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Crece el movimiento de resistencia a la guerra en Iraq mientras se desploma la moral de los ocupantes

Dos «Zonas Verdes»

Fuentes: Rebelión

Traducido para Rebelión por Germán Leyens

Mientras el gobierno títere iraquí respaldado por EE.UU. se debate en discusiones sobre la así llamada constitución, Irak continúa en un estado de total anarquía. No existe control gubernamental alguno, ni siquiera dentro de la infame «Zona Verde» en la que los títeres parecen haber enredado sus cuerdas.

¿A qué se debe el tono duro respecto a las conflagraciones del así llamado gobierno iraquí?

Porque el precio pagado por esta desaventura de una dimensión inimaginablemente inmensa de la junta Bush dirigida por los neoconservadores está siendo pagado por seres humanos reales, que derraman sangre y lágrimas de verdad. Porque más de 100.000 iraquíes y más de 1.800 soldados de EE.UU. seguirían en vida si no fuera por los titiriteros de Mr. Bush.

El cobarde se aposenta detrás de sus guardias en Crawford, Texas, demasiado temeroso de enfrentar la realidad de la pena que él y sus amos han causado a miles de familias militares que perdieron a sus seres queridos en Irak. Mientras tanto, el fuego está fuera de control no sólo en Irak, sino también aquí en EE.UU.

«Le pido, Mr. Bush, si cree que esta guerra es por «Nuestra Libertad» y «Nuestros Valores», ¿por qué no envía a sus hijas a luchar por la libertad?», escribió recientemente Fernando Suárez del Solar, que perdió a su hijo en Irak debido a las mentiras de Mr. Bush.

Siguió diciendo: «¿Por qué no envían sus cómplices más cercanos a sus hijos a defender esos valores? ¿Por qué están muriendo los hijos de familias de inmigrantes? ¿Por qué están muriendo los hijos de familias de trabajadores, que son las menos privilegiadas? ¿Por qué Mr. Bush? ¿Por qué?

Suárez del Solar conoce por cierto la respuesta: Es una pregunta retórica hecha a un gamberro de escuela privada que jamás ha trabajado o arriesgado algo. Un borricote de sonrisa burlona, que nunca ha servido verdaderamente a su país, ni a ser humano alguno, fuera de sus compinches corporativos que lo injertaron por dos veces en el puesto máximo.

Hoy prefiere ignorar el incendio que se extiende por EE.UU. tal como ignora el desastre en Irak, donde los militares de EE.UU. tienen que irse, se irán, pero no pueden irse por temor de empañar la sórdida reputación que tiene ahora EE.UU.

Recibo a diario correos electrónicos de fuentes en todo Irak… iraquíes y estadounidenses. Incluso dentro de las bases de EE.UU. en su más reciente colonia las cosas parecen no ir tan bien, según un estadounidense que trabaja allí en una función de apoyo.

«No sé cuánto tiempo más podré aguantar el trabajo para estos idiotas y sus hermanos, madres, hermanas y primos», me escribió recientemente, «Tienen muchísimos camiones blindados con aire acondicionado, pero no pagan para que se arreglen los generadores, así que los conductores tienen que utilizar el peor equipo… sin blindaje, sin aire acondicionado… Usted conoce el calor aquí, agréguele a esa cabina el calor de un motor y agregue unos pocos cohetes, morteros, y bombas al borde de la ruta, y tendrá un día muy malo. Estoy tratando de denunciar la corrupción de los contratistas de Third Country National, tratando de encontrar un foro donde enviar la verdad. Prisioneros, esclavos, concubinas. Mi vida podrá ser una contradicción, pero no me comprometeré con el mal. El enemigo está dentro de la alambrada.»

Las guerras por el imperio no cambian… e Irak es el ejemplo perfecto. Los ejércitos invasores que usan el trabajo de esclavos (extranjeros en este caso, por su profunda desconfianza hacia los iraquíes), que aprovechan a los que carecen de privilegios, los pobres, las minorías, para que hagan el trabajo sucio mientras que el 1% superior gana más dinero que nunca.

Y los piratas tras la política de EE.UU. en Irak han preferido, tal vez para llegar a lamentarlo en este momento, menospreciar parte de la historia reciente de una ocupación pasada de Irak.

Durante la pretérita ocupación británica de Irak, la resistencia comenzó en Faluya. Los británicos reaccionaron, bombardeando hasta arrasar la mitad de esa ciudad, tal como los militares de EE.UU. hicieran recientemente como parte de su fracasada política. (Los soldados de EE.UU. mueren de nuevo dentro y cerca de Faluya).

Se dijo que si los británicos abandonaban Irak estallaría una guerra civil. Lo mismo que se nos dice hoy, aunque la guerra civil auspiciada por el estado está en plena actividad, gracias a los ocupantes.

El régimen del Imperio Británico en Irak duró tres decenios antes de que los británicos se retiraran. Durante ese período hubo un levantamiento por año contra los ocupantes… y ahora, después de menos de tres años de fracasada ocupación de EE.UU., hay pequeños levantamientos a diario.

Los ataques contra las fuerzas de EE.UU. en Irak han vuelto a aumentar a más de70 por día… dentro de poco cruzaremos el límite de 2.000 muertos, y las cosas están a punto de volverse mucho, mucho peores. Como siguen diciendo los iraquíes: «Hoy es mejor que mañana». Lo mismo vale para los soldados de EE.UU. en el país.

Existen motivos por los que un sondeo del ejército relativamente reciente estableció que un 54% de los soldados en Irak hablaron de moral «baja» o «muy baja».

También existen motivos por los que, nuevamente según el ejército, un 30% de todos los soldados que vuelven de Irak desarrollan problemas de salud mental entre 3 y 4 meses después de su retorno.

Y existe una razón por la que soldados como Nicolás Prubyla vuelven a casa y se unen a organizaciones como Veteranos Contra la Guerra.

«Hasta hace cinco días, tenía grandes cantidades de sangre en mis heces», me dijo recientemente. «Me he sentido continuamente fatigado, he perdido pelo… perdido la sensibilidad en mi brazo derecho… lucho contra esta condición.»

Lo que está resistiendo es la exposición a municiones de uranio en Irak. Está resistiendo a la enfermedad por radiación como resultado de la más reciente guerra nuclear librada por Estados Unidos de [Norte] América. Existe un motivo por el que 11.000 veteranos de la Guerra del Golfo de 1991 están muertos, y más de otros 250.000 reciben beneficios por discapacidad médica. Ese motivo (cientos y cientos de toneladas de municiones de uranio lanzadas sobre Irak) es lo mismo que Prubyla resiste hoy.

«A medida que pasan los años esto va a afectar a muchísima más gente de lo que pensamos… polvo radioactivo y las nubes de humo y polvo del disparo del DU [siglas en inglés por uranio empobrecido] nos llega ahora», dijo. «Y sé que no soy la única persona en mi unidad – a mi jefe le diagnosticaron cáncer, uno de mis compañeros que tiene 23 años tiene sarpullidos… cada vez que investigo más sobre el DU veo que tengo todos los efectos secundarios.»

Prubyla se ha dado cuenta de lo que más y más veteranos comprenden… que a los responsables en nuestra plutocracia militar (conocida también como gobierno de EE.UU.) no podía importarles menos su bienestar. Uno de los miembros entre bastidores de la actual plutocracia, que también es un exaltado neoconservador, Henry Kissinger, se ha referido a los militares como «animales tontos, estúpidos, para ser utilizados» como peones de la política extranjera.

Gente como Prubyla lo saben; ya les basta, y hacen algo al respecto.

Mientras tanto, en la «Zona Verde» de Crawford, Mr. Bush prefiere ignorar el movimiento de resistencia que se ubica delante de sus rejas. Pero está bien, porque los cientos de personas que se encuentran allí en señal de protesta, representan a decenas (si no cientos) de millones que, como la resistencia iraquí, no se van a ir.

©2004, 2005 Dahr Jamail.

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