La elección en Irak es también un evento político dentro de Estados Unidos, ya que será promovida como la gran prueba de que la estrategia del gobierno de George W. Bush para «ampliar la libertad» en el mundo está funcionando. Los medios están cubriendo las elecciones en Irak como un inmenso acto político, los locutores […]
La elección en Irak es también un evento político dentro de Estados Unidos, ya que será promovida como la gran prueba de que la estrategia del gobierno de George W. Bush para «ampliar la libertad» en el mundo está funcionando.
Los medios están cubriendo las elecciones en Irak como un inmenso acto político, los locutores de los noticieros nacionales han viajado a ese país, reportajes «especiales» cada día, y lemas como el de CNN en la pantalla al reportar los sucesos: «la lucha por Irak».
El gobierno de Bush, por su parte, despachará a sus máximos representantes -entre ellos a la nueva secretaria de Estado Condoleezza Rice- a todos los programas nacionales de análisis político en la televisión para caracterizar el proceso con una sola consigna, la declarada por Bush en su conferencia de prensa ayer: «el simple hecho de que estén votando es ya un éxito».
Pero cuántos votarán y qué tan legítimo será el resultado como expresión «democrática» del pueblo iraquí, queda en el aire. Es obvio que las condiciones en el terreno son pésimas. El New York Times publicó hoy un análisis en el que se revela que más de la mitad de la población de Irak vive en distritos que han sufrido en promedio un ataque cada tres días en los 30 días antes del 22 de enero.
Recientemente, el comandante de las fuerzas estadunidenses en Irak comentó que sólo había cuatro distritos de Irak en donde las condiciones no estaban bajo control de sus fuerzas, el único problema es que más de la mitad de la población nacional reside en esas cuatro demarcaciones.
Hay otros indicadores de la situación poco amena para la expresión libre y abierta para el ejercicio electoral. CBS News transmitió hace unos días un spot publicitario del gobierno interino para promover el voto en Irak, mostrando cómo un hombre de mayor edad supera el temor y sale a la casilla para participar en el futuro de su país. Pero, revela CBS, la producción del video fue realizada en Líbano, ya que los encargados de producirlo consideraron que era demasiado peligroso hacerlo en Irak.
Hoy, una estación de televisión de la cadena CBS en El Paso, KDBC, reportó que hay un despliegue de agentes de la Patrulla Fronteriza a Irak para asistir a las fuerzas de seguridad iraquíes. Esto provocó que el representante Silvestre Reyes señalara que se está enviando a Irak personal dedicado a defender la seguridad interna de Estados Unidos.
Por otro lado, no se menciona mucho que el gobierno interino de Irak ha mantenido un estado de emergencia desde el 11 de noviembre pasado, y por lo menos durante 60 de esos días ha ordenado a los medios «apartar espacio» para la línea oficial del gobierno, reportó el Columbia Journalism Review.
¿Y quién es el que define la línea oficial? Iyad Allawi, el primer ministro interino de Irak, es la cara oficial ante el mundo de Irak. Pero detrás de él, por supuesto, está el gobierno de Bush. A fin de cuentas, Allawi fue quien llegó a Estados Unidos en plena campaña electoral presidencial para apoyar directamente a Bush, su política ante el Congreso y la línea oficial, y sus palabras fueron usadas como arma política contra el contrincante demócrata del presidente.
Además, Allawi no ha podido despojarse de la imagen que tiene entre varios sectores, tanto aquí como en Irak, de que es un títere del gobierno de Bush. Como reporta Jon Lee Anderson en un perfil del primer ministro publicado en The New Yorker, Allawi y sus aliados encabezaron la organización de exiliados anti Hussein, Acuerdo Nacional Iraquí (o INA), la cual fue patrocinada desde 1992 por la CIA.
Como comentó un periodista estadunidense a La Jornada recientemente, Allawi recuerda el famoso dicho del presidente Franklin Roosevelt sobre el dictador Anastasio Somoza: «es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta». Anderson cita a un amigo de Allawi que afirma: «Iyad es un hampón, pero donde está se necesita ser un hampón. Los estadunidenses que establecieron todo esto lo llaman Saddam light«. Esto se justifica, por supuesto, con el argumento de que Irak necesita más que nada «mano dura» durante esta transición a la «estabilidad».
Allawi no es nuevo al concepto de mano dura. Aunque él lo niega, Anderson reporta que desde joven participó en la represión. En 1963 los baazistas perpetraron un golpe de Estado y poco después miles de comunistas fueron asesinados por los simpatizantes de esta acción. Varias fuentes le refirieron a Anderson que Allawi participó en varios interrogatorios y torturas de los comunistas en esos días. Además, también circulan versiones, algunas apoyadas por gente que dice fue testigo, de que una semana antes de que Allawi asumiera su cargo, personalmente mató a varios detenidos sospechosos de ser «terroristas» en una estación de policía en Bagdad.
Pero todos saben lo obvio, que esta elección «soberana» se realizará en un país ocupado y su seguridad depende casi completamente de los estadunidenses. Por cierto, este «proyecto de nación» costará por lo menos 80 mil millones de dólares más a Washington, según lo que acaba de solicitar la Casa Blanca. De acuerdo con algún cálculo reciente, eso implica que el costo total de esta guerra ya supera los 200 mil millones de dólares, la mitad del costo de la guerra de Vietnam.
A pesar de todo esto, Washington decidió proceder con esta elección. Pero reconociendo los riesgos en el terreno y su impacto sobre la participación popular en el ejercicio bajo estas condiciones, Bush y su gente han intentado reducir las expectativas y a la vez hacer todo lo posible para poder interpretar cualquier resultado como «un éxito». La elección en Irak es vital para Bush y su equipo, no tanto en Irak, sino aquí en casa.
Le urge al presidente enviar un mensaje positivo
Frente a crecientes críticas de políticos y varios sectores, como también serias dudas sobre si la guerra «valió la pena» entre una mayoría de la población estadunidense, Bush necesita proyectar un mensaje positivo entre tanta noticia de ataques y bajas en Irak. Hoy, el senador Edward Kennedy criticó severamente la guerra en Irak y se atrevió a declarar: «hemos llegado al punto en que una presencia militar estadunidense prolongada ya no es productiva ni para los iraquíes ni para Estados Unidos. La presencia militar estadunidense se ha convertido en parte del problema, no de la solución»
Por todo esto, el gobierno de Bush busca comprobar urgentemente con esta elección que Irak avanza hacia la estabilidad y que la aventura estadunidense para promover la «democracia» en Medio Oriente está dando fruto.
Así, el mensaje oficial en Washington será que a pesar de las dificultades y de que el ejercicio quedó muy lejos de ser algo perfecto, y aun si la tasa de participación sea bajísima en algunas regiones, el gran triunfo es que Irak celebró su primera elección en una generación y que el país ya no está controlado por un partido -y líder- único, sino que está encarrilado en el «largo proceso» de la democracia.
Para el gobierno de Bush, el sufragio en Irak es más una «demostración» que una elección real. El acto es mucho más importante como símbolo que sustancia, y clave para el debate político interno aquí.