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La Administración Bush asume que su permanencia en Iraq depende de la actitud de Teherán

EEUU e Irán inician en Bagdad negociaciones sobre Iraq

Fuentes: IraqSolidaridad

EEUU e Irán confirmaron oficialmente el pasado jueves, 17 de mayo que representantes de ambos gobiernos se reunirán el próximo lunes, 28 de mayo en Bagdad para abordar la situación en Iraq, «[…] en lo que se espera sea el inicio de un primer proceso sostenido de negociación [entre ambos países] desde el inicio de […]

EEUU e Irán confirmaron oficialmente el pasado jueves, 17 de mayo que representantes de ambos gobiernos se reunirán el próximo lunes, 28 de mayo en Bagdad para abordar la situación en Iraq, «[…] en lo que se espera sea el inicio de un primer proceso sostenido de negociación [entre ambos países] desde el inicio de la guerra en 2003» [1]. La fecha concreta del encuentro fue dada a conocer por el ministro de Exteriores iraní, Manouchehr Mottaki durante su visita a Islamabad, Pakistán [2]. Con anterioridad, el sábado, 13 de mayo, portavoces de la Casa Blanca y del ministerio de Exteriores de Irán habían indicado que ambos gobiernos se encontrarían en Bagdad en las próximas semanas para hablar sobre la «seguridad en Iraq» [3]. Al día siguiente, el presidente iraní Mahmud Ahmadinejad confirmó durante su visita a los Emiratos Árabes Unidos (dos días después de la gira por el Golfo del vicepresidente de EEUU Dick Cheney) que Irán había aceptado finalmente dialogar con EEUU sobre Iraq:

«Los estadounidenses, a fin de solventar la situación de seguridad en Iraq, han solicitado a Irán dialogar. Con el objetivo de apoyar al pueblo iraquí, [los iraníes] hablaremos con ellos.» [4]

Un portavoz del Departamento de Estado de EEUU ha señalado que la delegación estadounidense estará encabezada por el nuevo embajador en Bagdad, Ryan Crocker. Por su parte, el ministro Mottaki ha confirmado asimismo que la cita será a nivel de embajadores [5]. En cualquier caso, será el más alto encuentro oficial bilateral entre ambos países desde la toma de rehenes en la embajada de EEUU en Teherán tras el triunfo de la Revolución Islámica (noviembre de 1979 a enero de 1981) y la ruptura de relaciones diplomáticas entre ambos países, que se prolonga hasta el día de hoy.

Un portavoz del ayatolá as-Sistani, el máximo referente religioso del confesionalismo chií iraquí pro-iraní, ha mostrado su satisfacción y «optimismo» ante la cita de EEUU e Irán [6]

Primer encuentro oficial

Responsables iraníes y estadounidenses compartieron en los últimos meses dos convocatorias sobre la situación en Iraq sin aparentes avances significativos, la primera en marzo en Bagdad, durante una reunión regional sobre Iraq de un día de duración, y de nuevo en mayo en Sharm el-Sheij (Egipto), en el transcurso de una cumbre internacional en la que participaron la secretaria de Estado estadounidense Condoleeza Rice y el ministro de Exteriores Manouchehr Mottaki. Sin embargo, la idea de negociaciones bilaterales y directas entre EEUU e Irán sobre Iraq y su aceptación por ambas partes se remonta cuando menos a marzo del año pasado [7].

Según el portavoz del ministerio de Exteriores iraní, Mohamad Ali Huseini, «Irán ha aceptado hablar con EEUU sobre Iraq, en Iraq, a fin de aliviar el sufrimiento del pueblo iraquí, apoyar al gobierno [iraquí de Nuri al-Maliki] y reforzar la seguridad en Iraq». Ali Huseini desveló que el encuentro podrá finalmente celebrarse una vez que EEUU realizara una petición oficial en tal sentido a Irán por mediación de la embajada suiza en Teherán. Por su parte, EEUU, a través del portavoz de la Casa Blanca Gordon Johndroe, ha señalado que «[…] el objetivo del encuentro es intentar asegurar que Irán desempeñe un papel productivo en Iraq» [8].

Cinismo sobre cinismo, a ambas partes les conviene presentar el encuentro como respuesta a una petición del gobierno iraquí de Nuri al-Maliki o de «aliados regionales», como ha afirmado la secretaria de Estado Rice. Así, EEUU e Irán han permitido que sea el gobierno iraquí quien presente finalmente como un éxito propio la próxima cita del día 28 en Bagdad, si bien en los encuentros entre las delegaciones estadounidense e iraní no está previsto por el momento la presencia de responsables iraquíes, como han denunciado algún diputado del denominado «bloque sunní» del Parlamento iraquí.

«Policía malo, policía bueno»

Ambas partes han confirmado que las conversaciones se limitarán exclusivamente a la situación en Iraq y cuestiones de seguridad relativas a este país [9]. El encuentro se produce en un momento de remonte de la tensión internacional en relación al desarrollo del programa nuclear iraní y pocas horas después de que el presidente Bush indicara el jueves 24 de mayo que su Administración presionará al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para que apruebe sanciones contra Irán por lo que Washington considera el desarrollo de un programa encubierto de nuclearización militar [10]. La contradicción entre un endurecimiento de la posición de EEUU respecto a este asunto y el inicio de un diálogo sobre Iraq ha sido criticado por importantes representantes del sector neocon como Richard Perle, quien ha afirmado que la política exterior de EEUU está siendo aplicada por un «Departamento de Estado fuera de control» [11]. Para otros analistas el presidente Bush estaría dejando desempeñar a vicepresidente Cheeney y a la secretaria de Estado Rice los respectivos papeles de «policía malo, policía bueno» frente al régimen iraní [12].

Fue Condoleeza Rice quien dio el pasado año el visto bueno al anterior embajador de EEUU en Bagdad, Zalmay Jalizad, para el inicio de contactos con Irán con vistas a iniciar un dialogo sobre Iraq, anticipándose a una de las recomendaciones incluidas en el informe del Grupo de Estudios sobre Iraq demócrata-republicano. En la misma línea de lo señalado por el embajador Jalizad, el denominado Informe Baker-Hamilton recomendaba asimismo la apertura por parte de EEUU de un diálogo con el campo anti-ocupación y el final del apoyo incondicional otorgado por la Administración Bush al gobierno de al-Maliki, al que se le acusa de haber alentado la violencia sectaria en el país [13]. La respuesta de Bush fue, sin embargo, la renovación del apoyo absoluto al gobierno de al-Maliki y la puesta en marcha del denominado «Nuevo plan de seguridad para Bagdad» a partir de febrero de 2007, que ha supuesto un nuevo incremento de tropas (162.000 en la actualidad, 200.000 a finales de este año [14]) y el relanzamiento de la guerra contra la resistencia iraquí en la capital y otras zonas del país [15].

Al menos en el escenario iraquí no hay contradicción alguna en la línea de actuación del presidente Bush, si bien ésta es de todo punto errada. El respaldo incólume al gobierno al-Maliki supone, al igual que el inicio del diálogo con Irán, reconocer la extrema precariedad del control estadounidense sobre Iraq y optar por la alternativa que parece menos mala ante la previsión de colapso definitivo de la ocupación: intentar pactar un condominio sobre un país fragmentado en áreas de influencia regionales. Por detrás de tras ello asoma la nueva Ley de Hidrocarburos, la cual se remite a la Constitución aprobada en 2005 para formalizar la gestión federal y privatizada de los recursos energéticos de Iraq, ya de facto gestionados por mafias locales asociadas a regímenes vecinos [16].

Potencia emergente

Irán contempla el inicio de la negociación con EEUU sobre Iraq como el primer paso hacia el reconocimiento de su papel de potencia emergente en Oriente Medio, incluido el espacio árabe. Las inminentes negociaciones en Bagdad otorgan a Irán la categoría de socio en el futuro de Iraq, un éxito notorio para el gobierno Ahmadinejad que no es menor que el de la aceptación por parte de la comunidad internacional de su derecho a desarrollar el programa nuclear. En respuesta, el regalo anticipado de Irán a la Administración Bush ha sido el reconocimiento de la legitimidad de las nuevas instituciones iraquíes establecidas por los ocupantes a partir de 2003 y, con ello, el carácter irreversible de la invasión de Iraq, de la que Teherán puede ser finalmente el principal beneficiario.

Por su parte, EEUU anhela de la cita de Bagdad obtener una mínima estabilización que le permita mantenerse en el país y continuar la guerra contra la resistencia iraquí. Tal estabilización han de otorgársela esencialmente los socios internos de Irán en Iraq (esencialmente, en estos momentos, la corriente de Moqtada as-Sáder), fuerzas del confesionalismo político shií que modulan su actuación en función de claves que no son ya únicamente iraquíes. Por ello, la Administración Bush acude a Irán directamente con tal reclamación. Por si estaba poco claro, el ministro de Exteriores iraquí, Hoshiyar Zebari, lo ha dejado bien claro a la hora de justificar el encuentro de Bagdad: EEUU e Irán «[…] son principales actores en Iraq» [17].

Debido a la impericia mostrada por EEUU y el Reino Unido, las nuevas instituciones iraquíes creadas tras la invasión están dominadas por fuerzas del campo confesional shií, históricamente vinculado en su génesis e interese a Irán (además de por las formaciones kurdo-iraquíes de Barzani y Talabni, quienes han sido capaces de mantener buenas relaciones al tiempo con Irán e Israel). El primer ministro Nuri al-Maliki, habitualmente descrito como un hombre sin carácter, representa y se apoya en la compleja articulación del confesionalismo político shií, cuyo arco se extiende desde el Consejo Supremo de la Revolución Islámica de Iraq (que acaba de cambiar su nombre a fin de iraquizarse cosméticamente) a la corriente del clérigo Moqtada as-Sáder, quien pretende administrar el sentimiento anti-ocupación de la comunidad shií mientras se mantiene y medra dentro del campo colaboracionista [18]. Ambas formaciones (y otras menores, como Fadhil en Basora) se enfrentan por el control de las provincias del centro-sur y sur del país [19], pero han sabido repartirse muy bien los papel de «policía bueno y policía malo» con los ocupantes: la primera, ofreciéndoles la estabilización que tanto precisan para no perder definitivamente el control de la situación; la segunda, segando la hierba bajo sus pies a través de una escalada de violencia sectaria que si bien ha aniquilando el sector civil anti-ocupación democrático y laico igualmente ha situado a Iraq al borde de su implosión. Todas estas formaciones cuentan con el apoyo esencial de Irán, que se asegura así su capacidad de influencia en Iraq y, con ello, la posibilidad de ofrecer a EEUU y Reino Unido una salida a la crisis de la ocupación, que es el objetivo último de la cita bilateral de Bagdad. Irán mercadea con el reconocimiento de su papel regional a cambio de salvar la ocupación de Iraq por EEUU y Reino Unido: ¿qué sentido tienen si no las palabras antes citadas del portavoz del ministerio de Exteriores iraní relativas a «reforzar la seguridad en Iraq»?

La escalada de violencia sectaria y terror de las milicias confesionales shiíes a lo largo de 2006 no ha sido la respuesta defensiva ante los atentados masivos atribuidos a Al-Qaeda en Iraq, sino a los tímidos intentos de la Administración Bush de abrir contactos con la resistencia iraquí y matizar su apoyo al gobierno de al-Maliki [20]. Tras ese largo año, la respuesta de Bush ante la creciente autonomía de campo colaboracionista ha sido la del perdedor: en contra de lo aconsejado por todas las instancias nacionales e internacionales, incluso por los mandos militares estadounidenses sobre el terreno, renovar su apoyo a al-Maliki, tolerar la actuación de los escuadrones de la muerte paragubernamentales y enfangarse aún más en una guerra contra la resistencia iraquí que no puede ganar. En estos tres meses de aplicación del ya fallido «Nuevo plan de seguridad para Bagdad», las fuerzas de ocupación de EEUU bombardean y asedian barrios y ciudades resistentes, pero pactan con la corriente de as-Sáder su coexistencia en Bagdad [21]; por su parte, los británicos abandonan el sur del país al caos de la guerra entre las milicias shiíes, caos en el que medra la influencia de Irán, que está ya invirtiendo en la reconstrucción de las instalaciones petrolíferas de Basora [22].

Recuperar la soberanía

La sutileza de la afirmación del ministro de Exteriores iraní de que «Iraq afronta dos problemas: el primero, la inestabilidad creada por el terrorismo; el segundo, la prolongación de la ocupación» [23] radica precisamente en que convierte a quiénes representan sus intereses en Iraq, al gobierno y las instituciones colaboracionistas, en los vencedores finales de la guerra que allí se libra. Irán se acomoda perfectamente a la identificación interesada que los ocupantes y los colaboracionistas hacen de la resistencia iraquí como terrorismo en su compartido afán por anular la existencia y las expectativas de un amplio campo soberanista no sectario que reivindica al tiempo el fin de la ocupación y la reconstrucción democrática y social del Estado iraquí.

El objetivo común a abatir es la resistencia iraquí y las aspiraciones colectivas del pueblo iraquí. La cita de Bagdad pretende abortar la plena recuperación de la soberanía de Iraq. Tras el esfuerzo emancipatorio de tres años de resistencia contra los ocupantes, el pueblo iraquí afronta ahora sacudirse la tutela compartida entre unos invasores derrotados y regímenes vecinos interesados en sacar beneficio de la destrucción del país.

Notas:

1. Associated Press, 17 de mayo de 2007

2. Al-Jazeera, 17 de mayo de 2007.

3. Al-Jazeera, 13 y 14 de mayo de 2007.

4. Al-Jazeera, 14 de mayo de 2007.

5. Associated Press y al-Jazeera, 17 de mayo de 2007.

6. DPA, 18 de mayo de 2007.

7. Véase en IraqSolidaridad: Carlos Varea: La operación ‘Swarmer’ en Samarra, cortina de humo del fracaso militar estadounidense en Iraq y Nota Informativa de la CEOSI: El embajador de EEUU en Iraq considera positiva la relación de Irán con las milicias chiíes .

8. Al-Jazeera, 13 de mayo de 2007.

9. Al-Jazeera, 13 y 14 de mayo de 2007

10. The Washington Post, 25 de mayo de 2007.

11. The New York Sun, 15 de mayo de 2007.

12. The Washington Post, 12 de mayo de 2007.

13. Véase en IraqSolidaridad: Peter Grier: Grupo de Estudio de Iraq: Ni irse ni quedarse. El Partido Demócrata y la Administración Bush buscan un consenso sobre la continuidad en Iraq y Joe Kay: Demócratas y republicanos: Mantener la ocupación de Iraq Antes que una retirada o reducción de tropas, se prevé un incremento de hasta 30.000 efectivos . 14. Hearst Newspaper, 22 de mayo de 2007.

15. Véase en IraqSolidaridad: Carlos Varea: Continuidad de la guerra. El Grupo de Estudios sobre Iraq elude un calendario de retirada de tropas y recomienda negociaciones con Siria e Irán

16. Véase en IraqSolidaridad: Kamil al-Mehaidi: La distribución geográfica de los campos petrolíferos y su gestión bajo ocupación. El futuro del petróleo iraquí y No se contabilizan hasta 3.000 millones de dólares anuales en ventas de petróleo ¿Cuánto petróleo iraquí se está robando?: El ‘misterio’ de los contadores perdidos

17. Al-Jazeera, 17 de mayo de 2007.

18. La corriente de as-Sáder se ha retirado de los seis ministerios que controlaba en el gobierno de al-Maliki pero mantiene la estabilidad de éste al no haber retirado sus diputados del Parlamento.

19. Véase en IraqSolidaridad: Pedro Rojo y Carlos Varea: ¿Está jugando Irán a la ‘resistencia’ en Basora? Las milicias chiíes se disputan Basora, mientras Irán bloquea la negociación con EEUU sobre Iraq y Az-Zaman, 28 de abril de 2007. 20. Véase en IraqSolidaridad: Carlos Varea: La resistencia iraquí niega nuevos contactos con los ocupantes. Cantos de sirena sobre la negociación con la resistencia y enlaces relacionados.

21. Véase en IraqSolidaridad: Liz Sly: As-Sáder respalda el plan Bush para Bagdad. La corriente de as-Sáder negocia con los ocupantes su despliegue en barrios shiíes . El ministerio de Sanidad iraqui ha reconocido que la violencia sectaria está de nuevo aumentando en Bagdad (The Washington Post, 24 de mayo de 2007).

22. Az-Zaman, 17 de mayo de 2007 y The Guardian, 19 de mayo, 2007.

23. Al-Jazeera, 17 de mayo de 2007.

http://www.nodo50.org/iraq/2007/docs/28-05-07EEUU-Iran.html