Traducido por Juan Vivanco
Según una fuente médica, dos personas han muerto y 47 han resultado heridas por disparos el jueves 17 de febrero en Suleimaniye cuando unos manifestantes intentaron asaltar la sede del Partido Democrático de Kurdistán (PDK) de Masud Barzani.
Convocadas por la Organización de Defensa de los Derechos y la Libertad, unas 3.000 personas, la mayoría jóvenes entre 16 y 30 años, marcharon hacia las sedes del PDK y la Unión Patriótica de Kurdistán (UPK de Yalal Talabani) gritando «Gobierno dimisión», «Trabajo para los parados» y «Juicio a los corruptos». Los manifestantes apedrearon el edificio y cuando algunos intentaron asaltar la sede del PDK, los guardias dispararon al aire y luego miembros del servicio de seguridad del PDK y policías tomaron posiciones en la calle.
Manifestarse «pacíficamente»
Una sede del partido Goran, que asegura no estar implicado en esta manifestación, fue incendiada en Erbil, más al norte. Goran, formación disidente de los dos partidos kurdos tradicionales, ha acusado a militantes del PDK. La víspera, en Kut (160 km al sur de Bagdad), un manifestante de 16 años había muerto y otros 27 habían resultado heridos cuando una muchedumbre furiosa incendió varios edificios públicos para protestar contra la falta de servicios públicos.
Ha sido el incidente más violento desde que el 3 de febrero empezaran las manifestaciones en la provincia iraquí de Diwaniya, 185 km al sur de Bagdad. Aquel día hubo cuatro heridos por arma de fuego. En una conferencia de prensa, [el primer ministro] Maliki ha rechazado la violencia: «Bienvenidos sean quienes se manifiestan pacíficamente por sus derechos legítimos, pero no quienes aprovechan esas reivindicaciones para provocar disturbios. Los autores serán detenidos y juzgados», dijo, y acusó a las potencias extranjeras sin nombrar a ninguna en concreto.
Viudas y huérfanos
«A los manifestantes les digo que no permitan que nadie se infiltre para provocar disturbios como en Kut y Nasiriya. He prohibido a las fuerzas de seguridad el uso de la violencia y les he ordenado que dispersen las manifestaciones únicamente si se transforman en motines», añadió. En la localidad de Nasr, 240 km al sur de Bagdad, próxima a Nasiriya, varias docenas de manifestantes que exigían trabajo y servicios públicos entraron el jueves en el ayuntamiento, incendiaron la entrada y quemaron diversa documentación.
En la ciudad multiétnica de Kirkuk, 240 km al norte de Bagdad, 350 mujeres y niños marcharon entre el edificio del Ministerio de Sanidad y el palacio del gobernador. «En Kirkuk hay 2.000 viudas y 7.000 huérfanos. Pedimos que una parte de los ingresos petroleros se dedique a pensiones para las viudas, hogares para huérfanos y centros de tratamiento psicológico», declara Nayat Amid Yadkar, de 57 años, empleado de la compañía petrolera y organizador de la marcha.