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Desde Ciudad Sadr con «amor»

Fuentes: An Arab Woman Blues

Traducido del ingles por Sinfo Fernández

No creía poder editar nada esta noche pero algo me ha empujado a hacerlo.

No puedo dormir, como siempre… ¡Cuánto deseo poder salir huyendo de todo…!

Algunos de los que siguen mi blog con regularidad saben de la historia de Kamel. En mi escrito «Fresh from the Iraqi oven» [*], mencioné que Kamel se encuentra en una prisión estadounidense supervisada y vigilada por las milicias sectarias chiíes acusado de pertenecer a la «resistencia».

También les conté que nos habían extorsionado pidiendo un montón de dinero a cambio de su liberación y de firmar un papel diciendo que no es un insurgente, la mera verdad.

Finalmente, nos arreglamos como pudimos para reunir la suma requerida de dos millones de dinares. El dinero se pagó y el resultado nos supuso una doble cruz. Cogieron el dinero y no liberaron a Kamel. Sólo Dios sabe lo que puede estar sucediéndole en estos momentos.

El dinero no es lo único con lo que nos extorsionan. El sexo, léase violación, es otro. Les reproduzco entera una historia que he leído hoy en IRIN. Ese tipo de sucesos no son en absoluto raros. Pueden escucharlos a diario en el «libre» Bagdad. Por eso, aquí se la hago llegar:

Bagdad.- La madre de tres niños, Um Muhammad al-Daraj, de 35 años, sufrió recientemente una terrible y traumática experiencia al intentar salvar la vida de su marido.

Contó a IRIN que su marido fue secuestrado por militantes que le acusaron de apoyar a la resistencia. Tras dos días sin noticias de su marido, Ahmed, dos personas llegaron hasta su casa y le ordenaron que les siguiera para reunirse con su marido, que estaba al parecer siendo interrogado.

«No lo pensé dos veces y dejé a mis niños con mi vecina. Estaba desesperada por saber de Ahmed y ellos me condujeron hasta un barrio lejano donde se suponía que tenían a mi marido.

Tras media hora de coche llegamos a Ciudad Sadr (mayoritariamente chií). Las piernas me temblaban porque sé lo peligrosa que es la zona y los tipos no pronunciaban ni una palabra.

Me pidieron que entrara en una casa de aspecto asqueroso y que esperara. Un hombre muy rudo entró en la habitación y me dijo sin rodeos que tenía dos opciones: o mantenía relaciones sexuales con él y así liberarían a mi marido o me volvía a casa y no vería jamás a Ahmed.

Me quedé en estado de shock y empecé a llorar. Caí al suelo intentando besarle los pies y rogándole que liberara a mi marido y que no me tratara mal.

El hombre me dijo que en quince minutos regresaría para saber mi decisión. En aquellos momentos odié mi belleza y me odié a mí misma. Sé que si hubiera sido una mujer fea eso no me habría sucedido, pero la vida de mi marido estaba en mis manos.

Después de quince minutos -en los que estuve todo el tiempo llorando-, el hombre volvió y repitió la pregunta y no tuve otra opción que aceptar para salvar la vida de Ahmed, aún sabiendo que después podía matarnos a los dos.

Tuve que olvidar mi honor para salvar la vida de mi marido. Fueron los 20 minutos más terribles de mi vida. Sólo sentía dolor y ganas de vomitar todo el tiempo. Al principio traté de rechazarle pero me golpeó en la cara y tuve que llorar en silencio mientras le pedía perdón a Dios.

Después me dijo que me pusiera la ropa y los mismos dos hombres me llevaron a casa con las lagrimas cayéndome por las mejillas. No podía mirar a mis niños porque me sentía sucia. Y no sabía siquiera si mi marido va a volver.

Esa misma tarde Ahmed apareció con señales de haber sido golpeado en la cara y cuando corrí a besarle me dijo que yo estaba sucia y que iba a divorciarse de mí porque le habían obligado a presenciar toda la escena y prefería que le hubieran matado antes que ver a su mujer haciendo el amor con otro hombre, aunque fuera para salvarle la vida.

Dos días después se marchó a casa de sus padres y me dijo que pronto conseguiría los papeles para el divorcio. Incluso ahora no puedo creer que haya tomado por una traición el hecho de que perdiera mi honor para salvar su vida.

Ahora estoy sola, sin trabajo ni marido, con tres niños a los que cuidar. En ocasiones la muerte es el mejor modo de acabar con el sufrimiento.»

He relatado varios hechos de mujeres sunníes violadas y mutiladas en sus genitales, para después ser asesinadas y abandonadas en alguna calle.

Los culpables son siempre los mismos. Las milicias sectarias y, especialmente, los sadristas, famosos por su sadismo y perversiones sexuales.

Por eso, la historia anterior no me sorprende. Como dije, se escuchan historias así cada día. Me alegra que lo puedan ver en sus pantallas. Porque todo cuanto decimos es acogido con muchas dudas y recelos, por lo que me pregunto ¿qué es exactamente lo que necesitan ver o tener para creer?

Bien, ¡al infierno con lo que crean o con lo que no crean!

Es bastante tortuoso saber lo que hicieron sus valientes chicos en Abu Ghraib y Mahmudiah, entre otros lugares… Desde sodomía a violación a quemar a seres vivos, a hacerse pis y cualquier otra de las perversiones con las que sus valientes chicos han sido criados…

Es humillante y doloroso saber que las mujeres iraquíes se ven obligadas a prostituirse para alimentar a sus familias…

Es espantoso saber que las mujeres iraquíes cada vez padecen más pobreza, más enfermedades, violencia, humillaciones y sexismo…

Pero seguir oyendo historias acerca de los quehaceres de sus «propios chicos» es demasiado para el estómago de cualquiera.

Las mujeres sunníes se han convertido en objetivo tanto para las fuerzas de ocupación como para las milicias chiíes.

Las primeras descargan su sadismo, odio, racismo y odio hacia los árabes y musulmanes en sus víctimas femeninas con el objetivo de degradarlas, de humillarlas… hasta la muerte en último término.

Y las segundos descargan su rencor, odio, sectarismo, violencia, sadismo, despecho, venganza, resentimiento, envidia y su complejo de inferioridad sobre sus víctimas hasta su destrucción total.

Las milicias sectarias chiíes son el enemigo número uno junto a las fuerzas ocupantes estadounidenses. Su brutalidad emana de una mente y de un alma enfermos. Esos psicópatas son un peligro público. Pero, ¿adivinan qué? Su igualmente psicópata gobierno les ha colocado ahí para gobernar lo que una vez fue una gran nación.

Les han colocado para degradar, humillar, violar, torturar, asesinar la esencia de Iraq, i.e. sus Mujeres.

El odio de Occidente y el odio de Oriente hacia la mujer se ha fundido, derramándose sobre las mujeres iraquíes, sobre todo sobre las mujeres iraquíes sunníes.

Tengan presente que las mujeres chiíes que son consideradas demasiado árabes iraquíes para el gusto de las milicias, son también objeto de desdén y exclusión.

Envié esta historia a mi amiga de toda la vida Zaynab, chií.

Zaynab tiene un doctorado y es una mujer brillante. Es una de las miles que se beneficiaron del anterior sistema educativo y que recibió una beca para llevar a cabo en el extranjero estudios de post-graduado. Zaynab fue despedida de su trabajo no hace mucho. Su jefe, que es también miembro de una milicia sectaria, le dijo que ella era demasiado árabe para su gusto. No llevaba nada bien el hecho de que ella tenga más preparación que él gracias al anterior gobierno.

Zaynab era constantemente acosada hasta que la obligaron a presentar su dimisión. Ahora, Zaynab se siente como una paria dentro de su propio círculo.

Su respuesta ante esa historia fue: «… Por Alá, Layla, si los Imanes Ali, Hassan y Al Hussein estuvieran hoy vivos, quemarían esa Ciudad Sadr y la arrasarían hasta los cimientos… Esa gente no tiene nada que ver con el Islam o con el chiísmo. Son «huzala’a».

Bien, es difícil traducir «huzala’a«. Significa lo más bajo de todo. Sinónimos serían chusma, escoria, mugre, basura, bazofia… palabras parecidas a estas líneas.

Estoy de acuerdo con Zaynab. Y añado que cualquiera que les apoye o respalde ideológicamente o de cualquier otra manera es incluso peor que ellos.

Haber llamado a esa «gente» el «nuevo» Iraq es un insulto. Un insulto para cualquier mujer y hombre iraquí decente, cualquiera que sea su credo.

Algunas veces me siento tan asqueada con todo ello que siento que voy a empezar a arrojarlo todo sin poder parar…

Deseo secretamente que alguien invente para mí una nueva nacionalidad, una nacionalidad que no exista y que sea especialmente confeccionada para gente como yo que ya no puede reconocer, aceptar o tener estómago para afrontar en lo que se ha convertido este país.

Algunas veces mi repugnancia es tan grande que tengo esa persistente fantasía asediando mi mente, la fantasía de vomitarlo todo…

Vomitarlo todo sobre el gobierno, los ministerios, las milicias, la Zona Verde, los peshmergas, los políticos, las prisiones, los centros de tortura, los campamentos estadounidenses y sus soldados…; entonces la fantasía me transporta hasta el Pentágono, la Casa Blanca… llegando hasta la Estatua de la Libertad.

Oh, sí, ir vomitando todo el camino desde ciudad Sadr a la ciudad de Nueva York. Una inmensa piscina de vómito. Y aún así, mi repugnancia jamás podría agotarse…

Nota de la T.:

[*]Véase traducción artículo mencionado en Rebelión:

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=54446

Enlace texto original:

http://arabwomanblues.blogspot.com/2007/08/from-sadr-city-with-love.html

Sinfo Fernández forma parte del colectivo de Rebelión y Cubadebate