Vigilar la refinería Fatah era un trabajo bastante sencillo. Los resistentes atacaban el complejo solo de forma esporádica, por la noche, y generalmente dejaban de lado objetivos importantes. Pero desde principios del año pasado los atacantes vienen usando granadas de propulsión, morteros y armamento pesado en descarados asaltos diurnos. Parecen conocerlo todo y a todo […]
Vigilar la refinería Fatah era un trabajo bastante sencillo. Los resistentes atacaban el complejo solo de forma esporádica, por la noche, y generalmente dejaban de lado objetivos importantes. Pero desde principios del año pasado los atacantes vienen usando granadas de propulsión, morteros y armamento pesado en descarados asaltos diurnos. Parecen conocerlo todo y a todo el mundo en la refinería. Las emboscadas han sido frecuentes. «Teníamos miedo incluso de coger vacaciones y marcharnos», afirma Saif Mohamed, un guarda de seguridad iraquí de 26 años, cuyo trabajo es intentar proteger la vasta red de oleoductos ennegrecidos y chimeneas. «La gente que trabajaba con nosotros solía sobornar a los combatientes. Querían estar en ambos lados: no perder sus trabajos e informar a los terroristas». Cuando el pasado abril los resistentes asesinaron al hombre con quien Mohamad compartía su anterior trabajo y después le amenazaron a él mismo, decidió marcharse.
Baiyi, paralizado
El año pasado se produjeron cerca de 20 asaltos a gran escala en Fatah o en sus alrededores, que forma parte del mayor complejo de producción [petrolífera] de Iraq, el de Baiyi, en pleno triángulo sunní al noroeste de Bagdad [1]. El mes pasado Baiyi cerró completamente durante dos semanas. Reabrió con el Año Nuevo pero tres días después, los resistentes inmovilizaron allí un convoy de 60 camiones de petróleo durante una larga hora de disparos. Por todo el país los resistentes preparan un ataque cada vez mayor contra las instalaciones de petróleo, alrededor de una vez cada tres días y la situación va a peor [2].
Diciembre fue el tercer mes en el que la producción iraquí de petróleo disminuyó, señalando el nivel más bajo de las exportaciones desde la invasión. En un momento en el que las reservas globales están disminuyendo, el descalabro del petróleo iraquí ayuda a mantener los precios mundiales en máximos históricos. En lugar de perseguir el objetivo de que el país sea autosuficiente tras los resultados finales en las elecciones [de diciembre] para la formación de un nuevo gobierno iraquí -ya finalmente- permanente, los iraquíes se enfrentan a una brutal subida de los precios del petróleo y del gas, destinada a proveer parte de los fondos de la abrumadora deuda de 120.000 millones de dólares [3].
Hace solo tres años, antes de que EEUU iniciara la invasión de Iraq, la Administración Bush soñaba con liberar el país con un coste mínimo. Miles de millones de dólares en reservas de petróleo no explotadas podrían pagar la reconstrucción y la construcción nacional. Pero después de cientos de miles de millones de dólares en impuestos estadounidenses, el petróleo iraquí todavía no ha llegado a los niveles de producción anteriores a la guerra. Y en un país en el que el 90 por ciento de los 35.000 millones de dólares de beneficios [anuales] del gobierno provienen del petróleo, la vieja promesa parece una maldición. «Algunas personas desean que no hubiéramos tenido todo ese petróleo», manifiesta el portavoz de la [nueva] Asamblea Nacional, Hajim al-Hassani, «porque es lo que nos ha traído todos esos problemas».
¿Qué ha pasado?
¿Qué ha pasado? No queda duda de que la Administración Bush, plagada de veteranos de la industria petrolífera, se centró en la importancia del petróleo para la economía iraquí. Incluso mientras que en abril de 2003 se dejó en manos de los saqueadores el resto de Bagdad, el ministerio del Petróleo estuvo custodiado por las tropas estadounidenses. Pero no se pusieron tropas para proteger las bombas de extracción y los oleoductos. Al final, en agosto de 2003, los estadounidenses entregaron 40 millones de dólares a una empresa de seguridad privada para que entrenara a 5.500 iraquíes. A los reclutados, mayoritariamente sunníes, se les hizo un contrato de un año como guardas de refinerías y de centros de distribución. Pero el contrato se canceló por ser demasiado caro, según manifestó en su día un responsable estadounidense. Entonces, el ejército estadounidense asumió la responsabilidad de las [denominadas] Oil Protection Force (Fuerza del Protección del Petróleo), pero nunca se desplegó a los guardas para cubrir los 7.000 kilómetros de oleoductos, ni siquiera en los oleoductos vitales para las exportaciones. Esos oleoductos se convirtieron muy pronto en los objetivos principales de la resistencia.
Cuando el Congreso estadounidense invirtió 18.400 millones de dólares en la reconstrucción iraquí, no se destinó dinero para seguridad en el sector petrolífero, de forma que esa tarea pasó al [nuevo] ejército iraquí [la Guardia Nacional] y a las unidades de policía. Tras las elecciones de enero [de 2005], la tarea de proteger el recurso más valioso de la nación pasó al ministerio del Petróleo. Posteriormente, ya en el verano pasado, se empezó a entrenar a una nueva unidad de 4.000 hombres, denominada Batallones de Infraestructura Estratégica (BIE, de su sigla en inglés).
Pero los BIE muy pronto cayeron en la burocratización. «Los ministros han pasado momentos muy difíciles averiguando incluso hasta para quién trabajan los BIE», afirma el general de Brigada William H. MacCoy, comandante en Bagdad del Cuerpo de Ingenieros del Ejército. En octubre el caos en las instalaciones petrolíferas más importantes, como la de Fatah, donde trabajaba Saif Mohamad, la hicieron vulnerable a al menos un ataque a la semana.
Coordinación y dureza
Los resistentes son muy precisos en la coordinación y en la dureza a la hora de elegir sus objetivos. A menudo esperan hasta que estén terminadas las reparaciones antes de atacar de nuevo el mismo lugar, a veces al día siguiente de que el petróleo vuelva a manar. «Arreglamos las instalaciones y simplemente las vuelven a atacar una y otra vez», afirma el ministro iraquí del Petróleo, Ibrahim Mohamad Bahar al-Alum. El personal también es objetivo. El 4 de enero, los resistentes atacaron la propia sede del ministerio del Petróleo, matando al director general Rahim Ali al-Sudani y a su hijo [4].
Washington ha invertido 1.700 millones de dólares para financiar los proyectos de reconstrucción relativos al petróleo por todo el país, pero de esta cantidad sólo 77 millones han sido utilizados. Al-Alum manifiesta que el descontrol estadounidense y la incompetencia han permitido que el trabajo se enmarañe con la burocracia: «La mayoría de esos proyectos supuestamente se tenían que haberse realizado el año pasado. Si el dinero estadounidense hubiera estado disponible, los iraquíes hubieran podido hacer más deprisa». Sin embargo, EEUU ha dejado claro recientemente que ya no quiere ser el principal donante. Otros inversores extranjeros están ofreciendo su tiempo con la esperanza de que se reestablezca algún tipo de paz. «Mires donde mires a corto plazo te topas con [el problema de] la seguridad», afirma Lawrence Eagles de la Agencia Internacional de la Energía en París.
Bajo una creciente presión los responsables iraquíes intentan ser optimistas. Al-Alum ha decorado el salón de su casa con carteles de propaganda: «Con el petróleo conseguimos nuestras ambiciones», asevera uno de ellos. Pero para los trabajadores, más preocupados con las emboscadas, esas ideas parecen perderse en un futuro distante.
Notas de IraqSolidaridad:
1. Véase en IraqSolidaridad: Dahr Jamail y Arkan Hamed: Siniya, una ciudad convertida en cárcel. El ejército de EEUU levanta muros en torno a numerosas ciudades iraquíes
2. Véase en IraqSolidaridad: Las exportaciones de petróleo iraquí alcanzan su punto más bajo en noviembre de 2005 – Heiko Flottau: El acceso al petróleo iraquí: Objetivo frustrado de la invasión de EEUU a Iraq – Brian Conley y Omar Abdullah: Iraq: Tanto petróleo y tan poco
3. Véase en IraqSolidaridad: Miriam Amie: Crudos propósitos. EEUU considera que la producción de petróleo iraquí permanecerá estrangulada durante años – La compañía noruega ‘DNO’ perfora en tres nuevos campos petrolíferos del Kurdistán Mike Whitney: Guerra de guerrillas por el petróleo iraquí – Joshua Frank: Crédito del Fondo Monetario Internacional para Iraq y enlace de nota 2.
4. Ver en Iraq Solidaridad el texto de la columna de la derecha «Diez ataques contra la red petrolífera del norte desde el inicio de 2006».
Traducido del inglés para IraqSolidaridad por Paloma Valverde González