Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
Cuadro del artista iraquí Fahmi Al-Qaysi
Cuando me soltaron, al otro lado de la frontera
me dijeron que me rindiera
pero eso yo no podía aceptarlo…
cogí mi fusil y desaparecí.
He cambiado tantas veces de nombre
he perdido mujer e hijos
pero tengo muchos amigos
y algunos de ellos siguen aún conmigo.
Una anciana nos dio refugio,
y nos mantuvo escondidos…
Pero llegaron los soldados
Y ella murió sin un murmullo.
Éramos tres por la mañana
y tan sólo quedo yo por la tarde,
pero debo continuar
las fronteras son mi prisión…
Oh, el viento está soplando. A través de las tumbas, el viento está soplando.
Pronto llegará la libertad,
surgiendo de entre las sombras…
Poema lírico «El partisano» de Albert Cohen. En representación de la Resistencia contra los nazis.
La II Guerra Mundial con sus ghettos, sus campos de concentración, sus bombas, sus violaciones… El Reich una y otra vez… Aunque han cambiado los nombres.
Esto ya no es Auschwitz, ahora se llama Adamiya, Ameriya, Adil… y Gaza.
No hay estrellas de seis puntas, sólo escáneres de iris (*) y chapas…
Y quizá un tatuaje para que te puedan reconocer, para que nunca te puedas perder cuando te encuentren en un vertedero yaciendo descompuesto y mordisqueado por perros callejeros…
No hay Gestapo ahora, sólo soldados estadounidenses rondando alrededor, obsesionados con las caras oscuras cuyos nombres no pueden siquiera pronunciar.
La obsesión estadounidense con Eye Raq (*). Con Iraq. ¡Qué extraña obsesión! ¡Qué fijación! Quién habría pensado que unos estadounidenses, que ni siquiera pueden pronunciar su propio nombre, se encuentren aquí, contaminando esta tierra con su arsenal, con su semen, con su nombre, con su presencia…
¿Quién habría pensado que la tierra de Ur, que la sagrada tierra de los profetas sería ensuciada por unas malolientes botas de goma made in China?
¿Quién habría creído que esos sin historia, sin personalidad y sin identidad, vendrían e invadirían a quienes guardan tantas máscaras históricas de los sumerios, de los acadios, de los asirios, de los babilonios… de los abasíes, hasta el día de hoy, hasta este mismo momento en que estoy tecleando…?
Todos ellos nombres que esos nunca antes habían oído en toda su vida… Nombres que no riman con John, Paul y Dick…
¿Quiénes son esos bárbaros? ¿Quiénes son esos caras pálidas idiotizados de voz gangosa, que hablan por el agujero del culo? ¿Quiénes son esos que beben cerveza por garrafas, eructando y tirándose pedos y que sólo son buenos a la hora de sostener un arma?
¿Por qué son tan feos, por qué huelen tan mal, por qué son tan estúpidos?
Sólo los ancestrales dioses lo saben.
¿Quiénes son esos mediocres, superficiales y vacíos idiotas que corren alrededor con dedos grasientos…, que sólo saben exclamar oh yeah o Jesus…
Jesús les está escupiendo…
No quiero blasfemar pero estoy segura de que Jesús también se mea en ellos…
Dejemos que se encuentren con El en la fuente donde les rociará con su buena nueva…
¿Quién coño son José, Santos y Antonio? ¿Quién demonios son Steve, Jason y Ron?
¿Quiénes son esas «gentes»? ¿Cuáles son sus orígenes? ¿Cuáles son sus credenciales? ¿Para qué han venido?
De repente me invade una oleada de repugnancia… Necesito limpiarme de todo eso.
Desde siempre he desarrollado esa compulsión hacia limpiar cosas… Como si intentara borrar vestigios, nombres y memorias…
Es epidérmico, es visceral, sale de lo más profundo de mis tripas, desde lo más profundo de mis adentros… Realmente, ¡qué asco me dais!
Vuestros hombres, vuestras mujeres, vuestra administración, vuestros soldados, vuestros tecnócratas, vuestros académicos, vuestros políticos… Todo lo vuestro me repugna.
Sólo recordaros me hace enfermar. ¡Qué nación tan horrible, qué país tan horrible, qué gente tan horrible!
Me gustaría unirme a Jesús para mearme en todos vosotros…
Tengo otra fantasía, quizá no sea una fantasía después de todo, que el Universo, que el Cosmos, vuelque toda su mierda sobre todos vosotros…, convirtiéndoos en una inmensa pocilga, y que os quedéis ahí, revolcándoos en el infierno.
Y que ahí sigáis, gritando, ladrando, voceando pero no conseguís sino más de lo mismo…
Un tsunami de infierno, una gran cagada desde los cielos…
Y que os quedéis ahí jadeando, agarrados los unos a los otros, suplicando y asfixiados y el Universo, al oír vuestros gritos, sólo os arroje más… de lo mismo.
Un inmenso y descomunal vertedero que cae sobre vuestras cabezas… sobre vuestras cabezas colectivas.
Hasta que todos tengáis las caras marrones… Hasta que el divino excremento llene vuestras narices y empecéis a hablar en lenguas desconocidas… que finalmente sean audibles y comprensibles… Hasta que vuestros nombres cambien de John, Paul y Dick a algo ligeramente más soportable para los oídos.
¡Oh, yeah!
Sois un fracaso de pueblo. Un fracaso colectivo. Derecha e Izquierda, habéis fracasado. No una vez, no dos, no tres… sino tantas veces, tantas veces que es imposible contarlas.
Sois un pueblo incapaz, constitucionalmente incapaz de avanzar desde algo despreciable a algo distinto.
Sois un caso perdido, una causa desesperada.
Dejad que el Universo desborde toda su mierda sobre vosotros, eso es lo único que os merecéis e incluso así, es demasiado generoso por Su parte. Vais a ser recompensados con basura. ¡Qué pena!
¡Qué pena, porque no os merecéis nada…!
Veo vuestros rostros en cada avenida, en cada esquina…
En todos los ojos de los niños.
Veo vuestros rostros en cada anciano, en cada ser abandonado, en cada escombro, en cada ruina… Veo vuestras caras colectivas. Escucho vuestros nombres como una melodía maldita que hostiga mis oídos… Veo vuestros nombres superpuestos en las ensangrentadas aceras. Veo vuestros nombres arañados por uñas humanas en cada muro, en cada celda de cada cárcel, lo veo… les veo… os veo.
Os huelo en las calles, en los hogares vacíos, en las camas vacías…
Os huelo por todas partes, detrás de cada muro. Os huelo en las morgues, en los hospitales, en las chabolas de barro y en las tiendas de campaña…
Y también os oigo.
Oigo vuestras denigrantes palabras, vuestra risa tonta, vuestras humillaciones, vuestras horribles voces, vuestro feo acento, vuestro repelente lenguaje…
Y voy retrocediendo,
escondiéndome entre las sobras…
Sombras que nunca vais a encontrar.
Lugares con los que nunca habréis soñado.
Y allí me escondo, manteniéndome a la espera.
A la espera de que un viento propicio sople junto a mí.
Esperando el momento adecuado.
Esperando la visita de las almas inocentes que habéis barrido de la existencia.
Esperando entre las sombras…
Tengo muchas pieles… cambio de color, cambio de nombre…
Ahora me veis, ahora ya no.
Me encanta veros perdidos porque yo sigo estando AQUí, presente.
Me encanta escuchar vuestro pánico, cuando os escucho gritar «Dispárale a ese hijo de puta…»
Pero sigo aquí, entre las sombras.
En mi territorio, en MI TIERRA…
Soy su dueño y vosotros no sois más que un visitante maldito.
Estoy arraigado en el lenguaje, en la tierra, en el alfabeto.
Invasor, tu no eres más que un extraño, cruel e inculto.
¿Cuándo vas a querer recibir el mensaje?
Un mensaje de entre las sombras…
N. de la T.:
(*) La Sra. Anwar se refiere al sonido gutural con que los soldados estadounidenses pronuncian Iraq: Eye, significa ojo en inglés y su fonética es «ai», y raq, que pronuncian con erre fuerte.
Enlace con texto original en inglés:
http://arabwomanblues.blogspot.com/2007/12/from-shadows.html