(6´52´´ / 1,57 Mb) – ENTREVISTA – En 2001, con las movilizaciones populares que conmovieron a Argentina, varias personas salieron a la calle para participar en la lucha popular. Algunas de estas personas iban a las manifestaciones con cámaras de video en la mano y encontraron una forma de contribuir con todo el proceso por […]
(6´52´´ / 1,57 Mb) – ENTREVISTA – En 2001, con las movilizaciones populares que conmovieron a Argentina, varias personas salieron a la calle para participar en la lucha popular. Algunas de estas personas iban a las manifestaciones con cámaras de video en la mano y encontraron una forma de contribuir con todo el proceso por medio de esta herramienta. En este contexto surgió el «Ojo Obrero» -un grupo independiente de realizadores de video. Y uno de los primeros movimientos registrados fue el de los «piqueteros». En un principio, movimientos de desempleados por la privatización de la industria petrolera, fueron incluyendo a desempleados en general y a gran parte de la población afectada por las políticas neoliberales.
A medida que las movilizaciones se iban fortaleciendo, los colectivos de registro iban multiplicándose. En 2004, integrantes del «Ojo Obrero» percibieron que el proceso de surgimiento de estos documentalistas estaba ocurriendo en toda América Latina, paralelamente a las luchas populares. Como una forma de incentivar las experiencias y el debate entre los grupos de realizadores de cine militante, surgió el Festival Latinoamericano de la Clase Obrera -cine y video (Felco). Ese primer encuentro ocurrió en Argentina. El segundo, en 2005, en Bolivia. Y, este año, en Brasil.
En entrevista a la Agencia Noticias del Planalto, Fernando Oluta, integrante del «Ojo Obrero» nos habla más sobre estas experiencias. Oiga ahora la entrevista:
Agencia Noticias del Planalto: Cuáles son los principales objetivos del Festival?
Fernando Oluta: Nosotros en este festival vamos a debatir en primer término la situación política internacional y de América Latina. Esto ya nos define como un festival militante. Nosotros no somos neutrales, nosotros no estamos mirando el conflicto desde afuera, nosotros somos parte del conflicto. Nosotros tomamos partido por el campo de la lucha y en ese lugar, desde este lugar, tenemos que saber adónde vamos. Y, como lo que vemos, porque estamos al lado de los compañeros que luchan, estamos sistemáticamente siendo llevados a callejones sin salida por partidos que se reclaman de los trabajadores, que se reclaman de la izquierda y hasta se definen como socialistas, pero llevan adelante políticas neoliberales, estamos interesados en profundizar este debate para encontrar una salida que sea nuestra, que no dependa de que venga un político a decir como deben ser las cosas sino que surja desde a base, que se organice desde abajo y que se plantee su propio poder político. Y lo que nos proponemos en este festival es que podamos estabilizar una red de difusión, de intercambio, de circulación y de proyección de las películas. Este es un objetivo para nosotros también.
ANP: Cuáles son las dificultades enfrentadas por el cine militante en Argentina y en América Latina?
FO: Las principales dificultades en nuestro caso siempre son de la miseria y la precariedad con la que desarrollamos nuestro trabajo. Casi en todos los casos los grupos no tienen cámaras propias o tienen cámaras viejas, o no tienen el dinero suficiente para terminar la edición de las películas. Esto a nosotros nos ha planteado la necesidad de organizar a los documentalistas en una organización propia para reclamar al Estado fondos para realizar nuestras películas, que nosotros somos permanente críticos y luchadores contra ese mismo Estado, pero consideramos un derecho porque somos parte de esta cultura popular y tenemos derechos a tener los medios para poder realizar nuestras películas. Otra dificultad tiene que a ver con la represión a nuestra actividad, o sea, el compromiso que nosotros hemos tomado con las organizaciones de lucha nos ha expuesto a medidas represivas, equipos destruidos por la policía, compañeros muertos como el caso de Brad Will, en Oaxaca, ahora. Nuestro trabajo, es un trabajo que no está, digamos, como los periodistas: del otro lado. Digamos, la cámara está de lado de los compañeros y en esta medida formamos parte de las luchas.
ANP: Cómo se relaciona la cuestión estética con la militancia, considerando el conflicto entre la reivindicación popular y los intereses del mercado cultural?
FO: Nosotros somos el resultado de la rebelión popular em Argentina. Como nosotros, cineastas, también están surgiendo artistas que está reflejando la lucha también, bandas de rock, como grupos de teatro, como artistas plásticos, escritores que están tomando partido de lado de la lucha popular. Y esta experiencia se empieza a reproducir. Cada realizador, y los que están participando en el Festival, tienen su propia idea de cuánto interviene el arte y el aspecto estético y la expresión en los filmes que realizan. Por supuesto que uno trata de poner todo su conocimiento. Nosotros estamos integrados en una grande parte por trabajadores de la industria de cine y profesionales recibidos por las escuelas estatales de cine de la Argentina, y todos tratamos de producir el producto más noble posible. Pero si tenemos que autodefinirnos, no nos definimos como artista en primer término, ni nos definimos como cineastas en primer término, ni siquiera nos definimos como documentalistas en primer término. El carácter de nuestra autodefinición es el carácter de militantes, y nosotros utilizamos la herramienta del audiovisual como una herramienta de lucha.
Usted acabó de oír a Fernando Oluta, integrante del colectivo de audiovisual argentino «Ojo Obrero».