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El agotado sector sanitario de Basora se enfrenta a una crisis de agua contaminada sin ayuda alguna por parte del gobierno en Bagdad

Fuentes: Middle East Monitor

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.

Uno de los canales de Basora (Foto cortesía de Mohammad Dylan)

En Iraq, la ciudad sureña de Basora -la «Venecia de Oriente»- está en alerta máxima. Miles de ciudadanos han tenido que acudir al hospital con enfermedades no diagnosticadas tras beber agua contaminada.

La contaminación del agua en la provincia ha alcanzado niveles catastróficos, sobre todo en las últimas dos semanas, según declararon funcionarios sanitarios a Middle East Monitor. Los canales contaminados con aguas residuales y las aguas residuales no tratadas son símbolos perdurables de la problemática crisis del agua de Basora y de quince años de incompetencia política. La negligencia crónica y la incapacidad a la hora de reconstruir de forma eficaz el sistema de tratamiento de agua de la provincia para proporcionar servicios básicos están exacerbando la peor crisis de los últimos tiempos.

Los responsables de la sanidad en Basora anunciaron el martes que los deteriorados hospitales de la ciudad habían tenido que tratar a un total de 17.000 personas por enfermedades transmitidas por el agua. También se están llevando a cabo otros análisis de sangre y del agua. Alrededor de 2.600 personas fueron al parecer ingresadas con síntomas de diarrea grave y persistente, en los términos definidos por la Organización Mundial de la Salud.

Según un indignado vecino, los hospitales están tan abarrotados que algunos pacientes están teniendo que quedarse en la calle, sentados en las aceras con sus goteros. Los equipos médicos, carentes de personal y sobrecargados de trabajo, están recurriendo a medios creativos para poder ofrecer un nivel adecuado de tratamiento.

Los funcionarios de sanidad citan los niveles excesivamente altos de salinidad como la causa única y directa de esta última crisis, especialmente en los distritos de Shatt Al-Arab y Al-Khaseeb, donde se concentran la mayoría de los casos. «Aún no se han registrado muertes», explicó el Dr. Riyadh Abdulamir, «y aunque tenemos las cosas bajo control, no podemos garantizar ni controlar el futuro». Lo que teme el director general de Salud es que se produzca un brote de cólera.

Abdulamir instó a las autoridades locales y federales a investigar el último brote de enfermedades y a reparar el destruido sistema de purificación de agua de la provincia. Cientos y miles de manifestantes han llenado las calles de Basora exigiendo mejores servicios y suministros de agua potable, así como instalaciones adecuadas de alcantarillado, pero sus demandas siguen sin cumplirse.

«La situación», dijo el Dr. Abdulamir, «ha ido empeorando progresivamente desde junio. No obstante, los primeros casos de enfermedades digestivas nos llegaron sólo hace dos semanas».

La inacción del Ministerio de Recursos Hídricos en Bagdad ha desplazado la carga de la responsabilidad para superar la crisis a los hombros del ya sobrecargado sector de la salud de Basora. La escasa respuesta ofrecida hace que, mientras tanto, los residentes locales estén presionando al personal médico para que resuelva una situación que ante todo se considera una crisis ambiental y, en último término, una crisis sanitaria.

«No podemos enfrentarnos solos a la crisis», señaló el Dr. Abdulamir. «Nosotros podemos tratar los síntomas pero las causas son responsabilidad del Ministerio de Recursos Hídricos y otras autoridades pertinentes».

Elogiando a sus colegas por sus denodados esfuerzos, hizo hincapié en que: «Somos simplemente médicos. Las agencias sanitarias no pueden atender las necesidades de infraestructura. No tenemos ciudadanía extranjera ni pasaporte. No somos diferentes a usted. Hasta ahora, no se ha recibido ni una sola queja de los 17.000 pacientes que estamos tratando», señaló.

La urgencia con la que el personal médico de Basora ha respondido ante la crisis no ha tenido parangón alguno en el gobierno de Haider Al-Abadi en Bagdad. El responsable provincial subrayó los constantes intentos de su departamento para controlar los niveles de salinidad, informando a la vez a Bagdad de los resultados de sus hallazgos. La solución, según creen el Dr. Abdulamir y otros colegas, es la revisión de la obsoleta infraestructura de una provincia rica en petróleo y la sustitución de las plantas de tratamiento de agua, una necesidad crítica aún no abordada que incide incrementando las calamidades hídricas del país.

«Esa responsabilidad no es nuestra, es incumbencia del Ministerio de Recursos Hídricos encabezado por Hassan Al-Janabi. Si el gobierno federal no da los pasos necesarios de manera oportuna, se avecina una crisis aún mayor, que pondrá a muchas personas en mayor riesgo», advirtió el encargado de la sanidad de Basora, instando a los políticos y las instituciones estatales a no mirar para otro lado.

Según el periodista local Badr Sallati, una solución temporal podría ser que el gobierno desviara el agua de los embalses no contaminados, posiblemente en Kut o Hamrin, para eliminar o reducir los altos niveles de salinidad que amenazan la vida en Basora.

La única respuesta oficial procedente de Bagdad hasta ahora es una serie de nuevas condiciones a aplicar a las compañías petroleras. Por cada nuevo proyecto que busquen emprender, el alcalde de Basora, Asaad Al-Eidani, dice que deberían construir una planta de purificación de agua. Eso no va a ser suficiente para aliviar la crisis a corto plazo, pero sería un paso positivo en la dirección correcta.

Nazli Tarzi es una periodista independiente británico-iraquí especializada en la política de Oriente Medio, con particular interés por los temas iraquíes.

Fuente: https://www.middleeastmonitor.com/20180830-basras-overstretched-health-sector-faces-a-water-crisis-with-no-help-from-baghdad/

Esta traducción puede reproducirse libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a la autora, a la traductora y a Rebelión.org como fuente de la misma.