El festivo grupo madrileño se ha propuesto que sean sus seguidores quienes financien su tercer trabajo a través del crowdfunding. Ellos mismos nos lo cuentan. Proyecto para el tercer disco de Los Sundayers en goteo.org DIAGONAL: Tras vuestra última experiencia autogestionada ¿Cómo surge dar el paso de intentar conseguir el dinero antes de grabar un […]
El festivo grupo madrileño se ha propuesto que sean sus seguidores quienes financien su tercer trabajo a través del crowdfunding. Ellos mismos nos lo cuentan.
Proyecto para el tercer disco de Los Sundayers en goteo.org
DIAGONAL: Tras vuestra última experiencia autogestionada ¿Cómo surge dar el paso de intentar conseguir el dinero antes de grabar un disco? ¿Se están hartando los grupos de palmar pasta?
LOS SUNDAYERS: El disco anterior lo financiamos, principalmente, gracias al dinero que conseguimos al ganar un concurso, el Festivaca Araval. Esta vez no teníamos ninguna fuente de ingresos que nos permitiera grabar por nuestra cuenta y riesgo, así que evaluamos las opciones que teníamos. Lo que teníamos claro es que no queríamos ningún tipo de intermediario ni padrino que nos financiara imponiéndonos condiciones de ningún tipo, por lo que el crowdfunding en realidad apareció como la solución natural. Además, al ser un grupo completamente autogestionado, nos pareció una forma de financiación muy interesante: entrar en contacto directo con la gente que disfruta de nuestra música, ir enseñando nuestro trabajo a lo largo de la campaña, hacer un uso intensivo de nuestras redes sociales… todo ello encaja muy bien con la forma que tenemos de ver la música, así que nos lanzamos a ello.
D.: Pese a que cada vez se venden menos discos, o eso dicen, parece que el concepto de disco, como colección de canciones, aún no se ha perdido. ¿lo veis peligrar?
L.S. La verdad es que no es un tema que nos preocupe demasiado. Es cierto que es bonito tener un disco en las manos, con su carátula, sus letras y que puedas añadir a tu colección. Pero si desaparece será porque aparezca un nuevo formato más práctico e interesante, así que, en ese sentido, bienvenido sea. Hay quien se queja de que con Spotify o YouTube ya nadie escucha los discos enteros, sino sólo canciones sueltas. Pero viendo las cosas con un poco de perspectiva, todos nos hacíamos cintas con nuestras canciones favoritas. Y, sin embargo, nuestros discos favoritos los teníamos desgastados de tanto escucharlos una y otra vez. Así que, ¿por qué tendría que ser distinto con las nuevas herramientas? En realidad lo único que hacen es facilitar que cada cual haga lo que más le apetezca, que es de lo que se trata. No es que tengamos una obsesión con las nuevas tecnologías y descartemos todos los demás formatos. De hecho, nosotros seguimos publicando los discos en formato CD. Pero tampoco somos nostálgicos que disfruten del formato por el formato. Lo importante es el contenido.
D.: ¿Cómo estáis desarrollando la campaña y qué tal va?
L.S. Pues no va nada mal. Estamos en la recta final de la campaña y ya hemos recaudado más del 80% del dinero. Pero éste último tramo va a ser mucho más complicado, porque la mayoría de la gente cercana a nosotros ya ha colaborado, y ahora tenemos que seguir buscando formas divertidas y atractivas de atraer nuevos coproductores que no nos venían siguiendo tan de cerca.
D.: ¿Os aporta algo más que dinero esta experiencia de microfinanciación?
L.S. Desde luego. La experiencia de tener que ofrecer algo nuevo casi cada día para seguir manteniendo la atención de la gente es agotadora, pero muy estimulante. Estamos viendo todos los días que es posible salir adelante con nuestra forma de ver las cosas. Y ver que la gente responde de manera tan positiva es algo increíble.
D.: Vuestro estilo musical (mezcla de ska, funk, swing…) ha tenido mejores y peores momentos en Madrid ¿cómo lo veis en la actualidad?
L.S. Nuestro estilo suele caer bastante bien en casi cualquier ambiente, así que en ese sentido hemos tenido suerte. Sí que es cierto que en ciertos momentos hubo bastante saturación de grupos que hacíamos básicamente el mismo estilo, con lo que se hizo algo más complicado encontrar dónde tocar. Pero, como hemos dicho respecto al crowdfunding, que haya muchos grupos no es algo malo de por sí. Cuantos más gente haya tocando, la probabilidad de escuchar buena música es mayor, así que estupendo.
D.: Desde el principio habéis apostado por el Creative Commons, entiendo que como opción política, ¿cual es vuestra visión sobre la autoría, la propiedad y los derechos de las canciones?
L.S. Para nosotros publicar con Creative Commons siempre ha tenido una gran importancia. Llevamos mucho tiempo lamentándonos de los abusos de la industria discográfica, y el copyleft ha sido un gran soplo de aire fresco. El problema muchas veces viene del doble lenguaje que se ha venido usando desde la industria y las sociedades de autores, que dicen defender los derechos de los autores cuando en realidad no es así. Nosotros usamos una licencia que nos permite negarnos a que se use nuestra música para fines con los que no estamos de acuerdo (publicidad de marcas comerciales, por poner un ejemplo). Con el modelo tradicional ese derecho, en la práctica, no existe. Quien decide cómo y para qué se va a usar una canción es la editorial, no el autor. Y quien se va a llevar la mayor parte del dinero, también. ¿Con qué cara se le puede llamar «defender los derechos de los autores» a eso?
Por supuesto que defendemos la autoría de las canciones. Pero el hecho de reconocer que Money es de Pink Floyd no tiene nada que ver con que yo pueda o no pueda copiármela en mi reproductor o versionarla con mi grupo. Esa asociación de ideas de «alguien ha creado esta canción y tiene derecho a cobrar por ello» es muy tramposa. Claro que tiene derecho a cobrar por ello (si quiere). Tiene derecho a cobrar cada vez que venda un disco. Tiene derecho a cobrar una entrada cuando toque en directo. Tiene derecho a cobrar cuando alguien va a sacar un beneficio económico gracias a su música. Todo eso está muy bien, pero pretender que todo el que oiga su música pase por caja no son derechos de autor, es un abuso.
SOBRE EL USO ¿Y EL ABUSO? DE LOS MICROMECENAZGOS
«Todo lo negativo que pueda ser que cada vez haya más grupos que pretendan publicar su trabajo sin depender del visto bueno de un sello. No nos planteamos si somos demasiados grupos recurriendo al crowdfunding igual que no nos planteamos si hay demasiados grupos tocando en directo. Es una cuestión de creer en lo que estamos haciendo, y de esperar alcanzar nuestro objetivo gracias a un trabajo bien hecho, no porque no haya más donde elegir. Nos encantaría que hubiera una comunidad de crowdfunding muchísimo mayor».
Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/El-Copyleft-ha-sido-un-gran-soplo.html