Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
Se van acumulando pruebas de que hay motivaciones políticas tras los últimos letales ataques con coches-bomba que en Bagdad mataron y mutilaron a cientos de personas.
Las autoridades ya no culpan directamente a los países vecinos, especialmente a Siria, una vez que se ha sabido que los órganos de la seguridad interna podrían haber tenido mucho que ver con las devastadoras bombas dirigidas específicamente contra edificios del gobierno.
Las autoridades han arrestado a decenas de oficiales de seguridad bajo la sospecha de complicidad en lo que ya se conoce en Iraq como «los sangrientos sucesos del domingo».
La prueba más importante que posiblemente vincula a ciertas facciones políticas con los pesos pesados de la seguridad apareció tras el asesinato del oficial del Ministerio del Interior que investigaba quién podía estar detrás de las bombas.
A Arkan Yiad, oficial de alto rango, delegado por el Primer Ministro Nuri al-Maliki para dirigir la investigación, le liquidaron tan pronto como presentó pruebas de que había «nuevas amenazas» presentes tras las bombas, a diferencia de las acusaciones no comprobadas lanzadas contra países vecinos.
El asesinato parece haber estado muy bien organizado teniendo en cuenta que se perpetró en la oficina misma del oficial, que disponía de intensa vigilancia.
Hay llamamientos que piden que se responsabilice a los altos comandantes militares y de la seguridad, incluido el Ministro del Interior Jawad al-Boulani, por las bombas que han segado las vidas de gente inocente.
El gobernador de Bagdad, Salah Abdulrazzaq, ha instado al gobierno y a sus comandantes militares y de seguridad para que salgan de la protegida Zona Verde y se instalen y establezcan en torno a Bagdad para fomentar la seguridad.
«Tenemos que convertir todo Bagdad en una Zona Verde», dijo Abdulrazzaq refiriéndose a la zona fuertemente vigilada que alberga las sedes del gobierno iraquí y de los estadounidenses.
El consejo provincial de Bagdad ha emitido un comunicado pidiendo la destitución de Boulani y del comandante de las operaciones militares en Bagdad, el General Aboud Qanbar.
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