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Entrevista con el periodista estadounidense independiente Dahr Jamail:

«El 80% de la población apoya a la resistencia. Sólo el 5 % que se beneficia de la ocupación defiende a la Coalición»

Fuentes: Solidaire

Ya es el cuarto viaje que Dahr Jamail hace a Iraq. Es uno de los pocos periodistas occidentales que escribe con total independencia reportajes sobre la vida bajo la ocupación. «Estados Unidos ha perdido todo crédito», afirma. Traducido para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

Mientras que la mayoría de los periodistas occidentales están «encamados» en el ejército de ocupación, Dahr Jamail continúa con su trabajo de periodista independiente en Iraq. Creció en Huston, Texas, donde estudió comunicación oral . Sus viajes a varios países del tercer mundo y las conversaciones que mantuvo con un amigo paralítico al que durante un tiempo estuvo cuidando despertaron su conciencia política. El robo de la presidencia de Estados Unidos [durante les elecciones] de 2000 y la respuesta militar a los atentados del 11 de septiembre un año después le decidieron a pasar a la acción. Empezó a trabajar como periodista free lance para varios periódicos. Así, ha colaborado con el semanario alternativo The New Standard de Anchorage, en Alaska. Cuando la redacción de este periódico se tuvo que enfrentar a las limitaciones impuestas por las autoridades estadounidenses a la prensa Dahr Jamail decidió, en noviembre de 2003, viajar por primera vez al Iraq ocupado. Su objetivo era informar sobre lo que realmente está viviendo hoy el pueblo iraquí. (1)

Durante la ocupación estadounidense permaneció unos siete meses en Iraq, ¿en qué periodos exactamente?


Mi primer viaje a Iraq fue del 24 de noviembre de 2003 al 28 de enero de 2004. Después estuve del 4 de abril al 27 de junio. Mi último viaje, durante el segundo asedio de Faluya, fue del 4 de noviembre al 12 de diciembre.

Cuando cayó Bagdad durante la primavera de 2003 los media occidentales no dejaron de mostrar imágenes de iraquíes festejando exultantes la victoria del ejército estadounidense sobre el régimen de Sadam. ¿Qué impresión tuvo la primera vez que estuvo en Iraq?

Se puede decir que ya en noviembre de 2003 la gente ya estaba muy decepcionada porque no veían gran cosa de la reconstrucción. Para entonces la mayoría de los ciudadanos ya no creía que los estadounidenses hubieran venido a ayudarles. La mayoría de los sunnitas estaba extremadamente enfadada con la ocupación. Los kurdos, que tenían mejores relaciones con EEUU, han seguido creyendo en su independencia de una forma más bien apática. Solamente aquellos que de una u otra forma se han aprovechado de la ocupación -como mucho, el 5% de la población- han apoyado a las fuerzas de la Coalición.

¿Y cómo ha ido evolucionando la actitud de los iraquíes respecto a la ocupación?

Al principio de la invasión las tropas de la Coalición todavía tenían el apoyo de las personas que habían estado oprimidas durante el régimen de Sadam. También hubo muchos que se sintieron aliviados cuando éste fue arrestado. Pero las tropas de la ocupación ya habían cometido errores demasiado graves como para poder seguir contando con el apoyo de la población. En abril de 2004 hice una entrevista a un combatiente muyaidín que en un primer momento se había alegrado de la caída de Sadam. Incluso había recibido al ejército estadounidense con los brazos abiertos. Pero al cabo de unos meses, cuando cayó en la cuenta de que habían muerto muchos iraquíes, o que habían sido atacados en sus propias casas y que se habían producido muchas detenciones inútiles, su entusiasmo ya se había enfriado considerablemente. Además, no parecía que la reconstrucción avanzara y la mayoría de los iraquíes ya no tenían trabajo. La gente constataba que el gobierno estadounidense no cumplía sus promesas. Esto es lo que les decidió a tomar las armas contra el ocupante.

Hoy, después de más de 100.000 víctimas iraquíes, después del escándalo de Abu Ghraib (la prisión de Bagdad en la que los estadounidenses se entregaron a torturas y humillaciones contra los prisioneros iraquíes, NdlR) y de dos asaltos particularmente sangrantes contra Faluya, la resistencia a la ocupación se ha hecho general. Casi cada iraquí tiene un pariente o amigo que ha sido encarcelado o asesinado por el ejército estadounidense. EEUU ha perdido ya toda credibilidad. Esta es la razón por la que el 80% de los iraquíes ya no tolera la ocupación,.

¿Cómo se desarrolla la comunicación entre las tropas de ocupación, sus colaboradores iraquíes y el pueblo?

El ejército estadounidense manda tanto a la Guardia Nacional Iraquí (GNI) como a la policía iraquí. A veces el ejército entra en una comisaría de policía y dice: «Tomamos el mando». Y la policía no puede hacer nada en contra. Su único mensaje es esperar a que los estadounidenses se vayan. Igualmente los militares estadounidenses utilizan a los iraquíes como escudos humanos. La mayoría de las veces son los iraquíes quienes tienen que hacer el trabajo sucio. Las unidades estadounidenses no disponen de los traductores necesarios y eso hace que la comunicación con la GNI y la policía sea muy difícil.

Naturalmente, este problema lingüístico se hace sentir también en los contactos con la población. Evidentemente, los estadounidenses que atacan una casa en la que hay iraquíes no comprenden a los civiles iraquíes y a la inversa. Debido a este obstáculo de la lengua, si los iraquíes no siguen exactamente las órdenes muchas veces los soldados lo interpretan como desobediencia, lo que les convierte en sospechosos. Así es como ya han sido asesinados o arrestados una gran cantidad de civiles inocentes.

No existe el menor contacto entre la población y la mayoría de los soldados estadounidenses. El ejército estadounidense tiene todo el poder en sus manos y hay que ir a buscar bien lejos para encontrar algo de justicia. Pero de hecho la población odia más a los miembros de la GNI , y más aún a la policía, que al propio ejército estadounidense. Esto se debe a que son colaboracionistas. Como traicionan a su propio pueblo en absoluto pueden esperar que se les respete. La mayoría de los iraquíes los llama los «ladrones».

¿Cómo describiría usted la catástrofe humanitaria que se está produciendo en Iraq?

Excepto el Kurdistán, la mayor parte del país no es más que ruinas y escombros. Sin embargo, el grado de destrucción difiere de un lugar a otro. Hay un 70% de parados. Los aprovisionamientos de víveres ya no son eficaces. Si no existieran estos aprovisionamientos, que se iniciaron en la época de las sanciones con el programa «Petróleo por alimentos» una quinta pare de la población moriría, simplemente de hambre. La mayor parte del tiempo la gente no tiene electricidad ni calefacción. Enfermedades como la gripe o la neumonía han aumentado enormemente. La empresa estadounidense Bechtel2, que al iniciarse la guerra se embolsó los contratos de reestablecimiento de la infraestructura del agua, apenas respeta su contrato. A consecuencia de ello la mayoría de los iraquíes padecen cólera, tifus, diarrea y cálculos renales. Los que han huido de Faluya no poseen absolutamente nada. Por así decirlo, hay más ONG´s activas en Iraq. Por todas partes se ven refugiados y su numero aumenta con cada ofensiva del ejército estadounidense,

¿Qué imagen tiene usted de la resistencia?

Como dije antes, aproximadamente el 80% de la población apoya a la resistencia. Este puede ser un apoyo de tipo moral o práctico, como dinero, comida, o alojamiento. El núcleo de la resistencia estuvo constituido en un principio por ex-miembros del ejército iraquí, disuelto por Bremer. Pero hoy cada vez más la resistencia se compone de personas que quieren vengarse porque los estadounidense han asesinado a miembros de su familia. Así, se pueden reconocer diferentes grupos en el seno de la resistencia. La mayoría de los resistentes son sunnitas. Pero también los chiítas se han levantado varias veces, como en Najaf, Sadr City y Kerbala. Los sunnitas y los chiítas no luchan juntos, pero si es necesario se apoyan mutuamente. Y cuando en abril de 2004 los ocupantes asediaron Najaf, los combatientes sunnitas dieron armas y entrenaron a la resistencia chiíta. Además, las tropas estadounidenses han renunciado a asegurar las fronteras y de ahí el que muchos combatientes extranjeros hayan podido entrar el Iraq. Todavía no he podido hablar con nadie que asegurara ser miembro del grupo de al-Zarqawi (el grupo vinculado a al-Qaeda, considerado responsable de los atentados y de los secuestros, NdlR). Es muy posible que al-Zarqawi ni siquiera exista. No existe ninguna prueba que sustente las acusaciones contra él y las informaciones respecto a él son muy contradictorias.

Entre los resistentes a los que he entrevistado hasta el momento nadie me ha declarado tener nada que ver con los sangrantes atentados con coches bomba. Uno de ellos me dijo que si tiene que explotar un coche, lo hacen muy temprano para limitar al máximo el riesgo de víctimas civiles. Los atentados violentos de los que tanto hablan los media, son obra más bien de grupos terroristas.

Como ambos tiene el mismo objetivo, EEUU, se confunde muy rápido a estos terroristas con la resistencia. Sin embargo utilizan tácticas diferentes. La resistencia lleva a cabo una guerra de guerrilla y tiene objetivos militares. En cambio los terroristas hacen muchas víctimas civiles con sus coches bomba. Las horribles decapitaciones y los secuestros están en la misma línea. En el caso de los secuestros hay que preguntarse a quién benefician. Secuestrando a personas que ayudan a los iraquíes la resistencia perdería un gran apoyo entre el pueblo. Los únicos que se benefician de los secuestros son los ocupantes ya que estos les proporcionan la ocasión de justificar su presencia en Iraq. (…)

¿Cómo cree que va a evolucionar la vida cotidiana de los iraquíes?

Se augura muy mal. Me parece imposible cualquier tipo de mejora mientras el ejército estadounidense continúe con la ocupación. Las condiciones de vida empeoran cada día. La violencia aumenta constantemente. El paro sigue creciendo, las infraestructuras han sido destruidas. La vida esta hecha de sufrimiento, de inseguridad y de caos. No veo como podría cambiar esto mientras el ejercito estadounidense continúe en el país.

¿Hay algo que pueda hacer la población belga para ayudar a los iraquíes?

¡Claro que sí! En primer lugar, toda ayuda financiera y médica que llegue a través de las ONG´s es bienvenida. Es importante que continúen activas las pocas ONG´s que permanecen en Iraq. Pero también se puede ayudar directamente a los iraquíes no apoyando al imperio estadounidense. Así, se pueden boicotear los productos estadounidenses y, lo que sin duda es más importante aún, se puede obligar de distintas maneras a los propios gobiernos a adoptar un punto de vista firme y claro contra la política estadounidense en Iraq.

1. www.dahrjamailiraq.com ·
2. Public Citizen & Jamail D., Bechtel’s dry run. Iraqis suffer water crisis. Avril 2004. (http://www.citizen.org/documents/bechteliniraq.pdf).