encontró ningún consuelo en la reciente corte marcial, ni en la liberación de algunos cientos de prisioneros. «Esta corte marcial es una tontería. Dijeron que los iraquíes podrían ir al juicio, pero no pudieron. Fue un juicio falso.» (22)

Un comunicado de prensa de ACLU [siglas en inglés Unión Estadounidense por las Libertades Civiles] del lunes pasado indica que cualquier tortura que pudiera haber sufrido el hijo de Lilu Hammed – para qué hablar de la detención que lo hizo vulnerable a la tortura – ha sido dejada de lado y no investigada sistemáticamente por las autoridades militares de EE.UU. (23). La tortura en el informe es caracterizada «como práctica aceptable» y no «procedimiento operativo normal». Un Informe de Human Rights Watch de noventa y cuatro páginas publicado al día siguiente investigó el funcionamiento de las instituciones de justicia penal iraquíes. Confirmó:

El uso sistemático del arresto arbitrario, de prolongada detención anterior a un juicio sin revisión judicial, la tortura y el maltrato de detenidos, la negativa de acceso de familias y abogados a los detenidos, el tratamiento inadecuado de niños detenidos, y desastrosas condiciones en instalaciones de detención anteriores a un juicio. (24)

El informe estableció que la detención prolongada del hijo de Lilu Hammed no es excepcional, esas detenciones prolongadas constituyen «la vasta mayoría» de los casos; el Código Iraquí de Procedimiento Penal (CPP) requiere que un acusado sea presentado ante un juez investigador dentro de veinticuatro horas después de su arresto. Esta situación está en contradicción con la LAT, que estipula que todos los ciudadanos iraquíes son iguales ante la ley, y que sus derechos a la libertad de arresto arbitrario, detención ilegal, juicios injustos, y tortura están protegidos por la ley. Human Rights Watch agrega que «existe una serie de protecciones en el CPP, que si fueran implementadas, contribuirían a la mejor protección de personas privadas de su libertad.» El que no se implementen esas leyes – de nuevo, es la regla y no la excepción – nos dice algo sobre las instituciones judiciales encargadas de esta tarea. Según Human Rights Watch, este patrón de ilegalidad ha sido utilizado para concentrarse en periodistas locales y miembros de partidos políticos rivales. El siguiente testimonio, de Ali, un presunto disidente de 29 años, es típico para lo que se menciona en el informe:

Cuando entramos al cuartel, el oficial [iraquí] nos dijo que nos arrodilláramos delante de él. Nos golpearon en la nuca con la culata de un fusil. Luego nos llevaron arriba al primer piso y dijeron que nos pusiéramos frente a la pared y comenzaron a golpearnos violentamente. Los estadounidenses estaban ahí, a unos cinco o seis metros de distancia. Sólo estaban parados ahí, mirando. Me golpearon con un garrote de madera en la frente, y a todos nos golpearon en el cuerpo con cables y tubos de manguera. Eso ocurrió incluso antes de comenzar con el interrogatorio.

Después nos pusieron en una celda de tres por cuatro metros. En total éramos sesenta y tres en esa habitación, todos apretados. Algunos de los otros en la celda también habían sido torturados. A uno de ellos, un campesino de al-Nayaf llamado Khalid, le habían arrancado las uñas y quebrado un brazo. La mayoría eran adultos pero había también varios niños, entre quince y diecisiete [años]. No nos dieron de comer durante el primer día y medio. Los guardias nos dijeron que si queríamos comer tendríamos que comprarnos nuestra propia comida.

Cuando se presentó recientemente una queja formal por un interrogatorio semejante, el Juez Investigador Jefe Zuhair al-Maliki dictó una serie de citaciones para que varios funcionarios se presentaran en el tribunal para responder a preguntas relacionadas con los arrestos.

El portavoz legal del Ministerio del Interior, el Ministro del Interior Falah al-Naqib, y el director del Servicio Nacional de Inteligencia de Irak, general de división Muhammad Abdullah al-Shahwani, no respondieron a citaciones que les fueron sometidas. El 18 de octubre de 2004, el juez Zuhair al-Maliki fue destituido de su puesto como juez investigador jefe del Tribunal Penal Central y transferido a otro puesto.

Es el proceso político del que nació hoy, tranquilamente, la democracia en Irak.

(1) Liberty before Liberalism, Quentin Skinner, p. 84.

(2) Ibid.p. 72.

(3) «An Indelible Moment,» Washington Post, David Montgomery, 29 de enero de 2005.

(4) «For many expatriates, casting ballots brings jubilation, expectations,» Boston Globe, Suleiman al-Khalidi, 29 de enero de 2005.

(5) «First Steps Toward Democracy,» Baltimore Sun, Jonathan Pitts, 29 de enero de 2005.

(6) «Heavy Bloodshed in Iraq Only Expected to Worsen on Election Day,» Democracy Now! Amy Goodman, Juan Gonzales, y Dahr Jamail, 28 de enero de 2005.

(7) «Iraqis Discuss Voting, Or Not, in Elections Held Amidst Chaos,» The NewsStandard, Dahr Jamail y Brian Dominick, 18 de enero de 2005

(8) «As Election Nears, Iraqis Remain Sharply Divided on Its Value,» New York Times, Jeffrey Gettleman, 23 de enero. Jassim, propietario de una tienda de comestibles en el distrito de Khadimiya, responde que: «así hablan sólo los partidos políticos. Y parece que hay quienes quieren provocar esta división. Pero nunca ocurrirá, porque jamás hemos tenido esa división», en «What Iraqis Think of the Elections,» Islam Online, Dahr Jamail, 25 de enero de 2005.

(9) «Iraqis Discuss Voting, Or Not, in Elections Held Amidst Chaos,» Jamail y Dominick.

(10) Ibid.

(11) «Vote Where, How, and for Whom?» Inter Press Service, Dahr Jamail, 26 de enero de 2005.

(12) «The Vote, and Democracy Itself, Leave Anxious Iraqis Divided,» New York Times, John Burns, 30 de enero de 2005.

(13) «First Steps Toward Democracy,» Baltimore Sun, Jonathan Pitts, 29 de enero de 2005.

(14) «Iraqis Discuss Voting, Or Not, in Elections Held Amidst Chaos,» Jamail y Dominick.

(15) «No sé por qué fui arrestado», explica Ahmed, campesino de 38 años, que discutió su viaje por el sistema militar de detención durante 10 meses, que comenzó con un allanamiento de su casa el 13 de agosto de 2003, durante el cual sufrió tratamientos como ejecuciones fingidas, que lo ataran y cubrieran su cabeza durante muchos días, y que lo tuvieran en un campo cerca de Basora bajo las temperaturas abrasadoras del verano. «En ese campo colocaron un letrero que decía «El Zoo», explicó. Afirma que buscaron en su casa y sus campos sin encontrar armas. Durante su detención vio la humillación sexual de otros prisioneros y palizas continuas. «Collective Punishment,» Dahr Jamail, 14 de enero de 2005.

(16) El Tiempo, 31 de julio de 2001.

(17) «The Vote, and Democracy Itself, Leave Anxious Iraqis Divided,» New York Times, John Burns, 30 de enero de 2005

(18) «Iraq: Outlook for National Elections and Governance,» The Washington Institute for Near East Policy, Gregory Hooker, enero 2005, p. 27.

(19) Ibid., p. 27.

(20) Ibid., p. 28-9.

(21) Ibid., p. 29.

(22) «Iraq: The Devastation,» TomDispatch, Dahr Jamail, 7 de enero de 2005.

(23) «Newly Released Investigative Files Provide Further Evidence Soldiers Not Held Accountable for Abuse,» American Civil Liberties Union, 24 de enero de 2005

(24) «Iraq: Torture Continues at the Hands of New Government,» Human Rights Watch, 25 de enero de 2005.

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