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Directores reconocen valor de la piratería en vigencia de cine iberoamericano

Fuentes: EFE

Varios directores de Venezuela, Perú, Argentina y Chile indicaron hoy en México que la piratería es una de las pocas opciones que le queda al cine iberoamericano para alcanzar al gran público, porque ha sustituido a los cines de barrio en las ciudades. En una mesa redonda del I Congreso Internacional de la Cultura Iberoamericana, […]

Varios directores de Venezuela, Perú, Argentina y Chile indicaron hoy en México que la piratería es una de las pocas opciones que le queda al cine iberoamericano para alcanzar al gran público, porque ha sustituido a los cines de barrio en las ciudades.

En una mesa redonda del I Congreso Internacional de la Cultura Iberoamericana, que se celebra esta semana en México, el venezolano Román Chalbaud señaló como uno de los elementos que ha perjudicado a la difusión de películas la gradual desaparición de los cines de barrio para dar paso a las «macrosalas» de los centros comerciales.

En el primer modelo la película llegaba a su público con facilidad y a un precio bajo, lo que permitía su permanencia por largo tiempo en la pantalla y una mayor afluencia de espectadores, que incluso podían volver a verla varias veces, explicó.

Sin embargo, el concepto de difusión actual ofrece a la mayoría de los directores iberoamericanos «la sala más pequeña y más cara», de tal forma que solo pueden acudir a ver el filme «tropas de elite», agregó.

«Los cines de barrio son ahora las películas piratas», sostuvo Chalbaud, que, aunque no elogia esta práctica porque los beneficios no llegan a la producción, ve claro que así es como se acerca ahora el público a un filme a un precio razonable.

El chileno Miguel Littin fue más allá al afirmar que él mismo distribuye a los vendedores piratas chilenos sus películas cuando el mercado oficial no las quiere exhibir.

«¿Si no se ven cómo se pueden conocer?», argumentó.

Por su parte, el peruano Isaac León Frías criticó que la política de distribución de cine «en estos momentos apunta exclusivamente al circuito de estreno en el menor tiempo posible».

«Luego la película desaparece de las salas y ya no se ve más», se quejó.

Recordó, además, que hoy día, precisamente por la falta de cines de barrio, «si no hay filmotecas bien organizadas ya no hay manera de verlas, hay que recurrir al vídeo».

«Por supuesto en estos momentos el vídeo está a expensas de la piratería, que tiene sus beneficios porque está permitiendo que en el Perú y en muchas otras partes pueda verse un cine que de otra manera no se vería nunca», afirmó.

La realidad actual, añadió, es que en toda Iberoamérica «hay segmentos de espectadores crecientes que se alimentan de ese vídeo pirata de películas europeas, asiáticas e independientes».

En ese sentido, su colega argentino Octavio Getino denunció que en los países iberoamericanos no hay políticas para educar críticamente en la percepción de lo audiovisual a las nuevas generaciones cuando «es el medio que más se consume».

Si el público «no se ha formado no tiene mucha capacidad de elección de lo que quiere ver ni de entender de qué se trata», señaló sobre los gustos de los espectadores.

Por todo ello, los cuatro directores insistieron en la necesidad de que los estados intervengan y modifiquen las reglas de distribución para dar preferencia a las películas de esta región sobre otras.