EEUU ha quedado reducido al papel de espectador pasivo al haberse iniciado una nueva fase de la guerra civil confesional en Iraq, marcada por los asesinatos masivos perpetrados por unidades militares fuertemente armadas [1]. La sangrienta masacre de Mahmudiya [2] ha ilustrado tanto las nuevas cotas de violencia sectaria como el papel de EEUU como […]
EEUU ha quedado reducido al papel de espectador pasivo al haberse iniciado una nueva fase de la guerra civil confesional en Iraq, marcada por los asesinatos masivos perpetrados por unidades militares fuertemente armadas [1].
La sangrienta masacre de Mahmudiya [2] ha ilustrado tanto las nuevas cotas de violencia sectaria como el papel de EEUU como observador pasivo, al reconocer incluso el gobierno del presidente George W. Bush que el principal problema en Iraq es la violencia sectaria y no la resistencia. «La violencia sectaria se ha convertido en la actualidad en el reto más significativo para el futuro de Iraq», declaraba el 13 de julio el embajador estadounidense Zalmay Jalilzad ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado.
El ejemplo de Mahmudiya
Sin embargo, la falta de voluntad del Ejército estadounidense para intervenir en los ataques sectarios contra civiles arrojan una nueva luz sobre el argumento principal de la Administración Bush y sus aliados contrarios a fijar una fecha para la retirada: que la presencia de las fuerzas de ocupación de EEUU es lo único que impide un aumento de la guerra civil sectaria y del caos.
Anteriormente, las milicias sectarias habían llevado a cabo masacres mediante el secuestro de personas en barrios sunníes o shiíes, y ejecutándolos posteriormente. Pero la masacre de shiíes a manos de hombres armados sunníes en Mahmudiya del 17 de julio, en la que al menos asesinaron a 58 personas e hirieron a 90 más, fue un ataque militar contra civiles llevado a cabo por sunníes que usaron armamento pesado transportado en camionetas, así como granadas autopropulsadas. Los atacantes pertenecían, aparentemente, a una nueva milicia sunní autodenominada «Defensores del pueblo sunní», aunque muchos de los efectivos vestían el uniforme de las fuerzas de seguridad iraquíes. El grupo que se hizo responsable declaró que el ataque se realizó por venganza por la matanza de al menos 40 civiles sunníes en Bagdad a manos de pistoleros shiíes enmascarados perpetrada durante varias horas el pasado 9 de julio.
Ni las fuerzas de seguridad iraquíes ni el batallón de la División Aerotransportada estadounidense 101 estacionadas en las proximidades de Mahmudiya, hicieron nada por detener la masacre o por perseguir a los criminales, a pesar de que tropas estadounidenses estaban lo suficientemente cerca como para oír las detonaciones y los disparos (según ha narrado Basem Mrue, de [la agencia] Associated Press) y de que el ataque durase 30 minutos (según ha informado Ellen Knickmeyer, del Washington Post). La incapacidad estadounidense para responder ante la evidencia de un ataque o para perseguir a los atacantes no es un incidente asilado. Según la versión de Associated Press, «las tropas iraquíes son responsables de la seguridad en Mahmudiya y los soldados estadounidenses no intervienen a menos que sean requeridos por los iraquíes».
‘Prevenir la guerra civil’
De acuerdo con las cifras de Naciones Unidas publicadas en julio, 14.338 civiles [iraquíes] han sido asesinados en actos de violencia durante los primeros seis meses del año, y el promedio mensual ha aumentado rápidamente desde los 1.778 asesinados en enero. El informe indica que en mayo fueron asesinados 2.669 [iraquíes] y otros 3.149 en junio [3].
Las normas estadounidenses actuales de compromiso [de lucha] respecto a la violencia sectaria fueron establecidas dentro de las amplias líneas políticas adoptadas por la Administración Bush a principios de marzo como mínimo. El secretario de Defensa Donald Rumsfeld afirmó ante el Comité de Asignaciones Presupuestarias del Senado el 9 de marzo que «[…] el plan es evitar la guerra civil, y en el caso de que fuera a ocurrir, a suceder […] las fuerzas de seguridad iraquíes se ocuparan de ello hasta donde sean capaces de hacerlo». Rumsfeld, después, rectificó ligeramente al declarar: «Está muy claro que las fuerzas iraquíes podrán manejar [la situación de una guerra civil], pero lo harán con nuestra ayuda».
Esas fuerzas no van a combatir en ningún caso para sofocar la violencia sectaria. Como Jalilzad reconoció en un discurso en Washington el 11 de junio, «[…] desgraciadamente, ha habido ejemplos en los que las fuerzas iraquíes dieron dado paso o incluso cooperaron con las milicias sectarias».
Es probable que no se pueda confiar en que la principal brigada del Ejército [iraquí], la 1ª Brigada, integrada completamente por shiíes, que es responsable [del control] de toda la parte de Bagdad al oeste del río Tigris, combata a las milicias shiíes. Tal y como informaba Tom Lasserter, de Knight Ridder en octubre «[…] el punto de vista de oficiales y tropas sobre la venganza contra los sunníes no difiere del de la mayoría de los integrantes de las propias milicias shiíes».
Los responsables estadounidenses han seguido hablando como si EEUU estuviera determinado a acabar con la violencia de las milicias. Antes de que Nuri al-Maliki fuera finalmente elegido primer ministro en abril, la Secretaria de Estado, Condoleezza Rice, declaró tras una visita [a Iraq] de dos días que «[…] continuamente hemos enviado mensajes muy, muy contundentes […] de que una de las primeras cosas es que se van a controlar las milicias […]. Esto va a ser una de las principales prioridades». Pero la contundencia de Rice al hablar de forzar una acción contra el problema de las milicias sectarias tiene poco que ver con la realidad. «No creo que podamos hacer mucho al respecto», declaró un asesor del Pentágono que pidió no ser identificado: «El hecho es que nos estamos convirtiendo en actores marginales en la escena política iraquí».
Quedarse en Iraq
Sin embargo, el Administración Bush sigue citando la amenaza de la futura guerra civil como argumento para mantener una presencia militar a largo plazo en Iraq [4], al tiempo que niega que exista ya una guerra civil. En su discurso del 11 de julio, Jalilzad afirmó: «No creo que lo que esté ocurriendo se pueda describir como […] guerra civil». Jalilzad sugirió que una retirada «precipitada» de EEUU podría determinar una guerra sectaria. Aunque él mismo utilizó el conocido argumento de la guerra civil, Jalilzad insinuó que EEUU está dispuesto solo a ir poco más allá para hacer algo sobre el problema. Por los riesgos de «[…] una estrategia de retirada», dijo, «necesitamos hacer todo lo que prudentemente podamos para ayudar [a las autoridades iraquíes] a que se valgan por sí mismas en la contención de la violencia».
El halcón demócrata senador Joe Lieberman ha mantenido desde hace mucho tiempo el mismo argumento. Oponiéndose a las enmiendas del Partido Demócrata que exigían una fecha para la retirada, Lieberman afirmó el sábado [22 de julio] que esto «[…] daría la señal a los grupos sectarios para rearmar a sus milicias a fin de fortalecerlas para la guerra civil que temen seguirá a una prematura retirada estadounidense».
Notas de IraqSolidaridad:
1. Véase en IraqSolidaridad: Carlos Varea: La violencia sectaria en Iraq y la nueva guerra en Oriente Medio. EEUU incrementa el número de tropas en Iraq y ‘reocupa’ Bagdad
2. Localidad situada al sur de Bagdad.
3. Los últimos datos sobre los asesinatos sectarios perpetrados en Bagdad y otras ciudades en julio y agosto pueden leerse en IraqSolidaridad en: 3.500 personas asesinadas en Bagdad en julio y agosto por paramilitares. Los ‘escuadrones de la muerte’ causan nueve veces más víctimas que los atentados atribuidos a Al Qaeda y Nermeen al-Mufti: Arde Bagdad. Casi seis millones de iraquíes han huido a Siria y Jordania desde el inicio de la ocupación
4. EEUU sigue aumentando el número de sus efectivos en Iraq, hasta 140.000 este verano, la cifra más alta en 2006. Véase en IraqSolidaridad: El número de ataques de la resistencia se ha duplicado en 2006. Resistencia iraquí: Más ataques, nuevas tácticas
IraqSolidaridad (www.iraqsolidridad.org)
Traducción del inglés para IraqSolidaridad de Loles Oliván