Dennis Ritchie (de pie) y su colega Ken Thompson (sentado). Bell Labs (Alcatel Lucent)MIGUEL ÁNGEL CRIADO Como a Steve Jobs, el cáncer se llevó el pasado miércoles a Dennis Ritchie, aunque la noticia apenas ha trascendido los blogs especializados. Pero los aparatos ideados por Jobs (y no sólo los de Apple) no funcionarían o serían […]
Dennis Ritchie (de pie) y su colega Ken Thompson (sentado). Bell Labs (Alcatel Lucent)MIGUEL ÁNGEL CRIADO
Como a Steve Jobs, el cáncer se llevó el pasado miércoles a Dennis Ritchie, aunque la noticia apenas ha trascendido los blogs especializados. Pero los aparatos ideados por Jobs (y no sólo los de Apple) no funcionarían o serían muy diferentes sin Ritchie. Nacido en Nueva York en 1941, fue una figura clave en la escena tecnológica de los años setenta, cuando se sentaron las bases de la tecnología de hoy.
A los que no sean informáticos apenas les sonarán Unix o C. El primero es un sistema operativo (como Windows o Linux). Aunque estaba destinado a grandes máquinas empresariales y su uso está en declive, muchas de las líneas de código de este programa están en casi todos los sistemas operativos actuales. El segundo es un lenguaje de programación para crear aplicaciones informáticas. A pesar de tener ya casi 40 años, su gramática está detrás de los servidores Apache (infraestructura sobre la que se apoya internet), el software del Kindle de Amazon, el iPhone de Apple o el Chrome de Google. En la creación de ambos participó Ritchie.
Con los herederos del lenguaje C se crean desde webs hasta navegadores
Hijo de un teórico de la conmutación de circuitos, nada más salir de Harvard, Ritchie empezó a trabajar en la misma empresa que su padre, Bell Labs, por entonces el centro de investigación de nuevas tecnologías de la telefónica ATT y hoy propiedad de Alcatel Lucent. En una vieja entrevista, este hacker de la primera ola recordó cómo había rechazado colaborar con Sandia National Laboratories, especializada en la investigación en armamento nuclear. «Pero eso fue alrededor de 1968«, dijo a The New York Times, «y hacer bombas atómicas para el Gobierno no parecía en sintonía con los tiempos», añadió.
Dmr, apodo con el que era conocido Ritchie en la escena hacking de entonces, se encontró en Bell Labs con algunos de los pioneros de la moderna informática. El desarrollo de Unix y C fue casi en paralelo. Buscaban crear un nuevo sistema operativo y para ello necesitaban un nuevo lenguaje de programación.
Hasta la llegada de Unix (en 1971), las computadoras se vendían a grandes empresas, organismos del Gobierno y universidades con todo su software empaquetado. Por el contrario, Unix era portátil, se podía instalar en diferentes máquinas. También fue diseñado con dos de las características que hoy definen a los ordenadores: multitarea y multiusuario.
El estadounidense recibió el Premio Turing, el Nobel de la tecnología
A esta filosofía abierta se unió el hecho de que ATT tenía prohibido meterse en otros negocios que no fueran la telefonía. Eso le obligó a licenciar Unix y dar acceso a su código. Los investigadores se abalanzaron sobre él y, mitad por obligación, mitad por convicción, propiciaron el nacimiento del movimiento del código abierto.
Aunque la primera versión de Unix se creó con otro programa, dmr y sus colegas crearon un nuevo lenguaje de programación para rehacer su flamante sistema operativo. C nació del fracaso de un anterior programa pedido por los jefes de ATT. Ritchie y sus compañeros querían que Unix pudiera usarse en cualquier máquina (la fabricada por cada compañía era incompatible con las demás) y para conseguir esta multiplataforma necesitaban reescribir Unix y para eso crearon C. Sin embargo, C ha servido para mucho más. Este lenguaje (o sus hijos, como C++) está en la base de la práctica totalidad de los programas que se usan para hacer otros programas, como PHP, Perl, Java, Ruby… Y con ellos se crean las páginas web de Facebook o Amazon, el Office de Microsoft, el Android de Google o los navegadores TomTom.
A pesar de que Ritchie recibió el Premio Turing, una especie de Nobel de la tecnología, muy pocos sabían quién era cuando se supo de su muerte. Una posible razón la ofrece en la revista Wired el profesor del MIT, Martin Rinard: «Jobs era el rey de lo visible, y Ritchie es el rey de lo que es en gran medida invisible».
http://www.publico.es/ciencias/401871/el-abuelo-de-la-tecnologia-invisible-muere-en-silencio