«Diario de Campo», de Rosa Izquierdo Chaparro, Editorial Caballo de Troya
Rosario Izquierdo Chaparro (1964) estudió Ciencias Políticas y es socióloga e investigadora en la exclusión social y el trabajo de la mujer. La construcción de su novela «Diario de Campo» se articula sobre la reflexión de la mujer trabajadora en las condiciones actuales, recorriendo los diferentes escalones, desde los marginales y excluidos hasta los integrados, para ver como impactan los problemas generales, que se desarrollan en los diferentes fragmentos, sobre la vida de la protagonista, llevando a quien lee a pensar en su misma condición y realidad de su entorno. La novela arranca con el afán de una mujer de universidad y experiencia investigadora por trabajar en lo que ha ocupado su tiempo de preparación, y debe pasar por el conocimiento de la realidad llena de golpes y peligros en los barrios populares y aun más bajos .
La narradora protagonista accede al conocimiento de su mundo laboral y familiar comparando en el subconsciente, haciendo de su experiencia un cuadro de análisis y comprobación de peligros salvados y otros persistentes. El título «Diario de campo» responde a la necesaria observación y proyección de lo que la protagonista vive, piensa y siente. La realidad exterior a ella, la relación con las mujeres de chabolas y barrios marginales la lleva a la duda sobre la costumbre de la que participa, al inconformismo contra la ignorancia del entorno, y nos deja la inquietud propia de quien ve que debe cambiar su forma de actuar.
En las primeras páginas encontramos la entrevista a una mujer que lleva trabajando desde que tenía doce años, limpiando escaleras, y termina con otra entrevista, cerrando un círculo, a una orientadora social que explica cuál es su trabajo con las mujeres que acuden a su consulta en busca de soluciones y mayoritariamente acuden pidiendo por sus maridos con sus problemas familiares en primer plano. Los distanciamientos internos y los miedos insalvables de la protagonista se palían ante su hija, a la que abraza como salvación y apoyo a los doce años que también tiene. Principio y final con elementos comunes, pero con realidades bien diferenciadas.
El tono empleado tan sencillo absorbe a quien lee y permite mirar desde la conciencia de la autora, andando sus mismos pasos y pronunciando las mismas palabras con las que desentrañar las incógnitas planteadas. Antes, ahora, en el futuro, la autora construye la vida de un buen número de personajes encontrándoles la base común, transmitiendo mediante la lectura la complejidad de la vida para las mujeres en la sociedad machista dedicada a la explotación de seres humanos.
En la aproximación de la protagonista a las mujeres más sojuzgadas salen sus prejuicios, y ve que tiene que posicionarse, y se da cuenta que no puede creer que sea capaz de arreglar el mundo sola, y aprende que para cambiar de la realidad debe escuchar, aprender y colaborar en los asuntos que hacen la vida de las mujeres trabajadoras, participar desde la base y saber que ellas te van a cuestionar en tantos asuntos como comprende la vida, la tuya y la suya.
En ese viaje al mundo de las mujeres más sojuzgadas, descubre la mirada de quienes, viviendo en el límite con ellas aún se apartan, y cómo aquellas también se agrupan para protegerse de lo extraño a su mundo, manifestando así su debilidad. Quizás el momento que rompe los límites es el encuentro con una mujer con burka y correa al cuello. El conocimiento de otras formas de existencia le descubre día a día que necesita sistematizarlo para asentarse en el mundo laboral, convirtiéndose en un permanente crecer de la conciencia.
Rosa Izquierdo Chaparro emplea en su novela los diferentes puntos de vista para que quien lea disponga de la visión más completa posible, y emplea un sistema de articulación interno del que nos advierte la voz narrativa: «Partía de la recomendación de Wright Mills acerca de llevar un diario donde se mezclasen la experiencia personal y las actividades profesionales.»
Los hombres trabajadores de sectores depauperados apenas aparecen, aunque están presentes, son una referencia que la protagonista va recogiendo en su estudio y le hace comparar su propia vida y la de su marido con lo que le cuentan; se le hace necesaria la observación detallada de su propia vida familiar y los cambios dentro de la misma clase trabajadora. ¿Cómo no leer esta novela que produce vértigo y cuestiona tanto?.
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